En el siglo XIX, el vapor era la fuerza que movía fábricas, trenes y barcos. Pero había un problema: las máquinas de vapor de pistón eran pesadas, lentas y poco eficientes. Charles Algernon Parsons, un ingeniero británico apasionado por la mecánica, soñaba con transformar esa potencia en algo más ligero, rápido y continuo.
En 1884, inventó la turbina de vapor moderna, un mecanismo capaz de convertir el vapor a alta presión en un movimiento rotativo suave y constante,Para demostrar su invento, Parsons construyó el Turbinia, un barco experimental que en 1897 sorprendió al mundo al atravesar un desfile naval a una velocidad nunca vista. Aquella demostración marcó un antes y un después en el transporte marítimo y en la producción de energía eléctrica.