Off Topic Recopilatorio: Curiosidades, humor, ocurrencias, etc. Volumen XXVII

nachogemma

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Una bloguera coreana descubrió que el símbolo de la paz significa algo diferente en Turquía.

 

KORANDO

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Radiación atrapada: el largo viaje de un fotón dentro del Sol

La velocidad de la luz invita a una ilusión: pensar que un fotón podría cruzar el Sol casi instantáneamente. Sin embargo, el interior solar no es un vacío transparente, sino un océano denso de plasma donde reinos enteros de protones, electrones e iones compiten por cada fragmento de energía. En ese entorno, la radiación no avanza en línea recta; rebota, se absorbe, se reemite y vuelve a comenzar su camino una y otra vez.

El fotón original producido en una reacción de fusión en el núcleo tiene pocas probabilidades de sobrevivir con su identidad intacta. A lo largo de su trayectoria sufre un proceso de caminata aleatoria: a cada paso es absorbido por una partícula cargada y reemitido con una energía distinta. Es más razonable hablar de un “flujo de energía” que avanza lentamente mediante millones de interacciones microscópicas que de un fotón como entidad individual realizando un viaje épico.

Este trayecto difusivo explica por qué la energía generada en el núcleo tarda entre decenas de miles y hasta cien mil años en alcanzar la superficie visible del Sol. Cuando finalmente emerge como luz visible en la fotosfera, ya no queda rastro del fotón inicial; lo que vemos es la última reemisión en una cadena casi interminable de conversión y dispersión. El brillo que percibimos es, en esencia, el eco tardío de la fusión nuclear profunda.
 

KORANDO

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El 11 de noviembre de 2025, el Sol protagonizó un fenómeno impresionante: una llamarada solar de clase X5.1, la más potente registrada en lo que va del año. Las llamaradas de tipo “X” son las más energéticas dentro de la escala utilizada por los astrónomos, y esta en particular liberó una enorme cantidad de radiación que afectó las comunicaciones de radio en África y Europa. Este tipo de eventos nos recuerda que, aunque el Sol nos da vida, también puede influir de forma directa en la tecnología y en la atmósfera terrestre.

Pero las llamaradas no viajan solas. A menudo vienen acompañadas de eyecciones de masa coronal (CME): nubes de plasma solar cargadas de partículas que viajan a millones de kilómetros por hora. Cuando estas partículas chocan con el campo magnético de la Tierra, pueden producir tormentas geomagnéticas, como la severa tormenta G4 que se registró el mismo día. Estas tormentas pueden alterar satélites, redes eléctricas y, al mismo tiempo, generar uno de los espectáculos naturales más bellos: las auroras. En esta ocasión, se vieron auroras boreales y australes en lugares insólitos, incluso tan al sur como Texas y la Patagonia.
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Además, esta erupción fue tan intensa que provocó un fenómeno poco común llamado Evento a Nivel del Suelo (GLE). Significa que los protones solares fueron tan energéticos que atravesaron la atmósfera hasta alcanzar detectores en la superficie terrestre. Este tipo de eventos ocurren solo una o dos veces por ciclo solar y ayudan a los científicos a comprender mejor cómo la radiación solar interactúa con la Tierra y el espacio cercano. Cada llamarada extrema como esta es una oportunidad para estudiar nuestro Sol y mejorar las medidas de protección frente al llamado “clima espacial”
 
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