Juankmen
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Si lo dicen ellos mismos. Les gusta el efecto llamada.
Se puede ser más imbécil?
Y se queda tan ancho!
Si lo dicen ellos mismos. Les gusta el efecto llamada.
Se puede ser más imbécil?
Y se queda tan ancho!
Cuando pregunten cosas absurdas debería normalizarse contestar así.
Elías Bendodo hablando claro.
Pues entonces todo correcto!!! “Libertad de expresión” Para todos, y si no tiene licencia de armas que le metan un buen puro por imbecil a él y al dueño de la galería...Ya está en la calle, y casi con toda seguridad no le caerá nada por delitos de odio ni nada de eso. Por lo que sí va a perder el pelo es por utilizar armas de fuego sin ningún tipo de carnet deportivo ni licencia, y a la galería de tiro por dar un arma de fuego y munición al primero que pasa por allí.
Hay que ser infinitamente gilipollas para hacer eso y colgarlo en las redes.
Le van a salir caros los "me gustas".
Digamos que eres gilipollas. Eso sí es una parte muy importante de tu naturaleza como ser vivo.
Ten claro que si al final los antiespañoles comunistas consiguen su dictadura, me matarán por facha heteropatriarcal.
Y si los fachas insolidarios ganan, me matarán por antiespañol bolivariano comunista.
Falacia del falso dilema.
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El zasca es desde el cariño.
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Flipad un poco:
La estética y el enfoque parecen bastante neonazis, la verdad.
Lo cierto es que ya ha habido varios rebotes, tanto fuera, Alemania, Israel, China,... como aquí, Basurto, Txagorritxu, Lleida,...
Y parece ser que los protocolos han funcionado de momento, localizar y aislar hasta hacer pruebas a los contactos y los "no contactos" son mínimos por la distancia social, mascarillas, etc...
A eso le añadimos que ya hay EPIs para los sanitarios, que estos conocen la enfermedad su evolución y tratamiento, que hay más UCIs preparadas...
Yo soy optimista, aparecerán casos, pero no habrá una propagación y saturación de la sanidad como en marzo y abril. Y tanto la letalidad como la mortalidad serán muy menores.
La estética y el enfoque parecen bastante neonazis, la verdad.
Ya ves,lo tiene que hacer él,por miedo a que algún trabajador sindicalista lo "delate".....de hecho ya habló con un abogado especializado en marcas registradas,etc.para ver si lo podía comercializar,y le "aconsejó" que ni se le ocurra.....pero ya no por los picapiedra,ni la cara de Aznar,Rajoy o Zapatero.
Flipad un poco:
Te doy me gusta porque hay que recordarlo para que no se olvide.Para los que sois más jóvenes y os suene a "chino" todo esto, recordar lo que pasó hace 33 años. Los que peinan canas o no peinamos nada y somos parte del riesgo lo recordamos con mucha pena.
No hay olvido.
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Hoy recordamos Hipercor
A las 16:08 horas del viernes 19 de junio de 1987 hizo explosión un Ford Sierra en el segundo sótano del Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona, cargado con amonal y líquido inflamable. El coche-bomba se activó mediante un temporizador programado por los asesinos de la banda terrorista ETA Domingo Troitiño Arranz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón. El artefacto explosivo estaba compuesto por veintisiete kilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, además de pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos y se originase una gran cantidad de gases tóxicos, que ocasionó la asfixia de las personas que se encontraban en su radio de acción. La utilización de líquido inflamable, tipo napalm, que se usa preferentemente contra personas, no tenía precedentes en la banda terrorista. Varias personas resultaron "atrozmente quemadas y mutiladas, sin posibilidad alguna de escapar ante la oscuridad producida por el humo negro y los materiales incendiarios adheridos a su cuerpo (...) sin posibilidad alguna de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que su autocombustión se ocasionó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente", tal y como recoge la sentencia 49/1989 de la Audiencia Nacional.
Fue una auténtica masacre, con ventiuna víctimas mortales (cuatro de ellas niños) y cuarenta y seis personas heridas, cinco de ellas con pérdida de miembro principal, y diecisiete con lesiones de deformidad y pérdida de miembro no principal. La barbarie criminal de la banda acabó con la vida de trabajadores y clientes del centro comercial.
El coche utilizado por los terroristas había sido robado en San Sebastián hacía cuatro meses, el 16 de febrero anterior, por el grupo de manguis de la banda, que se dedicaba precisamente a eso: a mangar vehículos para luego entregarlos a los etarras que perpetraban materialmente los atentados.
Cuando se produjo la explosión no era un momento de gran afluencia de público, pero el número de clientes que ocupaba las cuatro plantas del establecimiento (planta baja y tres sótanos) era considerable, ya que los viernes es un día habitual de compra. La avenida Meridiana registraba en ese momento un tráfico intenso. Frente a la puerta de acceso al aparcamiento, situada en uno de los laterales del edificio, un grupo de padres aguardaba la salida de los niños de un colegio. "La puerta del garaje saltó despedida, pero sin alcanzar a nadie", explicó uno de ellos.
La explosión provocó un gran agujero en el techo del segundo sótano, por lo que la onda expansiva afectó también directamente al contiguo, una planta convertida en supermercado de alimentación. Al estallido, que destrozó totalmente el coche-bomba, le siguió un violento incendio. Las llamas afectaron directamente a otros veinte vehículos aparcados en el sótano, mientras la onda expansiva causó importantes daños a veinte automóviles más. Las instalaciones de conducción eléctrica y de agua también quedaron inutilizadas. Esa falta de fluido eléctrico -unida al fallo de las luces de seguridad- y la inundación que se produjo dificultaron las tareas de rescate.
Tras el fuerte impacto, empezaron a salir personas del edificio, y entre ellas algunos primeros heridos. "Salían corriendo, muchos de ellos ensangrentados, y los que procedían del sótano, además de las quemaduras, llamaban la atención porque se les había abrasado instantáneamente el cabello", explicó un testigo presencial.
En aquellos momentos se desconocía la magnitud de la tragedia. El espeso humo causado por la explosión, la oscuridad y el fuerte calor, se convirtieron en los principales obstáculos para el acceso de los servicios de rescate a la planta directamente afectada. A medida que los bomberos, provistos de equipos autónomos de respiración, avanzaban hacia el interior, el alcance del desastre se fue desvelando. Los equipos de rescate consiguieron llegar al lugar de la explosión, en el segundo sótano, en torno a las 17:15 horas, una hora después de la explosión. Casi todos los rescatados que aparecieron a partir de ese instante ya habían fallecido.
La brutal explosión provocó el fallecimiento en el acto de quince personas: MILAGROS AMEZ FRANCO, dependienta de 43 años; MARÍA DEL CARMEN MÁRMOL CUBILLO, de 36 años, y sus dos hijas, SONIA y SUSANA CABRERIZO MÁRMOL, de 15 y 13 años respectivamente; el matrimonio formado por MARÍA TERESA DAZA CECILIA, embarazada, y RAFAEL MORALES OCAÑA, de 33 años, que dejaron un hijo de 7 años huérfano de padre y madre; MARÍA EMILIA EYRÉ DIÉGUEZ DE TEMES, ama de casa de 44 años; MERCEDES MANZANARES SERVITJÁ, de 30 años, y sus sobrinos SILVIA y JORDI VICENTE MANZANARES, de 13 y 9 años; MATILDE DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, de 35 años y soltera; LUISA RAMÍREZ CALANDA, de 41 años, casada y con dos hijos; el empleado de Hipercor LUIS ENRIQUE SALTÓ VIÑUELAS, de 22 años; JOSÉ VALERO SÁNCHEZ y el arquitecto XAVIER VALLS BAUZA, de 41 años.
Otras seis víctimas sobrevivieron unos días al atentado, sufriendo una agonía terrible, pues la mayoría tenía quemaduras severas en más del 80% de su cuerpo. Son Felipe Caparrós Ubierna, de 44 años, y Consuelo Ortega Pérez, de 67 años, que fallecieron dos días después del atentado, el 21 de junio; Mercedes Moreno Moreno, de 36 años, que falleció el 23 de junio, cuatro días después; María Rosa Valldellou Mestre, de 57 años, que falleció el 8 de julio, Bárbara Serret Cervantes, el 16 de julio y María Paz Diéguez Fernández, de 57 años, que falleció el 3 de agosto, convirtiéndose en la vigésimo primera víctima mortal de la masacre.
Además hay un factor importante que ha cambiado. Las primeras semanas el tratamiento era equivocado por la cantidad de teorías no contrastadas que llegaban para algo nuevo. A base de prueba y error se ha corregido. Además de no mandar más a los soldados con una honda y en calzoncillos al frente de batalla.
De ahi mi sorpresa, porque de vez en cuando sale en las noticias el desmantelamiento de campamentos "neo-nazis" como el del video, pero es la primera vez que veo uno de comunistas.La estética y el enfoque parecen bastante neonazis, la verdad.
Correcto, lo he mencionado, que los tratamientos han cambiado.
Ejemplo más claro el de la hidroxicloroquina que ha pasado de ser la panacea ha estar prohibida.
Los propios respiradores parece que han pasado a un segundo plano, no he sabido encontrar nada, pero parece que con la atención previa actual son muchos menos los casos que llegan a necesitar de ellos.
Para los que sois más jóvenes y os suene a "chino" todo esto, recordar lo que pasó hace 33 años, . Los que peinan canas o no peinamos nada y somos parte del riesgo lo recordamos con mucha pena.
No hay olvido.
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Hoy recordamos Hipercor
A las 16:08 horas del viernes 19 de junio de 1987 hizo explosión un Ford Sierra en el segundo sótano del Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona, cargado con amonal y líquido inflamable. El coche-bomba se activó mediante un temporizador programado por los asesinos de la banda terrorista ETA Domingo Troitiño Arranz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón. El artefacto explosivo estaba compuesto por veintisiete kilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, además de pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos y se originase una gran cantidad de gases tóxicos, que ocasionó la asfixia de las personas que se encontraban en su radio de acción. La utilización de líquido inflamable, tipo napalm, que se usa preferentemente contra personas, no tenía precedentes en la banda terrorista. Varias personas resultaron "atrozmente quemadas y mutiladas, sin posibilidad alguna de escapar ante la oscuridad producida por el humo negro y los materiales incendiarios adheridos a su cuerpo (...) sin posibilidad alguna de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que su autocombustión se ocasionó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente", tal y como recoge la sentencia 49/1989 de la Audiencia Nacional.
Fue una auténtica masacre, con ventiuna víctimas mortales (cuatro de ellas niños) y cuarenta y seis personas heridas, cinco de ellas con pérdida de miembro principal, y diecisiete con lesiones de deformidad y pérdida de miembro no principal. La barbarie criminal de la banda acabó con la vida de trabajadores y clientes del centro comercial.
El coche utilizado por los terroristas había sido robado en San Sebastián hacía cuatro meses, el 16 de febrero anterior, por el grupo de manguis de la banda, que se dedicaba precisamente a eso: a mangar vehículos para luego entregarlos a los etarras que perpetraban materialmente los atentados.
Cuando se produjo la explosión no era un momento de gran afluencia de público, pero el número de clientes que ocupaba las cuatro plantas del establecimiento (planta baja y tres sótanos) era considerable, ya que los viernes es un día habitual de compra. La avenida Meridiana registraba en ese momento un tráfico intenso. Frente a la puerta de acceso al aparcamiento, situada en uno de los laterales del edificio, un grupo de padres aguardaba la salida de los niños de un colegio. "La puerta del garaje saltó despedida, pero sin alcanzar a nadie", explicó uno de ellos.
La explosión provocó un gran agujero en el techo del segundo sótano, por lo que la onda expansiva afectó también directamente al contiguo, una planta convertida en supermercado de alimentación. Al estallido, que destrozó totalmente el coche-bomba, le siguió un violento incendio. Las llamas afectaron directamente a otros veinte vehículos aparcados en el sótano, mientras la onda expansiva causó importantes daños a veinte automóviles más. Las instalaciones de conducción eléctrica y de agua también quedaron inutilizadas. Esa falta de fluido eléctrico -unida al fallo de las luces de seguridad- y la inundación que se produjo dificultaron las tareas de rescate.
Tras el fuerte impacto, empezaron a salir personas del edificio, y entre ellas algunos primeros heridos. "Salían corriendo, muchos de ellos ensangrentados, y los que procedían del sótano, además de las quemaduras, llamaban la atención porque se les había abrasado instantáneamente el cabello", explicó un testigo presencial.
En aquellos momentos se desconocía la magnitud de la tragedia. El espeso humo causado por la explosión, la oscuridad y el fuerte calor, se convirtieron en los principales obstáculos para el acceso de los servicios de rescate a la planta directamente afectada. A medida que los bomberos, provistos de equipos autónomos de respiración, avanzaban hacia el interior, el alcance del desastre se fue desvelando. Los equipos de rescate consiguieron llegar al lugar de la explosión, en el segundo sótano, en torno a las 17:15 horas, una hora después de la explosión. Casi todos los rescatados que aparecieron a partir de ese instante ya habían fallecido.
La brutal explosión provocó el fallecimiento en el acto de quince personas: MILAGROS AMEZ FRANCO, dependienta de 43 años; MARÍA DEL CARMEN MÁRMOL CUBILLO, de 36 años, y sus dos hijas, SONIA y SUSANA CABRERIZO MÁRMOL, de 15 y 13 años respectivamente; el matrimonio formado por MARÍA TERESA DAZA CECILIA, embarazada, y RAFAEL MORALES OCAÑA, de 33 años, que dejaron un hijo de 7 años huérfano de padre y madre; MARÍA EMILIA EYRÉ DIÉGUEZ DE TEMES, ama de casa de 44 años; MERCEDES MANZANARES SERVITJÁ, de 30 años, y sus sobrinos SILVIA y JORDI VICENTE MANZANARES, de 13 y 9 años; MATILDE DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, de 35 años y soltera; LUISA RAMÍREZ CALANDA, de 41 años, casada y con dos hijos; el empleado de Hipercor LUIS ENRIQUE SALTÓ VIÑUELAS, de 22 años; JOSÉ VALERO SÁNCHEZ y el arquitecto XAVIER VALLS BAUZA, de 41 años.
Otras seis víctimas sobrevivieron unos días al atentado, sufriendo una agonía terrible, pues la mayoría tenía quemaduras severas en más del 80% de su cuerpo. Son Felipe Caparrós Ubierna, de 44 años, y Consuelo Ortega Pérez, de 67 años, que fallecieron dos días después del atentado, el 21 de junio; Mercedes Moreno Moreno, de 36 años, que falleció el 23 de junio, cuatro días después; María Rosa Valldellou Mestre, de 57 años, que falleció el 8 de julio, Bárbara Serret Cervantes, el 16 de julio y María Paz Diéguez Fernández, de 57 años, que falleció el 3 de agosto, convirtiéndose en la vigésimo primera víctima mortal de la masacre.
¡Cómo dices éso, si son comunistas … los mayores demócratas y defensores de libertades de todos los tiempos en los universos conocidos!
Y que tengamos que ver a los asesinos y sus representantes en las instituciones de una democracia es penoso, pero más penoso es ver como el partido socialista pacta con ellos después de todas las barbaries que han cometido, se me caen los hu**s al escuchar a un miembro de VOX victima de ETA en el congreso dirigirse al presidente del gobiernoPara los que sois más jóvenes y os suene a "chino" todo esto, recordar lo que pasó hace 33 años. Los que peinan canas o no peinamos nada y somos parte del riesgo lo recordamos con mucha pena.
No hay olvido.
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Hoy recordamos Hipercor
A las 16:08 horas del viernes 19 de junio de 1987 hizo explosión un Ford Sierra en el segundo sótano del Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona, cargado con amonal y líquido inflamable. El coche-bomba se activó mediante un temporizador programado por los asesinos de la banda terrorista ETA Domingo Troitiño Arranz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón. El artefacto explosivo estaba compuesto por veintisiete kilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, además de pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos y se originase una gran cantidad de gases tóxicos, que ocasionó la asfixia de las personas que se encontraban en su radio de acción. La utilización de líquido inflamable, tipo napalm, que se usa preferentemente contra personas, no tenía precedentes en la banda terrorista. Varias personas resultaron "atrozmente quemadas y mutiladas, sin posibilidad alguna de escapar ante la oscuridad producida por el humo negro y los materiales incendiarios adheridos a su cuerpo (...) sin posibilidad alguna de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que su autocombustión se ocasionó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente", tal y como recoge la sentencia 49/1989 de la Audiencia Nacional.
Fue una auténtica masacre, con ventiuna víctimas mortales (cuatro de ellas niños) y cuarenta y seis personas heridas, cinco de ellas con pérdida de miembro principal, y diecisiete con lesiones de deformidad y pérdida de miembro no principal. La barbarie criminal de la banda acabó con la vida de trabajadores y clientes del centro comercial.
El coche utilizado por los terroristas había sido robado en San Sebastián hacía cuatro meses, el 16 de febrero anterior, por el grupo de manguis de la banda, que se dedicaba precisamente a eso: a mangar vehículos para luego entregarlos a los etarras que perpetraban materialmente los atentados.
Cuando se produjo la explosión no era un momento de gran afluencia de público, pero el número de clientes que ocupaba las cuatro plantas del establecimiento (planta baja y tres sótanos) era considerable, ya que los viernes es un día habitual de compra. La avenida Meridiana registraba en ese momento un tráfico intenso. Frente a la puerta de acceso al aparcamiento, situada en uno de los laterales del edificio, un grupo de padres aguardaba la salida de los niños de un colegio. "La puerta del garaje saltó despedida, pero sin alcanzar a nadie", explicó uno de ellos.
La explosión provocó un gran agujero en el techo del segundo sótano, por lo que la onda expansiva afectó también directamente al contiguo, una planta convertida en supermercado de alimentación. Al estallido, que destrozó totalmente el coche-bomba, le siguió un violento incendio. Las llamas afectaron directamente a otros veinte vehículos aparcados en el sótano, mientras la onda expansiva causó importantes daños a veinte automóviles más. Las instalaciones de conducción eléctrica y de agua también quedaron inutilizadas. Esa falta de fluido eléctrico -unida al fallo de las luces de seguridad- y la inundación que se produjo dificultaron las tareas de rescate.
Tras el fuerte impacto, empezaron a salir personas del edificio, y entre ellas algunos primeros heridos. "Salían corriendo, muchos de ellos ensangrentados, y los que procedían del sótano, además de las quemaduras, llamaban la atención porque se les había abrasado instantáneamente el cabello", explicó un testigo presencial.
En aquellos momentos se desconocía la magnitud de la tragedia. El espeso humo causado por la explosión, la oscuridad y el fuerte calor, se convirtieron en los principales obstáculos para el acceso de los servicios de rescate a la planta directamente afectada. A medida que los bomberos, provistos de equipos autónomos de respiración, avanzaban hacia el interior, el alcance del desastre se fue desvelando. Los equipos de rescate consiguieron llegar al lugar de la explosión, en el segundo sótano, en torno a las 17:15 horas, una hora después de la explosión. Casi todos los rescatados que aparecieron a partir de ese instante ya habían fallecido.
La brutal explosión provocó el fallecimiento en el acto de quince personas: MILAGROS AMEZ FRANCO, dependienta de 43 años; MARÍA DEL CARMEN MÁRMOL CUBILLO, de 36 años, y sus dos hijas, SONIA y SUSANA CABRERIZO MÁRMOL, de 15 y 13 años respectivamente; el matrimonio formado por MARÍA TERESA DAZA CECILIA, embarazada, y RAFAEL MORALES OCAÑA, de 33 años, que dejaron un hijo de 7 años huérfano de padre y madre; MARÍA EMILIA EYRÉ DIÉGUEZ DE TEMES, ama de casa de 44 años; MERCEDES MANZANARES SERVITJÁ, de 30 años, y sus sobrinos SILVIA y JORDI VICENTE MANZANARES, de 13 y 9 años; MATILDE DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, de 35 años y soltera; LUISA RAMÍREZ CALANDA, de 41 años, casada y con dos hijos; el empleado de Hipercor LUIS ENRIQUE SALTÓ VIÑUELAS, de 22 años; JOSÉ VALERO SÁNCHEZ y el arquitecto XAVIER VALLS BAUZA, de 41 años.
Otras seis víctimas sobrevivieron unos días al atentado, sufriendo una agonía terrible, pues la mayoría tenía quemaduras severas en más del 80% de su cuerpo. Son Felipe Caparrós Ubierna, de 44 años, y Consuelo Ortega Pérez, de 67 años, que fallecieron dos días después del atentado, el 21 de junio; Mercedes Moreno Moreno, de 36 años, que falleció el 23 de junio, cuatro días después; María Rosa Valldellou Mestre, de 57 años, que falleció el 8 de julio, Bárbara Serret Cervantes, el 16 de julio y María Paz Diéguez Fernández, de 57 años, que falleció el 3 de agosto, convirtiéndose en la vigésimo primera víctima mortal de la masacre.
Menudos falsos e hipócritas; a quién quieren engañar? Si luego pactan con ellosHay manifestaciones en toda España como todos los años, el año pasado solo en Madrid hubo casi un millón de asistentes, nunca olvidaremos dicen las múltiples pancartas, el gobierno ha convocado un acto conmemorativo a las 12:00 con un minuto de silencio en recuerdo de las victimas del terrorismo. Estaré durmiendo aún.
Esperamos la condena de la izquierda¿Por qué siempre se producen en la misma dirección?
¿Cuándo saldrán los izquierdosos a condenar estos ataques?
Parece que esto es normal, pero luego una protesta pacífica en la casa del coletas es motivo para cortar la calle, poner decenas de Guardias Civiles (incluyendo varios GRS), y ser noticia todos los días.
Centenares de abertzales insultan y acosan a miembros de Vox en un mitin de Bilbao que acaba en carga policial
La Ertzaintza ha tenido que cargar varias veces contra los radicales ante el lanzamiento de piedras, botellas e incluso mobiliario de las terrazas de los bares de la zona
https://okdiario.com/espana/ertzain...e-protestaban-frente-mitin-vox-bilbao-5782120