La Global Sumud Flotilla, anunciada como “la mayor operación humanitaria de la historia”, ha terminado convertida en un esperpento internacional que deja en evidencia a Ada Colau. Lo que empezó con cuarenta barcos ha ido menguando hasta cifras ridículas: Colau admitió en TV3 que partieron 24 embarcaciones de Barcelona, pero que apenas 17 llegaron a las inmediaciones de Menorca y Mallorca. Una expedición que se vendió como heroica ha quedado reducida a un sainete marinero. Mientras la organización justificaba con comunicados grandilocuentes que “un violento temporal” había destruido los sistemas de comunicación de la flotilla, las redes sociales han destapado la farsa. El temporal nunca existió: según datos de AEMET, entre el lunes y hoy los vientos en la costa balear apenas han alcanzado 2-3 nudos con algo de marejadilla, una travesía practicable hasta con una simple vela latina. Un tuitero viral ha sido demoledor al desmontar la coartada de Colau. “El yate de la Colau, el Alma Explorer, lleva desde ayer dándose paseos por las calas de Menorca. De los 20 barcos de la flotilla, solo quedan tres”, escribió, acompañado de capturas y un vídeo de la propia exalcaldesa. La supuesta expedición solidaria se ha convertido, según este usuario, en un festival de cócteles y porros fondeados en calitas menorquinas, mientras Colau y compañía culpan a Israel y a Europa de sus fracasos. El ridículo es tal que la propia Colau, entre risas en el barco, aparece en el vídeo reconociendo que “no avanzan debido al mal tiempo”, mientras se ve a la tripulación relajada y disfrutando del ocio mediterráneo. El tuit que acompaña esas imágenes es claro: “En este vídeo, la misma Ada Colau nos muestra cómo realmente no avanzan por el mal tiempo y por eso están fondeando en calitas menorquinas y poniéndose hasta el cul0 de daiquiris, mojitos y porr0s, todo a costa de los 3 millones del crowdfunding”. El resultado es demoledor: la “gran operación humanitaria” de Ada Colau y Greta Thunberg no ha pasado del tramo Barcelona-Menorca, disfrazado de epopeya marítima. Las redes han destapado lo que ya parece evidente: no se trata de una misión solidaria, sino de un viaje bochornoso financiado por miles de incautos que han visto cómo su dinero acababa en lo que muchos califican ya como “el ridículo histórico del verano”.