LA SEDE DE EL ANTIRRADAR, ASALTADA.
En la noche del 24 al 25 de febrero uno o varios desconocidos entraron en las oficinas de El Antirradar, en el centro de Madrid, descolgándose por una ventana. Los autores del delito se llevaron documentación y dos ordenadores portátiles. Los hechos han sido denunciados a la policía y ya se instruyen diligencias judiciales. La Policía Científica, afortunadamente, ha podido obtener huellas claras de los autores, que ya se están cotejando.
Fue un trabajo rápido y limpio. Los delincuentes centraron su actuación en mi despacho, donde revolvieron todos los cajones, llevándose unas carpetas de mi archivo personal sin información relevante o trascendental; tan sólo algunos recortes de prensa y algún CD ROM con cortes de programas de televisión y radio.
Los dos ordenadores portátiles sustraídos tampoco contenían información de interés para nadie, pero se los llevaron con la clara intención de husmear en su contenido: en las oficinas había hasta cinco portátiles más, pero sólo se llevaron los dos míos. Se llevaron también un teléfono móvil de mi propiedad, pero no alguno otro que había en despachos distintos. Sustrajeron también una pequeña caja con algo de dinero y cheques y pagarés.
¿Iban los ladrones a por cosas de valor, o las cosas de valor eran otras que no cuestan dinero pero pueden comprometer a alguien? De momento lo ignoro. Y digo que toda la información que yo pueda tener está al alcance de cualquier que se preocupe en obtenerla.
Son malos tiempos...
En la noche del 24 al 25 de febrero uno o varios desconocidos entraron en las oficinas de El Antirradar, en el centro de Madrid, descolgándose por una ventana. Los autores del delito se llevaron documentación y dos ordenadores portátiles. Los hechos han sido denunciados a la policía y ya se instruyen diligencias judiciales. La Policía Científica, afortunadamente, ha podido obtener huellas claras de los autores, que ya se están cotejando.
Fue un trabajo rápido y limpio. Los delincuentes centraron su actuación en mi despacho, donde revolvieron todos los cajones, llevándose unas carpetas de mi archivo personal sin información relevante o trascendental; tan sólo algunos recortes de prensa y algún CD ROM con cortes de programas de televisión y radio.
Los dos ordenadores portátiles sustraídos tampoco contenían información de interés para nadie, pero se los llevaron con la clara intención de husmear en su contenido: en las oficinas había hasta cinco portátiles más, pero sólo se llevaron los dos míos. Se llevaron también un teléfono móvil de mi propiedad, pero no alguno otro que había en despachos distintos. Sustrajeron también una pequeña caja con algo de dinero y cheques y pagarés.
¿Iban los ladrones a por cosas de valor, o las cosas de valor eran otras que no cuestan dinero pero pueden comprometer a alguien? De momento lo ignoro. Y digo que toda la información que yo pueda tener está al alcance de cualquier que se preocupe en obtenerla.
Son malos tiempos...