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Rafa Nadal ha lucido músculo en su vuelta a la competición. Camiseta sin mangas , por vez primera desde 2008, enseñando sus cincelados bíceps. E igual imagen de contundencia en su tenis, arrollando al dominicano Víctor Estrella, 6-1, 6-1 y 6-1 en la primera ronda del Open de Australia 2018. Poco más de media hora en un estreno magnífico para los intereses del campeón de 2009 y finalista de la edición anterior.
Sin competir desde noviembre, tras retirarse de las ATP Finals por dolor en la rodilla derecha, una vez perdió su estreno en Londres ante David Goffin, Nadal regresó al Rod Laver Arena de Melbourne Park emitiendo señales positivas.
Resultado esclarecedor de su superioridad sobre el veterano Estrella, a sus 37 años el 79 del mundo. De 1,70 metros de estatura y 70 kilos, un adversario ideal para el número uno, que a continuación, el miércoles, se las verá con un adversario de más entidad en estas pistas duras, el argentino Leonardo Mayer, que superó al chileno Nicolás Jarry por 6-2, 7-6 (7-1) y 6-3.
Duelo inédito en el campo profesional, y contaba más lo que hiciera Nadal que su oponente. Y el balear salió muy centrado, con una marcha más, con ganas de batalla, de gustarse para adquirir ese ritmo y confianza que no dan los tests de exhibición previos.
Sin competir desde noviembre, tras retirarse de las ATP Finals por dolor en la rodilla derecha, una vez perdió su estreno en Londres ante David Goffin, Nadal regresó al Rod Laver Arena de Melbourne Park emitiendo señales positivas.
Resultado esclarecedor de su superioridad sobre el veterano Estrella, a sus 37 años el 79 del mundo. De 1,70 metros de estatura y 70 kilos, un adversario ideal para el número uno, que a continuación, el miércoles, se las verá con un adversario de más entidad en estas pistas duras, el argentino Leonardo Mayer, que superó al chileno Nicolás Jarry por 6-2, 7-6 (7-1) y 6-3.
Duelo inédito en el campo profesional, y contaba más lo que hiciera Nadal que su oponente. Y el balear salió muy centrado, con una marcha más, con ganas de batalla, de gustarse para adquirir ese ritmo y confianza que no dan los tests de exhibición previos.