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Viaje al pasado y presente de Lamborghini: Conducimos los mejores modelos V12 de su historia
Viajamos hasta Sant'Agata Bolognese para descubrir los distintos rincones de un lugar en el que nacen algunos de los coches más espectaculares del mundo, y para ponernos al volante de sus legendarios modelos V12. ¿Listo para volar?
15/12/2024
Hace unos 18 años yo también estaba leyendo una revista de Car and Driver. El número de un ya lejano 2006 abría con la prueba de uno de mis coches favoritos por aquel entonces, el Lamborghini Murciélago LP 640-4. “El bramido final del 12 cilindros es como una especie de droga que incita a repetir” decía en una frase que se me quedó grabada desde entonces.
Es el primer recuerdo que tengo con esta revista, mucho antes de imaginar que hoy sería yo el que estaría a punto de experimentar, y contar aquí, lo que se siente al ponerse al volante de los mejores V12 de Lamborghini. Una saga en la que se encuentran algunos de los superdeportivos más icónicos de todos los tiempos y que muchos seguimos teniendo entre nuestra lista de favoritos.
Descubrimos Sant'Agata Bolognese y la familia V12 de Lamborghini
Hacia el futuro sin olvidar el pasado
Acabamos de llegar a vía Modena 12, Sant'Agata Bolognese. Ante nosotros un gran edificio blanco con la famosa firma de Lamborghini en lo alto. Parece mentira que este sea el mismo lugar en el que hace ya más de 60 años Ferruccio Lamborghini iniciara la aventura de crear su propia marca de coches, aunque mucho ha crecido desde entonces.
Lo último de lo último de Lamborghini ante nosotros: el híbrido Lamborghini Urus SE, el one-off Revuelto Opera Prima y el Temerario, sucesor del Huracán.
Las calles de este
enorme complejo, ampliado en 2023 hasta unos 182.000 metros cuadrados -y neutra en carbono desde 2015-, llevan el nombre de los modelos más célebres de la compañía: 350 GT, Miura... Pero
nuestra primera parada es el corazón de la factoría, la línea de montaje en la que se producen el Revuelto y el Huracán, y ahora también el recién estrenado Temerario. De esta línea salen cada día apenas 9 coches. Pero claro, en plantas como estas las cosas se hacen de una forma distinta a la de la mayoría.
Todo es mucho más artesanal y pausado, y si bien sigue habiendo algunas máquinas, aquí son un actor secundario para ayudar a cada pareja de operarios en labores de mucha precisión. También para revisar cualquier imperfección, por mínima que sea, ya sea en los desnudos chasis que poco a poco van montándose con nuevas piezas, en la carrocería recién pintada, o en el cuero recién traído a fabrica para convertirlo en una exquisita tapicería cosida a mano.
Lamborghini//Car and Driver
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El proceso de creación de los nuevos chasis de carbono, que tiene una planta propia para su elaboración -una de las últimas ampliaciones de la fábrica- es otra genialidad. Una enorme máquina de prensado con la fuerza equivalente a 5.000 toneladas moldea la base del nuevo monocasco de fibra de carbono, conocido como 'monofuselage', en el que ahora también se emplea carbono forjado. Sólo para hacer todo el chasis se necesitan 10 semanas. Más que las 3 semanas que un coche suele estar en la línea de montaje desde que llega el chasis terminado, hasta que sale de ella listo para rodar.
La palma se la lleva el departamento de tapicería, donde la tapicería de un solo coche puede necesitar de 3 a 4 meses para su confección completa, teniendo en cuenta también el nivel de los encargos más exclusivos que puedan llegar y que se salgan de lo habitual. Y lo mismo podemos decir del taller de pintura, un constante paso de carrocerías ya listas avanzando como si flotaran hasta llegar al encuentro de cuatro brazos robóticos que van repartiendo con precisión alguno de los 120 colores disponibles para el Lamborghini Urus, o bien 400 en el caso del Revuelto.
Lamborghini//Car and Driver
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El paso por Centro Stile, el lugar en el que se diseñan todos los Lambo, -donde conocer un poco más los alucinantes detalles técnicos del tren motriz híbrido del Lamborghini Revuelto, e incluso del recién estrenado Lamborghini Temerario, ya bien presente en la factoría- nos da una idea del nivel de posibilidades de la mano de Ad Personam, el departamento responsable de los encargos más exclusivos. A este club pertenecen muchos tonos de pintura especiales tan espectaculares como el Blu Arione, -del que quedé prendado desde el día que lo ví en el
Lamborghini Huracán STO que probé hace dos años- cuyo precio eso sí, se va a más de 10.000 euros, aunque las posibilidades de personalización aquí se expanden hasta casi el infinito.
Este nivel de dedicación, precisión y calidad es el que justifica que hoy en día los clientes paguen más de 420.000 euros por un Lamborghini Revuelto, cuya lista de espera alcanza los 2 años.
Lamborghini//Car and Driver
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Pero
Sant'Agata Bolognese nos demuestra que Lamborghini no sólo mira al futuro con optimismo, sino que también es capaz de cuidar su brillante pasado. No sólo lo decimos por el impresionante y
recién reformado Museo Lamborghini, que nos espera a la misma entrada de la factoría y en el que encontramos, entre muchos otros el primer Lamborghini Countach, que este año ha cumplido 50 años. También por una de las grandes joyas de la casa italiana:
Lamborghini Polo Storico. El departamento de clásicos de la marca es nuestra última parada en esta visita a Sant'Agata Bolognese, donde nos recibe un precioso Lamborghini Miura S.
Aunque su valor actualmente es tan alto que ni siquiera permiten apuntarlo a nuestra escapada del día siguiente,
no todos los días puedes subirte a una unidad del "padre de los Supercar", así que saboreamos igualmente la oportunidad que se presenta ante nosotros. Su papel en realidad es mostrarnos en vivo cómo la gente de este departamento encargado de cuidar, restaurar y certificar clásicos de la marca, revisa distintos puntos para acreditar la originalidad de cada coche que entra por su puerta, para ser certificado como tal.
Presumir de un coche certificado por Polo Storico no es barato. Solo llevarlo a sus instalaciones para su examen supone un coste de 10.000 euros,
sin contar posibles trabajos de restauración. Aun así queda claro que merece la pena para propietarios de un Lamborghini clásico, ya que acredita que se trata de una unidad totalmente original, y eso no solo puede elevar notablemente el valor del ejemplar, si no que también llega a ser esencial para participar en concursos de elegancia.
Lamborghini//Car and Driver
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Para llevar a cabo esta labor de revisión y restauración cuenta con la que posiblemente sea
una de las partes más interesantes de este departamento: un enorme archivo en el que tienen detalladamente documentado cada coche salido de Sant'Agata Bolognese desde el inicio de los tiempos, desde el Miura al Diablo -muy pronto se sumará el Murciélago, al que no le queda mucho para convertirse en clásico- pasando por el LM200, con el documento de una de sus unidades en un llamativo color azul sirviéndonos de ejemplo de los distintos puntos por los que pasa el exhaustivo proceso de certificación de cada uno de estos coches.
Hora de las emociones
Da comienzo el segundo día y por fin llega el momento que estábamos esperando.
La mañana arranca con una imagen que me hace dudar si sigo soñando: Con las famosas puertas de tijera abiertas apuntando al cielo nos reciben varios Lamborghini Revuelto y una muy exclusiva representación de sus antepasados V12 sacada del museo: un Aventador SVJ, un Murciélago LP 650-4 Roadster, un Diablo SE 6.0 y un Countach 25 Aniversario, el último Countach fabricado.
Llegar a la zona alta del V12 en el Murciélago es algo simplemente adictivo. Solo quieres que llegue la siguiente recta para volver a sentirlo
Abruma solo pensar lo que se avecina. Para mi fortuna inicio nuestro viaje hasta la costa este de Italia con mi ídolo de adolescencia.
Ni siquiera es un Murciélago cualquiera, sino una edición limitada de 50 unidades del Roadster, que sumó 10 CV extra y un acabado gris y naranja exclusivo. Es girar la llave y una sonrisa ya se dibuja en mi rostro.
El Murciélago es el punto medio ideal entre supercar clásico y moderno, y aunque ya tiene ciertas tecnologías en su interior, aún te deja claro que es puro supercar. La cubierta del motor y las espectaculares entradas de aire traseras, desplegables como alas, hacen que la visibilidad trasera sea prácticamente nula. Sin embargo
sus inconvenientes se olvidan cuando pisas a fondo y su V12 de 6.5 litros te envuelve con un sonido embriagador, acentuado además por el hecho de conducir sin techo. Cada cambio de marcha con sus levas te responde con una violenta sacudida que te vuelve a sacar una sonrisa, mientras el viento azota tu pelo sin remedio. Y
sí, finalmente puedo corroborar que llegar a la zona alta de este V12 es algo simplemente adictivo. Solo quieres que llegue la siguiente recta para volver a sentirlo.
Espectáculo visual y una banda sonora memorable. La esencia de un Lambo V12 es palpable desde el Countach hasta el Revuelto
Llegamos a nuestra primera parada, momento para pasar a conocer por fin al recién llegado.
Pasar de un Murciélago a sentarte a los mandos de un Revuelto es como viajar al futuro. Puede que estéticamente su interior no evolucione tanto frente a un Aventador, pero aquí lo que marca la diferencia es la funcionalidad. Hay mucho que contar del recién llegado, -de eso nos encargamos en nuestra
prueba completa del Lamborghini Revuelto-,
pero podemos empazar a resumirlo así: en general todo es más amigable y cómodo, más cuidado y menos tosco. Aunque eso no tiene por qué significar menos diversión o emoción.
Hasta puedes conducirlo en 100% eléctrico, algo que no me deja de sorprender cuando circulo en silencio cruzando algunos pueblos durante nuestro viaje desde desde Sant'Agata hasta el delta del Po. Por cruzar, cruzamos hasta ríos sobre puentes flotantes y embarcaciones de otra época. Todo bajo la atenta mirada de vez en cuando de curiosos que se acercaban en restaurantes, gasolineras, retenciones y otras paradas. Ni siquiera los italianos se cansan de coches como estos.
Lamborghini//Car and Driver
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Pero lo mejor de todo es que,
a pesar de la llegada de la electrificación, el Revuelto no ha perdido un ápice de la emoción de sus predecesores. Nada te prepara para el enorme torrente de potencia que recibes al pisar el pedal. Un V12 y tres motores eléctricos le otorgan 1.015 CV y un 0 a 100 en 2,5 segundos.
Seguir la cifra del velocímetro es simplemente imposible, mientras tras tu nuca el V12 grita con una furiosa melodía a la altura de la de sus predecesores. Aunque el verdadero salto llega en las curvas. Gracias a su eje trasero direccional y sus dos motores en el eje delantero, con vectorización de par, el Revuelto muestra una agilidad impropia de un coche de casi 5 metros de largo y 1.776 kg.
Lamborghini//Car and Driver
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Conducir el Countach es como ir al gimnasio: la dureza de la dirección, el pedal del embrague o el cambio lo convierten en un continuo desafío físico, mientras de su trasera emanan sonidos obscenos más propios de un coche de competición
Queda
la experiencia más especial para el final, una que ni en mis sueños podía imaginar: ponerme a los mandos del Lamborghini Countach, una leyenda que definió los supercar para siempre. Y no es un ejemplar cualquiera, si no el último Countach jamás fabricado, el mismo que la marca ya sacó de su colección para que nuestros compañeros de USA
compararan el clásico Countach con el nuevo Countach LPI 800-4. Cuando tienes un coche así en tus manos sabes que tienes una enorme responsabilidad, y es que este coche no es fácil de domar, ni siquiera al ritmo relativamente contenido de nuestra caravana de Lambos históricos.
Lamborghini//Car and Driver
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Pero no por la razón que crees.
Conducir el Countach es como ir al gimnasio: la dureza de la dirección, el pedal del embrague y sobre todo la palanca de cambios lo convierten en un continuo desafío físico. El pie apenas te cabe en el hueco de la pedalera, la ventana es más propia de un coche de carreras y el sonido es ensordecedor. Al levantar el pedal, de la trasera emanan ruidos obscenos que no había escuchado ni en coches de competición.
Salí del Countach tan exhausto como fascinado. Cómo han cambiado los coches en 50 años, incluso los supercar. Lo pienso tras subirme de nuevo a un Revuelto en ese precioso Blu Arione para, desafortunadamente, volver al aeropuerto -para otra ocasión quedan los
Aventador SVJ, que ya probamos en Car and Driver en otra ocasión muy invernal, y el Diablo- mientras asumo todo lo vivido durante este día inolvidable. Y aún así me queda claro que,
incluso en esta nueva era electrificada de Lamborghini, su futuro, que ya asoma por el horizonte, se atisba de lo más emocionante.