Rodio;5346564 dijo:
vamos, vamos vamos, vengo de dar una vuelta con la moto por Churriana, echar gasolina, y me encuentro con esto, ¡¡cómo está el patio, Dios mio,!! yo creí, que los hooligans sólo eran seguidores de Inglaterra, pero veo que no. Leoper, tío, no des más ideas c**o, que te las copian corriendo, el papanatismo nacionalista en la competición veo que avanza como una mancha de aceite, por Dios, país. Saludos
¿Papanatismo nacionalista?¿Hooligans?Háztelo mirar amigo.....
Lo dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver,esto no tiene nada que ver con el "patriotismo" ni nada de eso.
La actitud de Alonso es la de un campeón, si el no se lo cree, mal vamos......
El resto,es un tocho, pero lo define muy bien(al que le interese, que lo lea,)y SI, es un copy paste:
Tras uno de los sentimientos más comunes y más perniciosos, se esconden complejos y frustraciones que se pueden superar valorando más lo que tenemos y a las personas que nos rodean
La envidia es un sentimiento tan universal como pernicioso. Todas las personas, en mayor o menor medida, sufren en algún momento de su vida la agobiante sensación de entrar, de forma espontánea e irrefrenable, en una competición con el otro en la que siempre se pierde. Colocamos a la persona envidiada en una posición de superioridad, abundancia y bienestar. Como consecuencia de esta exaltación de lo que un tercero tiene o es surgirá la impotencia, la frustración, el desánimo y la creencia de ser inferior. La rabia y la ira acompañarán esta vivencia y mantendrán en una insana dependencia al envidioso del envidiado. Es lo que viene a decir el prestigioso psicoanalista Harry Snack Sullivan en su definición de la envidia: "un sentimiento de aguda incomodidad, determinada por el descubrimiento de que otro posee algo que sentimos que nosotros deberíamos tener".
Sus demandas muestran sus carencias
Como consecuencia de la exaltación de lo que un tercero tiene o es, surgirá la impotencia, la frustración, el desánimo y la creencia de ser inferior
El discurso del envidioso es repetitivo, monocorde y compulsivo sobre aquello que envidia y con lo que compite. Sabemos cuáles son sus carencias a partir de lo que envidia. El objeto de la envidia no tiene por qué ser una persona concreta, también puede ser un "ideal" que se nos ofrece como modelo a imitar y que se le reviste de valía.
La vida de una persona envidiosa no gira sobre su propia realidad, sino sobre lo que desearía, sobre lo que no tiene, sobre lo que le falta. La insatisfacción y el vacío es un continuo que le impide gozar de su vida real. La tristeza y el pesimismo le privan de la espontaneidad y la alegría. No sabe reírse con otras personas ni de sí mismo. Sólo lo hace con mofa y desprecio hacia los otros.
Del victimismo a la altanería
Este comportamiento genera, entre otros síntomas, ansiedad generalizada, trastornos del apetito y sueño y diversas alteraciones dependiendo de cada persona. Incidirá también en su actitud ante la vida, moldeando unas formas de convivencia en relación con los otros que van desde figurar como la constante "víctima", hasta mostrarse continuamente a la defensiva, actitud que se traduce en maneras irónicas, altaneras, frías, distantes y en ocasiones hirientes, de menosprecio y crítica negativa.
Sentimiento no reconocido
La persona envidiosa no suele reconocer su envidia. Se resiste a hacerlo y no hay nada que más le hiera y descalifique que intentar hacerle ver que la tiene. Hay que tener en cuenta que detrás de la envidia se halla:
* Un sentimiento de inferioridad e inseguridad.
* Una incapacidad de reconocer las limitaciones personales, asociándolas a signos de debilidad.
* Una negación total de que la infelicidad no se debe a lo que no se tiene, sino a la falta de aprecio de lo que sí se posee.
* Una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida. Pendiente de la vida de otros, no se asume la propia.
La "envidia sana" no existe
Este sufrimiento secreto por el bien ajeno, que todos hemos sentido en alguna ocasión y que nos ha traído más de una incomodidad, disgusto y dolor, siempre es negativo. La conocida como "envidia sana" no existe. Es un sentimiento que debe ser aceptado como uno más de los que sentimos. La preocupación llega cuando la envidia se convierte en patológica e interfiere en la vida de la persona, cuando ese sentimiento posee al individuo, merma su autoestima y le incapacita para llevar una vida saludable.
Prevención
Como sucede con todo sentimiento insano, es conveniente mantener actitudes preventivas, de forma que no lleguemos a padecer de manera obsesiva sus efectos. Una buena prevención ante la envidia iría encaminada a :
* Favorecer la confianza básica en uno mismo y en los demás.
* Conocer las limitaciones y potencialidades que tenemos, aceptándonos como somos.
* Pensar que hay cosas que podemos cambiar y otras que no.
* Aprender a valorar con precisión la propia competencia, sin infravalorarse ni sobrevalorarse.
* Acostumbrarse a centrar la atención en los aspectos más positivos de la realidad.
* Estimular la empatía, es decir, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.
* Establecer relaciones adecuadas y satisfactorias con los iguales.
* Aprender a relativizar las diferencias sociales y adquirir habilidades para elegir adecuadamente con quién, cómo y cuándo compararse.
* Aprender a relativizar también el éxito.
* Analizar el progreso personal mediante la comparación consigo mismo, no con otros.
* Aprender a dar y pedir ayuda, a colaborar y compartir. Permite adquirir habilidades con las que resolver los conflictos que origina la envidia.
Superación
Para gestionar y superar la envidia, nada mejor que replantearnos algunos principios clave, que son los que nos ayudan a disfrutar de un mayor equilibrio y a vivir de forma más serena y gozosa:
* Pensar que no estamos perdiendo nada cuando a otras personas les va bien.
* Darnos cuenta de que si queremos ser nosotros mismos, el único punto de referencia de superación somos nosotros. No necesitamos compararnos con nadie más.
* Apreciar el valor de nuestra vida y mostrarnos agradecidos de tenerla.
* Alegrarnos de lo que tenemos. No vivir pendientes de lo que no tenemos.
* Redescubrir día a día lo que nos rodea: las personas, el paisaje, las pequeñas cosas que nos hacen más fácil la vida...
* Y lo más difícil, pero alcanzable: sentirnos felices por la buena suerte de los demás, porque, en definitiva, vengan de la mano de otros o de las nuestras propias, de lo que se trata es de vivir el mayor número de momentos de felicidad y alegría.
Algunas citas significativas:
La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.
La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español.
Castiga a los que tienen envidia haciéndoles bien.
Proverbio árabe
¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.
Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.
La envidia es una declaración de inferioridad.
Napoleón I (1769-1821) Napoleón Bonaparte. Emperador francés.
La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.
Diógenes Laercio (S. III AC-?) Historiador griego.
Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos.
François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.
Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.
Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no conozco a nadie tan desgraciado como quien los envidia.
Marquesa de Maintenon.
Como se puede observar, este tema no es nada nuevo y menos en España dónde la envidia es el pecado nacional, suena a tópico y puede parecer demagogia, pero es lo que hay.
También es muy propio de aquí, elevar a los deportistas a los altares y cuándo las cosas no vienen bien dadas, aprovecharse de la situación y hacer leña del árbol caído.
El ejemplo es que la gente se queda sólo con la mención al compañero, que ya lo estamos interpretando mal y....