KORANDO
Clan Leader
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En 1972, cuando las baladas románticas y los boleros rancheros parecían hablar solo de amores prohibidos en clave poética, apareció Susana Horia, una cantante de cantina con voz desgarrada y un desparpajo que escandalizó a medio mundo. Su sencillo “Contigo Perdí Mi Culo” fue grabado en un estudio barato de Ciudad de México, con apenas una guitarra española, un contrabajo y una trompeta ahogada de tequila. La letra, lejos de la sutileza de la época, era una confesión obscena, directa y vulgar: el relato de una mujer enamorada de su Javier que, entre suspiros y gritos, reconocía que le había entregado todo… incluso el culo, como su devoción carnal. La canción fue inmediatamente censurada por la radio nacional y vetada en Televisa, acusada de “inmoral, sucia y ofensiva para las buenas costumbres”. Sin embargo, en los bares de madrugada y en las rockolas de barrio se convirtió en un himno clandestino: borrachos, camioneros y hasta señoras despechadas pedían a gritos “¡ponme a Susana Horia!”. Se cuenta que en un famoso cabaret de Tijuana, un grupo de marinos estadounidenses llegó a tatuarse la frase “Perdí Mi Culo” en el brazo, creyendo que era una expresión de amor mexicana. “Contigo Perdí Mi Culo” es recordada como una de las joyas más indecentes de la canción prohibida, y Susana Horia como “la ranchera obscena". Décadas después, Vinilos Censurados ha recuperado este disco histórico, restaurando la carátula original y permitiendo que hoy, finalmente, se pueda escuchar sin censura, tal como la cantante había imaginado.