Pensé que nunca contaría ésto en un foro, pero si a alguien le puede valer para algo, quizás merezca la pena hacerlo.
Siempre he vivido en un pueblo pequeño donde el consumo de alcohol está muy normalizado, sobre todo en los hombres. Yo no he sido ninguna excepción, aunque la mayor parte de de mi vida he sabido "controlar" ese consumo a pesar de que era excesivo. Pero hubo una etapa de mi vida en la que se me acumularon ciertos problemas personales y de salud en la que encontraba cierto "alivio" tomando unas copas, lo que acabó siendo una adicción y otro problema más. Todo ésto se tradujo en dos accidentes leves de coche y uno de moto, una retirada de carnet de 8 meses, muchas broncas con mi mujer y que mis hijas de 14 y 18 años se avergonzaran de mí. Por suerte, mi mujer y mis hijas me dieron un ultimátum, o cambiaba o me abandonaban, por lo que accedí a entrar en una asociación de gente con "problemas de alcohol", por no decir palabras más fuertes. Hace ya unos cuantos de años que no bebo, he aprendido a divertirme, a vivir y a ser feliz sin consumir alcohol ni nada raro. Sigo yendo a la asociación que tanto nos ha ayudado a mi familia y a mí, que aunque yo era el que bebía, el problema lo teníamos todos. Sigo en la asociación como colaborador en las terapias de grupo que hacemos, contando mis experiencias en mi recuperación y aprendiendo también de la gente que va llegando con nuevos problemas. Por desgracia, la mayoría de gente que llega es joven, que empiezan con excesivo consumo de alcohol y acaban con adicción a todo tipo de drogas. Lo bueno de los jóvenes es que suelen ser muy receptivos a las terapias de grupo y con la ayuda de los técnicos y del entorno familiar, acaban saliendo del pozo en el que se han metido. Pero para ésto no puede haber medias tintas, hay que coger al toro por los cuernos y enfrentarse a él.
Al compañero que ha abierto el hilo le aconsejaría que se pusiera en contacto con una asociación de este tipo y se dieran otra oportunidad más toda la familia, asistiendo todos a terapia, pues todos la necesitan. En mi caso fue una tabla de salvación, pues conseguimos estabilizar mi vida y no desestabilizar la de mis hijas, que estaban en una fase crítica de su formación, y además aprendieron de aquella etapa de mi vida lo que NUNCA deben hacer. Hoy día tengo el enorme placer de decir que mis hijas se sienten orgullosas de mí por haber superado aquel problema con muy buena nota, y más orgullosas todavía de mi mujer por haberse sabido enfrentar a mi problema, a la vez que siendo una gran madre. Tienen 26 y 22 años, han terminado sus carreras universitarias, la mayor ya trabaja y la pequeña prepara oposiciones y trabaja a tiempo parcial. Si yo hubiera seguido por el camino que iba, seguro que nada de ésto último hubiera pasado.
Un saludo y mucho ánimo para
@RUSTAM43, que su hijo todavía tiene arreglo.