El 3 de noviembre de 1893 en la cubierta del barco de vapor "Cabo Machichaco", que se encontraba anclado en el puerto español de Santander, se produjo una explosión. El buque transportaba en sus bodegas más de cincuenta toneladas de dinamita de las cuales no se había dado parte. Los marineros y, más tarde, los bomberos trataron de sofocar las llamas.
Esta frenética actividad atrajo la atención de cientos de curiosos a las inmediaciones del muelle. A las cuatro de la tarde, las autoridades ya conocían el carácter de la carga. Sobre las cinco de la tarde, tres horas después de iniciarse el incendio y sin haber desalojado a la gente, estallaron las bodegas.
Los edificios aledaños al puerto se derrumbaron y los cristales de caso toda la ciudad saltaron en pedazos. La atronadora explosión causó la muerte de 590 personas y dejó heridas a más de 2.000. Por si fuera poco, el 21 de marzo de 1894, durante las tareas de desescombro, la dinamita que aún quedaba entre los restos del vapor detonó provocando la muerte a otros quince trabajadores. Fue una gran tragedia para Santander, que por entonces, contaba con unos 50.000 habitantes.