Ánimo!!!!
En estos momentos es cuando todo se vuelve relativo. Yo tuve una muy parecida en Dicembre de 2005. Era día 31, y yo lo pasaba en Ávila con mi mujer. Hablé con mis padres por teléfono que estaban comiendo en El Cabo, cerca de Santo Emiliano, en Asturias (en medio el monte, se podría decir). Nos reímos y quedamos en hablarnos por la noche. A las 17:00 me llama mi padre llorando. Jamás, y digo JAMÁS, he visto a mi padre así. Mamá está mal. No sé lo que es, está muy mal. Estaba en urgencias, con un ICTUS. Se le había quedado cogida de la mano a mi padre. Bajó desde el restaurante hasta el hospital de Villa en 8 minutos de reloj. Ni Carlos Sainz lo hubiera logrado. Tuvo que "atarla" al asiento y poner detrás a un paisano sujetándola, porque estaba inerte.
Cuando llegábamos en coche (los peores 435 km que he conducido en un BMW en mi vida), me llama mi padre y me pone a mi madre al teléfono. Muy débil, pero viva. Estuvo dos días entre la vida y la muerte, pero en planta. El trombo viajaba libre por el cuerpo, y no sabían sí daría tiempo a disolverlo antes de que parara en algún sitio. Las secuelas, han sido múltiples. Afasia (falta del habla), hemiparexia,.... Pero día a día se ha ido recuperando y, aunque con secuelas, está transmitiéndonos a todos las ganas de vivir que muchos habíamos perdido.
Un mes después, me encontré con la enfermera que la atendió en urgencias junto con los médicos. LA conocía de antes, y me dijo que mi madre entró con un 90% de posibilidades de morir. El médico les dijo "trabajad tranquilos y muy ordenadamente, porque se nos va a ir casi con seguridad; tenemos una oprtunidad y no podemos dejar que se nos escape"
Por eso te digo que NO DESESPERES!! ÁNIMO Y HACIA ADELANTE!!!!
Por cierto, yo hace mucho que no lloro. Con tanta mierda que veo, se me ha endurecido el corazón; pero aquel día lo necesitaba y me costaba a horrores. Aún recuerdo a la gente en urgencias tomándose las UVAS, y nostros sentados esperando.
Siento el ladrillo e invadirte el hilo. Pero necesitaba soltarlo.
ÁNIMO y apóyala a tope. A mí me ha reconocido (a los demás no se atreve por miedo a que no la tomen en serio) que, incluso inconsciente, oía a mi padre como le hablaba constantemente.