Ahora ya se lo preguntan a la IA no abren ni la calculadora. Tambien hay que reconocer que yo creo que si en nuestro tiempo si en la EGB hubieramos tenido esa tecnologia seriamos muy parecidos, lo que hay que hacer es adecuar la enseñanza a las nuevas tecnologias.
Claro. Las generaciones actuales no tienen la culpa.
Si en nuestra edad hubiéramos tenido lo mismo que ahora seríamos iguales (o peores). No significa que haya habido un cambio genético, es el contexto; cada generación ha tenido el suyo. Pero todo apunta a que nos dirigimos a un mundo donde las siguientes generaciones harán un uso menor del cerebro.
Por eso he hecho todo lo posible para que mis hijos no tuvieran móvil hasta pasados los 16 años (y con control parental), en casa les hemos incentivado la lectura y fomentado sus habilidades. Han vivido muchos años fuera de España, ayudándoles a abrir la mente a otras perspectivas y aprendizaje de idiomas. Y sobre todo, ha habido
mucho diálogo, manteniendo distancias (somos padres, no colegas). Aún así, ha sido difícil. Y han salido de fiesta, han viajado, se han emborrachado, han errado, han disfrutado, han tenido fracasos, pero estoy convencido de que incentivando sus habilidades y esfuerzo, fomentando la cultura y valores (
respeto especialmente) la maduración ha sido la correcta. Mi hija ya se casó este año y se fue de casa (25 años) y mi hijo vuela del nido este año yéndose a Suiza (con 22 años).
A día de hoy, voy a conciertos con ellos, nos reunimos a veces en casa con un whisky, filosofamos hasta pasada la madrugada, charlamos sobre historia, economía, literatura ... nos hacen partícipes de sus inquietudes, problemas y sueños. Seguro que me he equivocado muchas veces, pero creo que se puede vencer a la inercia social. A partir de ahora, poco puedo hacer, salvo que me traigan nietos y comience a malcriarlos. Pero si sigo vivo y mi cabeza funciona, les fomentaré el uso del cerebro, discurrir y dejar de lado muchos de los caminos rápidos que ofrece el "progreso".
Con la tecnología actual y presión social, no me quiero imaginar ahora lo que puede ser para algunos padres con hijos pequeños o cercanos a la adolescencia.
A mí me habría costado mucho más.
¡Cómo me duele ver en los restaurantes a los niños con un móvil o una tableta, embelesados! O pasar por un parque y ver a un grupo de adolescentes sentados en un banco absortos cada uno con su móvil. Estoy convencido de que yo habría hecho lo mismo si hubiera habido esto en mi infancia y adolescencia. La única salvación habría sido que mis padres hubiesen puesto límites o facilitado alternativas.