De serie montará discos ventilados de acero, los carbonocerámicos seguirán siendo opcionales. El eje trasero ha sido rediseñado y la dirección es aún más directa que en los 991.2.
Su esquema delantero de suspensiones permite más ajustes de puesta a punto y un comportamiento aún más efectivo.
En lo tocante a la mecánica, el alma del coche será el mismo bóxer de 4,0 litros de los 991.2. No se trata de una evolución del bóxer de 4,0 litros de los Porsche Cayman GT4, derivado del bloque biturbo de tres litros del resto de Porsche 911. La potencia del motor no ha sido anunciada, pero teniendo en cuenta que en los Porsche 911 Speedster desarrollaba 510 CV, todo apunta a que esa potencia será prácticamente la definitiva. No es tan potente como un Turbo... y no hace falta.
No hace falta porque ese bóxer de 4,0 litros tiene más carácter que cualquier motor turbo que Porsche pueda vendernos. Aunque ahora estará asociado a un filtro de partículas, Porsche promete que se han encargado de retener el característico aullido de estos motores. Además de una línea roja que comienza en 9.000 rpm, seguirá disfrutando de tacos de motor activos, y estará asociado a una caja de cambios manual. Sí, manual. Un delicioso cambio manual de seis relaciones con punta-tacón automático opcional. Opcionalmente podrá equipar una caja PDK automática de siete relaciones, no de ocho.
Se podrá usar en modo "manual" tanto desde las levas tras el volante como desde la propia palanca del cambio. Preuninger insiste en que el GT3 involucrará en la conducción a su piloto como lo han hecho sus predecesores, siendo más rápido, más eficaz y más controlable. Su aerodinámica mejorada tendrá mucho que decir al respecto. El elemento clave de su aerodinámica será el enorme spoiler trasero. Un spoiler de dos piezas que permite instalar un spoiler tipo "duck-tail" en posición inferior.
El resultado es una enorme carga aerodinámica, sin un ángulo de ataque tan exagerado, que permita una alta velocidad punta. El difusor trasero también ha crecido de forma considerable. Todos estos ingredientes contribuirán a la experiencia de conducción purista que demanda el público que compra un GT3. A mayores, todo apunta a que seguirá existiendo un GT3 RS aún más radical, mucho más enfocado en la conducción en circuito.