1959. Trabajadores del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas realizando el recuento y comprobación de boletos premiados. 1959.
¿Sabes cómo funcionaba una administración de lotería antes de Internet?
La expresión “sellar La Quiniela” viene de la época en la que los terminales de loterías no existían. Antes de la llegada del resto de juegos, solo existían las Quinielas y la Lotería Nacional.
Los boletos se rellenaban en las administraciones manualmente. Tenían dos hojas, una donde tú escribías tus apuestas y otra hoja de calco, donde quedaban marcados los resultados que seleccionabas. La primera hoja era la que el cliente guardaba como resguardo y la hoja de calco era en la que el lotero “sellaba” tu apuesta, con un sello pegado, con el precio que habías pagado por la apuesta. Y de ahí la expresión “apuesta sellada”.
Las apuestas selladas eran enviadas por los loteros a las delegaciones de Loterías. Una vez allí, todo se realizaba de forma manual. Tanto el escrutinio del sorteo como el recuento de boletos premiados.
Tras el sorteo los trabajadores administrados por el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas, iban haciendo el recuento de todos los boletos que habían sido premiados, revisando boleto a boleto. Así contaban el número de boletos acertados en cada categoría: 76 boletos premiados de 13 aciertos, 344 de 12 aciertos… etc.
Una vez hecho el recuento de todos los boletos sellados, se hacía el cálculo del escrutinio, calculando el porcentaje de lo recaudado para cada categoría, en función de los boletos que habían contado manualmente.
Todo esto se hacía manualmente y, por supuesto, era un trabajo bastante laborioso. ¡Hasta que apareció internet para facilitar esta labor!