"No compres un coche nuevo, quédate con el viejo". El argumento de estos suizos contradice todo lo que nos han contado: conducir un coche antiguo es más ecológico
Conservar el coche más allá de los cuatro años permite ahorrar hasta un 14% en emisiones de CO2, según este estudio
9 Octubre 2025
El parque móvil en España es
uno de los más viejos de Europa. La edad media del parque de turismos en España ya es de 14,5 años, con más de la mitad de los coches que tienen más de 15 años. Es tanto un síntoma de unos coches nuevos cada vez más caros como el de la erosión de nuestro poder adquisitivo. Algunos, intentan ver el lado positivo, pues se suele decir que conservar un coche lo más tiempo posible es más ecológico que comprar uno nuevo.
Entonces,
¿qué es mejor, conservar el viejo coche con motor gasolina, o diesel,
o comprar un modelo más reciente y menos contaminante? Además de las evidentes consideraciones económicas, este dilema, también plantea la cuestión del impacto medioambiental de la renovación de un vehículo. La asociación de recambios Swiss Automotive Aftermarket (SAA) ha realizado
un estudio para saber qué es realmente mejor. Y los resultados arrojan algunas sorpresas.
Conservar un coche antiguo sería más ecológico que comprar uno nuevo
Conservar un coche mucho tiempo o cambiarlo por uno más reciente, está sujeto a debate. Por un lado, la compra de un coche nuevo menos contaminante supone un importante impacto en términos de emisiones de carbono en su producción. Por otro lado, un conductor que mantiene en circulación un coche desfasado en términos de emisiones y descontaminación, sobre todo si se trata de un viejo diésel, el impacto de su producción se verá diluido, pero sus emisiones serán mayores en términos de uso, serán mayores a lo largo de su vida útil.
Entonces,
¿quién es más ecológico? ¿La persona que cambia su coche por un modelo más nuevo y menos contaminante o su vecino, que conserva su valiente montura y la utiliza durante el mayor tiempo posible?
Para la asociación SAA, la respuesta es obvia: quien conserva su vehículo en lugar de cambiarlo por uno más nuevo o más reciente. A priori, tampoco es de extrañar esta respuesta pues la asociación en cuestión es parte interesada. Y es que la Swiss Automotive Aftermarket, o SAA,
representa a las empresas del sector posventa del automóvil, es decir, recambios, reparación y mantenimiento de todo tipo. Sectores que, inevitablemente, viven de los coches con más kilometraje.
Para la SAA dos argumentos clave juegan a favor de conservar el coche más tiempo. En primer lugar, el bolsillo del conductor. “Conservar el coche en lugar de sustituirlo demasiado pronto permite evitar costes fijos elevados, en particular los relacionados con la fuerte depreciación. De media, un coche nuevo pierde alrededor del 50 % de su valor durante los cuatro primeros años. Si lo extrapolamos a un uso de diez años, esto supone un ahorro de varios miles de francos al año”, explican.
La SAA reconoce que hay que tener en cuenta los gastos de reparación, que aumentarán con el tiempo a medida que pase el tiempo y el uso (lo cual es bueno para los miembros de la SAA), pero también recuerda que la mayoría de los vehículos modernos son más ”duraderos” que antaño, a pesar de ser mucho más complejos, aseguran. A nivel mecánico, no cabe duda (aunque existen sonoras excepciones), pero puede no ser tan cierto en lo que respecta a la parte electrónica y algunos accesorios.
El otro argumento es más polémico. La SAA menciona un estudio suizo que cuantifica las
ventajas medioambientales de conservar el coche en lugar de comprar o alquilar (renting) uno nuevo. En este caso, el estudio toma como ejemplo conservar un Skoda Octavia (coche más vendido en Suiza) de 2017 con motor 1.5 TSI de 150 CV, con al menos 250 000 km en lugar de comprar un Skoda Octavia 1.5 TSi de 2025. Y concluye que
permite ahorrar hasta un 14% en emisiones de CO2 en comparación con la compra de un coche nuevo y supone la emisión de hasta un 20% menos de partículas finas.
“La evaluación de los impactos muestra que el escenario ‘Eliminación y sustitución’ genera en total unas 60 toneladas de CO2 equivalente, de las cuales más de la mitad (unas 35 toneladas) provienen de la conducción. El escenario ‘Seguir conduciendo’ genera 55 toneladas de gases de efecto invernadero, es decir, un poco menos que el primer escenario”. Es decir, según ellos,
es más ecológico seguir conduciendo un coche en lugar de comprar uno nuevo.
Pero en este caso se habla de sustituir un coche gasolina antiguo por otro de igual mecánica, o muy similar, como un microhíbrido. Y si en lugar de un gasolina como el Skoda Octavia,
se cambia el viejo gasolina por un eléctrico, como el
Skoda Elroq,
¿qué opción sería la más ecológica?
Para sorpresa de nadie, el informe concluye que el balance podría invertirse. Desde el punto de vista medioambiental, una persona que lleva años conduciendo un vehículo gasolina o diésel
hará mejor en optar por uno eléctrico que en seguir conduciendo durante años su vehículo actual, desde un punto de visto mediambiental.
Es verdad que el impacto CO2 de la fabricación del eléctrico es muy superior al del gasolina, pero se
compensa rápidamente por su
muy bajo nivel de emisiones CO2,
incluso si el mix energético del país en el que se conduzca se basa en la quema de carbón para generar electricidad. Eso sí, en el caso de los eléctricos, también recomiendan conservarlo lo más tiempo posible.
En resumen, según la SAA, la mejor estrategia es sustituir los vehículos gasolina y diésel por eléctricos, pero sin cambiar de coche eléctrico cada tres o cuatro años. Algo que los fabricantes apreciarán en su justa medida, con
lo que les cuesta que compremos coches eléctricos.
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