Off Topic Hilo del seguimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia. Años 1 y 2

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Coconut

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La picadora de orcos.

Pérdidas en combate del enemigo desde el 24 de febrero de 2022 al 22 de febrero de 2024.

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Disparo y me voy. Cazando patos

El sistema de defensa aérea Avenger, fabricado en los Estados Unidos, está ayudando a nuestros valientes soldados a defender los cielos de Ucrania.

 

ppluy

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Guerra de Ucrania – Día 728
Feb 21, 2024

A apenas dos días de completarse el segundo año de guerra en Ucrania, el conflicto sigue su curso sin visos de finalizar. El Ejército ruso continúa atacando, tanto al este como al sur del país, tomando Pobjeda y amenazando seriamente el control ucraniano de Robotyne, mientras se sigue discutiendo acerca del número de bajas sufridas en la retirada de Avdiívka y el bloguero pro-Kremlin Andrei m*rozov, quien había afirmado que Rusia asumió 16.000 bajas mortales en la batalla por esta ciudad, ha aparecido muerto. Además de esto, Suecia ha vuelto a denunciar la amenaza que supone Rusia también en el Ártico, Biden ha lanzado varios insultos contra Putin en una reunión del Partido Demócrata y los ministros de Exteriores de la UE han acordado nuevas sanciones contra la Federación Rusa.




La guerra de Ucrania es, pese a toda su crudeza, un capítulo más de un enfrentamiento entre Occidente y Rusia muy anterior. Independientemente de si esta «nueva Guerra Fría» es la continuación de la anterior una vez Rusia (heredera de la Unión Soviética) se ha recuperado en parte, de si comenzó a partir de de los ataques de la OTAN a Serbia, a raíz de la ampliación de la Alianza al este o de la guerra entre ruso-georgiana, lo que hay que tener en cuenta es que va más allá del escenario ucraniano. De hecho, las «acciones de flanqueo» rusas así lo demuestran, lo mismo que el realineamiento estratégico derivado, sin ir más lejos, de la entrada de Finlandia -y a la espera de la decisión húngara- de Suecia, en la OTAN o del auge de la Organización de Cooperación de Sanghái.

En este sentido, hay un escenario donde esta confrontación y rivalidad se viene materializando desde hace años y que todavía no hemos tratado en estos informes: el Ártico. Región que en las últimas horas ha vuelto a saltar a la palestra tras denunciar en su informe anual de evaluación de amenazas el servicio de inteligencia de Suecia (el Säkerhetspolisen, para «policía de seguridad», o Sapö) la amenaza supone el espionaje ruso en el norte del país, especialmente en relación con las capacidades militares del país nórdico.

Respecto al Ártico, conviene tomar el interés ruso desde una perspectiva amplia, pues incluye tanto los recursos minerales y energéticos, como factores derivados de su presencia histórica, las necesidades de sus fuerzas estratégicas o las posibilidades que ofrece la Ruta del Norte o Pasaje del Noreste, entre otro. Se entiende así que, de aproximadamente década y media a esta parte, una vez solucionados algunos de sus problemas más acuciantes –incluso los relacionados con la seguridad de sus instalaciones militares o del propio combustible nuclear-, desde Moscú hayan puesto toda la carne en el asador para renovar su presencia en la región.

Es más, no solo han tomado medidas como la reapertura de bases militares, la inversión de miles de millones de euros en renovar la flota de rompehielos nucleares o la construcción de nuevas instalaciones –algunas de ellas muy conocidas por su espectacularidad– y la creación de unidades entrenadas específicamente para servir en esta región, sino que a cada nuevo documento publicado en relación con su seguridad nacional o su estrategia tanto militar como marítima, han hecho constantes referencias al valor que el Ártico tiene para Rusia desde los puntos de vista securitarios y económico, entre otros.

Por tomar la situación en perspectiva temporal, diremos que durante los años 90 se produjo un fuerte retroceso ruso en este área, que concluyó con el cierre de numerosas instalaciones, tanto científico-militares, como puramente militares. Sin apenas interés por la Ruta del Norte, ni capacidad de explotar los recursos que se sospechaba podía albergar la región, debido a la falta de músculo financiero y la carencia de medios humanos y técnicos, Rusia se centró en problemas más mundanos y acuciantes, como su flanco sur, dados los problemas en el Cáucaso, o su flanco europeo, debido a la expansión de la OTAN, que alcanzaba sus fronteras.

Por decirlo de alguna manera, dada la situación general no se consideraba, pues sus antaño enemigos estaban disfrutando de los “dividendos de la paz” y renunciando también a muchas de sus capacidades para la lucha en climas extremos, que la amenaza justificase ningún despliegue permanente y, en cualquier caso, tampoco estaban en situación de mantenerlo salvo mediante ejercicios y expediciones puntuales.

Solo una vez la situación del país se estabilizó y el capital extranjero afluyó con fuerza hacia el sector primario, el interés por explotar tanto el norte de Siberia como las aguas árticas se fue acrecentando paulatinamente, sobre todo a partir de la segunda década del nuevo siglo. Los beneficios obtenidos por la exportación de hidrocarburos, el descubrimiento de ingentes depósitos de petróleo, gas y minerales, el establecimiento de joint ventures con empresas de capital extranjero y una coyuntura en la que los precios del crudo se mantenían altos fueron azuzando éste interés. Si anteriormente las inversiones no resultaban atractivas, en el nuevo escenario incluso los depósitos más difíciles de explotar prometían rentabilidad y, además, el cambio climático estaba facilitando las cosas, al regalar año tras años ventanas de buen tiempo más amplias.

Así las cosas, en la misma medida en que los intereses árticos de Rusia se multiplicaron, fue también cambiando la visión política dentro de los muros del Kremlin, algo que comenzó a recogerse en documentos como Foundations of the State Policy of the Russian Federation in the Arctic to 2020 and Beyond, aprobado por Medveded en 2001 y, cada vez más en los sucesivos textos que recogían tanto la Estrategia de Seguridad Nacional, como la Doctrina Militar de la Federación Rusa, en los que el Ártico ha ido ganando ascendencia hasta aparecer como una zona de interés prioritario. Además, se aprobaron en la última década también estrategias ad hoc, como la recogida en 2013 en el texto “Strategy for the Development of the Arctic Zone of the Russian Federation” que Ana Alonso nos explica en “El Ártico Ruso: análisis geopolíticos de las oportunidades y amenazas del deshielo polar” y que pretende racionalizar el conjunto de líneas de acción en la región, bien sean económicas, militares o políticas, muchas de las cuales se llevaban a cabo por actores regionales o privados. Ante un escenario en el que una parte importante del futuro económico del país residía en una región sin apenas protección ni presencia de tropas, no es de extrañar que desde Moscú se comenzasen a hacer esfuerzos cada vez más relevantes encaminados a tomar posiciones avanzadas que hiciesen posible la defensa tanto de la cada vez más transitada Ruta del Norte, como de las nuevas explotaciones.

En una tónica de enfrentamiento cada vez más crudo y a mayor escala con Occidente, el Ártico volvía a cobrar relevancia en el apartado militar, por las mismas razones que en la Guerra Fría. Esto ha provocado que la Federación Rusa haga un esfuerzo sin precedentes por regresar a esta región y, lo que es más, por superar la presencia que un día tuvo la Unión Soviética y que hoy sería insuficiente para garantizar la defensa de los nuevos intereses, mucho mayores y geográficamente más repartidos que en tiempos de la URSS. Naturalmente, este renovado interés militar no obsta para que la postura militar rusa en el Ártico sea puramente defensiva ni para que, como se recoge en los documentos citados anteriormente, el interés del país sea tanto mantener el status quo, como primar la cooperación con los vecinos, conscientes como son de la necesidad de inversión y colaboración internacional para desarrollar el Ártico.

De hecho, asegurar la soberanía sobre estos recursos es, en sí misma, la mejor forma de atraer en el futuro la imprescindible inversión extranjera, necesaria para asegurar el desarrollo económico del país, independientemente de que la guerra de Ucrania haya roto casi por completo la colaboración con las empresas occidentales y dependan más que nunca del capital procedente de la República Popular de China. De ahí que lleve años posicionándose de forma mucho más agresiva y coherente que Occidente.

De hecho, aunque los Estados Unidos han desarrollado una nueva estrategia para el Ártico, lo cierto es que tienen importantes carencias -ya que esta no es una estrategia únicamente militar-, como la escasez de rompehielos. El resto de países con intereses en la zona, a pesar de lo que pueda pensarse, tampoco han dado pasos claros para defender sus intereses a pesar de las disputas relativas al reparto de los territorios y los activos de esta región. Una situación que, aunque por el momento ha pasado bastante desapercibida, es posible que llegue a cambiar especialmente cuando se complete la ampliación de la OTAN con la entrada de Suecia y la anterior de Finlandia. Al fin y al cabo, aunque este hecho haya vuelto a poner el Báltico en el foco, lo cierto es que el Ártico es, seguramente, mucho más importante si consideramos la situación en su conjunto.


Dejando de lado la gran estrategia, para pasar a la actualidad del terreno, nos encontramos con que en las últimas horas Rusia ha vuelto a lanzar una serie de ataques con drones contra distintos puntos de Ucrania. Desde este país hablan de diez Shahed-131/136 (Geran-1/2), así como de un misil lanzados desde el Mar Negro, de todo lo cual habrían abatido antes de llegar a su objetivo ocho drones. Los restantes habrían alcanzado puntos como la localidad de Dobropillia, en Donetsk o Myrhorod.

Por otra parte, continúa la polémica en torno al número de aviones de combate y bombarderos tácticos derribados por Ucrania en los últimos días, asegurando el propio Zelenski en su discurso diario que han sido siete en total. Por el momento, en los canales rusos lo que sí se ha reconocido es la pérdida durante la última semana de dos cazabombarderos Su-35. Y en relación a las fuerzas aéreas enfrentadas, y como curiosidad, cabe comentar que en las últimas horas el comandante de la 7ª Brigada de Aviación de las Fuerzas Armadas ucranianas ha afirmado en una entrevista que, en realidad, ahora mismo disponen de más aviones en servicio que al inicio de la invasión rusa, gracias a la labor de los técnicos y al apoyo internacional, aunque no precisó el número de aparatos en funcionamiento.

Dicho esto, y pasando a los enfrentamientos en la línea de frente, que siguen produciendo cuantiosas pérdidas, lo más relevante de la jornada ha vuelto a ocurrir en la región de Donetsk, lo que no ha evitado nuevos intentos rusos en dirección a Sinkiv’ka, en Lugansk.

Volviendo sobre Donetsk, en el caso de Avdiívka y después del fallido intento ruso por tomar Lastochkyne, no se han vuelto a registrar acciones de importancia, a la espera de saber si realmente se producirá o no la pausa operacional que algunos anunciaron. Lo más relevante, en cualquier caso, ha tenido lugar más al sur, en los alrededores de Mariínka, con la toma por parte rusa de la aldea de Pobjeda, que durante meses ha sido escenario de enfrentamientos. Entre otras cosas, esta pequeña población, poco más que un puñado de edificaciones, es importante para Rusia pues su control le permite no solo seguir avanzando por la carretera que lleva a Kostyantynivka, sino lanzarse poco a poco contra esta localidad, un importante cruce de caminos.

También se han vuelto a registrar enfrentamientos al sur, en el antiguo eje de Orijiv, con los rusos lanzándose nuevamente sobre Robotyne -después de que un contraataque ucraniano les permitiese recuperar a su vez algunas posiciones– y los terrenos entre esta población y el oeste de Verbove.

Además de todo esto, ha sido noticia un ataque ucraniano con cohetes guiados lanzados desde un MLRS M-142 HIMARS contra una concentración de tropas rusas en Volnovaja.



Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, cabe comenzar por la Unión Europea, pues los Veintisiete han acordado un nuevo paquete de sanciones contra Rusia que por primera vez apunta a empresas chinas e indias acusadas de apoyar el esfuerzo bélico de Moscú. También norcoreanas y turcas. Así, afectarán en total a casi 200 personas y entidades a sumar a las más de 1.800 que ya estaban incluidas en los listados de paquetes de sanciones anteriores.

Las medidas que se adopten compondrán el decimotercer paquete de sanciones, aunque como sabemos, su efectividad no es tan alta como en un principio se esperaba que llegase a ser. Además de esto, los Estados miembros están negociando la adopción de sanciones adicionales en reacción a la muerte del opositor ruso Alexei Navalni.

En relación con las sanciones, y con el hecho de que afecten a China, hay que tener en cuenta que Moscú ha encontrado en este socio una auténtica tabla de salvación. Hasta el punto de que el comercio entre ambos países alcanzó un récord de más de 240.000 millones de dólares (213.000 millones de euros) en 2023, según cifras de aduanas del gobierno chino, superando así por mucho el objetivo de 200.000 de dólares fijado por los dos países.

Algo que no ha evitado que, desde principios de enero algunos de los grandes bancos chinos hayan dejado de aceptar pagos de las organizaciones financieras rusas afectadas por las sanciones occidentales, tal y como ha denunciado el diario ruso Izveztia, señalando al Banco Industrial y Comercial de China (ICBC), el Banco de Construcción de China y el Banco de China. Al parecer, la decisión de los banqueros chinos tendría que ver con la necesidad de evitar algunas de las sanciones recogidas en el duodécimo paquete aprobado por la UE, así como por parte de los Estados Unidos, que han venido tomando medidas para aumentar la efectividad de sus propias sanciones.

Siguiendo con la Unión Europea, los Estados miembros han aprobado hace unas horas la renovación, a partir de junio, de la exención de derechos de aduana para las importaciones agrícolas ucranianas, acompañada de «mecanismos de salvaguardia» reforzados para limitar su impacto, en el centro de las recientes protestas de los agricultores. Concretamente de «medidas correctoras» que se aplicarían de forma automática en caso de se produjesen «perturbaciones importantes» en el mercado, y que afectarían a tres productos (aves, huevos, azúcar). De esta forma, si las importaciones superan los promedios de 2022-2023, se volverían a imponer derechos de aduana. Todo mientras los granjeros polacos continúan con sus protestas y Zelenski pide unidad entre ambos países como puede verse en el siguiente vídeo.

Un Zelenski que, al igual que su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha agradecido la declaración aprobada por 25 miembros de la Organización de Estados Americanos estableciendo que la agresión a Ucrania no será tolerada.

En cuanto a la ayuda militar, el Gobierno de Canadá está trabajando en proveer a Ucrania de fondos que, siguiendo la propuesta de Chequia, permitan a Ucrania adquirir munición para su artillería más allá de los países OTAN. Recordemos que los representantes checos en la Conferencia de Seguridad de Múnich habían asegurado que había disponibles en el mercado hasta 800.000 disparos de 155mm a la espera de comprador.

Del lado contrario, además de las informaciones relativas al suministro de misiles por parte de Corea del Norte -y a los componentes de origen occidental que incluyen- a la Federación Rusa, se han publicado también otras referentes al envío de más de un centenar de misiles balísticos de corto alcance tipo Zolfaghar por parte de Irán. Al parecer, el país chií podría llegar a transferir a Rusia hasta 400 de estos ingenios.

En otro orden de cosas, han causado cierto revuelo las declaraciones del presidente de los Estados Unidos respecto a Putin durante una reunión en San Francisco con donantes del Partido Demócrata, al calificarle de SOB («son of a bitch») o «hijo de p*ta». Según Biden, «La amenaza existencial es el cambio climático. Está ese loco bastardo de Putin y otros, y siempre tenemos que preocuparnos por una guerra nuclear, pero la amenaza existencial para la humanidad es el cambio climático”. Unas declaraciones que todavía no han sido respondidas por Moscú, en donde siguen aprovechando la entrevista de Tucker Carlson a Putin para promocionar su relato.

Cambiando de tercio, ha causado cierto escándalo la muerte del bloguero prorruso Andrei m*rozov, más conocido como Murz, quien se habría suicidado según ha publicado Ria Novosti apenas horas después de afirmar que el Ejército ruso había sufrido 16.000 bajas mortales en la batalla por Avdiívka. Todo después de compartir lo que serían extractos de sus últimas conversaciones con miembros del ejército y de denunciar las presiones para borrar parte de las informaciones publicadas anteriormente en su canal. Todo mientras desde Rusia Dmitry Medvedev hacía una referencia velada al asesinato en España del piloto desertor Maxim Kuzminov, refiriéndose al caso mediante la expresión «Para un perro, ¡la muerte de un perro», en referencia al castigo que a su juicio merecía el finado.

Todo mientras el opositor ruso Boris Nadejdine anunciaba que finalmente el Tribunal Supremo de la Federación Rusa había «desestimado su recurso» contra la negativa a registrar su candidatura para las elecciones presidenciales de marzo. Nadejdine añadió que impugnaría esta decisión, aunque no parece fácil que se le permita presentarse incluso teniendo escasas opciones de lograr un resultado significativo.
 

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Nacho Montes de Oca
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El día viene agitado. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que Rusia rompió el Derecho Internacional y que por lo tanto Ucrania puede usar los F16 para atacar el territorio ruso. Parece ser la respuesta a los misiles iraníes y norcoreanos llegados a Rusia





En mayo de 2022, Putin advirtió que un ataque al territorio ruso con armas de la OTAN provocaría una respuesta categórica contra Occidente Occidente traspasa otra línea roja y autoriza a Ucrania para que use las armas que le entrega para atacar a Rusia mas allá de sus fronteras
 

Coconut

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Pérdidas en combate del enemigo desde el 24 de febrero de 2022 al 23 de febrero de 2024.

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ppluy

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Guerra de Ucrania – Día 729
Feb 22, 2024

Jornada marcada más por la actividad diplomática que por la puramente militar, a pesar del empuje del Ejército ruso. Así, desde los Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido han anunciado nuevas sanciones contra Rusia, a la vez que desde El Elíseo francés se anunciaba una reunión internacional de apoyo a Ucrania para el próximo lunes. Además, Ucrania ha logrado firmar un nuevo acuerdo de seguridad, en esta ocasión con Dinamarca, al tiempo que negocia los últimos detalles otro similar con Italia que se sumaría a los alcanzados con Alemania, Francia y Reino Unido en las últimas semanas. Todo ello en una jornada en la que Putin ha ironizado sobre los comentarios de Biden y ha participado en el vuelo de prueba de uno de los renovados bombarderos estratégicos Tu-160M «Blackjack».


Una de las razones por las que la guerra de Ucrania ha sido posible, es decir, por las que Rusia pudo dar el paso de iniciar la invasión hace ya prácticamente dos años, fue porque logró recurrir con éxito a la «disuasión ofensiva». Es decir, que en lugar de utilizar el respaldo que ofrecen las armas nucleares para evitar que un tercer actor amenazase su seguridad, fueron capaces de escudarse en ellas y en la posibilidad de escalada para evitar que otros tomasen medidas para impedir el inicio de su «Operación Militar Especial».

La amenaza nuclear ha sido, de hecho, constante a lo largo de buena parte de esta guerra, con puntos álgidos en las primeras semanas, debido a la posibilidad de que los aliados de Kiev incrementasen su apoyo, pero también a causa del revés militar sufrido en la batalla por la capital ucraniana y por otras ciudades como Járkov. Sin ir más lejos, el 27 de febrero de 2022, apenas transcurridos tres días desde el inicio de la invasión, Putin ordenó a sus fuerzas estratégicas que aumentasen su grado de preparación para el combate, a lo que Biden no supo responder más allá de intentando calmar las aguas, lo que no hizo sino favorecer la continuación de las acciones por parte del Kremlin.

Otro punto álgido se vivió a raíz de la retirada de Jersón y la posibilidad de una ofensiva exitosa por parte ucraniana en Zaporiyia. Por ejemplo, el 21 de septiembre de 2022, en el marco de un discurso pronunciado en Veliky Novgorod, cuando el mismo Putin declaró que “Si la integridad territorial de nuestro país se ve amenazada, sin duda utilizaremos todos los medios disponibles para proteger a Rusia y a nuestro pueblo”, añadiendo “Esto no es un engaño”.

Como sabemos, la amenaza de escalada le ha funcionado bien a Rusia. De hecho, está directamente relacionada, por ejemplo, con la negativa alemana a suministrar misiles de crucero Taurus a Ucrania, a pesar de las reiteradas peticiones por parte tanto de su aliado, como de otros estados como el Reino Unido o los Estados Unidos. En el primer caso, de hecho, incluso se han ofrecido a adquirir misiles Taurus a Alemania de forma que puedan, una vez rellenados sus inventarios, suministrar más misiles Storm Shadow a Ucrania. Sin embargo, sus peticiones han caído en saco roto.

Una de las razones, como decíamos, tiene que ver con el miedo alemán a la escalada nuclear por parte de Rusia en un momento en el que la disuasión extendida está siendo puesta en entredicho entre otros por el candidato republicano, Donald J. Trump. Todo en un ambiente de temor generalizado a la posibilidad de llegar a vivir una guerra abierta con Rusia y que afecta como es lógico, mucho más a los estados del este y norte de Europa que a los del sur y el oeste. Se ha visto en fechas recientes con la multiplicación de mensajes de aviso a las poblaciones, en muchos casos magnificados por la prensa pues quienes los han lanzado han hablado de posibilidades, no de certezas.

En cualquier caso, mientras desde Moscú el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitry Medvedev, asegura que le gustaría que Kiev volviese a estar en manos rusas, afirmando que sus tropas deben llegar a la capital ucraniana y que este país es «una amenaza existencial para Rusia», Putin, quien no da puntada sin hilo, ha asistido a un vuelo de prueba a bordo de uno de los bombarderos estratégicos Tu-160 «Blackjack» que han sido actualizados recientemente al estándar Tu-160M. Ha protagonizado así un vídeo que tiene mucho de promocional, pero que sabe que impacta en sus dos públicos objetivos: el interior, ya que los ciudadanos rusos tienen verdadera querencia por todo aquello que simbolice el poder del Estado; y el exterior, a sabiendas de que dar la imagen de unas Fuerzas Estratégicas en buena forma tiene también su impacto.

Esto explica también que, en recientes declaraciones, el propio Putin haya dado diversas cifras que apoyan la idea de que las Fuerzas Estratégicas rusas viven un buen momento, hablando de un 95% de armas modernas a disposición de las mismas. Cifra que llegaría al 100% en el caso del componente naval de la triada nuclear, gracias a la incorporación de nuevos submarinos nucleares lanzamisiles a la Flota. La situación real, sin embargo, no es tan halagüeña, como hemos explicado en alguna ocasión, algo que se deduce de la necesidad de confiar en armas de «tercer ataque», sin ir más lejos, o de pasos como los relacionados con el supuesto programa ASAT nuclear.

Respecto a los Tu-160 hay que decir que la utilidad de estos aparatos supersónicos -a pesar de su modernización- en el caso de un enfrentamiento a gran escala es hoy mucho más cuestionable que en el momento en el que fueron puestos en servicio, que dicho sea de paso fue antes de la caída del muro de Berlín. Al fin y al cabo, son aparatos comparables a los B-1 Lancer (por cierto, activos cerca de Rusia hace unas horas), pero en absoluto a otros más modernos como los B-21 o, ya en fase muy avanzada de desarrollo, los B-21 Raider norteamericanos. Lo que no quita para que tengan todavía un papel, dada por ejemplo su capacidad de utilizar misiles de crucero Kh-101 y Kh-5. Capacidad que han demostrado haciendo lanzamientos desde el Mar Caspio o desde territorio iraní en más de una ocasión, operando en misiones de hasta 16 horas y complementando así otros vectores rusos como las corbetas, los submarinos y los camiones lanzadera y completando así la famosa terna.

De ahí que se tomase, hace unos años, la decisión de reabrir la línea de producción para ampliar una fuerza que, hasta entonces se basaba en el mejor de los casos en dieciséis Tu-160 y medio centenar de Tu-95 -aparatos estos últimos que iban siendo modernizados en pequeños lotes, dotándolos de nuevos equipos de navegación, guerra electrónica y nuevos armamentos-, así como en los tu-22M3M, mientras proyectos como el PAK-DA, a pesar de las noticias recurrentes, no terminan de despegar.

Dicho esto, y pasando a lo ocurrido sobre el terreno, desde Rusia han vuelto a lanzar dones y misiles sobre Ucrania, como sucede casi a diario, manteniendo así la presión sobre sus defensas antiaéreas. De esta forma, en las últimas horas se habría detectado el lanzamiento de hasta 31 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) por parte rusa, así como de tres misiles S-300 en función de ataque a tierra, un misil antirradiación Kh-31P y dos misiles de crucero Kh-22. Las mismas fuentes -ucranianas-, aseguran haber derribado antes de que alcanzasen su objetivo 23 de los 31 drones, pero ninguno de los misiles.

A consecuencia de los lanzamientos, realizados en la noche del jueves al viernes, y según el gobernador de Odesa, hasta tres personas habrían muerto en la ciudad. Además, habría sido otra «noche de horror» en Dnipró, en palabras del gobernador de la región, Serhi Lyssak, quien ha informado de ocho heridos mientras continúa la búsqueda de desaparecidos entre los escombros.

Además de lo anterior, se han producido también combates en buena parte de la línea de frente. Así las cosas, el Ejército ruso ha seguido, al norte, presionando en el área de Kreminna en dirección al río Zherebets, tanto en dirección a Terny como a Torske. Especialmente en el caso de la primera localidad, cada día está más cerca de sus puertas, mientras se intensifican las operaciones en la zona.

Otro punto en donde han vuelto a registrarse enfrentamientos, además de avances rusos, es el oeste de la ciudad de Bakhmut. Allí, según algunas fuentes las tropas rusas habrían logrado hacerse con las primeras edificaciones de Ivanivske, siguiendo el esquema habitual, según el cual una vez alcanzadas, se utilizarían para progresar aprovechando que el entorno urbano les es favorable al mantenerles a cubierto en parte de la vista de los drones.

En cualquier caso, el hecho de que hayan logrado atravesar con relativa facilidad las zonas de campo abierto entre Bakhmut e Ivanivske habla a las claras de los problemas de escasez de municiones ucranianos, cuya artillería está siendo totalmente incapaz de hacer el número de disparos necesario para mantener una defensa con garantías -algo que los drones no pueden compensar por completo-, lo que lleva a tener que ir cediendo terreno de forma constante, por más que sean en todos los casos pérdidas mínimas y a gran coste para Rusia.

Pasando al oeste de la ciudad de Donetsk, tenemos actividad en dos puntos. El primero, cerca de Avdiívka, hacia Orlivka y Tonen’ke -logrando entrar en la cercana Severne-, a donde intentan llegar las tropas rusas después de su varapalo al tratar de hacerse con Lastochkyne. El segundo, en torno a Mariínka, pues después de las noticias de las últimas horas sobre Pobjeda, nuevos testimonios hablan de contraataques ucranianos y una situación más disputada de lo que se creía.



Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Pasando al apartado internacional, cabe comenzar un día más por las sanciones internacionales a Rusia. Si ayer hablábamos de las nuevas impuestas por la Unión Europea, –que Zelenski ha agradecido– en las últimas horas han sido tanto el Reino Unido como los Estados Unidos los que se han subido al carro de las sanciones, imponiendo nuevas restricciones o añadiendo empresas y particulares a los listados de sancionados.

En el primer caso, se han impuesto medio centenar de nuevas sanciones a particulares y empresas, según la nota de prensa publicada, con la intención de «disminuir el arsenal y los fondos de guerra » a disposición de Putin. Así las cosas, se introducen nuevas restricciones al comercio de diamantes, de metales y de energía, buscando cortar «la financiación para la guerra ilegal de Putin desde todos los ángulos».

En el segundo caso, las sanciones han sido bastante más contundentes, pues según ha anunciado el subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, Wally Adeyemo, serán más de 500 los objetivos afectados por las nuevas medidas, que tendrán como foco el complejo industrial militar de Rusia y las empresas en terceros países que permiten que este país acceda a diversos bienes necesarios para mantener la producción militar en marcha.

Por otra parte, y en relación también con las sanciones, aunque en este caso por Moldavia -escenario, como sabemos, relacionado con Ucrania-, tenemos que el Consejo Europeo ha impuesto sanciones contra seis personas y una organización paramilitar llamada “Scutul Poporului”, a la que acusan de intentar desestabilizar esta pequeña república. Entre los sancionados se encuentran, entre otros, un alto funcionario del FSB ruso.

Más allá de las sanciones, la cita del día ha tenido como marco Río de Janeiro, en donde se han reunido representantes de los estados que forman el G20. Hasta allí se ha dirigido además el Alto Representante de la UE, quien ha mantenido diversas reuniones bilaterales. Más allá de Borrell, uno de los protagonistas de la cita ha sido el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien entre otros se ha reunido con el presidente brasileño, Lula, a quien ha invitado a Rusia. Además ha protagonizado un curioso incidente cuando la compañía que debía repostar el avión del dignatario ruso se ha negado a hacerlo en virtud de las sanciones que pesan sobre Rusia. Y más allá de Lavrov, también su homólogo estadounidense, Blinken, se ha dirigido al país iberoamericano, reuniéndose también con Lula. Un Lula que, por su parte, ha reiterado que «Brasil sigue dispuesto a colaborar en los esfuerzos por la paz en Ucrania «, declaración hecha a través de un mensaje en X.

Pasando a la ayuda militar, en las últimas horas Dinamarca ha anunciado el que sería el 15º paquete de ayuda, que ya se había adelantado en los días anteriores, pero que ahora ha sido celebrado por políticos ucranianos como el ministro de Defensa, Rustem Umerov. Este ha dado algunos detalles más sobre el contenido de un paquete valorado en unos 250 millones de euros y que incluiría, entre otros, la financiación de la compra de hasta 15.000 disparos de artillería de 155mm. Cifra que, puesta en perspectiva, no sirve ni para cubrir diez días de combates al ritmo actual, ya de por sí deficiente.

En cualquier caso, y como hemos adelantado en la entradilla, Dinamarca ha dado otro paso importante no con la provisión de ayuda, sino gracias a la firma del esperado acuerdo de seguridad con Ucrania, que se suma a los suscritos por Reino Unido, Francia y Alemania, mientras se ultima el texto que permitirá que Italia haga lo propio. Se trata de un acuerdo que estará en vigor durante los próximos diez años y que, además de la ayuda militar, comprende medidas de apoyo a la pertenencia ucraniana tanto a la UE como a la OTAN, entre otros.

Por otra parte, desde el Ministerio de Defensa ucraniano han anunciado la llegada al país de decenas de blindados M113 en su versión MEDEVAC, a la espera de que se reciban numerosos ejemplares más. De hecho, se habla, en total, de varios centenares.

Además de esto, ha sido noticia también el anuncio hecho por El Elíseo francés, relativo a una próxima reunión internacional de apoyo a Ucrania que se celebrará el próximo lunes y que «permitirá estudiar los medios disponibles para reforzar la cooperación de los socios en apoyo de Ucrania «. Todavía no se conocen demasiados detalles al respecto, pero por ejemplo el presidente polaco, Andrzej Duda, además de confirmar su asistencia a la cita, explicó que su homólogo francés (Macron) había invitado a «toda una serie de líderes europeos a París para discutir nuevas propuestas de soluciones y asistencia para Ucrania».

En relación con Polonia, precisamente, tenemos que el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha viajado hasta el país vecino para tratar de solucionar la situación en la frontera, pues los manifestantes polacos habrían bloqueado incluso el paso de ayuda militar. Tras hablar tanto con el primer ministro como con funcionarios del gobierno polaco y con parlamentarios, Kuleba ha asegurado que «Aprecio las decisiones que permitirán la entrega sin obstáculos de equipo militar y humanitario a Ucrania » y que «Kiev y Varsovia entienden claramente quién es nuestro enemigo común».

En otro orden de cosas, en las últimas horas se ha sabido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) desembolsará 880 millones de dólares (aproximadamente 812 millones de euros) para Ucrania, correspondientes al tercer tramo de un plan de ayuda de 15.600 millones de dólares adoptado en marzo de 2023. Así lo han anunciado desde esta institución, aunque para cumplir con todos los trámites y antes de ser enviada, la ayuda debe ser aprobada por la junta directiva.

Pasando a Rusia, tenemos que Putin, quien ha ironizado sobre las declaraciones de Biden a las que hacíamos referencia ayer, ha aprovechado el «Día del Defensor de la Patria» para saludar a los «auténticos héroes del pueblo», en vísperas del segundo aniversario desde el inicio de la invasión.

Finalizando, también con Rusia, aunque en este caso a propósito del opositor ruso Alexei Navalni, cuya muerte sigue siendo motivo de controversia, en las últimas horas se ha pronunciado su madre, Lioudmila Navalnaia, quien habría podido ver el cuerpo de su hijo y ha acusado a las autoridades rusas de haberla amenazado para que se organice un “entierro secreto”. Según sus palabras:

“Me están chantajeando (…). Quieren que todo se haga en secreto, sin ceremonias, quieren llevarme a los confines de un cementerio, cerca de una tumba reciente, y decirme “aquí yace tu hijo”, no estoy de acuerdo con eso. […] Grabé este video porque empezaron a amenazarme. Directamente en mi cara me dijeron que si no accedía a un entierro secreto, harían algo con el cuerpo de mi hijo. El investigador me dijo abiertamente: “el tiempo está en tu contra, el cuerpo se está descomponiendo”.
 

ppluy

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Guerra de Ucrania – Día 730
Feb 23, 2024

Las próximas horas serán de homenajes y declaraciones de apoyo, como corresponde a cada fecha emblemática. Después de dos años de lucha, sin embargo, nada hace pensar que el final de la guerra de Ucrania esté mucho más cerca que cuando se cumplió el primer aniversario. El estancamiento sigue siendo la norma, al igual que que la fuerte atrición, a la espera de que el panorama político se despeje en los Estados Unidos en un sentido o en otro. Mientras tanto, acciones como el derribo de un nuevo A-50 ruso por parte de Ucrania permiten reforzar la validez de algunas de las lecciones que esta guerra nos ha venido dejando, como la dificultad para emplear en el campo de batalla grandes y complejas plataformas como estas.



En las últimas horas las Fuerzas Armadas ucranianas se han anotado, en su particular cuenta de derribos, la destrucción de un nuevo avión de alerta temprana y mando y control A-50 Mainstay ruso, mientras sobrevolaba territorio ruso apenas a unos kilómetros de la costa del mar de Azov. Alcanzado por un antiaéreo de largo alcance ucraniano, ha trascendido un vídeo en el que el aparato ruso lanzaba contramedidas antes de ser finalmente destruido, en una acción que ha supuesto la muerte de toda su tripulación y que supone un nuevo y duro varapalo para Rusia, dada la escasez y valía de estas plataformas.

El incidente es más sorprendente si cabe, toda vez que hace poco más de un mes otro aparato similar, un Beriev A-50U fue alcanzado a unos 160 kilómetros del frente, en aquel caso sobre las aguas de Azov, perdiéndose en el mar. Todo a la vez que el Il-22 (numeral RF-95678), también alcanzado pero que logró mantenerse en vuelo y regresar a territorio ruso, pudo refugiarse en la base de Anapa, muy cerca del estrecho de Kerch. De hecho, es tan similar el incidente, que durante horas se ha estado especulando –incluso medios rusos han hablado de dos aparatos perdidos– con la posibilidad de que también un Il-22 hubiese sido alcanzado, aunque finalmente desde el Ministerio de Defensa ucraniano únicamente han reconocido un derribo.

Esta nueva pérdida rusa -y van tres A-50 si tenemos en cuenta que uno de ellos fue alcanzado en tierra-, demuestra la dificultad creciente de operar grandes plataformas aéreas. Algo que no es nuevo –y de hecho hemos publicado sobre ello en más de una ocasión-, pero que tiene profundas implicaciones. Como indican en un estudio del think tank CSBA titulado “Five Priorities for the Air Force´s Future Combat Air Force” (2020), el entorno operativo futuro estará caracterizado por el desarrollo y despliegue por parte de los países adversarios de los EE.UU. de sistemas de Defensa Aéreos Integrados Avanzados (IADS), que forzarán a que la forma en que se han diseñado y conducido las campañas aéreas hasta el momento se torne inviable.

Al menos será así para la mayor parte de Fuerzas Aéreas -entre las que se incluyen las de todas las potencias medias, como nuestro Ejército del Aire y del Espacio-. Es así, en tanto que ninguna de ellas, a pesar de adquirir equipos y armas puntuales, como los misiles antirradiación- dispone de capacidades SEAD significativas. Un tipo de medios -y el necesario bagaje- que en la práctica solo están a disposición de los Estados Unidos, tanto de su Fuerza Aérea como de su Marina de guerra, únicas que han acumulado la experiencia suficiente y han mantenido unidades especializadas en este tipo de tareas.

El problema que plantean las redes IADS es que, al negar el uso del espacio aéreo al contrario, en muchos casos le impiden también realizar un tipo de guerra concreto, para el cual la presencia de aparatos tipo AWACS y JSTARS es imprescindible. Y es que sin poder detectar y seguir las amenazas aéreas (AWACS) o las concentraciones de la fuerza de maniobra terrestre adversarias (JSTARS) se hace sumamente difícil batir a cualquier enemigo, por la simple y llana falta de información sobre este, así como de capacidades de mando y control. Lo mismo, además, es extensible a muchos de los aparatos de caza de cuarta generación, como hemos visto también en Ucrania con toda la familia derivada del Su-27, incluyendo los bombarderos tácticos Su-34.

Además, las plataformas tripuladas no son las únicas sensibles a los sistemas antiaéreos enemigos, pues también los grandes drones destinados a tareas ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, & Reconnaissance) son muy vulnerables. Es más, podría decirse que, dado el desarrollo que están conociendo los sistemas antiaéreos, con alcances y precisiones crecientes, la mayor parte de aparatos en servicio únicamente podrán operar con garantías en ambientes muy permisivos.

En el caso de los Estados Unidos, que podría decirse sin lugar a dudas que van un par de pasos por delante del resto en este aspecto, llevan años trabajando en la forma de adaptar su forma de luchar al nuevo escenario. La solución propuesta pasar por la implementación de un nuevo sistema denominado ABMS (Advanced Battle Management System) y que tiene como objetivo dotar a la USAF de un nuevo sistema de Mando y Control que reemplace a los E-3 Sentry actualmente en servicio, pues se teme que en caso de enfrentamiento con un rival con capacidades antiaéreas importantes, pudiesen correr el mismo destino que los A-50 rusos.

En la práctica, lo que se propone es pasar, como en tantos otros aspectos, de depender de las grandes, caras, complejas y vulnerables plataformas monolíticas a un sistema de sistemas en el que muchos de los sensores y equipos de comunicaciones, así como las capacidades de ataque estén distribuidas en elementos más pequeños y, de ser posible, prescindibles. Todo de forma que, en caso de pérdida, el conjunto no se resienta, siendo por lo tanto mucho más resiliente que el basado en las arquitecturas actuales.

Un camino que tarde o temprano deberán seguir todas las Fuerzas Aéreas -y no solo- que se precien pero que, por el momento, es demasiado complejo y oneroso de implementar, con lo que la artillería antiaérea continúa teniendo cierta ventaja sobre las fuerzas aéreas que la enfrentan. De ahí, por una parte, que Ucrania insista tanto en la necesidad de que sus aliados le envíen más y más recursos en este sentido -pues no solo pretenden defender sus ciudades de los drones y misiles rusos-, sino que pretenden también batir los aparatos de la VVS, negándose el uso del cielo. De ahí también que, pese a todo lo que puedan aportar, los F-16 difícilmente darán un vuelco al conflicto, si no se ofrecen a Ucrania medios complementarios que permitan neutralizar sus defensas aéreas.

Dejando de lado el futuro de la guerra, para volver sobre el presente, tenemos que Rusia ha vuelto a lanzar sus drones y misiles sobre Ucrania. Desde este país hablan de dos misiles balísticos Iskander-M, tres misiles de crucero Kh-59 y una docena de drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) empleados por parte rusa. Al mismo tiempo, aseguran haber derribado dos de los misiles Kh-59 y todos los drones, con las defensas aéreas activas sobre puntos como Odesa o Kropivnitsky.

Del lado contrario, además de la pérdida del Beriev A-50 Mainstay, nos encontramos con un gran incendio en la planta metalúrgica Novolipetsk, en la localidad de Lipetsk, en el interior de Rusia, provocado como consecuencia de la llegada de drones de suicidas ucranianos. Además, desde Rusia aseguran haber derribado drones ucranianos también sobre Tula.

Dicho esto, sobre el frente continúan los combates, mientras Ucrania sigue inmersa en su esfuerzo por construir nuevas posiciones defensivas a lo largo del todo el frente, que aseguren que cualquier avance ruso sea lento y costoso, como corresponde al cambio a una estrategia defensiva que se viene implementando desde el pasado otoño.

En cuanto a los enfrentamientos, comenzando por el norte tenemos que, en el área de Siversk han continuado los ataques rusos en dirección a la localidad de Bilohorivka, aunque apenas han servido en este caso para poco más que para acumular pérdidas.

No ha ocurrido lo mismo en Bakhmut, en donde poco a poco el Ejército ruso continúa arañando metros en dirección a Ivanivske y, como vimos ayer, ya controla algunas edificaciones a levante de esta localidad, además de haber tomado algunas de las líneas de trincheras ucranianas situadas en las afueras.

En cuanto a Avdiívka, la situación evoluciona como cabía esperar, con las tropas rusas poco a poco ocupando el espacio entre la ciudad y lo que se espera sea la nueva línea defensiva ucraniana (ver informes anteriores) entre Orlivka, Tonenke y Severne. Precisamente, es en esta última dirección donde han conseguido los avances más importantes. Además, cabe señalar que, por primera vez, se ha podido ver cómo entraba en combate y geolocalizar un carro de combate Abrams, en este caso entre Berdychi y Stepove.



Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, la jornada del sábado será, sin duda, de homenajes y de discursos de apoyo a las tropas en uno y otro lado. Por parte de los aliados de Ucrania, ya han comenzado a recibir palabras de aliento y compromiso, mientras que desde el país recuerdan que la guerra lleva diez y no dos años en marcha. Del lado ruso, como vimos ayer, se adelantaron unas horas en este sentido, con Putin aprovechando el «Día del Defensor de la Patria» en un acto en el que se visitó la tumba del soldado desconocido y en el que saludó a los «auténticos héroes del pueblo» mientras Shoigú visitaba a las tropas en Donetsk.

Sin embargo, más interesantes que los homenajes son las noticias sobre las acciones de uno y otro bando para tratar de imponerse. Así las cosas, desde Ucrania el ministro de Defensa, Rustem Umerov y el jefe de las Fuerzas Armadas, Oleksandr Syrsky han mantenido una reunión con un grupo de senadores estadounidenses encabezado por el líder de la mayoría republicana, Chuck Schumer, con quienes también se ha visto posteriormente Zelenski. En la misma explicaron a los legisladores lo que a su juicio Ucrania necesitaba para vencer, además de expresas su preocupación por los retrasos en el envío de ayuda por parte de los EE. UU. y por la situación de las tropas en el frente.

El ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, se dirigió a su vez ante los representantes de la OSCE, instando tanto a la organización como a los Estados miembros a «incrementar sus esfuerzos para responsabilizar a Rusia por su guerra de agresión y crímenes posteriores». Según el diplomático ucraniano, «La OSCE puede y debe ser más activa y rápida a la hora de desplegar los instrumentos existentes y desarrollar otros nuevos, según sea necesario, para ayudar a traer de regreso a los niños ucranianos deportados».

También, aunque en este caso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Kuleba ha acusado a Rusia de «ignorar la voz del mundo» al continuar con su agresión, a la vez que llamaba al resto de países miembros a participar en la conferencia de paz que se celebrará en Suiza y que girará en torno a la implementación de la «Fórmula de paz» de Zelenski, propuesta que Rusia rechaza de plano y que considera «inútiles planes de Kiev» por «atraer al mayor número posible de países a reuniones interminables sobre un proyecto utópico».

Cambiando de tercio, y después de que la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos aprobasen nuevas sanciones contra Rusia, en las últimas horas se ha subido también a este carro Canadá. El país norteamericano ha impuesto sanciones adicionales contra 153 entidades y una decena de personas, en coordinación con sus vecinos estadounidenses y el Gobierno británico.

Además de esto, se reunió en privado con el secretario de Exteriores británico, David Cameron, con quien «se puso al día» y con quien habló sobre opciones destinadas a acelerar el suministro de municiones de artillería y otros equipos importantes a Ucrania. Se espera, de hecho, que el Reino Unido haga algún anuncio en este sentido en las próximas horas, pues son muchos los rumores relativos a un nuevo paquete de ayuda.

También se ha producido una reunión del equipo de Gobierno ucraniano, encabezado por Denys Shmyhal, a la frontera con Polonia. Concretamente al puesto de control de Cracovia, con la intención de que los agricultores y la sociedad polaca escuchen la posición de Ucrania. La situación, a pesar de la propuesta por parte de este país de constituir una mesa trilateral entre Polonia y Ucrania, con la participación de la UE, parece lejos de resolverse.

Además de esto Shmyhal se ha visto con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen. Este, como sabemos, ha sido el primer país no perteneciente al G7 que ha firmado un acuerdo de seguridad con Ucrania y, desde los inicios de la invasión, uno de los Estados que han prestado un apoyo más firme a Kiev. En su encuentro, los dos políticos han hablado sobre la ayuda militar, la implementación de reformas por parte ucraniana o la integración europea entre otros temas.

En otro orden de cosas, después de las noticias referentes a la entrega de un centenar de misiles balísticos por parte de Irán a Rusia, el primer país ha negado la mayor. Así, Irán aseguró, el viernes por la tarde, que no había tranferido misiles a Rusia. O al menos esta es la versión del país chií y así lo han manifestado sus representantes ante las Naciones Unidas. Según las mismas: «Aunque no existen restricciones o prohibiciones internacionales sobre la venta de misiles balísticos, Irán se considera moralmente obligado a abstenerse de realizar transacciones de armas mientras dure el actual conflicto entre Rusia y Ucrania».

Más allá de esto, en las Naciones Unidas el secretario general de la organización, Antonio Guterres, ha asegurado que esta seguirá «presionando por la libertad y la seguridad de la navegación en el Mar Negro y por que los alimentos y fertilizantes ucranianos y rusos que tanto necesitan lleguen al mercado mundial sin restricciones».

Para finalizar, lo hacemos también con la ONU. Concretamente con el último recuento de bajas civiles hecho por sus técnicos y que asciende, al menos, a 10.582 civiles, a los que habría que sumar más de 20.000 heridos desde el inicio de la invasión. Al respecto, y según el responsable de la Misión de Vigilancia de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ucrania (HRMMU), Volker Turk, «El impacto a largo plazo de esta guerra en Ucrania se sentirá durante generaciones». La cifra, en cualquier caso, podría ser bastante mayor, toda vez que no todos los casos han podido ser debidamente identificados.
 
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