adrianmou
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sanchadas

sanchadas
Añado que Abascal es muy torpe, un país muriéndose de sed, él tiene, no digo botellas, bidones, tiene presas llenas de agua pero es incapaz de repartir agua sin que se caiga la mayor parte en el suelo y solo llegan cuatro gotas a los sedientos.Tampoco es eso, simplemente creo que VOX pone sus intereses electorales por delante de los intereses actuales de una mayoría muy importante de votantes que quieren desalojar a Sánchez y sus socios del Gobierno.
Ahora, tampoco creo que el PP sea malísimo, peor que el PSOE, traidores, caca y desayunen niños pequeños. Pero todo eso lo puedes leer en los Machos día si y día también y no parece importarle a nadie…
Supongo que le harán la autopsia porque a esa edad seguro que no tenía ningún problema de salud.Una vecina mía, de 103 años, falleció la semana pasada.
También sería por la ola de calor.
Nunca defraudas ..
Igual fue el satisfayerUna vecina mía, de 103 años, falleció la semana pasada.
También sería por la ola de calor.
Sánchez HDP.
Faltan iniciales.Sánchez HDP.
Lo siento mucho Obi. Mi más sentido pésame y mucho ánimo compañero.Lo de este foro no es normal. Muchas gracias a todos. Me he dejado muchísimas llamadas y mensajes sin atender que iré devolviendo en estos días cuando mi mente aterrice. No he dado más de mí. Ya verme en el tanatorio a faqueros, se me saltan las lágrimas.
Mi padre era muy conocido en mi pueblo. Aunque empezó su carrera lectiva en Barcelona, se trasladó en cuanto tuvo oportunidad de vuelta a Caravaca y fue maestro y secretario del colegio del barrio más humilde primero, maestro y jefe de estudios del colegio más grande de la ciudad varios años después, para terminar siendo maestro y director hasta su jubilación del primer colegio de integración que se aperturó en el 89. Siempre maestro como decía él. Tenor en un coro, voluntario en todas las movidas que salían. Sordo bilateral al 90 desde los 12 sin ayudas auditivas, estudiando en públicas sentándose en primera fila. Han pasado más de 3.000 personas y era agosto en ola de calor. Me duele la mano y los mofletes.
Se jubiló con 56 años tras una operación de meningioma descomunal con secuelas y precuelas severas, enfisema, epoc, párkinson, multiinfartado y 7 stent, … nunca venció al tabaco.
Se lo ha llevado una encefalopatía devastadora. Es como si hubiese recorrido la degeneración que recorren los ELA en 5 semanas. Me dio tiempo a volver de vacaciones y hacerme cargo de la situación en la medida de lo posible, pero de un día para otro había algo nuevo. Dejaba de andar, dejaba de hablar, dejaba de ver, dejaba de tragar, fallos renales, descompensaciones bioquímicas ….
Busqué una residencia especializada en paliativos y … no salió del hospital. 6 días.
En cierto modo estoy enfadado con él o él está enfadado conmigo. Ambos creeremos que siempre pudimos hacer más de lo que hicimos por el otro.
Te quiero mucho papá. Lo siento.
Yo es que hay cosas que no entiendo, la verdad.Mi último artículo sobre un preocupante asunto que parece pasar desapercibido para buena parte de la sociedad. Por si os apetece echarle una lectura:
Expropiación de zonas de cultivo para la construcción de parques solares: La «imposición verde» desde Bruselas que nadie ha votado
Por Jorge R. Rubio / 10/08/2025
No es la primera vez que me percato y mucho me temo, para desgracia de los intereses más elementales de todos nosotros, que no será la última. Me refiero a descubrir como lo que hasta no hace mucho era un bancal de cultivo, de repente se ha convertido en una planta solar. Un hecho que para nada es aislado y que, desde hace unos años, se ha convertido en una peligrosa tónica general en buena parte de nuestro territorio.
Las razones de esta tendencia son variopintas y de diferente importancia, aunque todas ellas correlacionadas con la misma ideología: La agenda 2030. Un compendio de planeadas sinergias establecidas desde las altas instancias que no solo están perjudicando al sector agrario español, sino que directamente está socavando la soberanía alimentaria de nuestro pueblo.
Más de uno pensará que cada uno con lo suyo, en este caso con sus tierras, puede y debe de poder hacer lo que quiera. Pero es aquí donde reside el kit de la cuestión, tal y como apuntan desde diversas organizaciones del sector que, de un tiempo a esta parte, se han puesto manos a la obra intentando frenar este despropósito. Fundamentalmente, porque buena parte de esos agricultores han sido directamente expropiados por el Estado, según este último, “con la finalidad de alcanzar un bien común”.
Uno de los casos más escandalosos a este respecto es el que se está produciendo en Andalucía, especialmente en la provincia de Jaén, donde está previsto talar más de 100.000 olivos, algunos de ellos centenarios, para posteriormente reconvertir estos terrenos en huertos solares. Previa expropiación, y siguiendo la llamada “Política de transición energética”, el actual gobierno regional andaluz del PP, liderado por Juanma Moreno, ha hecho oídos sordos a la petición que desde la plataforma S.O.S. Rural le insta a que “decrete la paralización inmediata de las talas de olivos”.
Casi 135.000 personas han apoyado y firmado esta iniciativa que a su vez ha promovido una “macrocausa judicial a nivel nacional” contra estas políticas amparadas por el bipartidismo estatal. Sin embargo, este no es el único caso que en la actualidad está relacionado con este tema, ya que en España la superficie ocupada por huertos solares se ha incrementado en un 166, % desde 2016.
Según el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el informe titulado “Extensión de los parques fotovoltaicos en España”, se señala que este tipo de instalaciones energéticas ocupan en España, actualmente, una superficie equivalente al 0,2 % de la superficie agraria útil, lo que equivale a unas 50.000 hectáreas, siendo Castilla-La Mancha y Extremadura las que más espacio cultivable han destinado a esta actividad.
En el mismo documento, no deja lugar a dudas de las intenciones del gobierno en este campo, dejando claro que: “No obstante, si finalmente se ejecutan la totalidad de los proyectos evaluados de grandes instalaciones fotovoltaicas (superiores a 50 megavatios), la superficie podría alcanzar en los próximos años las 100.000 hectáreas.”
¿Quién está detrás de los parques solares?
Dicen por ahí que para conocer la verdad y el porqué de las cosas, lo más sencillo y eficiente es “seguir el rastro del dinero”. Como no podía ser de otra manera detrás de la implementación de este tipo de instalaciones hay un negocio milmillonario bajo el que se amparan más de medio centenar de grupos empresariales de renombre como Iberdrola o Enel, TotalEnergies, BP, la petrolera portuguesa Galp o la española Greenalia, encargada de la construcción y posterior explotación de las 7 plantas solares que actualmente se están construyendo o están proyectadas en la citada provincia de Jaén.
Todas ellas regadas por fondos europeos con los que posteriormente acometen este tipo de proyectos u otros de diferente índole en pro de la biodiversidad, la ecología y todos esos falsos dogmas con los que unos pocos se lucran a costa de la inmensa mayoría de nosotros. Curiosamente, esas cuantías las terminan pagando, vía impuestos, los mismos a los que finalmente les expropian los terrenos.
Pero si esto de la expropiación a los agricultores, por el motivo que sea, no llega a buen puerto, siempre queda el comodín, como ya es costumbre en nuestro país, que, de vez en cuando, ardan miles de hectáreas de monte que posteriormente terminan usándose para la instalación de aerogeneradores. Ya saben, todo sea por la citada biodiversidad, ecología, el bien común y demás eslóganes publicitarios con los que ensalzar las bondades ficticias de la conocida religión del cambio climático y el lucrativo negocio que hay tras ella.
Por último, en este entramado ideológico, político y empresarial tenemos una última variable de importancia que forma parte de un plan mayor ideado desde las altas instancias europeas: Cargarse la agricultura española. Del mismo modo que hicieron en su momento con el sector metalúrgico, empresarial y pesquero de nuestro país, tras la entrada de este en 1986 en la denominada Comunidad Económica Europea (CEE) de la mano de los socialistas, ahora buscan acabar con las explotaciones ganaderas y agrícolas españolas liquidando así cualquier resquicio de soberanía económica de nuestra nación.
De esta forma, se logran dos cosas principalmente: Tener a España bajo un total control y a las órdenes de los designios de grandes potencias como EE. UU., Alemania o Francia y, por otro lado, satisfacer las exigencias de terceros países en los que estas albergan fuertes intereses de diferente tipología y magnitud. Hablamos, por supuesto, de las principales naciones que conforman el norte de Africa, con Marruecos a la cabeza.
Es hasta allí donde grandes corporaciones alimentarias están trasladando sus cultivos, dejando en la estacada a buena parte de los agricultores españoles, que se ven estrangulados por la burocracia europea y las exigencias de esta en materia medioambiental. Además de contar con una mano de obra infinitamente más barata y un suelo para cultivar a precio de derribo, los gobiernos locales ofrecen medidas legislativas a medida para fomentar las actividades empresariales extranjeras dentro de sus fronteras.
Como puntilla a todo este asunto tenemos el hecho de que mientras el agricultor español debe cumplir a rajatabla las medidas impuestas desde Bruselas, por tecnócratas que nadie ha elegido, esas mismas siniestras regulaciones no son aplicables a los productos agrícolas procedentes de Marruecos. Un contrasentido del que se aprovechan en favor de sus intereses comerciales compañías del sector alimenticio como Ebro Foods, Grupo Borges o Juver, entre otros.
Clemente González-Soler, fundador y presidente del grupo Alibérico y copresidente junto a Adil Rail del Consejo Económico Marruecos-España (Cemaes) resumía recientemente de manera certera la situación actual: “mientras que China produce y Estados Unidos innova, Europa se dedica a regular. Lo más grave de todo es que Bruselas es consciente de ello y no pretende poner remedio.” Evidentemente no, ya que el destino de varios sectores de nuestro país, principalmente el agropecuario, hace tiempo que tiene los días contados, por otro lado, como casi todo aquello que forma parte de la decadente sociedad en la que andamos instaurados.
Mi último artículo sobre un preocupante asunto que parece pasar desapercibido para buena parte de la sociedad. Por si os apetece echarle una lectura:
Expropiación de zonas de cultivo para la construcción de parques solares: La «imposición verde» desde Bruselas que nadie ha votado
Por Jorge R. Rubio / 10/08/2025
No es la primera vez que me percato y mucho me temo, para desgracia de los intereses más elementales de todos nosotros, que no será la última. Me refiero a descubrir como lo que hasta no hace mucho era un bancal de cultivo, de repente se ha convertido en una planta solar. Un hecho que para nada es aislado y que, desde hace unos años, se ha convertido en una peligrosa tónica general en buena parte de nuestro territorio.
Las razones de esta tendencia son variopintas y de diferente importancia, aunque todas ellas correlacionadas con la misma ideología: La agenda 2030. Un compendio de planeadas sinergias establecidas desde las altas instancias que no solo están perjudicando al sector agrario español, sino que directamente está socavando la soberanía alimentaria de nuestro pueblo.
Más de uno pensará que cada uno con lo suyo, en este caso con sus tierras, puede y debe de poder hacer lo que quiera. Pero es aquí donde reside el kit de la cuestión, tal y como apuntan desde diversas organizaciones del sector que, de un tiempo a esta parte, se han puesto manos a la obra intentando frenar este despropósito. Fundamentalmente, porque buena parte de esos agricultores han sido directamente expropiados por el Estado, según este último, “con la finalidad de alcanzar un bien común”.
Uno de los casos más escandalosos a este respecto es el que se está produciendo en Andalucía, especialmente en la provincia de Jaén, donde está previsto talar más de 100.000 olivos, algunos de ellos centenarios, para posteriormente reconvertir estos terrenos en huertos solares. Previa expropiación, y siguiendo la llamada “Política de transición energética”, el actual gobierno regional andaluz del PP, liderado por Juanma Moreno, ha hecho oídos sordos a la petición que desde la plataforma S.O.S. Rural le insta a que “decrete la paralización inmediata de las talas de olivos”.
Casi 135.000 personas han apoyado y firmado esta iniciativa que a su vez ha promovido una “macrocausa judicial a nivel nacional” contra estas políticas amparadas por el bipartidismo estatal. Sin embargo, este no es el único caso que en la actualidad está relacionado con este tema, ya que en España la superficie ocupada por huertos solares se ha incrementado en un 166, % desde 2016.
Según el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el informe titulado “Extensión de los parques fotovoltaicos en España”, se señala que este tipo de instalaciones energéticas ocupan en España, actualmente, una superficie equivalente al 0,2 % de la superficie agraria útil, lo que equivale a unas 50.000 hectáreas, siendo Castilla-La Mancha y Extremadura las que más espacio cultivable han destinado a esta actividad.
En el mismo documento, no deja lugar a dudas de las intenciones del gobierno en este campo, dejando claro que: “No obstante, si finalmente se ejecutan la totalidad de los proyectos evaluados de grandes instalaciones fotovoltaicas (superiores a 50 megavatios), la superficie podría alcanzar en los próximos años las 100.000 hectáreas.”
¿Quién está detrás de los parques solares?
Dicen por ahí que para conocer la verdad y el porqué de las cosas, lo más sencillo y eficiente es “seguir el rastro del dinero”. Como no podía ser de otra manera detrás de la implementación de este tipo de instalaciones hay un negocio milmillonario bajo el que se amparan más de medio centenar de grupos empresariales de renombre como Iberdrola o Enel, TotalEnergies, BP, la petrolera portuguesa Galp o la española Greenalia, encargada de la construcción y posterior explotación de las 7 plantas solares que actualmente se están construyendo o están proyectadas en la citada provincia de Jaén.
Todas ellas regadas por fondos europeos con los que posteriormente acometen este tipo de proyectos u otros de diferente índole en pro de la biodiversidad, la ecología y todos esos falsos dogmas con los que unos pocos se lucran a costa de la inmensa mayoría de nosotros. Curiosamente, esas cuantías las terminan pagando, vía impuestos, los mismos a los que finalmente les expropian los terrenos.
Pero si esto de la expropiación a los agricultores, por el motivo que sea, no llega a buen puerto, siempre queda el comodín, como ya es costumbre en nuestro país, que, de vez en cuando, ardan miles de hectáreas de monte que posteriormente terminan usándose para la instalación de aerogeneradores. Ya saben, todo sea por la citada biodiversidad, ecología, el bien común y demás eslóganes publicitarios con los que ensalzar las bondades ficticias de la conocida religión del cambio climático y el lucrativo negocio que hay tras ella.
Por último, en este entramado ideológico, político y empresarial tenemos una última variable de importancia que forma parte de un plan mayor ideado desde las altas instancias europeas: Cargarse la agricultura española. Del mismo modo que hicieron en su momento con el sector metalúrgico, empresarial y pesquero de nuestro país, tras la entrada de este en 1986 en la denominada Comunidad Económica Europea (CEE) de la mano de los socialistas, ahora buscan acabar con las explotaciones ganaderas y agrícolas españolas liquidando así cualquier resquicio de soberanía económica de nuestra nación.
De esta forma, se logran dos cosas principalmente: Tener a España bajo un total control y a las órdenes de los designios de grandes potencias como EE. UU., Alemania o Francia y, por otro lado, satisfacer las exigencias de terceros países en los que estas albergan fuertes intereses de diferente tipología y magnitud. Hablamos, por supuesto, de las principales naciones que conforman el norte de Africa, con Marruecos a la cabeza.
Es hasta allí donde grandes corporaciones alimentarias están trasladando sus cultivos, dejando en la estacada a buena parte de los agricultores españoles, que se ven estrangulados por la burocracia europea y las exigencias de esta en materia medioambiental. Además de contar con una mano de obra infinitamente más barata y un suelo para cultivar a precio de derribo, los gobiernos locales ofrecen medidas legislativas a medida para fomentar las actividades empresariales extranjeras dentro de sus fronteras.
Como puntilla a todo este asunto tenemos el hecho de que mientras el agricultor español debe cumplir a rajatabla las medidas impuestas desde Bruselas, por tecnócratas que nadie ha elegido, esas mismas siniestras regulaciones no son aplicables a los productos agrícolas procedentes de Marruecos. Un contrasentido del que se aprovechan en favor de sus intereses comerciales compañías del sector alimenticio como Ebro Foods, Grupo Borges o Juver, entre otros.
Clemente González-Soler, fundador y presidente del grupo Alibérico y copresidente junto a Adil Rail del Consejo Económico Marruecos-España (Cemaes) resumía recientemente de manera certera la situación actual: “mientras que China produce y Estados Unidos innova, Europa se dedica a regular. Lo más grave de todo es que Bruselas es consciente de ello y no pretende poner remedio.” Evidentemente no, ya que el destino de varios sectores de nuestro país, principalmente el agropecuario, hace tiempo que tiene los días contados, por otro lado, como casi todo aquello que forma parte de la decadente sociedad en la que andamos instaurados.
Mi último artículo sobre un preocupante asunto que parece pasar desapercibido para buena parte de la sociedad. Por si os apetece echarle una lectura:
Expropiación de zonas de cultivo para la construcción de parques solares: La «imposición verde» desde Bruselas que nadie ha votado
Por Jorge R. Rubio / 10/08/2025
No es la primera vez que me percato y mucho me temo, para desgracia de los intereses más elementales de todos nosotros, que no será la última. Me refiero a descubrir como lo que hasta no hace mucho era un bancal de cultivo, de repente se ha convertido en una planta solar. Un hecho que para nada es aislado y que, desde hace unos años, se ha convertido en una peligrosa tónica general en buena parte de nuestro territorio.
Las razones de esta tendencia son variopintas y de diferente importancia, aunque todas ellas correlacionadas con la misma ideología: La agenda 2030. Un compendio de planeadas sinergias establecidas desde las altas instancias que no solo están perjudicando al sector agrario español, sino que directamente está socavando la soberanía alimentaria de nuestro pueblo.
Más de uno pensará que cada uno con lo suyo, en este caso con sus tierras, puede y debe de poder hacer lo que quiera. Pero es aquí donde reside el kit de la cuestión, tal y como apuntan desde diversas organizaciones del sector que, de un tiempo a esta parte, se han puesto manos a la obra intentando frenar este despropósito. Fundamentalmente, porque buena parte de esos agricultores han sido directamente expropiados por el Estado, según este último, “con la finalidad de alcanzar un bien común”.
Uno de los casos más escandalosos a este respecto es el que se está produciendo en Andalucía, especialmente en la provincia de Jaén, donde está previsto talar más de 100.000 olivos, algunos de ellos centenarios, para posteriormente reconvertir estos terrenos en huertos solares. Previa expropiación, y siguiendo la llamada “Política de transición energética”, el actual gobierno regional andaluz del PP, liderado por Juanma Moreno, ha hecho oídos sordos a la petición que desde la plataforma S.O.S. Rural le insta a que “decrete la paralización inmediata de las talas de olivos”.
Casi 135.000 personas han apoyado y firmado esta iniciativa que a su vez ha promovido una “macrocausa judicial a nivel nacional” contra estas políticas amparadas por el bipartidismo estatal. Sin embargo, este no es el único caso que en la actualidad está relacionado con este tema, ya que en España la superficie ocupada por huertos solares se ha incrementado en un 166, % desde 2016.
Según el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el informe titulado “Extensión de los parques fotovoltaicos en España”, se señala que este tipo de instalaciones energéticas ocupan en España, actualmente, una superficie equivalente al 0,2 % de la superficie agraria útil, lo que equivale a unas 50.000 hectáreas, siendo Castilla-La Mancha y Extremadura las que más espacio cultivable han destinado a esta actividad.
En el mismo documento, no deja lugar a dudas de las intenciones del gobierno en este campo, dejando claro que: “No obstante, si finalmente se ejecutan la totalidad de los proyectos evaluados de grandes instalaciones fotovoltaicas (superiores a 50 megavatios), la superficie podría alcanzar en los próximos años las 100.000 hectáreas.”
¿Quién está detrás de los parques solares?
Dicen por ahí que para conocer la verdad y el porqué de las cosas, lo más sencillo y eficiente es “seguir el rastro del dinero”. Como no podía ser de otra manera detrás de la implementación de este tipo de instalaciones hay un negocio milmillonario bajo el que se amparan más de medio centenar de grupos empresariales de renombre como Iberdrola o Enel, TotalEnergies, BP, la petrolera portuguesa Galp o la española Greenalia, encargada de la construcción y posterior explotación de las 7 plantas solares que actualmente se están construyendo o están proyectadas en la citada provincia de Jaén.
Todas ellas regadas por fondos europeos con los que posteriormente acometen este tipo de proyectos u otros de diferente índole en pro de la biodiversidad, la ecología y todos esos falsos dogmas con los que unos pocos se lucran a costa de la inmensa mayoría de nosotros. Curiosamente, esas cuantías las terminan pagando, vía impuestos, los mismos a los que finalmente les expropian los terrenos.
Pero si esto de la expropiación a los agricultores, por el motivo que sea, no llega a buen puerto, siempre queda el comodín, como ya es costumbre en nuestro país, que, de vez en cuando, ardan miles de hectáreas de monte que posteriormente terminan usándose para la instalación de aerogeneradores. Ya saben, todo sea por la citada biodiversidad, ecología, el bien común y demás eslóganes publicitarios con los que ensalzar las bondades ficticias de la conocida religión del cambio climático y el lucrativo negocio que hay tras ella.
Por último, en este entramado ideológico, político y empresarial tenemos una última variable de importancia que forma parte de un plan mayor ideado desde las altas instancias europeas: Cargarse la agricultura española. Del mismo modo que hicieron en su momento con el sector metalúrgico, empresarial y pesquero de nuestro país, tras la entrada de este en 1986 en la denominada Comunidad Económica Europea (CEE) de la mano de los socialistas, ahora buscan acabar con las explotaciones ganaderas y agrícolas españolas liquidando así cualquier resquicio de soberanía económica de nuestra nación.
De esta forma, se logran dos cosas principalmente: Tener a España bajo un total control y a las órdenes de los designios de grandes potencias como EE. UU., Alemania o Francia y, por otro lado, satisfacer las exigencias de terceros países en los que estas albergan fuertes intereses de diferente tipología y magnitud. Hablamos, por supuesto, de las principales naciones que conforman el norte de Africa, con Marruecos a la cabeza.
Es hasta allí donde grandes corporaciones alimentarias están trasladando sus cultivos, dejando en la estacada a buena parte de los agricultores españoles, que se ven estrangulados por la burocracia europea y las exigencias de esta en materia medioambiental. Además de contar con una mano de obra infinitamente más barata y un suelo para cultivar a precio de derribo, los gobiernos locales ofrecen medidas legislativas a medida para fomentar las actividades empresariales extranjeras dentro de sus fronteras.
Como puntilla a todo este asunto tenemos el hecho de que mientras el agricultor español debe cumplir a rajatabla las medidas impuestas desde Bruselas, por tecnócratas que nadie ha elegido, esas mismas siniestras regulaciones no son aplicables a los productos agrícolas procedentes de Marruecos. Un contrasentido del que se aprovechan en favor de sus intereses comerciales compañías del sector alimenticio como Ebro Foods, Grupo Borges o Juver, entre otros.
Clemente González-Soler, fundador y presidente del grupo Alibérico y copresidente junto a Adil Rail del Consejo Económico Marruecos-España (Cemaes) resumía recientemente de manera certera la situación actual: “mientras que China produce y Estados Unidos innova, Europa se dedica a regular. Lo más grave de todo es que Bruselas es consciente de ello y no pretende poner remedio.” Evidentemente no, ya que el destino de varios sectores de nuestro país, principalmente el agropecuario, hace tiempo que tiene los días contados, por otro lado, como casi todo aquello que forma parte de la decadente sociedad en la que andamos instaurados.
Una sandía 30€.Mi último artículo sobre un preocupante asunto que parece pasar desapercibido para buena parte de la sociedad. Por si os apetece echarle una lectura:
Expropiación de zonas de cultivo para la construcción de parques solares: La «imposición verde» desde Bruselas que nadie ha votado
Por Jorge R. Rubio / 10/08/2025
No es la primera vez que me percato y mucho me temo, para desgracia de los intereses más elementales de todos nosotros, que no será la última. Me refiero a descubrir como lo que hasta no hace mucho era un bancal de cultivo, de repente se ha convertido en una planta solar. Un hecho que para nada es aislado y que, desde hace unos años, se ha convertido en una peligrosa tónica general en buena parte de nuestro territorio.
Las razones de esta tendencia son variopintas y de diferente importancia, aunque todas ellas correlacionadas con la misma ideología: La agenda 2030. Un compendio de planeadas sinergias establecidas desde las altas instancias que no solo están perjudicando al sector agrario español, sino que directamente está socavando la soberanía alimentaria de nuestro pueblo.
Más de uno pensará que cada uno con lo suyo, en este caso con sus tierras, puede y debe de poder hacer lo que quiera. Pero es aquí donde reside el kit de la cuestión, tal y como apuntan desde diversas organizaciones del sector que, de un tiempo a esta parte, se han puesto manos a la obra intentando frenar este despropósito. Fundamentalmente, porque buena parte de esos agricultores han sido directamente expropiados por el Estado, según este último, “con la finalidad de alcanzar un bien común”.
Uno de los casos más escandalosos a este respecto es el que se está produciendo en Andalucía, especialmente en la provincia de Jaén, donde está previsto talar más de 100.000 olivos, algunos de ellos centenarios, para posteriormente reconvertir estos terrenos en huertos solares. Previa expropiación, y siguiendo la llamada “Política de transición energética”, el actual gobierno regional andaluz del PP, liderado por Juanma Moreno, ha hecho oídos sordos a la petición que desde la plataforma S.O.S. Rural le insta a que “decrete la paralización inmediata de las talas de olivos”.
Casi 135.000 personas han apoyado y firmado esta iniciativa que a su vez ha promovido una “macrocausa judicial a nivel nacional” contra estas políticas amparadas por el bipartidismo estatal. Sin embargo, este no es el único caso que en la actualidad está relacionado con este tema, ya que en España la superficie ocupada por huertos solares se ha incrementado en un 166, % desde 2016.
Según el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el informe titulado “Extensión de los parques fotovoltaicos en España”, se señala que este tipo de instalaciones energéticas ocupan en España, actualmente, una superficie equivalente al 0,2 % de la superficie agraria útil, lo que equivale a unas 50.000 hectáreas, siendo Castilla-La Mancha y Extremadura las que más espacio cultivable han destinado a esta actividad.
En el mismo documento, no deja lugar a dudas de las intenciones del gobierno en este campo, dejando claro que: “No obstante, si finalmente se ejecutan la totalidad de los proyectos evaluados de grandes instalaciones fotovoltaicas (superiores a 50 megavatios), la superficie podría alcanzar en los próximos años las 100.000 hectáreas.”
¿Quién está detrás de los parques solares?
Dicen por ahí que para conocer la verdad y el porqué de las cosas, lo más sencillo y eficiente es “seguir el rastro del dinero”. Como no podía ser de otra manera detrás de la implementación de este tipo de instalaciones hay un negocio milmillonario bajo el que se amparan más de medio centenar de grupos empresariales de renombre como Iberdrola o Enel, TotalEnergies, BP, la petrolera portuguesa Galp o la española Greenalia, encargada de la construcción y posterior explotación de las 7 plantas solares que actualmente se están construyendo o están proyectadas en la citada provincia de Jaén.
Todas ellas regadas por fondos europeos con los que posteriormente acometen este tipo de proyectos u otros de diferente índole en pro de la biodiversidad, la ecología y todos esos falsos dogmas con los que unos pocos se lucran a costa de la inmensa mayoría de nosotros. Curiosamente, esas cuantías las terminan pagando, vía impuestos, los mismos a los que finalmente les expropian los terrenos.
Pero si esto de la expropiación a los agricultores, por el motivo que sea, no llega a buen puerto, siempre queda el comodín, como ya es costumbre en nuestro país, que, de vez en cuando, ardan miles de hectáreas de monte que posteriormente terminan usándose para la instalación de aerogeneradores. Ya saben, todo sea por la citada biodiversidad, ecología, el bien común y demás eslóganes publicitarios con los que ensalzar las bondades ficticias de la conocida religión del cambio climático y el lucrativo negocio que hay tras ella.
Por último, en este entramado ideológico, político y empresarial tenemos una última variable de importancia que forma parte de un plan mayor ideado desde las altas instancias europeas: Cargarse la agricultura española. Del mismo modo que hicieron en su momento con el sector metalúrgico, empresarial y pesquero de nuestro país, tras la entrada de este en 1986 en la denominada Comunidad Económica Europea (CEE) de la mano de los socialistas, ahora buscan acabar con las explotaciones ganaderas y agrícolas españolas liquidando así cualquier resquicio de soberanía económica de nuestra nación.
De esta forma, se logran dos cosas principalmente: Tener a España bajo un total control y a las órdenes de los designios de grandes potencias como EE. UU., Alemania o Francia y, por otro lado, satisfacer las exigencias de terceros países en los que estas albergan fuertes intereses de diferente tipología y magnitud. Hablamos, por supuesto, de las principales naciones que conforman el norte de Africa, con Marruecos a la cabeza.
Es hasta allí donde grandes corporaciones alimentarias están trasladando sus cultivos, dejando en la estacada a buena parte de los agricultores españoles, que se ven estrangulados por la burocracia europea y las exigencias de esta en materia medioambiental. Además de contar con una mano de obra infinitamente más barata y un suelo para cultivar a precio de derribo, los gobiernos locales ofrecen medidas legislativas a medida para fomentar las actividades empresariales extranjeras dentro de sus fronteras.
Como puntilla a todo este asunto tenemos el hecho de que mientras el agricultor español debe cumplir a rajatabla las medidas impuestas desde Bruselas, por tecnócratas que nadie ha elegido, esas mismas siniestras regulaciones no son aplicables a los productos agrícolas procedentes de Marruecos. Un contrasentido del que se aprovechan en favor de sus intereses comerciales compañías del sector alimenticio como Ebro Foods, Grupo Borges o Juver, entre otros.
Clemente González-Soler, fundador y presidente del grupo Alibérico y copresidente junto a Adil Rail del Consejo Económico Marruecos-España (Cemaes) resumía recientemente de manera certera la situación actual: “mientras que China produce y Estados Unidos innova, Europa se dedica a regular. Lo más grave de todo es que Bruselas es consciente de ello y no pretende poner remedio.” Evidentemente no, ya que el destino de varios sectores de nuestro país, principalmente el agropecuario, hace tiempo que tiene los días contados, por otro lado, como casi todo aquello que forma parte de la decadente sociedad en la que andamos instaurados.
Hace tiempo he llegado a la conclusión de que todo esto es un enorme, perdón, gigantesco negocio, que se basa en destrozar gran parte de los negocios actuales para crear otros nuevos en los suelos de los actuales, para ello necesitan primero arruinarlos y convencernos que no son sostenibles, palabra mágica, para luego obtenerlos a bajo precio para implantarse, en esta fase son los huertos solares, aerogeneradores, centrales solares, que son repartidas entre los afines o aquellos dispuestos a pagar grandes comisiones a los políticos por conseguirlas.Malditos HDLGP.
Vamos por partes, eso se debe a que hoy en día con la implantación masiva de los surpermercados, con distribución de productos obtenidos en cualquier punto del mundo, se ha perdido el orden lógico de las estacionalidades. El resultado que se ponen a la venta productos fuera de temporada traídos de las quimbambas en avión a precios altos y que luego se venden a precios astronómicos. El empresario solo ve la rentabilidad y el cliente asume como normal comprar sandías en mayo, y hasta normal pagar cuatro o hasta seis euros por kg.Una sandía 30€.
Sigamos con el giliecologismodeloscojones
Exacto. Hace nada la sandía a 2 euros kilo. Ayer a 0.39Vamos por partes, eso se debe a que hoy en día con la implantación masiva de los surpermercados, con distribución de productos obtenidos en cualquier punto del mundo, se ha perdido el orden lógico de las estacionalidades. El resultado que se ponen a la venta productos fuera de temporada traídos de las quimbambas en avión a precios altos y que luego se venden a precios astronómicos. El empresario solo ve la rentabilidad y el cliente asume como normal comprar sandías en mayo, y hasta normal pagar cuatro o hasta seis euros por kg.
Hace dos meses tenías eso precios, el sábado en Mercadona estaba a un euro el kg.
Creo que lo que hay que hacer es simplemente no consumir a determinados precios, mi postura es decir que os den por kulo y lo compro cuando tiene un precio normal. Por lo menos es lo que intento en lo posible.
Hay que demonizar a Abascal, por tierra, mar y aire, no sea que nos tachen de fachas, eso sí el resto de políticos que nos han llevado a la nada, son los mejores, hay que joderseAñado que Abascal es muy torpe, un país muriéndose de sed, él tiene, no digo botellas, bidones, tiene presas llenas de agua pero es incapaz de repartir agua sin que se caiga la mayor parte en el suelo y solo llegan cuatro gotas a los sedientos.
No te olvides de los peperos como m*oruno bonilla, encantados con cargarse todo el sector primario, pero el malo es AbascalYo es que hay cosas que no entiendo, la verdad.
Entre Cuenca y Toledo hay unos secarrales que no crecen ni los cardos, al igual que en muchas zonas de España ¿no pueden instalarse ahi los huertos solares y dejar sin tocar los cultivos?
Y otra pregunta ¿donde estan los ecolojetas?, ¿esta vez no se encadenan? Que asco me dan, mas que los socialistas y sindicalistas, que ya es decir.