Hablando de diseño acertado y coche del montón, no puede faltar este
Audi A2, un modelo avanzado a su tiempo cuya filosofía entendimos 20 años más tarde
8 ABRIL, 2020
La verdad es que no espero nada de este artículo, más bien comentarios negativos diciéndome lo raro que soy o incluso la cantidad de artículos del Grupo
Volkswagen que publicamos. No voy a reivindicar nada ni voy a intentar venderle nada a nadie, esto es un artículo que me apetecía hacer de un coche con el que siempre he tenido sentimientos encontrados.
Sí, hablo del
Audi A2, un modelo que se desarrolló, nació, se comercializó y murió y del que a día de hoy todavía podemos adquirir unidades en el mercado de segunda mano por menos de 3.000 euros en un estado aparentemente razonable para el precio y el tipo de tecnología oculta de la que os voy a hablar.
Ya en un primer momento, la nota de prensa que Audi mandó a los medios en el momento del lanzamiento del Audi A2 empezaba bien…
«el futuro está ya al alcance de los clientes Audi en España» decían, y aunque sonara prepotente, con el paso de los años nos hemos dado cuenta de que la marca de los cuatro aros era real, aunque tuvimos que esperar más de una década para darnos cuenta de que el modelo era un avanzado a su época.
A mi entender, el Audi A2 era un modelo revolucionario y es que, por primera vez, se aplicó el concepto de estructura de aluminio a un vehículo de un tamaño muy compacto.
El Audi A2 contaba con un diseño diferente, muy raro, muy futurista y es que mezclaba conceptos que hoy en día pensamos que son indispensables con elementos que triunfaban por aquel entonces y es que sí, por aquel entonces los monovolúmenes eran lo más.
Disponible en versiones de cuatro o cinco plazas, el Audi A2 contaba con una longitud de 3820 mm de largo y 1670 mm de alto. No era extremadamente pequeño y tampoco grande, era un tamaño curioso para una finalidad urbanita pero que ofrecían soluciones interesantes de espacio interior -sobre todo de altura- y de almacenamiento y es que contábamos con un volumen de almacenamiento de hasta 380 litros, por encima de algunos competidores compactos de mayor tamaño y precio.
Las líneas redondeadas que debutaron en el Audi TT se trasladaron a este monovolumen, que en según qué acabados lucía un aspecto musculoso y aerodinámico pero ojo, porque a pesar de que el coeficiente de penetración del Audi A2 era bajo –Cx 0,28-, la superficie frontal era excesiva y aunque lo parecía, no era mucho mejor en este apartado que sus rivales del segmento urbano o compacto.
La enorme superficie frontal contaba con un curioso detalle y es que como novedad interesante, el Audi A2 contaba con una trampilla a modo de calandra que nos brindaba acceso a los depósitos de líquido limpiaparabrisas, aceite y demás. Se trataba de un acceso cómodo ya que el capó del modelo no era «sencillo» y en vez de contar con un sistema hidráulico, había que girar dos presillas y retirar el ligero pero voluminoso capó.
Como primicia mundial, el A2 incorporaba esta trampilla bajo la denominaciónde «módulo de servicio».
Uno de los puntos fuertes del A2 era su ligera, duradera y cara estructura de aluminio. Pensada para durar y pesar lo menos posible, esta estructura se encontraba protegida por una carrocería cuyos componentes estaban en muchos casos compuestos de plásticos para mantener el peso a raya, algo que en Audi sabían que era vital. El Audi A2 se fabricaba en la factoría de Neckarsulm donde se desarrolló la estructura Space Frame.
Gracias a la estructura de aluminio, el Audi A2 en su variante de acceso gasolina pesaba 895 kg, un peso extraordinario que incluso en la variante diésel era bueno pues esta, en su variante de acceso se quedaba debajo de la tonelada con 990 kg. Por medio de la utilización del sistema ASF (Audi Space Frame), su carrocería de aluminio es un 40% más ligera que una similar construida en acero.
El peso total en vacío era de unos 150 kg menos que los competidores de su segmento.
Los componentes de suspensión y dirección no distaban de otros ofrecidos en el Grupo VAG por aquel entonces y el modelo se ofertaba con llantas de 15 y 16 pulgadas.
Tal y como te he comentado, el modelo estaba disponible en versiones de 4 o 5 asientos y aunque para cuatro adultos el modelo era más que suficiente, para cinco ocupantes era muy justo. Era curioso ver que las cotas eran generosas, y el espacio para las cabezas de los ocupantes, sobresaliente. La posición de conducción era cómoda y se asemejaba más a la de un turismo que a la de un monovolumen.
En la fase inicial de comercialización el Audi A2 se podía adquirir con la mecánica de gasolina de 1.4 litros y 75 CV de potencia. El A2 incluía una importante dotación de serie y, como opción, la marca ofrecía el acabado “Style”.
Asimismo, el Audi A2 podía adquirirse en la versión 1.4 TDI de 75 CV y con la versión 1.2 TDI, de 61 CV que destacaba por un consumo medio por debajo de los 3 litros a los 100 km, siendo así el primer vehículo de cinco puertas que consiguía rebajar esa cifra de consumo.
La versión 1.4 FSI de gasolina de 75 CV utiliza un sistema de inyección multipunto y alcanzaba una velocidad de 173 km/h, con una aceleración desde 0 a 100 km/h en 12 segundos. El consumo medio, según la norma 93/116 CE era de sólo 6,0 litros cada 100 km.
La versión TDI por su parte, estaba dotada de un motor tricilíndrico de inyección directa por sistema de bomba-inyector que permite alcanzar una velocidad punta de 173 km/h, con una aceleración de 12,3 desde 0 a 100 km/h. Asimismo, su consumo medio es de 4,3 l. a los 100 km., oscilando entre los 5,6 l., en circuitos urbanos, y los 3,5 l., en circuitos interurbanos.
A finales de 2003 se puso a la venta una nueva versión del Audi A2 equipada con un motor turbodiésel de 1.4 litros TDI y 90 CV. Con la incorporación de esta mecánica, la gama A2 se convertía en una de las más completas de su segmento, con dos alternativas de motores de gasolina, que iban desde los 75 a los 110 caballos, y tres de gasóleo, con potencias de 61, 75 y 90 caballos respectivamente.
El último motor en llegar, el TDI era un tres cilindros con 1.422 cc. de concepción moderna, con un sistema de alimentación por inyector – bomba y turbocompresor. Básicamente era el mismo de la versión con 75 caballos pero, gracias a unos ligeros ajustes en la gestión electrónica, se ganaban 15 CV más y el par máximo pasaba de los 195 Nm a 230 Nm. También ofrecía algunos cambios técnicos, como por ejemplo, los frenos de disco en el eje trasero, que eran de tambor en el otro modelo. Exteriormente la única diferencia entre ambos se encuentra en el emblema con las siglas TDI de la parte trasera, que en esta versión recién llegada tenía la letra “i” en color rojo.
Los resultados en prestaciones y consumos situaban a los A2 con este motor como referente de su categoría. Aceleraba de 0 a 100 km/h. en tan sólo 10,9 segundos y su velocidad máxima llegaba hasta los 188 km/h., con un consumo medio homologado de 4,3 litros para cada 100 kilómetros.
El Audi A2 estaba dotado de los habituales niveles de seguridad que ofrecía la marca e incluía sistemas como el control electrónico de estabilidad ESP, airbags frontales y laterales como equipamiento de serie y, como valor añadido, el más alto nivel de rigidez proporcionado por el sistema de construcción en aluminio, con una auténtica estructura de seguridad que protege el habitáculo.
El equipamiento es otro aspecto destacado, ya que por su variabilidad ofrece distintas posibilidades de personalización. Dentro de los elementos de serie destacaban las llantas de aluminio forjado, el climatizador automático, los elevalunas eléctricos delanteros, el cierre centralizado de puertas, el maletero, el depósito, y el inmovilizador electrónico.
La versión “Style” agregaba a este equipamiento las llantas de aleación de 6J x 15 con diseño de seis brazos, tapicería “Satellit”, asientos delanteros regulables en altura, cierre centralizado con mando a distancia, elementos interiores decorativos en aluminio y volante deportivo de tres radios, pomo y revestimiento del cambio forrados en cuero.
En opción, el modelo contaba con multitud de opcionales que mejoraban el aspecto del interior y del exterior pero sin duda alguna, el más interesante era el techo completo de cristal practicable en dos secciones.
El Audi A2 se comercializaba con ocho tonalidades diferentes: Azul o Negro brillante, Azul Atlántico, Negro Ébano, Rojo Pastel y Verde Pino efecto perla, así como Azul Cobalto y Plata Mercurio metalizados.
Como curiosidad, además de los motores de tres cilindros y los bajos consumos, el modelo también contaba con sistema Stop&Start por lo que el cocktail explosivo estaba servido por aquel entonces. La pregunta de su «fracaso» o mejor dicho, de su limitado éxito estaba en el precio. ¿Quién en su sano juicio iba a gastarse más de 3 millones de las antiguas pesetas, en un modelo de este tipo?
Aunque el Audi A2 era un avanzado a su tiempo y todo lo que Audi nos ofreció por aquel entonces en el revolucionario A2, no lo hemos terminado asumiendo hasta hoy en día – y ojo, porque aún nos cuesta- era complicado justificar el precio a pesar de la tecnología o sus reducidos consumo y si a esto le sumamos el «difícil» diseño, la respuesta del mercado parecía bastante predecible, ¿no?.