La paz según Trump: todo para Ucrania pero sin Ucrania
Viernes, 07/Mar/2025 Gabriel Rodríguez El Español
Donald Trump, fiel a su estilo, ha decidido que la paz en Ucrania se negociará en Arabia Saudí, pero se decidirá desde Washington y Moscú.
Porque ¿a quién le compensa seguir con un conflicto tan prolongado? Rusia está en una situación económica desastrosa tras la guerra, Ucrania se aproxima al abismo si Estados Unidos retira su ayuda militar y el resto de partes implicadas, como el mismo Estados Unidos o la UE, están deseando poner fin a este conflicto.
Este es el argumento que escucho hoy a mucha gente. El argumento de "aceptemos un mal acuerdo, no vaya a ser que Trump se rebote, retire los miles de millones de dólares que tiene 'invertidos' en la región y Ucrania no pierda solamente el Donbás, sino gran parte de su territorio occidental".
Y, lamentablemente, tal vez tengan parte de razón. Pero al menos yo, si fuera Zelenski, respondería a ese argumento "a la gallega":
¿Qué pensarían los miles de ucranianos bajo dominio ruso que han sido torturados y cuya identidad misma se encuentra amenazada si les dijéramos que ya no hay esperanza para ellos?
¿Qué pensarían los miles de ciudadanos a los que su gobierno juró proteger en 2022 si les dijeran que su país ha decidido abandonarles a su suerte o, mejor dicho, a la de Vladímir Putin?
Porque eso es lo que está en juego.
Que un acuerdo de paz en Ucrania es ventajoso para el orden mundial es indiscutible. Las cadenas de suministro dejarían de sufrir tanto, la inflación remitiría a una velocidad mayor de la de los últimos meses. La tensión global desescalaría y la guerra a las puertas de Europa no estaría tan cerca.
Pero ¿alguien va a pensar en lo que quieren los ucranianos?
Actualmente, se calcula que unos seis millones de personas (más de una décima parte de la población total de Ucrania) viven ahora bajo dominio ruso, entre ellos 1,5 millones de niños.
De acuerdo con
The Reckoning Project, Rusia ha impuesto un régimen de terror en las zonas bajo su dominio. En ciudades como Mariupol y Sievierodonetsk, la población ha sido sometida a secuestros, detenciones arbitrarias y torturas. La Fiscalía General de Ucrania ha registrado más de 150.000 violaciones de la Convención de Ginebra por parte de las fuerzas rusas desde 2022.
En la gran mayoría de ciudades bajo su control, Rusia sustituye los sistemas de telecomunicaciones ucranianos por rusos, para evitar cualquier tipo de comunicación con el exterior que no pueda ser rastreada o controlada por el régimen de Putin.
El control ruso no sólo implica represión política. También es una estrategia para eliminar la identidad ucraniana y transformar estas regiones en una extensión del sistema autoritario de Moscú. En Crimea, tras su anexión en 2014, se prohibió el uso del idioma ucraniano en la educación y se obligó a los residentes a adoptar la ciudadanía rusa para acceder a servicios básicos como la salud o la vivienda.
Según el gobierno ucraniano, entre 2014 y 2022, hasta 800.000 rusos fueron trasladados a Crimea para consolidar la ocupación. Ahora, el mismo patrón se repite en las regiones de Zaporiyia, Jersón y el Donbás.
Aceptar un acuerdo que ceda estos territorios a Rusia no es solo una cuestión de pérdida territorial. Significa condenar a millones de ucranianos a vivir bajo un régimen de represión, en el que la población es torturada, cualquier oposición es silenciada y donde los niños son adoctrinados en escuelas militares.
Como europeos, debemos ser conscientes de todo lo que está en juego a las puertas de nuestro continente.
Como demócratas, debemos tener claras nuestras prioridades. No hay bienestar económico que valga si borran cualquier rastro de nuestro gran logro como sociedad: la consolidación de nuestra libertad y nuestros derechos políticos y civiles.
Como personas civilizadas, no podemos permitir que un autócrata proteccionista sitúe el interés económico por encima de la condena de la tortura y la represión.
Donald Trump quiere un acuerdo para Estados Unidos. Yo lo quiero para Ucrania.
Gabriel Rodríguez es abogado y diputado del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid.
https://www.almendron.com/tribuna/la-paz-segun-trump-todo-para-ucrania-pero-sin-ucrania/