Así funcionan los drones inteligentes de Ucrania que destruyeron a los bombarderos rusos
El medio ucraniano United 24, ha revelado
nuevos detalles del sorprendente ataque con drones contra 41 bombardeos de la aviación rusa, más de un tercio de su flota, ubicados en dos bases militares en Siberia y el Ártico. La llamada
Operación Pavutyna (telaraña) ha empleado un total de
117 drones kamikaze, cada uno de ellos controlado por un operador humano, pero que fueron entrenados con inteligencia artificial para reconocer los bombarderos y golpearlos en sus puntos más vulnerables.
El ataque de los ucranianos sorprende por la distancia a la que están las bases aéreas rusas con respecto a la frontera ucraniana. Los
más de 4.500 kilómetros que los separan suponen rango muy por encima del que alcanzan las actuales armas de ataque de las que dispone Ucrania.
Pero también sorprende por la precisión en la planificación y el secretismo con el que se ha efectuado, que ha permitido llevarlo a cabo sin que las defensas rusas pudieran hacer nada para evitarlo.
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) llevaba cocinando la operación desde hace más de un año y medio bajo la supervisión del presidente del país, Volodímir Zelenski.
Un ataque planificado al milímetro
Según explica
United 24, los
drones kamikaze de pilotaje con visión remota (FPV) llegaron a Rusia de forma encubierta y por piezas y fueron ensamblados posteriormente en la ciudad de Cheliábinsk, una ciudad del centro-oeste de Rusia.
Estos drones son pequeños y no tienen mucho alcance (entre 2 y 5 km de media), así que tienen que lanzarse cerca de los objetivos para que sus baterías no se agoten antes de tiempo. El SBU decidió solucionar este problema
ocultando los FPV en el techo de falsas cabañas móviles de madera que fueron transportadas hasta las proximidades de las bases en lo que llaman "camiones de Troya".
Una vez que estos camiones llegaron a los puntos de lanzamiento seleccionados, los agentes del SBU abrieron el falso techo de las cabañas por control remoto y lanzaron los drones contra sus objetivos.
Tras el lanzamiento, las cabinas se autodestruyeron.
La IA tuvo un papel clave
Aunque los FPV son pilotados a control remoto por operadores humanos que pueden ir viendo su avance a través de sus cámaras de abordo,
el uso de la inteligencia artificial ha sido clave para el éxito de la operación.
“Ucrania utilizó la inteligencia artificial para garantizar una precisión milimétrica. En la ciudad de Poltava, sede de un museo de aviación estratégica de largo alcance,
se entrenaron drones mediante IA para reconocer y atacar aviones de forma que maximizaran la destrucción. Estos drones no actuaban al azar, sino que conocían sus objetivos”, escribe United 24.
No sabemos si los operadores de los drones estaban cerca de las bases o no. Controlar FPVs a miles de kilómetros de distancia no es factible con los sistemas de control por radio estándar. Pero ya existen métodos avanzados que utilizan las
comunicaciones por satélite o navegación autónoma preprogramada.
Un golpe histórico a Rusa
El daño causado es a la aviación rusa difícil de calcular. El SBU afirma que la operación
provocó daños o destruyó el 34% de los portadores de misiles de crucero estratégicos de Rusia, como bombarderos Tu-95 y Tu-22M3 o aviones de alerta temprana aerotransportados A-50.
Algunas de estas pérdidas serán irremplazables. Rusia no fabrica los TU-22M3 desde 1993 ni tiene repuestos para estos aviones. Tampoco para los TU-95 o Tu-160, según apunta el medio ucraniano. Además, la maquinaria industrial de guerra del Kremlin, diezmada por la guerra y las sanciones occidentales, tendrá muchos problemas para construir nuevos bombarderos en un futuro próximo.
En cuanto al daño económico, el SBU estima que es de
7.000 millones de dólares. Aunque el Kremlin ha restado importancia a las supuestas pérdidas y afirma que el ataque fue repelido.