1948. Un lañador sentado en su caja de herramientas, en la acera de una calle de Madrid. Oficio ya desaparecido.
Pero... ¿Sabías en qué consistía este oficio, ya desaparecido?
Menos conocido que el afilador pero con una función similar, el de lañador era el encargado de reparar los cacharros de cocina (cacerolas, barreños, sartenes, pucheros....) que estuvieran agujereados.
Sus instrumentos de trabajo eran una lata con ascuas de carbón encendidas para mantener el soldador incandescente y trocitos de estaño para parchear y remendar los cacharros.
El nombre de lañador viene de las lañas o grapas con las que tradicionalmente se reparaban los recipientes de cerámica o barro, luego por extensión se siguió aplicando a los que reparaban los utensilios de cocina de metal.
Como podemos entender, era un trabajo muy laborioso, pero no había otra solución. Para tirar algún cacharro inservible, tenía que ser en casos excepcionales...
Por supuesto, casi no había basura que tirar. Todo servía para reutilizarlo. El reciclado ya estaba inventado...