Me da rabia, porque hay temazos de Opeth, pero la parte vocal me mata.
Era inevitable llegar hasta aquí. Se ríe la india
La cabra tira al monte.
Era inevitable llegar hasta aquí. Se ríe la india
Mis ojos te han visto, guardando la puerta, vamos dentro, enséñame más, enseñame más...
No os podéis imaginar lo bien que me están sentando los Doors en el patio, noche de verano, después de todo un día fuera
O quizás sí os lo podéis imaginar
Algunos temas son como el atardecer, que con su musical presencia, queman oro en nuestro pelo y descubren el dorado sendero a través del mar de la consciencia.
No sabría decirte, no lo tengo claro.
Sí que, por ejemplo, en "end of the night", "Riders on the Storm", "The end", o "When the music over", por ejemplo, puedo percibir esa atmosfera sombría, y ese mensaje tan serio y frío como losa de mármol, con epitafio cincelado a fuego y hielo a partes iguales, en apenas dos frases del poema. Pero no me pasa, por ejemplo, con "Light my fire", "moonlight drive", "Touch me", "Tell all the people" y otras tantas.
Entiendo, eso sí, que contienen diferentes claves musicales, véase: Rock, blues, cabaret, etc. y diferentes mensajes y gradación en las letras. Poemas más bien. Yendo estas, desde temas más bien comerciales, pasando por un misticismo legendario, hasta la catarsis en la mezcolanza de ambas. La música, que te envuelve en una atmosfera neblinosa, y la letra, que te trae la locura en clave de poemas sombríos, serios, fríos y malditos, como los poetas que en parte las inspiraron. Las dos, son el catalizador que induce a la catarsis de la que hablo y que he llegado a sentir escuchándolas, entendiéndolas y viviéndolas en mi piel. Asomándome al otro lado, sure.
Y paro ya, que creo que estoy divagando.
Y la numeración, viva la numeración tambiénAmén. Viva la divagación
Joer, ayer mismo le puse a Dani Viajando al fin de la noche
Y la numeración, viva la numeración también
La música, que te envuelve en una atmosfera neblinosa, y la letra, que te trae la locura en clave de poemas sombríos, serios, fríos y malditos, como los poetas que en parte las inspiraron. Las dos, son el catalizador que induce a la catarsis de la que hablo y que he llegado a sentir escuchándolas, entendiéndolas y viviéndolas en mi piel. Asomándome al otro lado, sure.
Y paro ya, que creo que estoy divagando.