®⚠️☺⚡⏱️ Opel GT, lo viejo y lo nuevo ante la mirada del coleccionista

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Opel GT, lo viejo y lo nuevo ante la mirada del coleccionista​

Bajo el nombre de Opel GT han aparecido dos modelos bien distintos pero igualmente apetecibles para el coleccionista. Repasamos sus coordenadas básicas y puntos en común.​


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Las comparaciones siempre son odiosas y sin duda la que contrapone al Opel GT de 1968 con el modelo bautizado bajo el mismo nombre en 2007 es del todo absurda.

Y aun así, la vamos a hacer. La vamos a hacer porque en la dialéctica entre una opción de colección relativa a los años sesenta y otra perteneciente a los albores del siglo XXI está el germen de un debate necesario en el ámbito de los clásicos: ¿optamos por lo más veterano y complejo o bien ponemos nuestro foco en el segmento de los llamados “youngtimers” o preclásicos?

En ese sentido la primera aclaración viene de un lema no por manido carente de buen consejo: los placeres no son excluyentes. Es decir, ninguna de estas dos opciones es capaz de anular a la otra y, además, cada una de ellas suma motivos y atractivos bien distintos a la hora de inclinar la balanza de la compra en un sentido u otro.

Para empezar, el Opel GT original es una de las mejores representaciones del deportivo ligero a la forma y manera de los años sesenta. Es más, quitando la clara diferencia entre decir “tengo un Lotus” o “tengo un Opel” lo cierto es que estamos ante un diseño que -con otra puesta a punto claro está- bien podría haber pertenecido a la gama de creaciones a firma de Colin Chapman.

OPEL GT, UN DEPORTIVO LIGERO CON UNA FORMA ATRACTIVA​

Si uno piensa en marcas generalistas con pasado deportivo Opel no es precisamente la primera referencia en venir a la cabeza. Sin embargo lo cierto es que la historia de sus Kadett en el WRC y Campeonato Europeo de Rallyes resulta del todo sobresaliente.

Es más, en 1982 Walter Röhrl se hizo con la victoria en el WRC a lomos de un Opel Ascona 400 justo antes de comenzar la era dorada de los Grupo B con el Audi Quattro a la cabeza.

Asimismo, en relación a modelos de serie desde el Manta A Turbo -una suerte de competencia para el Capri en el mercado británico- hasta los fantásticos Calibra con tracción total lo cierto es que Opel ha sumado una interesante panoplia deportiva con la cual situarse en los primeros puestos del automovilismo popular.

Una tendencia bien asentada en lo visto con el GT de 1968, del cual se llegaron a vender más de 100.000 unidades en unas cinco años gracias a sumar el planteamiento ligero de los Lotus, Sunbean o Alpine con la estética más llamativa del momento y un precio que -si bien no lo hacía popular- tampoco lo hacía prohibitivo para unas clases medias montadas en el tren del consumo.

Y EN ESTO LLEGARON LOS ITALIANOS​

Si uno inspecciona la gama de Opel relativa a los años sesenta hay un término capaz de resumirla: conservadora. Y es que más allá de algunos ejemplos con seis cilindros -lo cual tampoco quiere decir nada más allá de la intención de entrar con suerte escasa en los segmentos dominados por Mercedes- todos y cada uno de los modelos resultan sobrios, poco atrevidos en lo mecánico y más bien familiares en su planteamiento.

No obstante hacia 1962 la gerencia de GM comisionó a un pequeño grupo de diseñadores con la misión de esbozar lo que podría ser una gama deportiva bajo el sello de Opel con el objetivo de -quizás- atraer en un futuro a los cada vez más comunes jóvenes compradores europeos.

Así las cosas la génesis del Opel GT no vino por la eficacia de la mecánica prestacional sino por la pura vanidad de la estética; y lograron un buen resultado. Lo lograron porque tan sólo tres años más tarde el espacio de la casa germana en el Salón de Frankfurt 1965 tenía como estrella principal el primer prototipo de lo que habría de ser el Opel GT definitivo.

Esculpido en el túnel de viento, compensaba con un peso recudido y un adecuado comportamiento dinámico la sobria oferta de motores, basada en un escueto 1.1 con 60 CV -tomado del Kadett- y un 1.9 de 90 CV extraído de la gama del Rekord.













































Eso sí, ya que estos bloques provenían de una experiencia contrastada en modelos familiares lo cierto es que la fiabilidad resultaba excelente al tiempo que -con las mañas mecánicas adecuadas- preparadores italianos como Conrero sacaron hasta 180 CV del Opel GT para hacer del mismo un interesante e inesperado protagonista en la Targa-Florio.

2007, UN OPEL GT SOBRE BASE AMERICANA​

Desde que el ProgettoTipo 4 mostrase las bondades de una misma plataforma para diferentes modelos con mecánicas parecidas y acabados bien distintos, todo lo relativo a la optimización de costes usando dicha solución se ha convertido en moneda corriente aplicada tanto a turismos e industriales como a deportivos y familiares.

Llegados a este punto lo primero a tener en cuenta cuando hablamos del Opel GT del 2007 es comprender cómo comparte plataforma con los Saturn Sky y Pontiac Solstice.

Debido a ello nuestro protagonista se ensambló en los Estados Unidos, diferenciándose de sus hermanos -también biplazas descapotables obviamente- en el uso del motor Ecotec 2.0 equipado aquí con turbocompresión para llegar así hasta los 264 CV en torno a las 5.300 rpm.

Caracterizado por un claro impulso a la hora de subir de vueltas, las sensaciones brindadas por semejante mecánica se acrecientan en carreteras de curvas al combinarse con la acción de una caja de cambios con relaciones bastante cerradas al menos en sus tres primeras marchas.





Si a esto se le suma una posición de conducción muy baja, claramente propicia para la obtención de un excelente centro de gravedad al tiempo que el reparto de pesos se consiguió de una forma notoria lo que tenemos es un biplaza listo para el disfrute de quienes antepongan a otras consideraciones el despliegue de un intrépido comportamiento dinámico.

Y eso nos gusta, porque aunque este Opel GT no tiene nada que ver aquel del cual toma el nombre, lo cierto es que el resultado de su puesta sobre el asfalto nos recuerda bastante a los planteamientos vistos en el modelo original: un deportivo biplaza de estética rompedora y clara diversión en curvas aun basándose en elementos mecánicos vistos en modelos turismo fabricados en gran serie. ¡Bravo!

¿QUÉ HACER?​

Como decíamos al comienzo la posibilidad de duda entre ambos modelos es algo seguramente inexistente. No obstante resulta interesante pararse a pensar qué quiere uno: ¿jugársela con un modelo de colección al cual hay que buscar, rebuscar y saber mantener? ¿O darse al disfrute con muchísimas menos complicaciones con un vehículo cuya compra en este momento puede ser una inversión dada la más que probable revalorización?

Examinando la disponibilidad de ambos modelos podemos comprobar cómo ésta no es precisamente amplia en ninguno de los dos casos, aunque hablando del modelo relativo a los años sesenta es tan escasa que bien merece la pena poner la vista en el mercado británico.

En relación a la horquilla de precios llama la atención comprobar cómo entre 14.000 y 20.000 euros se pueden encontrar unidades en buen estado de ambos modelos.

En resumen: la elección va en la mente de cada uno, aunque en caso de escoger el primer Opel GT -lo que nosotros haríamos, sin duda- hay que estar concienciado sobre las limitaciones de su uso y la conveniencia de conducirlo con cierta prudencia. Por cierto: el del 2007 es un propulsión trasera. No sé, tiene muchísimos encantos la verdad…

 
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