Off Topic Hilo del seguimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia. Años 1 y 2

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Defensa de Ucrania
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Ucrania continúa resistiendo el terrorismo con misiles rusos. Esta mañana las fuerzas de defensa aérea derribaron en nuestro cielo 18 misiles crucero Kh-101/Kh-555 y 8 drones kamikazes "Shahed". El agresor atacó a nuestro país con 59 drones y misiles, incluidos misiles Kh-47 Kindzhal y misiles balísticos Iskander-M. Agradecemos a nuestros defensores aéreos por salvar las ciudades ucranianas. Instamos a nuestros socios a que sigan apoyando la defensa aérea de Ucrania.

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Como diría Gaitán, buenas tardes compañeros.
Lo primero es agradecer lo que los "animadores" del hilo venís haciendo desde el inicio de la guerra, es un esfuerzo que hay que valorar en su justa medida (que es mucha).
La verdad es que dada la vorágine laboral (académica) en la que estoy metido desde abril no tengo suficiente tiempo para dedicarle a leer en profundidad los análisis que se van subiendo pero, a riesgo de que sea repetido, os traigo hoy un artículo que me ha parecido excelente, por su claridad y el conocimiento del que lo escribe. Espero que aclare algo a los más legos en esta materia y sea didáctico para todos.
 

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Como diría Gaitán, buenas tardes compañeros.
Lo primero es agradecer lo que los "animadores" del hilo venís haciendo desde el inicio de la guerra, es un esfuerzo que hay que valorar en su justa medida (que es mucha).
La verdad es que dada la vorágine laboral (académica) en la que estoy metido desde abril no tengo suficiente tiempo para dedicarle a leer en profundidad los análisis que se van subiendo pero, a riesgo de que sea repetido, os traigo hoy un artículo que me ha parecido excelente, por su claridad y el conocimiento del que lo escribe. Espero que aclare algo a los más legos en esta materia y sea didáctico para todos.

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Carlos Javier Frías Sánchez *
Ucrania y el ejército ruso: primeras impresiones

Resumen:

Indiscutiblemente, es muy pronto para extraer conclusiones sólidas sobre la eficacia real del ejército ruso en Ucrania. Más aún cuando la información disponible es claramente sesgada, gracias al dominio en ese campo de los ucranianos. No obstante, algunas de las informaciones que nos llegan resultan coherentes con lo que sabíamos previamente del ejército ruso, o con las tendencias históricas y la cultura militar de estas fuerzas. En consecuencia, y con todas las reservas posibles, es factible apuntar algunas conclusiones, siempre con carácter provisional y advirtiendo al lector que este análisis tiene las lógicas lagunas que se derivan de la falta de información fiable y completa.

La doctrina rusa

Todos los ejércitos se configuran alrededor de una doctrina, entendida como la manera correcta (para cada ejército) de conducir el combate. Esta doctrina se codifica, mejor o peor, en una serie de manuales que, muy frecuentemente, son de difícil lectura y comprensión, y no siempre son ampliamente difundidos. Sin embargo, los soldados que se incorporan a las unidades aprenden pronto a hacer las cosas como siempre, y ese como siempre no es más que la aplicación de la doctrina vigente, en una suerte de transmisión oral y casi consuetudinaria. La doctrina determina la organización, la forma de desplegar, las características de sus materiales e incluso su número y composición, llegando a condicionar hasta el sistema educativo.
La doctrina soviético-rusa mantiene una notable continuidad: la actual doctrina rusa es una evolución de la soviética. Así, la doctrina actual del ejército ruso sigue siendo heredera de la «batalla en profundidad» de Tujaschevski, Triandafilov, Svechin, Issersson…, desarrollada en los años 30 y empleada con éxito en la Gran Guerra Patria (la Segunda Guerra Mundial), acontecimiento reivindicado todavía hoy. Posteriormente, los soviéticos la fueron actualizando y refinando, pero sin cambiar las ideas fundamentales que la componen.
En su concepto original, la «batalla en profundidad» se explica en el manual PU-36, documento fundamental en la historia doctrinal soviético-rusa. Toda la concepción doctrinal del PU-36 nacía de la consideración de que los ejércitos creados tras la revolución industrial eran excesivamente grandes como para ser destruidos en una sola batalla decisiva (un Austerlitz o un Borodino modernos), en consecuencia, la destrucción del ejército enemigo solo podía obtenerse mediante una serie de batallas simultáneas o secuenciales, pero en todo caso dirigidas a un fin único y, por lo tanto, concebidas y ejecutadas bajo un mando también único. Este es el origen del concepto de «arte operacional». El despliegue de estos enormes ejércitos implicaba que las fuerzas situadas en la línea de contacto (el frente) no son más que la superficie de un sistema más amplio y complejo, en el que, además, los elementos vitales (artillería de campaña, puestos de mando, sistema logístico...) se encuentran situados muy alejados de la línea de contacto. Sin embargo, para alcanzar el colapso enemigo, es imperativa la destrucción de estos elementos vitales (si solo se actúa sobre las fuerzas en contacto, el resultado es una «guerra de desgaste», muy larga y poco decisiva, como ocurrió en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial). Por ello es necesario destruir esos elementos situados en la profundidad del despliegue, al mismo tiempo que se anula la acción ofensiva de los elementos en contacto. Si el flanco enemigo se apoya en la costa, es posible emplear también medios navales para actuar sobre la profundidad del despliegue (fuegos y desembarcos). Para ejecutar esta doctrina, son necesarios una serie de medios: fuegos de largo alcance (artillería y aviación) y fuerzas aerotransportadas para neutralizar/destruir los elementos críticos situados en profundidad, infantería y artillería para mantener estable el frente, más artillería para romper el frente enemigo y caballería/medios acorazados para penetrar en la profundidad del despliegue enemigo y destruir esos elementos críticos o para ocupar puntos clave en el terreno... La necesidad de emplear medios aéreos (para reconocimiento, para ejecutar fuegos en profundidad y para emplear fuerzas aerotransportadas) hacía imprescindible que el jefe operacional tuviese autoridad sobre las fuerzas terrestres y aéreas (y, en su caso, navales), lo que hace que el nivel operacional sea necesariamente conjunto. La doctrina actual soviética tiene continuidades y rupturas sobre lo contemplado en el PU-36. La principal ruptura es el hecho de que los ejércitos modernos son mucho más pequeños, por lo que no cabe excluir una batalla decisiva. La principal continuidad es la concepción del enemigo como un sistema complejo, compuesto por mucho más que las fuerzas armadas en presencia, y, como entonces, dependiente de una serie de sistemas críticos situados físicamente alejados de las fuerzas desplegadas (caso hoy de los satélites, o las comunicaciones por internet), pero también de una opinión pública muy vulnerable a la manipulación informativa. En consecuencia, la doctrina rusa actual sigue siendo omnicomprensiva y busca atacar al enemigo «en toda la profundidad de su despliegue», sea esta profundidad física o ligada a otros dominios (como el informativo).

Esta doctrina, extraordinariamente similar a la blitzkrieg alemana, tiene un grave inconveniente para los rusos: necesita que los jefes, a todos los niveles, ejerzan una gran iniciativa, para lo que precisan una elevada preparación y la necesaria autoridad para aprovechar las oportunidades que se presentan en el campo de batalla. Los alemanes confiaban en encontrar un punto débil en el despliegue enemigo, y en explotarlo inmediatamente para romper el frente enemigo. Después, debían avanzar en la retaguardia enemiga, intentando cortar las líneas de alimentación logística del enemigo y destruir o desorganizar su sistema de mando y control. Puesto que el lugar donde aparecería el punto débil era imprevisible, el planeamiento era necesariamente muy poco detallado, confiando en el buen criterio de los jefes ejecutantes para conseguir el efecto último deseado por su mando. Un buen ejemplo de este proceder es la ruptura del frente italiano en la batalla de Caporetto, tan pronto como en 1917, por el joven teniente Rommel y perfectamente descrita en su libro La infantería al ataque.

Sin embargo, la cultura del ejército ruso sigue siendo soviética (la iniciativa y el apartarse del estricto cumplimiento de las órdenes es un camino que lleva, antes o después, a Siberia). Es importante recordar que el sistema soviético se basaba en planes centralizados diseñados al nivel más alto, y ejecutados sin cuestionarlos por los subordinados a todos los niveles. Cualquier cambio en la ejecución del plan podía entenderse como una crítica o una falta de confianza en la jerarquía que había diseñado el plan, algo mortalmente peligroso… La solución soviética para ejecutar la doctrina de la «batalla en profundidad» con un ejército absolutamente centralizado y sin iniciativa fue la abundancia de medios: donde los alemanes buscaban un punto débil, los soviéticos lo creaban, mediante la artillería de campaña (ya decía Stalin que la artillería era el dios de la guerra), explotando la ruptura con contingentes masivos de carros e infantería sobre vehículos, siguiendo un plan rígido, pero con medios suficientes para superar cualquier resistencia…
La aviación soviética actuaba de forma similar a la Luftwaffe, en el sentido de que era una especie de «artillería volante», dedicada en exclusiva al apoyo a las fuerzas terrestres. Sin embargo, igual que las fuerzas terrestres, se atiene estrictamente al plan aprobado. Como consecuencia, muchas de las misiones que ejercía la Luftwaffe estaban fuera del alcance de la aviación roja: puesto que el momento y el lugar en que se producirían los posibles contraataques enemigos era difícilmente previsible, la aviación roja rara vez era capaz de intervenir frente a ellos, pues esa actuación implicaba una modificación del plan. Por los mismos motivos, tampoco era capaz de reaccionar rápidamente en caso de situaciones imprevistas (una resistencia mayor que la esperada o la aparición de fuerzas no previstas en el plan inicial).
La publicación PU-36 subrayaba la necesidad de evitar que, tras la ruptura del frente, el enemigo pudiera reorganizarse y crear un nuevo frente defensivo. Por ello, el ejército rojo no detiene su avance nunca, salvo que sea imprescindible. Esto implica que, en general, las unidades del ejército rojo no relevan a sus fuerzas en ofensiva: las unidades de primera línea atacan hasta que son destruidas, momento en el que las unidades de segunda línea «pasan por encima» de ellas y continúan el ataque. Por ello, la logística es relativamente escasa: no se planea reabastecer a fuerzas que se consideran destruidas tras el primer ataque. De esta característica nace el antiguo concepto OTAN de follow-on forces attack (FOFA): si se destruían las unidades en segunda línea, el avance soviético sería muy corto, por el propio desgaste de las unidades de primera línea y por su limitado alcance logístico. Esta mentalidad soviética implica también que las unidades se consideran consumibles, de donde nace también la disposición soviética a sufrir pérdidas mucho más severas de lo que acostumbramos en Occidente.

En mi opinión, en Ucrania, los rusos han iniciado un plan coherente con los postulados de la «batalla en profundidad»: un ataque simultáneo sobre todo el dispositivo enemigo, geográfica y funcionalmente (intentan cercar al ejército ucraniano en el este con una pinza en el norte en dirección Jarkov-Poltava y otra desde Crimea, para unirse con la anterior y cerrar el cerco; y destruir el nivel político en el oeste, tomando Kiev). De la misma forma, no han esperado a alcanzar la superioridad aérea para atacar (la doctrina pide «ataque simultáneo»). El mismo Tujaschevski habría aprobado el plan.

La ejecución del plan

Entonces, ¿qué ha fallado?

Aparte de la inesperada resistencia ucraniana, la ejecución de la «batalla en profundidad» sin iniciativa en los escalones subordinados requiere al ejército rojo: es decir, una masa enorme de fuerzas. En una conversación entre Tujaschevski y Voroshilov (comisario del pueblo a cargo de la defensa), este último decía que «preferiría un ejército de cincuenta divisiones a pie y a caballo que uno de cinco divisiones mecanizadas» como las que proponía Tujaschevski. Este le respondió que lo que hacía falta entonces era un ejército de cincuenta divisiones mecanizadas. En aquella época (los años 30), Fuller, De Gaulle, Guderian… defendían la necesidad de ejércitos mecanizados. El elevado precio de los medios y su complejidad implicaban la necesidad de que fuesen pequeños y profesionales. Los pensadores soviéticos creían que esa preferencia respondía al miedo de las burguesías capitalistas a un ejército popular que pudiera hacer una revolución, y que era posible crear un gran ejército mecanizado (dedicando suficientes recursos) y con tropa de reemplazo (simplificando al máximo las tareas y con la aplicación rígida e inflexible de procedimientos). El Ejército Rojo fue el resultado de estas ideas. Por eso los soviéticos podían aplicar la «batalla en profundidad», disponiendo de una cantidad enorme de fuerzas, que les permitía ser fuertes en todas partes y disponer de los nutridos segundos escalones operacionales que requería su doctrina... Da la impresión de que, en Ucrania, los rusos han hecho un plan a escala soviética (lo que han estudiado de memoria en sus academias), y han olvidado que ahora tienen un ejército ruso: pequeño y pobre.

En efecto, el ejército ruso no es el ejército rojo. El éxito soviético en la Segunda Guerra Mundial, donde, tras la debacle de 1941, aplicaron con éxito las ideas recogidas en la PU-36, ocurrió «a pesar del sistema», no gracias a él, y se basaba en el masivo tamaño de las fuerzas empleadas. Con la paz de la Guerra Fría, el sistema soviético se fue enraizando cada vez más: el ejército rojo funcionaba con procedimientos cada vez más rígidos, con un control absolutamente centralizado y sin ningún margen para la iniciativa (es interesante a ese respecto estudiar sus operaciones en los 80 en Afganistán, como se relata en el libro Ghost Wars, de Steve Coll). La caída de la Unión Soviética no hizo sino agudizar esa crisis, difícilmente reversible: después de cincuenta años de crear una cultura de obediencia ciega al plan y de huir de la iniciativa, cambiarla es casi imposible en pocos años. La guerra de Chechenia mostró pronto las graves carencias del ejército ruso. Putin ha intentado mejorar la situación del ejército, dando poder a técnicos muy competentes… en su campo, que no es necesariamente el militar (caso del ministro de Defensa, Shoigu).
Así, pese a tener ideas doctrinales muy claras (el concepto RUK, que bautizamos en Occidente como A2/AD, sin comprenderlo en su conjunto, por ejemplo) y teniendo la capacidad de modificar la estructura y los medios de su ejército para estar en condiciones de aplicarlas (basta ver la capacidad de fuegos de la brigada rusa actual en comparación con las nuestras, su potente defensa antiaérea o sus medios de EW), su efectividad en combate es limitada. En realidad, el ejército ruso no se ha enfrentado a un enemigo de entidad suficiente como para analizar sus capacidades militares reales en un conflicto de alta intensidad (Georgia fue poco más que una escaramuza frente a un enemigo muy débil).

El ejército ruso tiene otras limitaciones: por un lado, mezcla tropa profesional con tropa de reemplazo (con un año de servicio militar), pero lo hace de una manera muy específica. El primer batallón de maniobra de cada brigada/regimiento es de tropa profesional, lo mismo que la primera batería de los grupos de artillería de cada brigada (antiaérea, de campaña o contracarro), y la primera compañía de las unidades de apoyo. El resto, se nutren de tropa de reemplazo, con algunas posiciones críticas (tiradores de carro de combate, apuntadores de piezas de artillería…) ocupadas por profesionales. Las limitaciones de presupuesto hacen que el adiestramiento se concentre en las unidades profesionales y sea mucho menor en las de reemplazo. Así, cada brigada es, en realidad, un grupo táctico sobre la base de un batallón de infantería/caballería, una batería de campaña, otra antiaérea, otra contracarro, una compañía de transmisiones… Es decir, un Battalion Task Group (BTG), que es lo que están empleando en Ucrania. Sin embargo, esta organización implica que los puestos de mando de brigada o los de la artillería, se nutren también de tropa de reemplazo, lo que hace que, si se decide no emplear tropa de reemplazo en la operación, el nivel brigada no existe, y, en consecuencia, que los BTG carezcan de elementos esenciales de su artillería (radares de contrabatería, puestos de mando de grupo, medios de integración de la artillería antiaérea en el sistema de defensa aérea…) y de apoyos clave procedentes de su brigada (en logística, transmisiones y UAV). De la misma forma, las unidades logísticas reciben esencialmente tropa de reemplazo. Algo similar ocurre a nivel división. Así, los puestos de mando de las grandes unidades ejército rusas (estos ejércitos en realidad equivaldrían casi a nuestras divisiones o a un pequeño cuerpo de ejército, pues se componen, en la mayoría de los casos, de dos reducidas divisiones de unos 10.000 efectivos, más ciertos apoyos) acaban controlando directamente un número variable de BTG, sin escalones de mando intermedios. Y, siguiendo la costumbre rusa, cada BTG espera un plan detallado de su misión. Esto satura a los PC de las GU Ejército, y exige un gran esfuerzo de planeamiento que necesita tiempo.

El único cuartel general que tiene una plantilla numerosa es precisamente el de la gran unidad ejército. En caso de guerra, cada cuartel general de distrito militar, la organización militar básica de tiempo de paz se reorganiza para generar el puesto de mando de una gran unidad ejército. Puesto que es un cuartel general con responsabilidades cotidianas en tiempo de paz, sus plantillas están relativamente completas. A cambio, gran parte de su personal carece de experiencia en el desempeño de sus funciones en el seno del puesto de mando de tiempo de guerra.
Las limitaciones presupuestarias hacen que, salvo el ejercicio anual Zapad, el ejército ruso rara vez ejecuta ejercicios de entidad superior a BTG, por lo que el empleo de los apoyos de brigada y división se practica muy poco. Algo similar ocurre con la coordinación aire-tierra, que se realiza normalmente a nivel gran unidad ejército.
Los batallones rusos solo tienen una sección de apoyo logístico, con capacidades muy limitadas en mantenimiento y abastecimiento. El primer escalón logístico digno de ese nombre aparece en el nivel brigada, que dispone de un batallón de mantenimiento y otro de abastecimiento. Esto implica que los BTG, si no son reforzados por su brigada, tienen muy poca capacidad para recuperar vehículos averiados o para reabastecerse.

Las brigadas rusas disponen, en teoría, de una compañía de UAV, con tres equipos de tres aparatos, en general, Orlan-10. Estos UAV operan en grupos de dos o tres, con uno de ellos volando a una altura de 1.000 o 1.500 m, en misión ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition and Surveillance — inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento), otro actúa como escolta electrónica portando equipos de guerra electrónica, y, en caso necesario, otro vuela retrasado y a mayor altura, ejerciendo como relé para ampliar el alcance del conjunto. En teoría, los UAV deben preceder el avance de las unidades de su brigada, proporcionando información
El ejército ruso no tiene suboficiales en el sentido occidental del término. En general, los suboficiales son tropa profesional seleccionada, que hace un breve curso para ser sargento. Su preparación es muy limitada. Las unidades basadas en tropa de reemplazo no tienen suboficiales al mando, sino que los suboficiales profesionales ocupan aquellas posiciones que requieren ciertos conocimientos técnicos, lo que no implica que ocupen posiciones de mando. En consecuencia, las funciones que en nuestro Ejército hacen los suboficiales o los cabos 1.º se realizan en el ejército ruso por tenientes y tenientes primeros. Esto hace que puedan dedicar muy poco tiempo a la instrucción de su unidad. Las novatadas son habituales y muy duras, llegando a suponer un problema de nivel incluso político. Como consecuencia, la cohesión de las pequeñas unidades de tropa de reemplazo es muy baja, y su adiestramiento muy escaso.
Por su parte, la fuerza aérea rusa tiene experiencia en combate real, adquirida en Siria. Sin embargo, en ese teatro no hay amenazas reales para sus aviones (ni aéreas ni antiaéreas). Por otra parte, en Siria los rusos han empleado fundamentalmente armas no guiadas (solo un 5 % de los ataques han empleado armas guiadas). Este escaso uso de armas inteligentes (inferior al utilizado por la Coalición contra Sadam Hussein en 1991, conflicto en que los aliados emplearon un 10 % de armas guiadas) implica una experiencia limitada en su empleo, pero también puede ser el síntoma de una escasa disponibilidad de este tipo de armas, que, por otro lado, son muy costosas.
En mi opinión, muchas de las dificultades que han encontrado las tropas rusas en Ucrania derivan directamente de las mencionadas características del ejército ruso.
Aparentemente, el presidente Putin asumía que no habría una oposición real al avance ruso, por lo que las fases iniciales de la campaña se dirigieron a destruir la fuerza aérea ucraniana, al tiempo que las tropas terrestres realizaban un veloz avance para tomar Kiev y para cercar al grueso del ejército ucraniano en el Este del país. Sin embargo, la fuerza aérea ucraniana —probablemente con información procedente de Estados Unidos— dispersó previamente sus aparatos, reduciendo mucho su vulnerabilidad. Por otra parte, los ataques rusos se dirigieron contra las zonas de aparcamiento de los aviones y contra determinadas instalaciones clave, como los depósitos de combustible, pero respetando las infraestructuras más lentas de reconstruir, como las pistas. Esto parece indicar una cierta voluntad de mantener las bases ucranianas en estado de poder ser utilizadas por los aviones rusos tras su ocupación. Las medidas preventivas de los ucranianos redujeron la efectividad de los ataques rusos, que, por otra parte, no reiteraron sus ataques, quizá porque el plan original no contemplaba esa reiteración… Así, la fuerza aérea ucraniana continúa volando, aunque muy limitada por la superioridad aérea rusa.

Los vídeos publicados en internet —con todas las reservas que implica la «guerra de la información» que existe alrededor de ese conflicto— muestran frecuentemente aviones de alta tecnología (Su-30 o Su-34) lanzando bombas de gravedad, lo que les obliga a entrar dentro del alcance de las defensas antiaéreas ucranianas. A título de comparación, en los 78 días de bombardeos sobre Kosovo (38.000 salidas aéreas), no hay evidencia de que los aviones de la OTAN entrasen en el alcance de la artillería antiaérea serbia (quizá lo hicieron de forma excepcional). Pero, lanzar bombas de gravedad implica volar muy bajo, para tener un mínimo de precisión. Además de ello, esas imágenes muestran aviones rusos que no lanzan bengalas, procedimiento normal cuando, por alguna razón, tienen que entrar en alcance de los misiles antiaéreos de guía infrarroja, como los Stinger o los Igla. Ambas circunstancias podrían indicar una muy temprana escasez de armas guiadas y de elementos básicos como las bengalas.
Como era previsible, el avance terrestre ha puesto de manifiesto las limitaciones de la organización en BTG: los apoyos de brigada apenas se han utilizado, de forma que los batallones rusos han tenido graves problemas de logística (tanto de abastecimiento como de mantenimiento y recuperación de vehículos); los UAV Orlan-10 se han utilizado muy poco, en apariencia, por lo que los rusos han avanzado sin medios de reconocimiento aéreo. Ante las imágenes de los carros rusos destruidos por las armas contracarro ligeras de la infantería ucraniana, ya hay algunas voces que pregonan que «el carro ha muerto». En realidad, los carros rusos no son más vulnerables hoy frente a los misiles contracarro que en la Segunda Guerra Mundial, cuando se enfrentaban a las barreras de cañones anticarro de la Wehrmacht. Lo que se echa en falta en el ejército ruso es precisamente el enfoque interarmas: como en la Segunda Guerra Mundial, un adecuado reconocimiento a vanguardia de las columnas acorazadas (hoy más sencillo gracias a los UAV) y el recurso a la artillería de campaña cuando se detectan las armas contracarro enemigas deberían poder solucionar —hoy como entonces— esta nueva vulnerabilidad.
Por otra parte, la potente artillería antiaérea rusa se ha empleado en baterías aisladas, sin medios de coordinación y de integración en el sistema de defensa aérea. Las baterías antiaéreas rusas no están diseñadas ni entrenadas para actuar de forma aislada, sino

siempre integradas y bajo las órdenes del PC de su Grupo. Si estos PC no se han activado, las baterías antiaéreas simplemente no han desplegado (nadie les ha ordenado cómo y dónde hacerlo), lo que explicaría las imágenes de columnas de vehículos rusos moviéndose por carreteras sin protección antiaérea o las de sistemas avanzados (como el Tunguska) moviéndose en convoy o capturados en grupo (su despliegue táctico sería en lanzadores aislados, separados varios kilómetros entre ellos).
El limitado tamaño de la fuerza disponible hace además que la segunda línea de unidades, fundamental para mantener el impulso inicial, simplemente no exista. En consecuencia, agotados los recursos logísticos iniciales, no hay una unidad a retaguardia que permita continuar las operaciones. El ejército ruso carece de medios para mantener el ritmo sostenido de operaciones que era una de las características esenciales de la «batalla en profundidad».
La entidad de los BTG y el número de ellos disponible los hace simplemente incapaces de tomar una ciudad de cierta entidad. Como ejemplo, en la segunda batalla de Faluya (Irak), los norteamericanos emplearon unos 18.000 soldados para tomar una ciudad de 321.000 habitantes, defendida por unos 5.000 milicianos, empleando un mes y medio. Kiev tiene 3.000.000 de habitantes, y su guarnición es muchísimo más numerosa que la de Faluya. Járkov tiene un millón y medio. Es fácil deducir que las escasas fuerzas rusas (el total de los efectivos rusos en Ucrania parece estar en torno a los 180.000 hombres) resulta insuficiente para tomar ninguna ciudad de cierto tamaño.

¿Y, ahora, qué?

¿Quiere decir esto que el ejército ruso ha fracasado? En realidad, no, aunque es cierto que es muy difícil que venza. Pero lo ha sido desde el principio: simplemente, el ejército ruso es demasiado pequeño para invadir Ucrania. Es importante no olvidar que «ejércitos pequeños implican operaciones pequeñas». Sin embargo, como decía nuestro viejo amigo Clausewitz, la victoria se alcanza cuando el enemigo asume que ha sido derrotado. Es decir, que la victoria de los rusos podría producirse si los ucranianos deciden rendirse. Hoy en día, esto no parece probable, aunque no es descartable un desfondamiento del ejército ucraniano o que la presión militar lleve a un acuerdo de paz favorable a los rusos. En realidad, hay muy poca información sobre las pérdidas ucranianas, pero deben ser importantes.

En cualquier caso, si Ucrania resiste, el ejército ruso deberá cambiar de planes. En ese caso, muy probablemente, los rusos aplicarán las medidas que suelen emplear los ejércitos cuando les faltan tropas: el apoyo de fuegos. Así, es previsible que la abundante artillería rusa comience a hacerse mucho más presente que hasta ahora en el campo de batalla. Por otra parte, la escasez demostrada de armas guiadas implica la necesidad de gran cantidad de munición convencional y también un grado muy elevado de «daños colaterales». Muy malas noticias para la población ucraniana.
Otro efecto destacado de las acciones hasta ahora ha sido la contención con que los soldados rusos han tratado a la población civil ucraniana, al menos en los primeros días de la ofensiva. Pese a episodios más o menos cómicos, hay pocas evidencias gráficas confirmadas de que los soldados rusos hayan disparado deliberadamente sobre civiles ucranianos (aunque las autoridades ucranianas les acusan de hacerlo regularmente). El empleo masivo de artillería contra las ciudades hace que el sufrimiento de la población civil vaya a ser mayor. Además, el comportamiento de las tropas rusas con respecto a la población civil podría cambiar radicalmente conforme aumente la frustración de Putin y, con ella, la presión sobre sus tropas. Esta presión se sumará al natural desgaste de la moral conforme aumenten las pérdidas. Es importante recordar que, en el pasado, muchos ejércitos de tamaño inferior al necesario han recurrido a otro multiplicador de fuerzas: el terror. Esperemos que la conciencia de saber que las tropas rusas están bajo constante observación de la opinión pública mundial evite que recurran a ese procedimiento.
Finalmente, queda la mayor de las incógnitas: el recurso al arma nuclear. La doctrina nuclear soviética incluye el recurso al lanzamiento de un arma nuclear táctica (de potencia limitada, similar a las empleadas en Hiroshima y Nagasaki) contra un objetivo secundario, como «último aviso» antes de pasar a un empleo generalizado de armas nucleares. Es lo que los rusos denominan «escalar para desescalar» (y es la etapa final de los ejercicios anuales Zapad). Si esto ocurre, en ese mismo momento, estaremos en un mundo nuevo, en una situación sin precedentes.

Conclusiones

El ejército ruso es víctima de sus propias limitaciones doctrinales y organizativas. Por un lado, por intentar aplicar una doctrina de guerra de movimiento que requiere un personal bien preparado y con mucha iniciativa o una masa de tropas muy superior a la disponible. En ausencia de ambas características, la «batalla en profundidad» es inaplicable.
Por otra parte, las decisiones organizativas derivadas de la falta de presupuesto se han revelado muy perjudiciales. La brigada rusa es un sistema integrado, concebido para operar de una manera muy concreta, codificada en su doctrina. Dadas las limitaciones presupuestarias, en lugar de adiestrar brigadas completas, los jefes rusos han decidido priorizar determinados elementos de su sistema (las unidades de maniobra y, de entre los apoyos, alguna batería de armas) en perjuicio de otros. La postergación de los sistemas de mando y control y de la logística ha llevado a la ineficacia de las fuerzas desplegadas. En efecto, la obsesión por desplegar tantas fuerzas como sea posible en detrimento de la «cola logística» o de otros elementos clave (como los PC de artillería o los UAV) han destruido el carácter sistémico de la brigada —y del BTG—, que, al final, acaba siendo poco más que una agregación de medios descoordinados y con muy escasa autonomía. En efecto, las grandes unidades son sistemas complejos, cuya operación requiere la actuación coordinada de sus elementos constitutivos. Si pierde alguno de esos elementos o alguno de los nexos que permiten su integración, el resultado es un batiburrillo de medios sin capacidad de operar de forma armónica.
Por otra parte, no debe sorprendernos que los generales rusos hayan diseñado una operación soviética con medios rusos. En todos los ejércitos modernos existe la tendencia a planear como se nos ha enseñado (con una doctrina derivada de la existente en la Primera Guerra Mundial, con ejércitos de millones de hombres), pero con muchas menos tropas. Y muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que lo que hace cuarenta años necesitaba una división, hoy puede hacerlo un batallón… Pero, en realidad, los medios de una división de hace cuarenta años no son tan diferentes de los que tenemos hoy: la primera versión del carro Leopard 2 es de los años 70, el obús M-109 es de 1963… En consecuencia, es engañoso suponer que con una unidad veinte veces menor podemos hacer lo mismo. Creo que el aparente fracaso ruso en Ucrania es una prueba de ello. A ver si aprendemos en Occidente y escarmentamos en cabeza ajena.
El final de esta historia no está escrito. Pero, aunque el ejército ruso sea mucho mayor y más potente que el ucraniano, sus capacidades siguen siendo objetivamente insuficientes para ocupar Ucrania (incluso, para tomar las grandes ciudades). Ante el descrédito político que implicaría una derrota, es previsible que Putin intente mantener la presión militar con una operación mucho más tradicional: infantería y artillería, sin armas guiadas y con escaso apoyo aéreo, con tropa de reemplazo, para intentar tomar alguna de las grandes ciudades ucranianas (Kiev, Járkov…) como baza negociadora. Si Ucrania no se desfonda, esto implicaría una larga guerra, que aumentará la presión sobre la castigada economía rusa y un elevado número de bajas (rusas y ucranianas), lo que tendrá un importante efecto sobre la opinión pública en ambos países.

Carlos Javier Frías Sánchez*
 
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La batalla en profundidad, únicamente puede ser sostenida por soldados sabedores que serán eliminados sin contemplación si retroceden; que buscan en el combate, una posible salvación.
Recuerdo, que una parte de la División Azul-sobre 5.000 hombres con armas ligeras en una zona del frente de Leningrado asignada por los alemanes-, fueron capaces en un ataque semejante de eliminar a más de 11.000 rusos y varias docenas de tanques y elementos artilleros, soportando unas pérdidas de poco más de 3.000 divisionarios; hablo de la batalla de Krasni Bor.
 
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Guerra de Ucrania – Día 684

8 DE ENERO DE 2024

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T-72 de la 14ª Brigada de Asalto de la Guardia Nacional ucraniana. Fuente - @Militarylandnet.
Mykhailo Fedorov, ministro de transformación digital de Ucrania, ha reconocido algo sabido por todos: Ucrania está recurriendo a un número creciente de drones tipo FPV, no tanto por sus ventajas, como porque carecen de disparos suficientes para su artillería. Pese a ello, y aunque todavía no hemos alcanzado ese punto, este tipo de ingenios están llamados a sustituir a la artillería clásica en muchas de sus funciones, aunque esto no significa que vayan a reemplazarla por completo, en ningún caso. Además de esto, durante la última jornada de guerra en Ucrania el país ha sido víctima de una nueva oleada de misiles y drones, se habría producido un nuevo sabotaje en las líneas férreas rusas a su paso por los Urales y la OTAN continúa reforzando su presencia en el este de Europa, de la que participará Suecia a pesar de no ser todavía miembro formal de la Alianza.

En un reciente artículo publicado por el medio estadounidense The Wall Street Journal, se explica algo de lo que hemos hablado en numerosas ocasiones en estas páginas: cómo los ucranianos están recurriendo de forma creciente al empleo de drones FPV en el campo de batalla no porque aporten ventajas sustanciales en todos los casos, sino porque es la única alternativa más o menos viable que han encontrado ante la evidente carencia de municiones para su artillería. De hecho, ha sido el propio ministro de transformación digital de Ucrania, Mykhailo Fedorov, quien ha reconocido este extremo, sin una pizca de alegría en sus palabras, a pesar de lo conseguido a partir de los escasos medios de los que dispone el país y del papel jugado por el ministerio que encabeza en todo ello.

En varios de nuestros informes hemos hablado sobre las ventajas que aportan los drones tipo FPV frente a las armas contracarro tradicionales, en términos de alcance y especialmente de precio. Su llegada al campo de batalla está contribuyendo a dar pie a una Revolución en los Asuntos Militares (que no Revolución Militar, proceso también en marcha, pero motivado por otros factores más complejos). Además de esto, también hemos hecho referencia a cómo, hasta cierto punto, podrían ser un reemplazo válido para la artillería de menor calibre (y alcance), como es el caso de la de 105 o 122 mm y los morteros. Al fin y al cabo, hablamos de ingenios que son empleados en una horquilla de distancias que puede ir de los 5 a los 15 kilómetros (esto último es más un ideal, que una realidad a día de hoy) y cuya carga explosiva, gracias a la precisión, puede lograr un efecto similar en muchos casos.

Sin embargo, también hemos dejado muy claro que los drones no son un sustituto, sino un complemento de la artillería, al menos por el momento. Alcanzar distancias aceptables implica una complejidad técnica que anula parte de sus ventajas, al tener que recurrir a aparatos que hagan de relé, de forma que los destinados a «inmolarse» no pierdan la conexión con su operador, aprovechando al máximo las capacidades de sus baterías. Por la misma razón, a mayores distancias es también obligado contar con capacidades ISR mayores, lo que implica drones de reconocimiento mayores, con sensores más sofisticados y, en definitiva, más caros.

Llegados a un determinado punto (se podría hacer un cálculo económico aproximado, aunque no es objeto de estos informes), el empleo de drones no solo es más complejo, sino también antieconómico, en relación con la artillería tradicional. De hecho, el recurso a aparatos mayores y más onerosos termina justificando el empleo de sistemas antiaéreos tradicionales contra ellos, por más que basados en misiles como los empleados por los sistemas tipo MANPAD. Además, no hay que olvidar que, a pesar de los problemas que Occidente tiene para incrementar la producción de disparos de 155 mm, dada la escasez de líneas de producción y las tensiones en las cadenas de suministro, el coste por unidad sigue siendo de entre 4.000 y 8.000 euros, en el caso de la munición convencional, logrando alcances de decenas de kilómetros y un efecto, gracias a su potencia, muy diferente del que es posible para un dron equipado bien con una granada tipo PG-7, bien con explosivos caseros.

En relación con lo anterior, quizá las mayores limitaciones de los drones, además de su baja efectividad (recordemos que se manejan tasas de éxito inferiores generalmente al 10%), tengan que ver precisamente con la falta de versatilidad y escaso efecto de sus explosiones, a pesar de la imaginación que los desarrolladores le echan a la hora de desarrollar nuevas cargas.

Se puede batir un objetivo concreto, como un carro o blindado -incluso en movimiento- y se puede, si el operador es hábil, «colar» uno de estos ingenios en el interior de una posición protegida, pero es imposible generar el mismo efecto que una salva de artillería provoca. Un efecto que, además de devastador en el plano físico -y aun así, la cifra de muertos a lo largo de la historia debido a las descargas de la artillería o los bombardeos masivos, ha seguido siendo limitada- tiene un componente desmoralizador importante y ayuda por ejemplo a generar ventanas de oportunidad a nivel táctico, de cara a lanzar asaltos de infantería sobre las posiciones enemigas.

Y sin embargo, las cifras de bajas contrarias atribuidas a los drones FPV enemigos no dejan de crecer en proporción, no solo por la carencia de municiones, sino porque han encontrado su elemento predilecto en la guerra de posiciones. Dicho lo cual, se abre también un interesante interrogante de cara al futuro, pues será un reto adaptar el uso de este tipo de sistemas a la guerra de movimientos.

Algo sobre lo que apenas se ha comenzado a teorizar, pero que seguramente implique el empleo de plataformas portaenjambre y de vectores, como misiles o bombas planeadoras de lanzamiento aéreo que permitan dispersar un número aceptable de drones, cada uno de ellos con guiado autónomo hacia su objetivo, en base al reconocimiento óptico. Estamos, en cualquier caso, muy lejos de esa fase y, por el momento, ni siquiera es evidente que vayan a poder sustituir a las submuniciones o a las bombas guiadas de menor tamaño y coste. Y es que precisamente lo más apasionante de tratar de adivinar cuál será el futuro de la guerra, es la obligación de asumir que el 90% de nuestras ideas terminarán arrinconadas en un cajón, por distintos motivos.

Pasando del futuro al presente, en un ejercicio de regresión, nos encontramos con que, durante las últimas horas, Ucrania ha vuelto a ser blanco de ataques rusos mediante misiles y drones. Según la Fuerza Aérea ucraniana se lanzaron 59 misiles y drones, repartidos como sigue:

  • Ocho drones kamikaze Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados desde el distrito de Primorsko-Akhtarsk;
  • Siete misiles S-300/S-400 lanzados desde el Óblast de Belgorod;
  • Cuatro misiles balísticos Kh-47M2 Kinjal lanzados por cuatro aviones MiG-31K desde los distritos de Ryazan y Tambov;
  • Veinticuatro misiles de crucero Kh-101/Kh-555/Kh-55 lanzados por 11 bombarderos estratégicos Tu-95MS desde las cercanías de Engel;
  • Ocho misiles de crucero Kh-22 lanzados por bombarderos Tu-22M3 desde el Óblast de Bélgorod;
  • Seis misiles balísticos Iskander-M disparados desde el sector Dzhanskoy, Crimea;
  • Dos misiles Kh-31P lanzados desde un avión táctico que partía del Óblast de Bélgorod.
De los mismos, habrían sido derribados los ocho drones y dieciocho misiles, con lo que una parte importante de los mismos habría llegado a su objetivo, alcanzando puntos como Járkov, Dnipró o Krivói Rog, entre otros.

Del lado contrario, además de apagones en la parte ocupada de la región de Jersón, se ha hablado de un nuevo sabotaje en este caso a un vagón de tren cargado de petróleo, que habría tenido lugar cerca de la estación de San Donato, en Nizhniy Tagil, en el interior de Rusia. También se han vuelto a registrar explosiones sobre Bélgorod, en donde unas 300 personas habrían sido evacuadas, según las autoridades rusas. Por cierto, que en esta región se ha producido un nuevo lanzamiento accidental de una bomba por parte de un avión ruso, concretamente una una FAB-250.

En cuanto a los movimientos, han sido una vez más, mínimos. Al norte del frente nos encontramos con los consabidos ataques rusos en dirección al Sherebets en el área de Kreminna.

En Bakhmut, por su parte, los ataques han seguido dándose tanto al norte, en la zona de Khromove, como al Sur, hacia Klischiívka, sin cambios.

Más intensa ha sido la actividad en torno a Avdiívka, en donde las tropas rusas han logrado ganar terreno al sur, en donde han redoblado sus esfuerzos. Siguiendo con el este de Donetsk, en Novomykhailivka continúan los contraataques ucranianos, de los que hablamos ayer.

En el eje de Orijiv, en Zaporiyia, para finalizar, siguen produciéndose ataques rusos, buscando recuperar el total del terreno perdido durante la ofensiva estival ucraniana, algo que todavía no han hecho.



Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Pasando al apartado internacional, seguimos a la espera de que se incremente la actividad tras el descanso navideño. Mientras tanto, las noticias más importantes tienen que ver con la decisión, por parte de Suecia (recordemos que todavía no es miembro formal de la OTAN, debido a los problemas de cara a su adhesión puestos por Hungría y Turquía), de enviar tropas a Letonia, como parte de la brigada liderada por Canadá.

Es un tema sobre el que se había venido hablando desde tiempo atrás, pero que había quedado hasta cierto punto en el aire, en tanto el país nórdico no había logrado vencer la residencia húngara y turca a su entrada en la OTAN y, en principio, se esperaba que no tomase ninguna decisión al respecto hasta haber superado estos escollos.

Sin embargo, hace apenas tres días el ministro de Exteriores letón había venido advirtiendo de que Rusia no se detendría en Ucrania, solicitando el máximo apoyo posible a la seguridad de las repúblicas bálticas. Un llamamiento al que ahora Suecia, en boca de su primer ministro, Ulf Kristersson, ha respondido, pues el político ha anunciado en el marco de la conferencia de Folk och Försvars 2024 que contribuirán a la disuasión y la defensa de la OTAN, aportando un batallón reducido a la fuerza dirigida por Canadá.

No ha sido, en cualquier caso, la única noticia de un día en el que, desde Alemania, el canciller Olaf Scholz ha criticado el insuficiente volumen de ayuda militar proporcionado por la Unión Europea a Ucrania, asegurando que los proporcionado por Alemania no basta para compensar la reducción de envíos por parte estadounidense.

Desde Ucrania, por su parte, la actividad diplomática ha estado copada hoy por el primer ministro, Denys Shmyhal, así como por el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak y por el propio presidente, Volodímir Zelenski.

En el primer caso, se ha reunido con la embajadora estadounidense, Bridget Brink, con quien ha hablado en el marco de la Plataforma de Coordinación de Donantes establecida para garantizar la asistencia financiera a Ucrania. Durante su encuentro, Shmyhal ha puesto a la diplomática estadounidense al día de las reformas que está acometiendo el país, además de agradecer el apoyo prestado por los EE. UU. Un país, por cierto, en el que en los últimos días, se ha producido una curiosa polémica a propósito de la hospitalización del secretario de Defensa, Lloyd Austin III, que habría sido ocultada a la prensa, lo que ha generado cierto escándalo y petición de exigencia de cuentas.

En el segundo, tenemos que Yermak ha hablado con la ex ministra de Exteriores de Suecia, Margot Wallstrom, quien preside el Grupo de Trabajo Internacional sobre las Consecuencias Ambientales de la Guerra. También ha hablado con el asesor jefe del presidente de Brasil, Celso Amorin, con quien ha discutido acerca de los preparativos de la próxima cumbre de asesores de seguridad nacional y políticos relativa a la implementación de la «Fórmula de paz», a celebrar en Davos.

En el tercero y último, Zelenski ha mantenido una reunión telefónica en las últimas horas con el Emir de Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, a quien ha agradecido el papel jugado por este país en todo lo relativo a las conversaciones para la devolución de los niños ilegalmente deportados a Rusia. Además, le agradeció la concesión de 20 millones de dólares hecha para financiar la iniciativa «Granos de Ucrania». Por otra parte, tuvieron también tiempo para hablar sobre la implementación de la «Fórmula de paz» de Zelenski.

En otro orden de cosas, también ha sido noticia la situación de la economía rusa, que habría crecido en 2023 probablemente más de un 3%, lo que, a juicio de algunos analistas, indicaría un importante recalentamiento, mientras Putin intenta conjugar tres objetivos prácticamente imposibles de alcanzar al mismo tiempo: debe financiar su actual guerra contra Ucrania, mantener los niveles de vida de su población y salvaguardar la estabilidad macroeconómica.

Para finalizar, terminamos con una noticia hecha pública por la inteligencia militar ucraniana, organismo según el cual sus operativos se habrían hecho con documentación técnica relativa a los últimos desarrollos militares rusos que tendría un valor de, supuestamente, 1.500 millones de dólares. En total, se habrían hecho con 100 gigabytes de datos de la empresa rusa Special Technological Center LLC (STC), especializada en drones y guerra electrónica. Por supuesto, no hay forma de saber hasta qué punto se trata de una noticia verídica, de mera desinformación o sin hay una base real, pero los datos están hinchados.
 

Gus

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Como diría Gaitán, buenas tardes compañeros.
Lo primero es agradecer lo que los "animadores" del hilo venís haciendo desde el inicio de la guerra, es un esfuerzo que hay que valorar en su justa medida (que es mucha).
La verdad es que dada la vorágine laboral (académica) en la que estoy metido desde abril no tengo suficiente tiempo para dedicarle a leer en profundidad los análisis que se van subiendo pero, a riesgo de que sea repetido, os traigo hoy un artículo que me ha parecido excelente, por su claridad y el conocimiento del que lo escribe. Espero que aclare algo a los más legos en esta materia y sea didáctico para todos.

Muy interesante. Por momentos me recordaba la serie Chernobyl.
 

perturHDV

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  • "Estamos dispuestos a ampliar nuestro apoyo a Ucrania a lo largo de 2024, 2025 y 2026. El PIB combinado de nuestra coalición supera en 25 veces el de Rusia, lo que nos permitirá aumentar significativamente la producción de armas", afirmó David Cameron, jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania. Gran Bretaña.

    "Nuestra intención, junto con nuestros aliados, es enviar un mensaje claro a Putin de que su estrategia de esperar y ver no tendrá éxito contra nosotros. Ofrecer apoyo a Ucrania es nuestro desafío generacional", enfatizó Cameron durante un discurso parlamentario.

    También mencionó que Gran Bretaña planea presentar pronto un paquete de ayuda para Ucrania en 2024.

    Tenga en cuenta que las situaciones geopolíticas y las estrategias gubernamentales pueden cambiar con el tiempo, por lo que la postura o los planes actuales podrían haber evolucionado desde entonces.
 

perturHDV

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Un poco de ida y vuelta, pero los contraataques ucranianos tienen cada vez más éxito en el área de Avdiivka.

Esto sugiere que los rusos están agotados en algunos lugares.


En dirección a Avdiivka, las Fuerzas Armadas de Ucrania en Stepovy hicieron retroceder a las tropas rusas en un área de hasta 480 m de ancho hasta una profundidad de hasta 250 m, hasta las afueras orientales de la ciudad, en el cinturón forestal al oeste del ferrocarril.
 

perturHDV

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Dejo un simple dato comparativo para hacernos una idea de la magnitud del megapaquete de ayuda de EEUU a Ucrania, de aprox. 60.000 millones de USD.
Podemos medirlo en M1A1 (tanque Abrams). No encuentro su precio exacto de venta, y entiendo que depende del año, unidades, comprador, etc. Tomaré como referencia el encargo de Polonia (1): coste de 1 unidad, unos 12 millones de USD.

El paquete equivaldría a unos 5.000 M1A1.

Espero que el master strategist Putin haya guardado unas cajas de Valium
 

perturHDV

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Hungría propone levantar su veto a 50 mil millones de euros para Ucrania, a condición de una revisión anual de la financiación – Politico, citando a diplomáticos europeos.

Hungría formuló su propuesta durante una reunión de los 27 expertos en presupuesto de la UE y la presentó al Consejo de la UE.

Según el plan, la UE proporcionará a Ucrania 12.500 millones de euros anualmente en subvenciones y préstamos.

Algunos diplomáticos de la UE se mostraron escépticos ante la propuesta y señalaron que una solución año tras año no lograría ofrecer previsibilidad a Ucrania.

El artículo subraya que la adopción de la propuesta permitiría al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, bloquear cada año la financiación para Ucrania o exigir concesiones a Bruselas para anular el veto.
 

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Señores, música para mis oídos!!!!


El 9 de enero, el Banco de Rusia empezará a vender divisas del Fondo Nacional de Bienestar para apoyar el tipo de cambio del rublo.
El volumen diario de transacciones de divisas puede alcanzar los 11.500 millones de rublos.
 

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Hoy me gustaría recordar aquel día que el versado del foro y entendido máximo en todas las materias, vaticinaba que el gas subiría a precios insostenibles, moriríamos de frío y a Europa llegaría el comunismo, entre otras mamarrachadas más, pues……




In the meantime…….





Óleo sobre lienzo!!! biggrinbiggrin
 

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Los minions de Rusia por el mundo siguen intentando desesperadamente que el Petróleo no se desplome, dado que es la sangre que mantiene el tinglado en funcionamiento, sin el Rusia cae y después de Rusia todos van detrás en rápida sucesión, que ellos no tienen Topoles ni bulavas.

Los que apoyan a esta peña por acción u omisión ya no es solo que vayan contra los mas elementales principios eticos y morales y contra los intereses geoestrategicos de sus propias naciones, es que ya van además contra su bolsillo.

Recordais que habia que hacer las paces con Rusia para que tuvieramos la gasolina barata?? Pues ahora se ve que esta gente no aparece, colegas, si quereis la gasolina barata la forma fácil y sencilla es machacar a toda esta peña, no rendirse ante ellos, España no apoya las intervenciones en el mar rojo, solo por poner en situación el percal.


 

perturHDV

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Mientras, medios españoles, tras cobrar sus correspondientes rublos, publican esta maravilla, no se han dado cuenta que empezó hace ya meses con erótico resultado, ay que joderse!!!! Esto debería ser publicado en el hilo de la crisis para regocijo de Putinianos, pero bueno, lo pongo aquí para risas varias.


 

perturHDV

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Y con esto, cerramos el día.


Días atrás no pude poner info porque ya dejamos a Sofía camino de vuelta a Ucrania, así que estos días han sido despedidas y dejar de lado la info, pero en resumen, las cosas cambian y el viento sopla en favor de los ucranianos, sopla fuerte, en el plano económico, mal asunto para los rusos, pero malo de verdad, se vienen curvas que no podrán esquivar, esa guerra la han perdido ya.


Con esto, dejo claro que hoy o mañana no serán días fáciles en Crimea, biggrinbiggrin


 

ppluy

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Guerra de Ucrania – Día 685

9 DE ENERO DE 2024

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Efectivos de la 37ª Brigada Naval ucraniana durante un entrenamiento. Fuente - Ministerio de Defensa de Ucrania.

Después de que las Fuerzas Armadas ucranianas hayan vuelto a atacar la ciudad rusa de Bélgorod, desde el Kremlin han asegurado que harán «todo lo necesario» para terminar con estas acciones. Al mismo tiempo, Rusia ha continuado empleando no solo misiles norcoreanos, sino también nuevas armas, como los drones iraníes a reacción Shahed-238, más rápidos que sus hermanos Shahed-131 y 136, vistos hasta ahora. En el apartado internacional, y a la espera de lo que trascienda de la reunión de embajadores de la OTAN y Ucrania, lo más relevante pasa por la declaración de condena de medio centenar de países a la trasferencia de armas norcoreanas a Rusia, pues constituyen una violación «flagrante» de las sanciones impuestas a este país por el Consejo de Seguridad de la ONU.

En las últimas horas, desde Ucrania han asegurado haberse hecho con los restos de un dron kamikaze Shahed-238 de diseño iraní, una suerte de evolución de los archiconocidos Shahed-131/136 pero que, a diferencia de estos que están propulsados por un motor de explosión unido a una hélice, recurre a un pequeño reactor. Esto le permite alcanzar velocidades de entre 400 y 600 kilómetros por hora, doblando o triplicando así la velocidad de sus hermanos menores.

Dicho esto, no es menos cierto que, al menos hasta el momento, no hay constancia de que se hayan empleado en grandes números. Es posible, de hecho, que simplemente se trate de una prueba, destinada a testar sus capacidades en relación con la de los drones que se han venido empleando hasta ahora. Es preocupante en la medida en que su velocidad complica bastante su destrucción, especialmente por parte de la artillería antiaérea convencional, especialmente si esta no cuenta con un control de tiro unido a un radar, estando el proceso totalmente automatizado.

Por otra parte, tampoco parece factible que, aunque la experiencia pueda demostrarse exitosa para Rusia, los veamos en servicio en grandes cantidades a corto plazo. Por una parte, se desconocen las capacidades de producción del propio Irán. Por otra, si Rusia pretendiese fabricarlos en las nuevas instalaciones que ha montado en Alabuga, debería adaptar toda la línea de producción ya que, a pesar de las similitudes en cuanto a apariencia, son también muchas las diferencias entre unos y otros modelos.

Es, en cualquier caso, una muestra más de que Rusia continúa introduciendo adaptaciones constantemente, buscando así la forma de hacer el mayor daño posible a Ucrania, mientras burla sus defensas antiaéreas. En relación con esto, y aunque en los últimos tiempos habíamos asistido a un cambio de tendencia, pasando Rusia a atacar instalaciones más relacionadas con la producción militar o incluso directamente edificios residenciales, parece que han vuelto a incidir en la red eléctrica en los últimos ataques, como denuncia Ukrenergo. La empresa estatal ucraniana ha publicado en Telegram un mensaje en el que se dice que más de mil ciudades y pueblos han quedado sin electricidad en nueve regiones, después de que el sistema energético se haya visto debilitado por los ataques rusos.

Otra adaptación rusa fundamental, de la que hemos hablado en alguna ocasión, son las bombas planeadoras, como las FAB-500 dotadas con el kit UMPK. Estas, si bien no se caracterizan por su gran precisión, han permitido a Rusia beneficiarse de un apoyo aéreo efectivo, algo con lo que no habían contado desde el comienzo de la invasión, aspecto ya explicado. Es cierto que la llegada a Ucrania de sistemas antiaéreos más capaces y de mayor alcance, como los Patriot, ha permitido abatir en fechas recientes algunas de las plataformas utilizadas en su lanzamiento, como son los Su-34. Sin embargo, estas bombas planeadoras continúan siendo uno de los principales quebraderos de cabeza de las Fuerzas Armadas ucranianas.

Por fortuna para Ucrania, Rusia no ha sido capaz todavía de implementar mejoras básicas. De hecho, el retraso en esta área frente por ejemplo a los Estados Unidos, es notable y se mide en décadas. Una de las que sería más interesante para las VVS pasaría por introducir un sistema que permitiese asignar objetivos a las bombas en tiempo real, una vez cargadas bajo las alas de los Su-34. Por el momento esto no es así, debiendo introducirse los datos pertinentes todavía en tierra, salvo en el caso de que sean empleadas desde Su-24M dotados con el complejo de navegación Hefest.

Claro está, Rusia trabaja en implementar capacidades de este tipo en sus Su-34 lo que, llegado el caso, permitirá una mayor libertad a la hora de plantear las misiones de bombardero, ya que las rutas de aproximación a las zonas de lanzamiento, por ejemplo, no serán tan rígidas. Por la misma razón, si continúan incrementando el número de FAB-500 a transportar en cada salida, mejorarán en mucho su capacidad destructiva, constituyendo un problema añadido para Ucrania.

Más allá del efecto que el lanzamiento de seis de estos ingenios a un tiempo pueda tener sobre las tropas en tierra, que ya hemos visto en alguna ocasión, se complicará también la posibilidad de tender emboscadas como las que llevaron al derribo de hasta cinco Su-34 en cuestión de unos pocos días. Acciones realizadas sobre la base de conocer las rutas utilizadas con regularidad por estos aparatos, o bien tentándolos con objetivos específicos de forma que se vean forzados a entrar en el radio de acción de un antiaéreo ucraniano.

Cambiando de tercio, y pasando a la actividad sobre el terreno, hay que decir que las últimas horas han sido tranquilas para las defensas antiaéreas ucranianas (lo que sin duda agradecen). De hecho, no han publicado ningún parte señalando nuevos ataques ni aportando cifras de los mismos. No ha sido así en el caso de Rusia, que ha visto como la región de Bélgorod era nuevamente objetivo de las armas ucranianas, al igual que la de Bryansk, la de Kursk y la de Orel.

Precisamente en relación con Bélgorod, se ha pronunciado el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quien ha asegurado que «Nuestro ejército seguirá haciendo todo lo que esté a su alcance para minimizar primero el peligro y luego eliminarlo». Mientras tanto, Vyacheslav Gladkov , gobernador de la región de Belgorod, anunció que había pedido ayuda a otras regiones rusas para alojar a los niños evacuados de la óblast de la que es responsable. Por otra parte, y como consecuencia, desde Rusia hay quien está realizando ya llamamientos para que se lleve a cabo una operación militar a gran escala que permita crear una zona de seguridad alrededor de la óblast de Bélgorod, lo que implicaría retomar amplias zonas de Járkov.

En cuanto al ataque contra Orel, este habría sido llevado a cabo mediante drones, alcanzando una instalación petrolera, según ha anunciado el gobernador local, Andreï Klytchkov, en Telegram, quien ha asegurado también que la situación estaba «bajo control». La columna de humo, no obstante, ha sido visible durante horas en la ciudad.

Pasando a los combates, son escasas las novedades, pese a la acumulación de bajas. En el sector más septentrional del frente, los únicos movimientos constatados proceden del área de Kreminna, en donde el Ejército ruso continúa presionando en dirección a Terny, sin resultados en los últimos días, pues las Fuerzas Armadas ucranianas han logrado estabilizar el frente. Como curiosidad, en las últimas horas han visitado las inmediaciones de Kupiansk el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, el jefe de las Fuerzas Armadas, Valery Zaluzhnyi, y su jefe de Estado Mayor, el general Sergiy Shaptala, para conocer mejor la situación sobre el terreno.

Sin novedades reseñables procedentes del área de Bakhmut, el grueso de la actividad continúa concentrándose al oeste de la ciudad de Donetsk. Allí el Ejército ruso sigue con sus intentos sobre Avdiívka en diferentes direcciones y con resultado desigual. Los avances más importantes los ha seguido consiguiendo al sur de la ciudad, así como, más al sur de esta región, en Heorlivka y Novomykhailivka.

Frente de Donetsk: Corrección de líneas tras la geolocalización en la zona industrial sur de Avdivka. Control ruso reducido
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Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Mientras continúa la polémica en los Estados Unidos a propósito del estado de salud de su secretario de Defensa, Lloyd Austin III, algo que los medios rusos aprovechan, las principales noticias del día en el terreno internacional y en relación con la guerra de Ucrania proceden también de los Estados Unidos, pues, se ha emitido una declaración conjunta entre este país y sus socios en la que se condenan las transferencias de armas entre Corea del Norte y Rusia, incluidas las de misiles balísticos. También, como no podía ser de otra forma, su uso por parte de Moscú contra Ucrania los días 30 de diciembre y 2 de enero (aunque desde EE. UU. insisten en que los lanzamientos se habrían repetido desde entonces).

El documento, accesible en la web del Departamento de Estado, ha sido suscrito por casi medio centenar de naciones y condena «en los términos más enérgicos posibles» una transferencia de armas que «aumenta el sufrimiento del pueblo ucraniano, apoya la guerra de agresión de Rusia y socava el sistema global de no proliferación». Además, los firmantes consideran que el lanzamiento de misiles constituye una violación flagrante de las sanciones impuestas a Corea del Norte por el Consejo de Seguridad de la ONU, del que Rusia es miembro permanente. Desde Rusia han omitido hacer ningún comentario al respecto.

La publicación de este comunicado se anticipa en unas horas a la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, convocada para el miércoles día 10 de enero, en la que se tratará precisamente acerca del suministro de armas norcoreanas a Rusia. Una reunión a la que seguirá, recordemos, otra el próximo día 22, solicitada por Rusia, para hablar del apoyo occidental a Ucrania en forma de armamento. De hecho, es previsible que desde Moscú se intente que algunos de sus aliados suscriban un documento similar al que acabamos de ver, pero en sentido contrario.

Como quiera que la de las Naciones Unidas no es la única reunión importante a celebrar el día 10, se está también a la espera de lo que salga, en la OTAN, del consejo OTAN-Ucrania, en el que se hablará, entre otros temas, de seguir reforzando la defensa antiaérea de este país. En preparación, hoy el jefe de la Oficina del Presidente ucraniano, Andriy Yermak, se ha reunido con el embajador alemán en Ucrania, agradeciendo su apoyo, además de aprovechando para hablar sobre las relaciones bilaterales.

Zelenski, por su parte, ha mantenido una conversación con el primer ministro belga, Alexander De Croo, a quien ha felicitado, en este caso por asumir la presidencia de turno de la Unión Europea, que le corresponderá hasta mediado el año, momento en el que tomará el cargo Hungría. Entre los temas tratados, además de la defensa antiaérea, ha estado el fondo de 50.000 millones de euros en ayuda financiera, bloqueado precisamente por Hungría.

En otro orden de cosas, desde el Gobierno ucraniano su primer ministro, Denys Shmyhal, ha aprovechado para felicitar a su nuevo homólogo francés, Gabriel Attal, recién llegado al cargo tras la destitución de su antecesora. Smyhal ha escrito en las redes sociales que espera mayor colaboración por parte de Francia en forma de asistencia militar, apoyo para procesar a los criminales de guerra rusos y también en su camino hacia la UE.

Siguiendo con Shmyhal, en las últimas horas ha anunciado que los planes de Ucrania pasan por volver a utilizar hasta el 80% de las zonas minadas para su cultivo en menos de 10 años. Mientras tanto, han previsto un fondo de 3.000 millones de grivnas (72 millones de euros) para compensar a los agricultores. Además de esto, según ha declarado, 15 millones de toneladas de carga han transitado el corredor marítimo ucraniano en los últimos cinco meses, lo que supone un notable alivio para la economía del país.

No es cuestión baladí, dado que según las Naciones Unidas, hasta 14,6 millones de ucranianos, es decir, el 40% de la población que sigue residiendo en el país, necesitará algún tipo de asistencia humanitaria durante 2024, lo que da una idea de la situación de su economía y de las limitaciones que tienen los recursos gubernamentales a pesar de la ayuda exterior.

Pasando a la ayuda militar, aunque últimamente no son muchos los anuncios, tenemos que la empresa checa Isolit-Bravo ha donado a Ucrania 8 vehículos terrestres no tripulados Trail-Blazer, que serán utilizados por las fuerzas armadas de este último país para tareas logísticas en zonas cercanas a la línea de frente, así como para la evacuación de heridos.

En cuanto a Rusia, tenemos por una parte la última comparecencia del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, en la que además de dar cifras de pérdidas ucranianas en 2024 -que cifra en 215.000 hombres- y de insistir en su discurso habitual respecto al papel de los EE. UU., incidió en la necesidad de asegurar la triada nuclear y en los planes de su ministerio de introducir en servicio nuevas armas.

Por otra parte, se ha sabido que el rapero «Vacio», quien protagonizó una interesante polémica junto con otras «celebrities» rusas unas semanas atrás, por participar en una fiesta privada prácticamente desnudo (con un calcetín de Balenciaga cubriendo sus partes nobles, para ser exactos), ha sido llamado a filas. Recordemos que el tema llegó a oídos del Gobierno ruso, desde donde se mostraron tajantes desde el primer momento, lo que hacía prever que se producirían castigos ejemplarizantes, pues no pueden permitirse que las élites del país aparezcan ante la población como frívolas y despreocupadas por la guerra. Lo que no es tan evidente es que, a pesar de prestar servicio, vaya a ser enviado al frente y menos aun a una posición de máxima exposición.

Para finalizar, cerramos hoy con Italia, país en el que se han organizado varias conferencias y actos para las próximas semanas, que serán protagonizados por conocidos propagandistas rusos, así como por pensadores como Alexander Dugin, conocido de todos nuestros lectores. La conferencia-exposición, que se llevará a cabo en Módena, en la región de Emilia-Romana, ha generado un notable revuelo, con llamamientos a su cancelación, aunque por el momento esta no se ha llevado a efecto.
 

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Guerra de Ucrania – Día 686

10 DE ENERO DE 2024

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BMRs en versión MEDEVAC donados por España a Ucrania. Fuente - AECID.

Desde la Unión Europea, el comisario de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, ha afirmado que los Veintisiete todavía podrían cumplir con su objetivo de producir un millón de proyectiles para Ucrania para ser entregados en la primavera de este año. Mientras esto ocurre en Bruselas, en Roma el ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, dice a los parlamentarios transalpinos que es la hora de la diplomacia entre Rusia y Ucrania, viendo una mayor voluntad por parte de Moscú de negociar y de salvaguardar su economía. Sobre el campo de batalla, en donde habría crecido el número de bajas ucranianas en los últimos días, a tenor de las noticias que llegan del hospital Mechnikov de Dnipró, continúa la guerra de posiciones, así como los ataques a larga distancia, confirmándose la destrucción el pasado sábado de parte de la base aérea rusa de Saky, en Crimea, a consecuencia de uno de ellos.

Hace unas horas Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, en el marco de un evento organizado por el grupo parlamentario Renew Europe, aseguró que la Unión Europea aún podría cumplir su objetivo de producir 1 millón de disparos de artillería para ser entregados a Ucrania hasta la primavera de 2024. El político galo, que ha sido uno de los máximos partidarios de esta iniciativa, además de pronunciarse a favor de la creación de un fondo de defensa europeo por valor de hasta 100.000 millones de euros que permita la adquisición conjunta de armas y aumentar la producción, aseguró que «Respetaremos nuestros compromisos «.

Ahora bien, como quiera que era un acto político, detrás de los titulares impactantes se podía ver la cruda realidad de las cosas, confirmando algunas de sus declaraciones anteriores o de las hechas por otros actores como el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, en sentido contrario a lo dicho ayer. Así las cosas, según Breton, para lograr este objetivo será necesario reducir las exportaciones a países que no son miembros de la UE y garantizar que los gobiernos de los estados miembros del bloque ejerzan presión sobre sus industrias de defensa para aumentar la producción, mientras echaba balones fueras aduciendo que «No somos más que la Comisión Europea».

Recordemos que, ya el pasado 15 de noviembre, el director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa, Jiří Šedivý, dudó de la posibilidad de que los Veintisiete pudiesen entregar el millón de disparos comprometidos antes de la fecha límite, que se había fijado para marzo, pues el «cronograma es demasiado ambicioso». Hasta entonces, de ese millón, se habían enviado alrededor de 300.000 disparos, procedentes no de la industria, sino en su mayor parte de los arsenales de los Estados miembros, que posteriormente debían rellenarse por razones obvias.

Estamos pues, dos meses después, en la misma situación que en noviembre, cuando el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, sugería que una de las formas de cumplir con los compromisos con Ucrania, pasaba por exportar menos a otros países, obviando que muchas de las empresas productoras (que no son tantas), tenían contratos comprometidos de antemano que habían de cumplir, bajo riesgo de perder clientes. Eso por no hablar de que, en vista del efecto sobre los precios provocado por el aumento de la demanda (y en esto el anuncio del envío de un millón de proyectiles fue crítico), ha hecho mucho más jugoso el mercado para los escasos oferentes, que tienen la tentación permanente de enviar su producción a aquellos destinos dispuestos a abonar un precio más alto.

Por otra parte, no hay que olvidar que a fecha del 6 de diciembre, los Estados miembros, que son una parte fundamental del esquema pergeñado para enviar el famoso millón de disparos a Ucrania, apenas habían hecho pedidos por alrededor de 60.000 unidades. Tampoco que, a falta de cuatro meses para agotarse el plazo, la producción había sido de unos 480.000 disparos, demostrándose así, a pesar de la disposición y buena voluntad de las partes, la dificultad de alcanzar objetivos meramente políticos y que, a pesar de las reuniones mantenidas con la industria -por ejemplo en Bruselas tuvo lugar una reunión de CEOs que reunió a representantes de algunas de las empresas más conocidas del sector con el propio Borrell y con Breton-, no atienden a la realidad de las cosas, incluyendo las tensiones en las cadenas logísticas, dada la falta de materias primas para fabricar semejante volumen de munición.

Ahora bien, como quiera que a pesar de los enormes problemas estructurales que lastran la política de Defensa de la Unión Europea, se avanza siempre de esta forma, en base a iniciativas y proyectos lanzados durante las «ventanas de oportunidad política» (en este sentido, al igual que ocurriera durante su anterior mandato, una victoria de Trump podría ofrecer el incentivo soñado por muchos europeístas) que si bien nunca se cumplen o triunfan al cien por cien, van dejando cierto «poso» y permitiendo la adopción de otras nuevas y más realistas, hay que quedarse con la parte buena de todo esto. En este caso, se cumpla o no con el objetivo marcado, la Unión Europea en su conjunto estará en mejor posición de lo que lo estaba un año atrás, habiendo aumentado su capacidad de producción.

No solo algunas de las principales empresas han dado pasos para incrementar sus líneas de producción o han abierto otras nuevas en distintos Estados miembros, sino que otras que no tenían experiencia en este segmento concreto, han dado muestras claras de querer beneficiarse de iniciativas como ASAP para abrir sus propias instalaciones. En el caso de España, por ejemplo, se están produciendo movimientos para implementar instalaciones de llenado de vainas en base a un proceso bastante novedoso y en alianza, entre otros, con un productor portugués.

Lamentablemente, las necesidades inmediatas provocadas por la guerra de Ucrania o la preeminencia de la artillería en este conflicto, no pueden hacernos perder la perspectiva. En este sentido, aun siendo muy necesario el aumento en la capacidad de producción de municiones, estamos dejando de lado muchos otros segmentos y capacidades igualmente -si no más- críticas, en relación con la guerra futura y con lo que, como consecuencia, necesitarán los Estados miembros de cara a su defensa. Y es que, como nos hemos cansado de repetir, las lecciones de la guerra de Ucrania son solo eso: lecciones de una guerra concreta, no siendo todas ellas extrapolables a otros contextos. De ahí que no debamos perder de vista que, más allá de la artillería, las armas de precisión de largo alcance, la drónica, todo lo relacionado con el mando y control o la necesidad de producir sistemas que permitan un mejor equilibrio entre masa y calidad, sean otros de los aspectos en los que hay que progresar y que, en términos europeos, parecen estar quedando en segundo plano, incluso a pesar de la multiplicación de los proyectos PESCO y demás iniciativas.

Dicho todo lo anterior, y pasando a lo ocurrido sobre el terreno, parece haber sido una nueva jornada tranquila en Ucrania, a pesar de las explosiones registradas en Krivói Rog y del ataque a un hotel de Jersón que ha dejado once heridos, incluyendo periodistas. Por supuesto, se espera que Rusia vuelva a lanzar oleadas masivas más temprano que tarde, aunque hay quien duda del aumento real en su capacidad de producción de misiles (aunque como hemos explicado, para solucionarlo están recurriendo precisamente a Corea del Norte). Mientras tanto se especula también sobre la introducción de nuevos sistemas por parte rusa. Así, si ayer hablábamos de los Shahed-238, más recientemente se ha hablado sobre el posible uso de otro modelo de esta familia, el Shahed-107, todavía por confirmar.

Lo que sí se han confirmado, gracias a las imágenes por satélite, son los efectos del ataque ucraniano sobre la base aérea rusa de Saky, en Crimea, que los primeros reclamaron el pasado sábado. A tenor de las imágenes, compartidas en las redes por Brady Africk, los daños son más que visibles, habiendo sido alcanzadas varias edificaciones. Más allá de esto, el Ministerio de Defensa ruso ha asegurado haber derribado un dron en la región de Volgogrado, así como otro sobre Voronezh.

En lo relativo a los combates, siguen sin producirse grandes cambios. Al norte del frente, si bien se han registrado bombardeos, como el que ha acabado con la vida de un civil ucraniano en Kupiansk, no se han producido movimientos importantes, siendo la única novedad el restablecimiento de algunas posiciones por parte ucraniana en Sinkiv’ka.

En el caso de Bakhmut, tenemos que Rusia ha retomado en las últimas horas sus esfuerzos por avanzar hacia el canal de agua dulce, atacando tanto al noroeste como al este y al sureste de la urbe. Los únicos avances rusos se habrían producido en esta última dirección, así como en Khromove.

Al oeste de la ciudad de Donetsk, se ha asistido a una continuación de las jornadas previas, con ataques rusos sobre Avdiívka, tanto al norte como al sur. Las Fuerzas Armadas de este país continúan además con su intento de tomar -o, en su defecto, flanquear– Novomykhailivka, aunque por el momento se han mostrado incapaces de romper las defensas ucranianas.


Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Pasando al plano internacional, la actividad ha sido particularmente intensa en las últimas horas. Por una parte, tenemos que la reunión entre la OTAN y Ucrania ha servido para remarcar el apoyo de los Estados miembros de esta organización al país agredido. Por una parte, se ha emitido un comunicado en el que la Alianza «condena enérgicamente los ataques rusos con misiles y drones contra civiles ucranianos, incluso con armas procedentes de Corea del Norte y de Irán», al tiempo que se muestran decididos a seguir aumentando las defensas antiaéreas de Ucrania. Por otra, y en relación con esto último, se han congratulado por el reciente anuncio relativo a la compra de un millar de misiles para los sistemas antiaéreos Patriot. Sin embargo, nada de esto ha evitado que Zelenski se queje de las vacilaciones occidentales que, según él, alientan a Putin.

Un Zelenski que ha ocupado la última jornada en fortalecer los lazos con Lituania, visitando su capital, Vilnius. Allí, se ha reunido tanto con el presidente, Gitanas Nauseda, como con la primera ministra del país, Ingrida Šimonytė. También con representantes de distintas instituciones y de la comunidad ucraniana en este país báltico. Entre otros temas, hablaron sobre la cooperación en materia de defensa entre los dos países, así como acerca de los distintos proyectos conjuntos en los sectores de la energía y la infraestructura, así como sobre defensa. No en vano, Ukroboronprom ha comenzado a cooperar con empresas lituanas. También tuvieron tiempo para discutir acerca de la necesidad de desbloquear la negociación destinada a conceder ayuda financiera por parte de la UE a Ucrania, por valor de 50.000 millones de euros. Una iniciativa hasta el momento bloqueada por Hungría.

Respecto a esto, después de la luz verde parcial de cara al inicio de negociaciones sobre dicho paquete, dada por los embajadores en el COREPER, se espera que pueda llegar a aprobarse el fondo la reunión extraordinaria del Consejo Europeo que se celebrará el próximo 1 de febrero, toda vez que por el momento Hungría parece no haber puesto trabas.

De lograrse, sería una importante señal para Rusia, pues permitiría el sostenimiento económico de Ucrania durante un año más. No olvidemos que, en las guerras de desgaste, como esta a la que asistimos, y más allá de la producción militar, es la supervivencia económica la que termina marcando en muchos casos el resultado final. En este sentido, y aunque desde Rusia siguen asegurando que su economía está resistiendo sin problemas las sanciones y haciendo gala de su autosuficiencia, esto no es tan evidente, siendo varias las noticias en los últimos días que apuntan a síntomas preocupantes para el Kremlin. Incluso Zelenski se ha referido, en sus últimos discursos, a los problemas de producción que Rusia estaría experimentando, aunque en este caso hay que tomar la fuente con todas las precauciones.

Los problemas económicos, entre otros, son uno de los indicativos que el ministro de Defensa de Italia ve en Rusia. Unidos al fracaso de la ofensiva estival ucraniana, le llevan a concluir que es el momento de iniciar negociaciones diplomáticas entre ambos países. Claro está, no a cualquier precio, pues Guido Crosetto, pese a sus palabras, ha sido siempre un firme partidario de Kiev, ha reafirmado el apoyo de su país a Ucrania y ha asegurado que «La integridad territorial total y las fronteras reconocidas de Ucrania siguen siendo el objetivo de la toda la comunidad internacional». De ahí que considere que la mejor baza para que estas negociaciones se produzcan y conduzcan al resultado deseado, pase por el apoyo occidental a Ucrania, mientras observa «señales importantes provenientes de ambas partes».

Casi al mismo tiempo que se producían las declaraciones de Crosetto, la Cámara de Diputados italiana votaba a favor de una resolución destinada a continuar el apoyo militar a Ucrania, así como la asistencia colectiva en el marco de la OTAN, la UE y los foros internacionales de los que Italia es miembro.

Pasando a España, en las últimas horas se ha anunciado el envío a Ucrania de dos BMR en su variante ambulancia, como puede verse en el siguiente tuit, en el que se recogen algunas de las imágenes publicadas por AECID

Y cambiando radicalmente de tercio, para finalizar, hablamos del opositor ruso Alexei Navalny, quien ha aparecido por primera vez en una serie de imágenes después de su traslado a una colonia penitenciaria en el Ártico, concretamente en Kharp. Las mismas corresponderían a fragmentos de un vídeo tomado durante una comparecencia del reo, en la que bromeó acerca de la vida en prisión.
 

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¡Los maestros del frente de batalla!
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mostró los resultados de combate de la unidad especial "Kabul 9". Desde el comienzo de la invasión a gran escala destruyeron 12 tanques, 25 vehículos blindados y 2 aviones.

 
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