Justo ahora, Rusia lanzó otro ataque contra el centro de Jersón —el segundo en las últimas horas—, destruyendo el edificio de la Administración Estatal Regional de Jersón. El primer ataque, que dañó el edificio de la RSA, tuvo lugar esta mañana. En total, anoche Rusia atacó Ucrania con el lanzamiento de 103 drones kamikaze y un misil balístico. Los objetivos eran pueblos y aldeas pacíficas. En Pryluky, región de Chernihiv, seis drones Shahed se llevaron la vida de una familia entera: una madre, su hija y un bebé de un año. Su esposo y padre, un rescatista, respondió a la llamada de emergencia, solo para descubrir que el dron había impactado en su propia casa. En Járkov, un dron enemigo impactó un edificio de apartamentos. Al menos 17 personas resultaron heridas, incluidos cuatro niños. También se registraron ataques en las regiones de Donetsk, Odesa, Sumy y Dnipropetrovsk. Estos no son incidentes aislados: es el terror cotidiano. Esto no es una guerra. Es la destrucción sistemática del pueblo ucraniano. Genocidio. Y cada vez, repetimos: las palabras de apoyo no bastan. Se necesitan acciones:
Sanciones severas.
Aislamiento internacional real del agresor
Y asistencia militar oportuna a Ucrania. Solo esto puede detener los ataques rusos. Mientras Moscú no sienta el verdadero costo de matar civiles, seguirá haciéndolo. El recuerdo de cada niño asesinado debe convertirse en decisiones que salven la vida de otros.