No. Si ya. Si a vosotros lo que de verdad, de verdad os gusta es tocarme las palmas pa que me ponga a bailar.
Pero no. Por mucho que os empeñeis no me voy a bajar del burro. Lo voy a intentar explicar por enésima vez a ver si, despacito; sujeto, verbo y predicado; planteamiento, nudo y desenlace; puedo hacerme entender sin tener que recurrir a dibujitos, esquemas y personal especializado del equipo de guionistas de Canal Panda.
Que a mi el Z-CaraDeRape-4 no me termina de disgustar (salvo las últimas versiones que, más que un coche, parece una nave estelar). Que no tengo el menor inconveniente en reconocer que está más evolucionado, más optimizado, más equipado, que rinde más, que se comporta mejor y que la abuela fuma... peeero... no es un Z3 ¿Qué le vamos a hacer?
Nunca ha conseguido arrancarme la sonrisa que me divide la cabeza en dos mitades cada vez que veo a uno de esos chiquitines... y, si es mi Zetilla-Guindilla ya ni te cuento: la parte superior de mi cabeza despega a velocidad uniformemente acelerada y me provoca actitudes susceptibles de ser denunciadas por escándalo público y conducta desordenada.
Así que no, me quedo pasando caló. Si mi padre fue capaz de sobrevivir a esos viajes de quince horas en el Renault Ondine del abuelo, no veo por qué no voya poder yo.
Entiendo que vosotros, prejubilaos reumáticos, acostumbraos a que os lleven en palmitas y os sirvan el vermú a su hora en la mesa del club de campo; necesiteis como condición sine qua non ciertos refinamientos... y que a cierto grado de decrepitud lo llameis "evolución"; pero yo puedo esperar un ratito más.



