Guerra de Ucrania – Día 1272
Ago 18, 2025
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Informes
La esperada cita en la Casa Blanca ha dejado muchas más dudas que certezas. El clima, muy diferente al del funesto encuentro de febrero entre Trump y Zelenski, invita a un optimismo moderado, al igual que algunas de las declaraciones relativas a las garantías de seguridad o un inminente encuentro entre el ucraniano y Putin. Sin embargo, son todavía demasiados los temas por concretar mientras se avanza a contrarreloj para preparar una cita que podría ser una nueva encerrona para Zelenski o un intento por parte del Kremlin de seguir ganando tiempo mientras intenta obtener en el frente su objetivo más ansiado en esta fase del conflicto: el noroeste de Donetsk.
Los sucesos han comenzado a acelerarse, como si de un proceso astronómico se tratase, dejándonos de paso en uno de los márgenes
del «horizonte de sucesos» y, con ello, en la oscuridad. Decimos esto porque, aunque las últimas horas y la cita en la Casa Blanca nos han dejado numerosas novedades (que enumeramos en la segunda parte del informe junto a las declaraciones de unos y otros), lo cierto es que los avances tangibles, aquellos relacionados con las garantías de seguridad y con la situación a esperar si se produce un alto el fuego o se llega a algún tipo de acuerdo de paz, son todavía pocos y difíciles de evaluar,
ya que deben definirse en los próximos diez días.
Es muy posible, además, que en los próximos días llegue a producirse
un inesperado encuentro entre Putin y Zelenski, al que seguiría otro a tres bandas (decimos inesperado porque se ha invertido el orden de los pasos esperado), sumándose Trump a ambos protagonistas en una segunda cumbre. Los europeos, por su parte, parecen aceptablemente satisfechos con el resultado de un encuentro en Washington al que han acudido para ofrecer respaldo a Zelenski (
y para defender sus propios intereses) y que ha distado mucho
de aquel nefasto de febrero tanto en el tono, como en el desarrollo y los resultados. Sin embargo, más allá de algunos gestos y de las escasas y en buena medida ambiguas u opacas declaraciones, lo que impera es la niebla.
Está más o menos claro, para todos los analistas, que habrá cesiones de territorios por parte ucraniana y algún tipo de garantías de seguridad por parte de europeos y estadounidenses hacia su aliado. No obstante,
como explicamos ayer y en otros informes previos, hace falta más que meras declaraciones que tienen más de desiderativas que de positivas. Por tanto, aunque la cita en Estados Unidos debe alimentar un moderado optimismo, a falta de más datos sería erróneo afirmar que lo importante (el restablecimiento de la estabilidad estratégica) esté en trance de solucionarse, siendo muy pocas las referencias y, por lo tanto lo que puede deducirse en relación con los asuntos clave -por no decir ninguna- y, por lo tanto, muy alto todavía
el riesgo de que todo descarrile.
Lo más relevante, eso sí, es que desde Estados Unidos parecen dispuestos a comprometerse de forma indefinida con las garantías de seguridad a Ucrania, algo a lo que habían rehusado una y otra vez, si bien no se ha especificado cuáles serían exactamente, hablándose por el momento, como dijimos, de algún sistema alternativo al Art. 5 que recuerda poderosamente por ahora a lo ocurrido con Polonia tras la Primera Guerra Mundial. Además, parece que no será gratis y que una vez más el apoyo norteamericano implicará el compromiso de adquisición de un importante paquete de armas (
se habla de hasta 100.000 millones de dólares) por parte ucraniana, pero financiadas por sus socios europeos. Además, se habla también de otro acuerdo de 50.000 millones de dólares entre Ucrania y los EE.UU. destinado a producir drones (y a llevarse las tecnologías ucranianas al otro lado del Atlántico, claro está).
En el lado del debe (para los europeos), tenemos que este tipo de acuerdo se sumaría al cerrado tras la guerra arancelaria y que
implicará invertir en los Estados Unidos centenares de miles de millones de euros en los próximos años, lo que prácticamente garantiza, entre otras cosas, que todos los proyectos comunitarios y de los Estados miembros por obtener una «
autonomía estratégica» real queden en agua de borrajas (
siendo la última de ellas SAFE), por falta de recursos
para seguir la carrera tecnológica e industrial. En el del haber, que un acuerdo semejante de adquisición de armamentos a los Estados Unidos con dirección a Ucrania (de alcanzarse, pues insistimos que todo está en el aire) implicaría, en la práctica, que no se acepta por parte occidental una desmilitarización, al menos completa, de este país, algo con lo que Putin tendría que tragar.
Los flecos, insistimos una vez más, son fundamentales (el diablo está en los detalles, ya se sabe), no sólo por lo explicado en el informe previo (niños, sanciones, reconstrucción, crímenes de guerra…), sino porque hay cuestiones clave por resolver
que parece que serán tratadas directamente entre Zelenski y Putin. La más relevante, el destino del 25-30% de Donetsk en manos ucranianas, pues su cesión, si no es a cambio de algo relevante, podría tener implicaciones estratégicas de largo alcance para el futuro de la región y para la propia Ucrania,
al dejar localidades importantes (Izium, Lozova, Pavlorah) a tiro de piedra de la hipotética nueva frontera y, además, todo el entramado defensivo construido durante más de una década en poder de Rusia. Un tema
sobre el que hablamos en informes recientes y que no debe ser obviado, pues explica en mucho mayor grado que el apego a ciertos territorios la insistencia ucraniana en mantener el control de la región.
La reunión entre Putin y Zelenski, de producirse (
se habla de finales de mes), será además una auténtica yinkana para el ucraniano. En el mejor de los casos, suponiendo (y es mucho suponer, por el tema de incentivos) que Putin realmente desee cerrar el conflicto a muy corto plazo, implicará hablar cara a cara con el responsable directo de la muerte de decenas o centenares de miles de ucranianos y la destrucción de buena parte del país. Además, sabiendo el gusto de Putin por las sorpresas desagradables, destinadas a desestabilizar a sus interlocutores (
recordemos escenas como las de Merkel y los perros), el encuentro deberá prepararse con mucho detalle y en el lugar más aséptico y neutral posible. En el peor, podría no ser más que una estratagema para ganar tiempo,
mientras sobre el campo de batalla se sigue acercando a su objetivo más inmediato, que es la toma completa del Donbás y continúa insistiendo en la desmilitarización de Ucrania; dos objetivos que, si Putin no consigue alcanzar -y da igual cómo se mire y se intente maquillar en los medios y declaraciones públicas-, equivaldrán a una derrota rusa en toda regla.
Toca pues, una vez más, esperar y ver, mientras europeos, estadounidenses y ucranianos cierran, en los próximos diez días, el asunto fundamental: el de las garantías de seguridad.
Cambiamos ahora de tercio, para hablar
sobre los ataques a larga distancia, que aumentaron en las horas previas al encuentro de líderes, para totalizar 144 lanzamientos de drones y misiles (incluyendo 4 misiles balísticos Iskander-M) durante la pasada jornada. Un total del que, desde Ucrania,
afirman haber derribado o neutralizado 88 drones y ningún misil.
Entre los puntos alcanzados, Kremenchuk, en donde
se habla de un ataque masivo reciente (que correspondería en realidad al informe de mañana al haber tenido lugar en la madrugada del día 19) que ha dejado
varias explosiones. También Zaporiyia, nuevamente
objetivo de varios misiles rusos, dirigidos
contra un edificio comercial. En Sumy, un edificio que albergaba la sede de la universidad regional
ha resultado destruido tras la llegada de drones rusos. Además, en Járkov el número de fallecidos por los ataques de la jornada anterior
ha crecido hasta los 7, sin que hayan dejado de producirse
nuevas explosiones en las últimas horas, parte provocada por drones y
parte por las bombas planeadoras. Estos ingenios, han afectado además
a puntos como Novodonetske o
Sloviansk, a donde
se han dirigido también misiles balísticos, lo mismo
que a Odesa.
Del lado contrario, la acción más significativa del día sería un ataque ucraniano reconocido por su Estado Mayor y dirigido contra
una estación de bombeo de petróleo situada en Nikolskoe, en la región de Tambov. Los ucranianos, dicho esto, también habrían atacado la ciudad de Donetsk,
registrándose al menos tres impactos en un internado, que ha sufrido además de las explosiones y como consecuencia, un incendio.
Además,
se ha sabido que el pasado 16 de agosto en un ataque contra un convoy ruso que transitaba la región de Kursk, habría resultado herido el teniente general Abachev,
quien habría sufrido amputaciones.
En cuanto a los
combates y los movimientos, muy pocas noticias en las últimas horas, no tanto por la ausencia de combates, sino porque la mayoría de los comentaristas han estado centrados en lo ocurrido en Washington.
En Sumy/Kursk, para comenzar, aunque siguen los enfrentamientos en Yunakivka y el norte de Varachyne, en poder ucraniano desde hace un par de jornadas,
no se han producido nuevos cambios. Tampoco en Járkov, en el Oskil o en Siversk, pues las novedades
recogidas por algunas fuentes ya habían sido reflejadas en los informes de las jornadas previas.
En dirección a Dobropillia,
tras ser contenido el saliente ruso por los ucranianos, que no han conseguido pese a todo eliminarlo de raíz,
siguen los enfrentamientos tanto al norte del mismo como a este y oeste, al igual que ayer, con la vista
puesta en el futuro de Rondinske, en disputa y fundamental para la
seguridad de Myrhorad y de Pokrovsk.
En el sector del Vovcha, al sur, los rusos siguen presionando al noroeste de Temyrivka, entre otros puntos,
para llegar a la línea fronteriza entre las regiones de Donetsk, Zaporiyia y Dnipropetrovsk, que confluyen en la zona. Los cambios, sin embargo, son nulos en las últimas 24 horas.
Por último, y esto resulta interesante, en los últimos días
se habrían producido fortísimos bombardeos rusos contra Orijiv, en la región de Zaporiyia, así como contra varias localidades de los alrededores. Se ha especulado mucho, a propósito de esta localidad y de otras en la región, con una futura ofensiva rusa contra ellas. Por el momento no se ha producido, aunque sí muchas acciones puntuales. Lo ocurrido, en cualquier caso, es difícil de evaluar, pues podría ir desde una forma de amenazar con una futura nueva operación -recordemos que Putin había ofrecido congelar ciertas partes del frente- a una mera distracción mientras se reorganizan para volver a intentarlo en la parte fundamental del frente, que es el norte de Donetsk.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El día comenzaba con el presidente Zelenski ya en Washington D.C. donde tendría lugar una jornada clave para discutir cómo poner fin a la guerra entre EE. UU. y Ucrania, acompañados de varios líderes europeos apenas tres días después de la cumbre entre Trump y Putin en Alaska. Ha sido, además, la primera vez que tantos líderes europeos al mismo tiempo se dan cita en la Casa Blanca.
La primera cita del día del líder ucraniano ha sido
una reunión con el general Keith Kellogg, enviado especial del presidente Trump para Ucrania, para discutir sobre la situación en el campo de batalla y la “sólida capacidad diplomática” de Ucrania, Europa y EE. UU.
Posteriormente, Zelenski
recibía a los líderes de la OTAN y UE, así como de Alemania, Reino Unido, Finlandia e Italia (Macron parece que llegó el último y directamente a la Casa Blanca) en la Embajada de Ucrania en la capital para coordinar posiciones antes de la reunión con el presidente Trump.
Concluida la reunión, ponía rumbo a la Casa Blanca donde el presidente Trump le esperaba para su encuentro bilateral. Un encuentro que ha comenzado con el estadounidense comentando el atuendo del presidente Zelenski, ya que en esta ocasión sí decidió vestir de traje; siendo la primera vez que realmente ha abandonado su vestimenta militar desde que comenzó la guerra y
ganándose un “¡No me lo puedo creer! ¡Me encanta! por parte de Trump. Así, en esta ocasión no parece que haya habido comentarios desafortunados al respecto, ni con el periodista que los generó durante la fatídica rueda de prensa el pasado febrero, y que el tono de ambos ha sido más relajado con incluso alguna broma, y, sobre todo, comedido en el caso de Zelenski. Además, el líder ucraniano no ha dejado de mostrar su gratitud a EE. UU. y especialmente a Trump. En este sentido, y como dato curioso, solo en su discurso de apertura en el Despacho Oval, Zelenski incluyó ocho agradecimientos.
En cuanto al contenido de la reunión bilateral y la posterior con los líderes europeos en la que han tomado parte Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Finlandia, la presidenta de la Comisión Europea y el secretario general de la OTAN, lo cierto es que lo que se conoce es en términos genéricos. En el caso de los resultados, seguimos intentando descifrar “la caja negra” que, como decíamos en
nuestro informe anterior, es más opaca que nunca.
Según el presidente Zelenski, las discusiones han versado sobre la situación en el campo de batalla y las medidas para avanzar hacia la paz, siendo uno de los temas clave discutidos el de las garantías de seguridad, aunque también prestaron atención al regreso de los niños ucranianos deportados y/o trasladados por la fuerza y de los prisioneros. Sobre esto último, anteriormente, aunque se hubiese discutido a nivel de líderes, no se había destacado como uno de los grandes temas en un encuentro. Tanto es así que a veces parece que se pasa por alto el asunto.
Adicionalmente,
según otro de los comunicados -pues la información la van ofreciendo con cuentagotas y muy dispersa-, han discutido sobre la reconstrucción y recuperación de Ucrania y
sobre las perspectivas de adhesión de Ucrania a la UE. Por otro lado,
según Le Monde, parece que los participantes no discutieron cuestiones territoriales específicas y Zelenski
reiteró ante la prensa después de las reuniones que abordará este asunto directamente con Putin.
En el caso de la discusión bilateral con Trump, que ha sido
calificada por Zelenski como “la mejor hasta la fecha”, por supuesto y como nadie dudaba, también han
discutido sobre su cooperación bilateral y, en particular, en el ámbito de los drones, tanto para vender los UAVs más modernos como para la producción conjunta.
Más allá de este pequeño apunte, lo cierto es que seguimos igual que al concluir la jornada anterior. Es decir, con información compartida por unos y otros en términos genéricos y/o abstractos.
En el caso de las garantías, Ucrania y el resto de los líderes europeos han agradecido a EE. UU. “su disposición a apoyar y ser parte de estas garantías”. Por ejemplo, el secretario general de la OTAN,
Mark Rutte, ha dicho directamente a Trump “el hecho de que tú, hayas dicho ‘Estoy dispuesto a participar en las garantías de seguridad’ es un gran paso”. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni,
comentaba que iniciarán “las conversaciones con una propuesta para un modelo similar al del Artículo 5 de la OTAN”, pero una vez más, sin aclararse qué significará esto exactamente.
El presidente francés, Emmanuel Macron, además de insistir en un alto el fuego,
señaló que “la primera garantía es un ejército ucraniano capaz para los próximos años y décadas. Y también los compromisos correspondientes de todos nosotros”.
Por su parte, Zelenski ha comentado también que discutieron sobre las garantías específicas que cada uno de los más de 30 Estados participantes en la Coalición de Voluntarios está dispuesto a proporcionar. Además, ha confirmado que “algunos proyectos ya están en marcha” con los equipos trabajando intensamente para que todo se formalice en el plazo de 10 días.
Refiriéndose a Estados Unidos,
ha enfatizado que es importante que Washington “transmita una señal clara de que estará entre los países que ayudarán, coordinarán y participarán en las garantías de seguridad”, siendo este “un gran paso adelante”.
Ahora bien, pero ¿qué ha dicho Trump sobre este asunto en las últimas horas? En primer lugar,
ha subrayado que, durante la cumbre en Alaska, el presidente Putin “aceptó aceptar garantías de seguridad para Ucrania” y se mostró optimista de que entre Estados Unidos y los socios europeos habrá un acuerdo para disuadir futuras agresiones contra Ucrania con las naciones europeas asumiendo gran parte de la carga.
En sus propias palabras: “En materia de seguridad, habrá mucha ayuda…son la primera línea de defensa, porque están ahí, son Europa. Pero también les ayudaremos, participaremos”. No obstante, y como se adelantaba, no se ha revelado ningún detalle adicional acerca de cómo se podrían articular las garantías.
Por otro lado, Trump sostiene que durante
las reuniones cada parte debe incluir lo que cada nación está “dispuesta a renunciar para lograr la paz”, de modo que “necesitamos discutir los posibles intercambios de territorio, considerando la línea de contacto actual, es decir, la zona de guerra para analizarlos y negociar posiciones”.
Por otro lado, pero no menos importante, Trump
ha hecho especial hincapié en que el acuerdo de paz -sin hacer referencia a un alto el fuego- debe ser duradero de forma que “no estamos hablando de una paz de dos años para luego volver a meternos en este lío”. Así, insiste en que “Nos aseguraremos de que todo esté bien. Colaboraremos con Rusia. Colaboraremos con Ucrania. Nos aseguraremos de que funcione”.
Finalizadas las reuniones previstas entre estadounidenses, ucranianos y el resto de los líderes europeos,
Trump llamó al presidente Putin “para abordar medidas diplomáticas” y, en particular, proponerle la celebración de una cumbre trilateral. Tras la llamada, Trump y Zelenski volvieron a verse en el Despacho Oval para discutir el resultado, momento en el que el líder estadounidense informó que Moscú sugiere celebrar primero una reunión bilateral con Ucrania y luego una trilateral con participación estadounidense.
Una propuesta que, si bien no era la principal que se estaba promoviendo en estos momentos y no, desde luego en la que ha venido insistiendo Trump
incluso durante el día, el presidente Zelenski ha confirmado -contando con el apoyo de todos los líderes europeos- que están listos para una reunión bilateral con Putin seguida de una trilateral. No obstante, Zelenski le ha trasladado a Trump la necesidad de que todas las partes pongan fin a la guerra, de modo que si finalmente Rusia no adopta un paso en este sentido -como es la celebración de una reunión bilateral-, “Ucrania pedirá a EE. UU. que actúe en consecuencia”.
Sobre esto último precisamente
ha sido el presidente galo quien ha dicho que el presidente Trump “cree en su capacidad para llegar a un acuerdo, y también cree que el presidente Putin desea dicho acuerdo”, pero también que si este proceso se rechaza todos coinciden en que habrá que aumentar las sanciones “y en cualquier caso, adoptar una postura que presione más a la parte rusa para que regrese a la arena de las negociaciones”.
En cuanto a plazos, Trump
afirmó que no puede predecir cuándo finalizará la guerra, aunque añadió que ambas partes desean que termine. Además, tampoco está nada claro cuándo podría tener lugar la cumbre bilateral entre Zelenski y Trump, si bien todo apunta a que nos movemos en un plazo de dos semanas como
reportan algunos medios tras las
declaraciones de líderes como Merz. Es decir, un plazo que encajaría con el que manejan para formalizar las garantías de seguridad en el marco de la Coalición de Voluntarios.
En el caso de la UE, durante la próxima jornada tendrá lugar
una reunión extraordinaria del Consejo Europeo, es decir, de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 “para hacer balance” de las discusiones mantenidas en la Casa Blanca.
Desde el Kremlin, el asesor del presidente Putin, Yuri Ushakov,
ha comentado que la llamada con Trump, descrita una vez más como “franca y de naturaleza muy constructiva” sirvió para debatir “la idea de que valdría la pena explorar la posibilidad de elevar el nivel de representantes de las partes ucraniana y rusa” que participan en las negociaciones directas. De este modo, ha confirmado que Trump y el líder ruso “acordaron mantener un estrecho contacto sobre la cuestión ucraniana y otros temas urgentes de la agenda internacional y bilateral”.
Volviendo sobre las declaraciones desde la Casa Blanca, el presidente
Trump también ha confirmado en redes sociales que ha discutido con “la distinguida y muy respetada” presidenta de la Comisión de la Comisión, Ursula von der Leyen, -término que el día anterior
usaba refiriéndose al secretario general de la OTAN y no a la presidenta del Ejecutivo europeo- “el gran problema mundial de los niños desaparecidos”, afirmando que es uno de los grandes temas en los que trabaja con la primera dama, Melania Trump. Aunque en su mensaje no se haya referido específicamente a Ucrania, lo cierto es que los ucranianos se han dado por aludidos, máxime tras
la carta que la primera dama envió al líder ruso sobre este asunto. De este modo,
Zelenski ha agradecido públicamente a Melania Trump su atención a este tema e insiste en que este problema “está en el corazón de la tragedia humanitaria de la guerra” y que trabajarán incansablemente para que los niños, así como prisioneros de guerra y civiles en cautiverio, vuelvan a casa. De hecho, durante la jornada 12 menores que vivían desde hacía años bajo ocupación rusa
han podido ser trasladados a territorios controlados por Ucrania.
Para concluir, mientras Estados Unidos, Ucrania y la mayoría de los países de la UE están actuando de manera coordinada, continúan las tensiones entre Kiev y Budapest. El ministro de Exteriores húngaro,
Péter Szijjártó, decía en redes sociales que Ucrania “ha vuelto a atacar el oleoducto que lleva a Hungría, interrumpiendo el suministro”, calificando “este último ataque contra nuestra seguridad energética” como “indignante e inaceptable”. Así, decía abiertamente que el viceministro de Energía ruso le había informado de los trabajos de restauración del oleoducto y que durante tres años y medio Bruselas y Kiev han intentado arrastrar a Hungría a la guerra, pero que el país continuará manteniéndose al margen. Además, concluía su mensaje con una amenaza: “Por último, un recordatorio para los responsables de la toma de decisiones en Ucrania: la electricidad procedente de Hungría desempeña un papel fundamental en el abastecimiento de su país…”.
A estos comentarios como era de esperar y ha sucedido en ocasiones anteriores, ha respondido el propio ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, quien en esta ocasión ha sido menos comedido y paciente
publicando el siguiente mensaje:
“Peter, es Rusia, no Ucrania, quien inició esta guerra y se niega a terminarla. A Hungría se le ha dicho durante años que Moscú es un socio poco fiable. A pesar de ello, Hungría ha hecho todo lo posible por mantener su dependencia de Rusia, incluso después del inicio de la guerra a gran escala. Ahora puedes enviar tus quejas y amenazas a tus amigos en Moscú.”