Yo soy de Madrid, de toda la vida. He vivido muchos años en el centro, al lado de Puerta de Toledo. Viví el Madrid de la movida, de la droga y demás, y lo que veo hoy me da horror y pena. Una ciudad que no es tal, sino un enorme parque temático sin sentido y sin personalidad, gobernado por cuatro cursis y raritos. Calles llenas de terrazas con una oferta hostelera que no aporta nada. Todo comida de fusión del montón, cara y mala. Comercios de toda la vida desaparecidos en detrimento de grandes cadenas comerciales a las que puedes ir en el extrarradio y con muchas más comodidades que en el centro. Salvo para ir a un museo o algo cultural, no veo interés alguno en ir a la ciudad.
Y en cuanto a estos sesudos que ahora quieren transformar una urbe de 4 millones de almas en un paisaje bucólico con cuatro gilipollas atravesando sus avenidas con la bicicleta y la cesta llena de huevos y hortalizas en el manillar, se se vayan todos a pastar y nunca mejor dicho. Esto es como los que se quejan del ruido de los aviones del aeropuerto, cuando el aeropuerto está allí desde el principio de los tiempos y no había nada a su alrededor.