Off Topic Hilo del seguimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia. Año 3 Y 4

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Guerra de Ucrania – Día 752
Mar 16, 2024

Mientras prosiguen celebrándose los comicios en Rusia, con una participación según las autoridades superior al sesenta por ciento, Macron se reafirma en su postura, declarando que quizá en algún momento «tengamos que realizar operaciones sobre el terreno». Un terreno sobre el que prosiguen los ataques rusos, a la par que la campaña ucraniana sobre la red de refinerías rusas, logrando llegar cada vez más al interior de este país. Una Ucrania que sigue luchando por aguantar con la esperanza, razonable, de que en 2025 el equilibrio de fuerzas pueda dar un nuevo cambio.


Pavel Luzin, investigador de la Jamestown Fundation, ha publicado recientemente un artículo en el que habla sobre el estado de los inventarios rusos de vehículos blindados, morteros autopropulsados, lanzacohetes, obuses y carros de combate. En él arguye que después de dos años de guerra, comienzan a estar exhaustos y que, de seguir a este ritmo, en algún momento a partir del próximo año, será cada vez más difícil para el Kremlin mantener su poder militar. Más interesante si cabe, según Luzin, Rusia habría propuesto una pausa en los combates en Ucrania a cambio de diálogo acerca de armas estratégicas y espaciales con Occidente, lo que merece no uno, sino varios comentarios.

Respecto al tema de los stocks de armamento convencional, hay que decir que, efectivamente, tienen un límite. De hecho, la mayor parte del material que sale de las fábricas de armamento rusas no son sino sistemas heredados que cuentan con algún aditamento, sean mejoras optrónicas, en cuanto a protección o de otra índole. La capacidad real de producir sistemas y plataformas de nuevo cuño es mucho menor, cifrándose en unas decenas al mes en total. Esto es algo que hay que tener claro: Rusia no produce centenares de nuevos blindados y carros, sino que los devuelve al servicio mientras intenta poner los medios para que en el futuro, pueda producir unidades nuevas a un ritmo adecuado -aunque difícilmente igual al actual-.

Así las cosas, como venimos advirtiendo desde hace meses, en algún momento de 2025 comenzará a experimentar problemas, pues se producirá un valle en la producción una vez comience a escasear el número de plataformas que pueden ser devueltas al servicio y la producción de otras nuevas no logre cubrir la diferencia. Además, la producción en Europa se habrá incrementado, al menos en cuanto a munición, aunque no solo.

Dicho esto, hay al menos tres factores más a tener en cuenta cuando hablamos de las posibilidades a futuros en relación con los problemas de escasez ucranianos. Uno, que estos no afectan únicamente a la munición o las plataformas y sistemas, sino también al personal. Este es, mientras se sigue hablando sobre una movilización, el mayor problema ucraniano ahora mismo. Dos, que el personal necesita un entrenamiento para rendir a su máximo nivel. De ahí que tan importantes como el envío de armas sigan siendo los programas de adiestramiento. Tres, que incluso con material, adiestramiento, motivación y número, los trabajos de construcción deben continuar acelerándose y perfeccionándose para que llegado el caso de una nueva ofensiva rusa, las relaciones jueguen más si cabe a favor del defensor.

En cuanto a las pausas en la guerra, más allá de lo difícil que es su concreción, sigue habiendo motivos sobrados para pensar que cualquier alto el fuego sería aprovechado por Rusia para reforzar sus capacidades, acumular material y municiones, reconstituir unidades y, en definitiva, prepararse para volver al ataque en un momento más favorable.

La otra parte, solo sugerida por Luzin, referente a que Rusia ofrecería a cambio hablar de las armas nucleares y espaciales, es todavía si cabe más peliaguda. Hay que tener en cuenta que estamos en un momento en el que, por una parte, Rusia ha podido utilizar su arsenal para la disuasión ofensiva debido, entre otras cosas, a que Occidente -y particularmente la UE- carecían de medios como para retener el control de la escalada cerrando así la ventana de oportunidad abierta al Kremlin.

Al mismo tiempo, y por otra, a pesar de los anuncios desde Rusia en los que aseguran que su triada nuclear es la más moderna y capaz del mundo, sabemos también que este país está en riesgo desde hace tiempo de quedarse atrás en este aspecto frente a los Estados Unidos y China. De ahí el paso hacia una cuarta ola en la evolución de su estrategia nuclear.

Paso que se ha traducido en la apuesta, desde hace un tiempo, por el desarrollo de sistemas de tercer ataque: simple y llanamente no confían en qué, llegado el caso, únicamente con su arsenal de segundo ataque sea suficiente para mantener la disuasión frente a un ataque contrafuerza estadounidense basado en plataformas y misiles furtivos y ojivas cada vez más precisas. Recordemos que Dmitry Rogozin, viceprimer ministro y una personalidad muy influyente en asuntos de seguridad en Rusia, afirmó ya en 2013 que las simulaciones indicaban que un ataque con el grueso de los misiles de crucero norteamericanos (unos 3.000-4.000 y solo con ojivas convencionales), podría destruir entre el 80-90% del potencial nuclear ruso

En el caso de las armas espaciales, si lo que se ha venido publicando sobre un hipotético programa ASAT nuclear es cierto, estamos en un caso parecido: ante la imposibilidad de hacer frente a los adelantos e inversiones de sus rivales de forma simétrica, habrían optado por dar un paso peligroso pero a todas luces comprensible, apostando por introducir elementos asimétricos.

Las dos apuestas, vistas en conjunto, y relacionadas con el órdago lanzado por Rusia a la OTAN semanas antes del inicio de la invasión, cuadran con la idea de un país que realmente considera que está ante una amenaza existencial pues no deja de ceder terreno relativo en muchos aspectos frente a sus rivales directos. Lo que no quiere decir, como explicáramos en su día en el artículo enlazado, ni que no tuviese posibilidad de infligir golpes, ni que fuese un proceso totalmente irreversible. De hecho, esto es lo que vuelve a Rusia tan peligrosa y a la situación en general tan inestable.

Lo que no está tan claro es que Rusia esté realmente dispuesta a hablar sobre estos temas, en vista de los pasos dados -como la salida de diversos tratados- y de la creencia entre sus élites de la imposibilidad de restablecer los equilibrios en base a negociaciones, algo que merecería una serie de artículos, pues queda muy lejos de lo posible en un informe de este tipo.

Dicho todo lo anterior, y pasando al análisis de lo ocurrido en el terreno, un día más los drones y misiles rusos han tenido como objetivo Ucrania, con las autoridades de este país hablando de 5 misiles S-300, 2 misiles Kh-59 y 16 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados, de los que habrían derribado 14 drones. Entre otros puntos atacados, cabría destacar Sumy, en donde tres personas han fallecido por el impacto y explosión de un dron Shahed.

En el caso contrario, nos encontramos un día más con ataques ucranianos sobre las infraestructuras rusas relacionadas con el refino de hidrocarburos, algo que está afectando ya a la economía de este país. Después de los ataques sobre Sysran y Novokuibyshevsky, en las últimas horas ha sido también pasto de las llamas la refinería de Slavyansk-na-Kubani. Lo más interesante para Ucrania es que, dado que los ataques se producen cada vez a más profundidad, aumenta el área en la que es posible llevar a cabo dichos ataques y, por lo tanto, se dificulta más si cabe la cobertura de una superficie creciente por parte de las defensas antiaéreas rusas. Por otra parte, drones ucranianos habrían logrado alcanzar también el aeropuerto moscovita de Domodedovo, causando daños materiales y provocando la paralización del tráfico aéreo.

En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por el norte volvemos a encontrarnos con intentos, por parte del Ejército ruso, de avanzar sobre Terny, aunque por el momento las ganancias siguen siendo marginales.

Más al sur, en el área de Avdiívka, mientras Ucrania contraataca en Berdychi, el Ejército ruso ha logrado completar la toma de Tonenke, aunque el avance campo a través en dirección a Umns’ke, al oeste, será más complicado pues cualquier movimiento ruso queda, en principio, al alcance no solo de la artillería, sino también de los drones. Respecto a la artillería, por cierto, Ucrania ha introducido cambios en su logística supuestamente al pasar a priorizar aquellos sectores en los que es más probable un ataque ruso de cierta entidad, en lugar de repartirla uniformemente por el frente o de enviarla en función de la necesidad inmediata.

Por último, han vuelto a registrarse avances rusos al noroeste de Verbove, en el antiguo eje de Orijiv. Pese a ello, Ucrania está logrando defenderse en esta zona con bastante solvencia, por ejemplo recurriendo al lanzamiento de municiones DPICM. En relación con esto, Rustem Umerov, el ministro de Defensa de Ucrania, ha visitado en las últimas horas precisamente la región de Zaporiyia, controlando así la construcción de posiciones defensivas en la zona. Según sus palabras: «Debes saber que cuando hablamos de fortificaciones se trata de un proceso constante, no estamos hablando de unos kilómetros o no de unos cientos de kilómetros, sino de más de 1.000 kilómetros de construcción. Es, por tanto, una tarea muy compleja».


Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional y como es habitual durante los fines de semana, la actividad se ha reducido sustancialmente frente a los días de labor. La mayor parte de las noticias, en realidad, han girado en torno a las elecciones rusas, que siguen en marcha entre llamadas a la protesta con escaso impacto en Rusia dado el control que ejercen las autoridades y en las que la participación habría superado ya el 60 por ciento, según las fuentes oficiales de este país. Cabe recordar que debido al tamaño y a los problemas de infraestructuras que sufre el país, en lugar de llevarse a cabo en un día, los comicios se celebran durante tres jornadas, ocupando las del viernes, sábado y domingo.

Otro foco de atención sigue estando en Francia o, más exactamente, en el presidente galo, Emmanuel Macron, quien ante los reporteros de Le Parisien ha vuelto a reafirmar lo dicho anteriormente respecto a la posibilidad, de cara al futuro, de tener que enviar hombres a Ucrania. Así pues, Macron ha dicho, después de explicar que Alemania y Francia deben jugar con sus complementariedades que: «Quizás en algún momento –no lo quiero, no tomaré la iniciativa– será necesario realizar operaciones sobre el terreno, cualesquiera que sean, para contrarrestar a las fuerzas rusas. La fuerza de Francia es que podemos hacerlo». Palabras con las que parece referirse, si leemos la entrevista completa, a que Francia, gracias a su arsenal nuclear, contarían con un respaldo del que las tropas alemanas carecerían en caso de desplegarse en Ucrania.

Además de lo anterior, Macron, que en unas semanas visitará Kiev, ha prometido llevar viajar a la capital ucraniana con «soluciones específicas» para la guerra. Así, según Macron, «Cuando llegue físicamente, significará que habrá un mensaje fuerte y nuevas direcciones de cooperación». No ha aclarado, sin embargo, a qué se refería exactamente.

Por otra parte, Macron, quien habría propuesto una tregua durante las próximas olimpiadas, ha obtenido respuesta por parte de la portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, quien ha cargado contra el presidente galo y ha hecho su particular contraoferta ante los periodistas: «Aquí tiene mi contrapropuesta a Macron, que deje de enviar armas que matan a civiles y deje de patrocinar el terrorismo»

En otro orden de cosas, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha mantenido una reunión telefónica con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. Durante la misma, además de agradecer Kuleba al norteamericano el último paquete de ayuda militar, concedido hace un par de días, ha vuelto a hablar sobre la necesidad de seguir manteniendo este apoyo y sobre lo que cabe esperar de cara a la futura cumbre de la OTAN en Washington, que tendrá lugar en unos meses.

En cuanto a la diplomacia cultural, la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, se ha dirigido a los participantes en la Bienal de Malta, con motivo de la inauguración del pabellón de Ucrania. Se trata de una exposición internacional de arte contemporáneo que comenzó el pasado 13 de marzo y que se extenderá hasta el 31 de mayo, siendo organizada por Heritage Malta, el Arts Council Malta y el Museo Nacional de Arte MUŻA, todo ello bajo el patrocinio de la UNESCO.
 

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Guerra de Ucrania – Día 753
Mar 17, 2024

Putin se ha impuesto en las elecciones presidenciales rusas logrando alrededor del 87 por ciento de los votos y superando así de paso sus niveles de apoyo más altos, logrados en 2018. El presidente ruso, que lo seguirá siendo al menos hasta 2030, superará así en cuanto a longevidad en el cargo al mismísimo Stalin con un mandato en el que se centrará, como ya ha advertido, en la «construcción de una Rusia más fuerte». Más allá de que los comicios sean o no una «farsa», como se afirma desde diversos medios, el resultado obtenido es el lógico una vez el Kremlin ha logrado que el electorado ruso vea la guerra de Ucrania como respuesta a una agresión occidental y se crea inmerso en una lucha existencial por los » valores tradicionales» o la «soberanía» de Rusia.



Las elecciones rusas han concluido con el resultado esperado, toda vez que los tres candidatos alternativos a Putin y que habían obtenido la aprobación de la Comisión Electoral para concurrir a los comicios, no suponían amenaza alguna. Así las cosas, Vladímir Vladimirovich Putin, con un 87,2% de los votos, podrá revalidar su mandato hasta 2030, con lo que sumará tres décadas al frente de Rusia, si sumamos a las presidencias el periodo que vivió como Primer Ministro con Medvedev como «hombre de paja» ostentando la dignidad presidencial. Será pues el dirigente ruso que más tiempo haya estado en el cargo en los tiempos modernos, superando así a Iósif Stalin, quien aunque fuera Secretario General del Comité Central del Partido Comunista soviético entre 1922 y 1952 no terminó de consolidar su poder monolítico hasta mediados de los años 20 del pasado siglo.

Más importante si cabe, su gestión, según las encuestas (por supuesto, se puede opinar lo que se quiera sobre ellas), cuenta con la aprobación de casi el 80% de los rusos, siendo con gran diferencia el político más valorado en el país, muy por encima del primer ministro Mishustin o del histriónico vicepresidente del Consejo de Seguridad, Medvedev, quien ha vivido una curiosa evolución ideológica en los últimos años que, en última instancia, le ha permitido seguir formando parte de la cúpula rusa.

Sea como fuere, y por más que desde diversos estamentos occidentales se considere que las elecciones rusas son una «farsa» al no cumplir con los estándares democráticos o celebrarse en territorios ocupados, el apoyo a Putin es máximo y no solo eso, sino que en los últimos meses ha logrado consolidarlo y reforzarlo hasta límites nunca vistos. Es decir, que una vez más y como es tradicional en la historia de Rusia, ante la posibilidad de volver a unos «tiempos tumultuosos», el ciudadano de a pie vuelve a optar por refugiarse en un líder fuerte.

De hecho, si consideramos, como hacen Marlène Laruelle y Gilles Gressani que el «Putinismo» se puede dividir esquemáticamente en tres fases principales: el «primer putinismo» de 2000-2008, el «putinismo tardío» de 2012-2022, y el «putinismo de guerra» desde el 24 de febrero, se entiende mucho mejor cómo desde el inicio de la invasión el régimen ha reorganizado su propia ideología en un todo que tiene su propia lógica interna y una cierta coherencia en lo relativo a su visión de la Humanidad, de lo que debería ser el orden mundial y del lugar de Rusia en él. Un viraje cada vez más conservador, vertebrado por la ortodoxia y en el que entre otras cosas, Ucrania no tiene cabida como país independiente. No la Ucrania anterior a 2022.


Así las cosas, e independientemente de los sentimientos que la figura de Putin pueda despertar, lo que está claro es que ha salido más que airoso de los retos que, a nivel de política interna, ha planteado la guerra. No olvidemos que su continuidad al frente de Rusia ha sido cuestionada desde Occidente, con no pocos líderes coqueteando con la idea de que el conflicto ucraniano podría culminar con la salida de Putin del poder. Incluso el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó a decir que Putin “no puede seguir en el poder”, algo que llevó posteriormente a la Casa Blanca a negar de inmediato que estuviera llamando a un cambio de gobierno en Rusia.

Pese a ello, a fecha de 17 de marzo de 2023 lo que tenemos es todo lo contrario, como ha ocurrido generalmente en Rusia cuando el país ha afrontado dificultades: el líder al mando ha logrado emplear con tino todos los resortes del poder a su alcance, eliminando a cualquier posible opositor y consolidándose -en este caso- a niveles nunca vistos como el hombre fuerte del país. Muy lejos quedan ya pronunciamientos como el del defenestrado Prigozhin, los coqueteos de Kadírov con la fama o figuras como las del general Surovikin, que podrían haber llegado a hacer sombra a Putin. Hasta qué punto esto es mérito del presidente o no, es otra cuestión, pero el hecho irrefutable es que, una vez más, una guerra ha servido para unir a los rusos en torno a una figura fuerte y no lo contrario.

Un logro que tiene mucho que ver con la forma en que ha sabido presentarse ante el electorado. En este sentido, como explicáramos hace un año, Putin quiere ser visto como el defensor de la «Rusia eterna», un símbolo más que una persona de carne y hueso, capaz de encarnar unos valores que van más allá de las vicisitudes del momento. Alguien, en suma, a quien aferrarse (asumiendo si hace falta una nueva Opríchnina) con tal de evitar un nuevo «periodo tumultuoso», como el que siguiera a la muerte del zar Teodoro I, o a la implosión soviética.

Por cierto, que respecto a los coqueteos con la salida de Putin del Kremlin, seguimos defendiendo que fueron y son totalmente irresponsables. Nos guste o no, las posibilidades de que Rusia se convierta en una democracia de corte Occidental son mínimas. Menores todavía las de que un líder aceptable para las capitales europeas o para Washington lleguen al Kremlin. De hecho, la salida de Putin sigue planteando más dudas que certezas respecto al tipo de sujeto que podría alcanzar el poder, ya que grosso modo son tres las posibilidades principales: 1) que se haga con el poder alguien mucho más radical que el propio Putin (quien suele ejercer de elemento atemperante dentro de la cúpula rusa); 2) que el país se suma en el caos en medio de luchas internas entre los elementos más poderosos, con la consiguiente inestabilidad e imprevisibilidad; 3) que haya cierta continuidad, algo que Putin pretende.

En este sentido, y sean o no una farsa las elecciones y sea o no Putin un dictador, un asesino o cuantos calificativos se le quieran aplicar, la estabilidad de Rusia y el hecho de que sus grandes líneas de acción sean perfectamente predecibles, no deja de ser algo beneficioso para Occidente. Al menos permite a sus líderes saber con bastante certeza a qué pueden atenerse y qué deben hacer para restablecer la estabilidad estratégica, forzar una salida a la guerra y ser capaces de generar la disuasión suficiente como para que Rusia no encuentre beneficio alguno a continuar confiando su política exterior a la fuerza militar. Qué se haga o no, depende de muchos otros factores, por supuesto.

Como quiera que las elecciones no cambian demasiado, sino que simplemente confieren a Putin cierta legitimidad para seguir profundizando en sus políticas, pasamos a lo ocurrido en las últimas horas en el frente. Allí, comenzando por Ucrania, se han registrado una vez más impactos de diversos drones contra localidades como Kremenchuk, a orillas del Dniéper, en la región de Poltava o como Krivói Rog. Según la Fuerza Aérea ucraniana, habrían logrado destruir 17 de los drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados por Rusia.

En otro orden de cosas, se ha producido un curioso incidente en Transnistria. La región moldava, controlada por Rusia, ha visto cómo un dron suicida ha impactado contra un helicóptero Mi-8MT mientras estaba estacionado en Tiráspol. Se trataba de uno de los pocos aparatos con los que cuentan las autoridades regionales, y ha quedado totalmente destruido. No ha sido el único incidente en Moldavia, en donde un hombre ha resultado detenido por arrojar un cóctel Molotov contra la embajada rusa.

Dicho lo anterior, y aunque se espera que Ucrania continúe con su campaña de ataques contra las refinerías rusas, como ha venido haciendo en los últimos días, por el momento no han trascendido datos sobre nuevas acciones.

Más allá de esto, en cuanto a los combates, y comenzando por las incursiones que siguen llevando a cabo los voluntarios anti-kremlin en territorio ruso (habría que ver si en regiones como Bélgorod no han provocando el efecto contrario al deseado, maximizando el apoyo a Putin), tenemos que han logrado adentrarse por ejemplo en Gorkovsky, mientras intentan hacer lo mismo en Popivka y otras localidades. También han tomado una pequeña parte de la localidad de Kozinka.

En el resto del frente son pocas las novedades, siendo el estancamiento una semana más, la norma. Mientras Ucrania continúa evacuando localidades en las zonas de Járkov más cercanas a la frontera rusa –lo que no quiere decir que vaya a producirse una operación rusa en breve-, se siguen librando combates en las inmediaciones de Avdiívka, en localidades como Orlivka o Pervomaiske, que están bajo ataque ruso y en donde los ucranianos se defienden lanzando contraataques.

Algo parecido ocurre en la región de Zaporiyia, con el Ejército ruso atacando nuevamente en dirección tanto a Robotyne como hacia el noroeste de Verbove.




Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y como es habitual cada fin de semana, las novedades vuelven a ser escasas. Es cierto que se han producido numerosas reacciones a los resultados de las elecciones en Rusia, algunas de las cuales ya hemos reseñado en la primera parte del informe. En cualquier caso y como cabe esperar, estas han sido efusivas en el caso de los aliados y críticas -e incluso furibundas– en el caso de los rivales, que se han centrado en hablar sobre las protestas contra Putin, en el papel de la oposición y en los resultados preestablecidos para unas elecciones que pocos toman por válidas.

Todo mientras el propio Putin cargaba contra la democracia estadounidense y su utilización de la justicia para favorecer -según él- a uno de los candidatos, en un claro mensaje de apoyo a Trump, a la vez que se refería, por primera vez, a la muerte de Navalny, que ha calificado de un «desafortunado incidente». No fueron las únicas declaraciones de Putin, quien respondió a distintas preguntas de la prensa hablando sobre la situación en Ucrania («se avanza cada día»), los ataques en las regiones fronterizas (que considera juegan a su favor) o la propuesta de Macron de establecer una tregua durante las olimpiadas («Estamos dispuestos a considerar todas las propuestas, pero siempre, en todas las circunstancias, nos guiaremos por los intereses nacionales y la situación en el campo de batalla»).

Entre las reacciones de sus detractores sí cabe destacar, por razones lógicas, la de Zelenski, quien ha centrado su discurso diario en el carácter dictatorial de Putin, de quien dice que haría cualquier cosa para perpetuarse en el poder (lo que no deja de ser hasta cierto punto curioso, toda vez que en Ucrania -aunque puedan entenderse las razones- no se han celebrado las elecciones pendientes). Entre otras cosas, Zelenski ha dicho: «Esta imitación de «elecciones» no tiene legitimidad y no puede tenerla. Esta persona debe terminar en el muelle de La Haya. Esto es lo que debemos garantizar. Cualquier persona en el mundo que valore la vida y la decencia».

Sea como fuere, las elecciones, con un 99,43% de los votos escrutados dejarían un resultado de un 87,32% de los votos a favor de Putin, siendo el segundo candidato más votado el comunista Nikolay Kharitonov, quien por lo demás apoya las políticas de Putin y no tiene ningún tipo de programa alternativo.

Pasando a otros temas, en Rumanía se ha iniciado la construcción de la que será la mayor base de la OTAN en el este de Europa y que permitirá albergar a más de 10.000 efectivos y supondrá una inversión de 2.500 millones de euros. Un proyecto, en cualquier caso, que data de al menos un lustro atrás -aunque sin duda pueda influir en la percepción que Rusia tiene de la amenaza que le plantea la OTAN-, por lo que no cabe achacarlo a la guerra.

No ha sido la única noticia que ha implicado a Rumanía, pues se ha sabido también que la empresa local ROMARM y la alemana Rheinmetall van a acometer en breve un nuevo proyecto, con una inversión de 47 millones de euros y que consistirá en la apertura de una nueva fábrica de pólvora, financiada en buena medida mediante la herramienta comunitaria ASAP, de la que hablamos anteayer.

Cambiando de tercio, después de más de dos años de guerra en Ucrania han elegido cuál será la ubicación del Cementerio Militar Nacional en Memoria de los caídos, que se situará según ha anunciado el primer ministro, Denys Shmyhal, en el distrito de Fastiv, en la región de Kiev. Se espera que este nuevo cementerio sirva, por ejemplo, para centralizar los homenajes estatales. Según Shmyhal: «La creación de un cementerio de este tipo es de gran importancia para nuestro país y, por lo tanto, está en el centro de atención de nuestro Gobierno. Siempre debemos recordar a quienes sacrificaron sus vidas por Ucrania en la guerra por nuestra libertad e independencia».

Hablando de muertos, el medio ruso independiente Mediazona ha logrado confirmar ya la identidad de 47.700 uniformados rusos fallecidos desde el comienzo de la invasión, como parte de un proyecto que lleva a cabo de la mano de la BBC británica. Desde el pasado mes de febrero han logrado añadir a su listado los nombres de 3.047 rusos muertos en combate
 

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Clan Leader
@DefensaU

El "Triángulo de las Bermudas" para el equipamiento blindado ruso en la región de Donetsk. Muchos tanques y vehículos de combate de infantería rusos intentan atacar posiciones ucranianas cerca de la aldea de Novomykhailivka, pero nadie regresa. Esta vez, nuestros defensores destruyeron 3 tanques y 4 IFV; Además, 6 vehículos blindados resultaron dañados.

79.a Brigada de Asalto Aéreo

 

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Nacho Montes de Oca
@nachomdeo


Ucrania sigue golpeando refinerías y otras instalaciones relacionadas con la producción y exportación rusa de combustibles. Es hora de hacer un balance y analizar la estrategia, los objetivos y el alcance del daño provocado por Ucrania.





Primero tenemos que establecer es la capacidad rusa de producción de derivados del petróleo para calcular el efecto de los ataques. De acuerdo con fuentes rusas, en 2023 la producción total de refinados en millones de toneladas fue de 43,8 de nafta y 88 de gasoil





Según el viceprimer ministro Alexandr Novak, la producción total de refinados fue de 278 millones de toneladas incluyendo lubricantes y otros elementos viscosos. El mismo funcionario asegura que la producción de nafta creció un 2,8% y la de gasoil un 3,4% durante 2023





De acuerdo con EnerDAta, el consumo interno de combustible de Rusia en la preguerra era de 146 millones de toneladas anuales, si sumamos la producción de nafta y gasoil de 2023, tenemos una producción total de 131,8 millones de toneladas anuales





Pero en 2024 debemos sumar el consumo de medio millón de tropas en el frente ucraniano, considerando que un tanque T90 consume 2,9 litros de combustible por km y los millones de litros que demanda la logística para abastecer a tantos combatientes





El consumo de combustible del ejército ruso es un secreto, pero como ya sabemos que un par de decenas de miles de blindados, camiones y otra clase de vehículos debe sumar al déficit que tiene Rusia en la producción de combustibles en su mercado civil




Las restricciones en la producción hicieron que el 21 de septiembre de 2023 el gobierno ruso prohibiera la exportación de productos derivados del petróleo. Luego comenzó a suavizar las restricciones, pero en febrero volvió a cerrarlas desde el 1° marzo hasta el 1° de agosto





La fecha no es antojadiza. Ese mes arranca la mayor cosecha rusa y el año pasado ya hubo protestas entre los productores rurales por el alza de precios y el faltante de combustible que necesitaban para completar la tarea. Un mes después, Putin cerró la exportación





El otro motivo es la inflación; el litro de gasoil en Rusia pasó de 57,85 a 64,77 rublos en un año de acuerdo con el monitoreo de Global Petrol Prices. Esto implica una subida del 10,6%, bastante por encima de la subida general de precios del 7,44% anual informada por el gobierno





El precio de la nafta pasó de 51,59 a 55,23 rublo por litro, un 7,1% más acorde con la inflación, aunque su impacto en la producción es menor y en particular en la logística y el agro que usa grandes montos diarios de gasoil para operar y por lo tanto es más sensible a su aumento



La veda a la exportación golpeó duro a las petroleras que venían exportando 630.000 barriles diarios de gasoil. Putin les permitió volver a vender en el exterior en octubre solo si volcaban la mitad de su producción al mercado interno y pagaban un canon de U$ 500 por tonelada





Pero, además, Putin obliga a las petroleras a cambiar sus dólares obtenidos de la exportación por rublos, que ya perdieron un 40% de su valor en el mercado oficial. Con menor capacidad de inversión real e insumos y bienes importados encarecidos, creó un molotov financiero




El otro golpe para los productores locales está en las sanciones que les impiden acceder a precios competitivos de las maquinarias y los aditivos usados para producir combustibles y lubricantes de alto rendimiento. Eso implica mayores costos y menores ganancias





Este ítem no es un asunto menor porque Putin necesita naftas especiales para sus aviones y helicópteros y lubricantes para mantener en movimiento su maquinaria militar. El refinado no es solo un problema en los surtidores, es un insumo vital para el frente de guerra


Por eso, cada vez que Ucrania golpea una planta de refinado está obligando a Putin y sus oligarcas a extremar medidas para resolver los faltantes. Moscú puede acudir a sus aliados o a socios como China o India, pero a precios más altos y con un costo de dependencia más elevado





Los empresarios rusos ya venían perdiendo mercados a manos de las refinerías chinas e indias que compran petróleo barato y multiplican sus ganancias al venderlo como combustible a Occidente y a otros mercados que los rusos no pueden acceder por las sanciones





La reserva de combustible rusa está en 5,9 millones de toneladas, lo cual implica que además de controlar el precio deben evitar la escasez en los surtidores como en 2023. Es claro que, aunque Rusia es el segundo productor mundial de petróleo, depende de su capacidad de refinado



Rusia destinaba a la exportación 35 de los 85 millones de toneladas anuales de gasoil que producía en 2022. Hay un faltante en el mercado interno que necesita explicarse y entonces tenemos que ir a las cifras que surgen de los ataques ucranianos

El primer ataque ucraniano fue contra la refinería de Kuibyshev, afectada por un explosivo plantado por un empleado el 29 de julio de 2023 y entró en “reparaciones programadas” luego del incidente. La planta tardó unas semanas en volver a la producción




El 27 de noviembre de 2023 fue alcanzada la refinería de Angarsk con una capacidad de 9 millones de toneladas anuales y su producción se redujo por tres meses. El 19 de enero drones ucranianos incendiaron los depósitos de combustible de Rosneft en Klincy, oblast de Briansk.





El 21 de enero fue alcanzada la terminal de exportación de gas de Ust Luga en Leningrado cerrando sus operaciones de carga de 12 millones de toneladas anuales. A partir de este ataque, Ucrania comenzó a diversificar sus objetivos para afectar también a las exportaciones rusas





El 24 de enero fue atacada la refinería de Rosfnet en Tuaspe, que produce 10,7 millones de toneladas anuales. 29 de enero, refinería Slavneft - Yaroslavl, sin causar daños mayores ni afectar su producción de 15 millones de toneladas anuales





El 31 de enero fue atacada la terminal de exportación de crudo y refinados de Nevsky Mazut en San Petersburgo. El 3 de febrero los drones ucranianos golpearon a la refinería de Lukoil - Volgograd que produce 9.9 millones de toneladas anuales




El 9 de febrero fue el turno de Ilsky en Krasnodabr, en donde un dron causó un incendio que afectó la refinación de 6,6 millones de toneladas anuales. El 12 de marzo atacaron la refinería de Kstovo con una capacidad anual de a 15 millones de toneladas.




Ese mismo día fue atacada la refinería Lukoil Nizhny Novgorod que produce 15 millones de toneladas anuales de refinados. El 19 de febrero se informó de un ataque con drones a la refinería de Afipsky en Krasdnodar que afectó su producción de 6 millones de toneladas anuales





El 13 de marzo fue atacada la refinería de Rosfnet Ryazan que produce 17,1 millones de toneladas anuales, la refinería de Novoshakhtinks que produce 5,6 millones de refinados anuales y una unidad de refinación en la planta de Kaluga, que genera 1,2 millones de toneladas anuales





Otro ataque causó daños menores en la planta Kinef en la refinería de Kirishi que produce 21 millones de toneladas anuales. La producción estuvo frenada por algunas semanas tras un incidente en una central de energía cercana que le proveía de electricidad en septiembre de 2023.


El 16 de marzo fue atacada la refinería de Rosfnet – Syarzan que produce 8,5 millones de toneladas al año y la de Slvynansk on Kuban en Krasondar que produce 8,8 millones. El ataque sobre la planta de Novokuibyshevsk que produce 8.8 millones de toneladas no provocó daños





En los ataques verificados y siempre de acuerdo con la capacidad de producción de cada refinería informada por el gobierno ruso, la producción total afectada fue de 104,4 millones de toneladas anuales suponiendo que el daño implica un freno total de su funcionamiento


Es importante explicar que en las imágenes de los ataques se observa que el blanco principal fueron las torres de destilado que son el núcleo productivo de cada refinería. Repararlas o reemplazarlas puede llevar meses o años


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José Mínguez @minguezpp

¿Qué produce una refinería? ¿Por Qué están atacando a las torres de destilación?
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Pero también hay que comprender que, en tiempos de sanciones, con el acceso vedado a la compra de maquinaria especializada occidental y habida cuenta que, por el retraso tecnológico ruso, volver a poner en marcha las instalaciones dañadas es un reto muy complicado



Si Ucrania logró afectar instalaciones que producen 104,4 de los 278 millones de toneladas de refinado anuales rusos, es posible entonces hacerse una idea del efecto que busca lograr y el que está obteniendo Ucrania con sus ataques con drones



En rigor, es posible que algunas de las plantas no hayan sido dañadas en su totalidad y que ese 37,55% de disminución sea exagerado. Aun así, junto con los ataques a las instalaciones de exportación lograron un efecto que puede corroborarse con otras decisiones del gobierno ruso






El 31 de enero el Ministerio de Energía ruso informó medidas para compensar la “disminución de volúmenes de gasolina para automóviles causada por reparaciones no planificadas de las plantas”. Fue en el mismo momento en que admitió que sus exportaciones habían caído un 23% interanual





La exportación de derivados del crudo representa un tercio de las exportaciones petroleras rusas -su mayor fuente de ingresos - y por lo tanto su disminución de divisas es proporcional. Y su escasez una pérdida de la autonomía si le obliga a depender de refuerzos indios o chinos

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La otra parte de la estrategia ucraniana es atacar los depósitos de combustible que abastecen a las tropas rusas en el frente para complementar el asedio a las refinerías. Es un capitulo importante en la batalla porque en una guerra de desgaste la logística es un aspecto crucial






En julio de 2023 eliminó gran parte de los depósitos de combustible rusos en Taman, en la región rusa de Krasnodar. En agosto, el complejo de almacenamiento y carga de Pskov fue incendiado por un ataque con drones






En noviembre, destruyeron un tren que transportaba combustible y las instalaciones ferroviarias de descarga en Donetsk. El 4 de diciembre, el mayor depósito de combustible de Luhansk. El 5 de marzo de 2024, uno de los mayores depósitos de combustible de Belgorod






Queda por darle un número al daño que le está causando Ucrania a Rusia con su estrategia al obligarla a cerrar las exportaciones. La venta de refinados al exterior representa el 12,74% del total de 425.000 millones de dólares que obtuvo Rusia desde el exterior en 2023



Ese porcentaje que ahora Putin se vio obligado a no exportar representa un total de 54.145 millones de dólares que ya no van a entrar a las arcas rusas y por lo tanto que deben ser restados de los recursos para sostener una guerra a largo plazo

El cálculo refleja el pasivo provocado por casi un año de exportaciones y la reparación de las refinerías dañadas. Con ese dinero alcanza para producir 13.000 tanques T90. O para pagar los sueldos anuales de 2.374.780 soldados rasos. O 54 cruceros Moskva.



La reflexión final es que Rusia carece de defensas suficientes para proteger a sus instalaciones desperdigadas en millones de km2. En consecuencia, es previsible que Ucrania siga atacando a las refinerías que alimentan las venas del oso ruso. La oportunidad está servida



Dicen los que saben de temas militares que la logística define una batalla y sin combustible un ejército no avanza. Pero también, como dijo Napoleón, para lograr la victoria hacen falta tres cosas “dinero, dinero y dinero”. Ese es el dilema que le plantea Zelensky a Putin




Si Putin sigue obcecado en usar su potencia en destruir a Ucrania y no defiende sus recursos, deberá afrontar la falta de combustible para tanques, cosechadoras y automóviles civiles junto a una caída permanente en sus ingresos desde el exterior.



Así de sencilla es la estrategia detrás de la “batalla de las refinerías”. Una vez reelecto, el líder ruso tendrá que afrontar un quinto mandato con una guerra que no se resuelve y en la que su enemigo encontró otro vientre blando donde apuntar sus golpes


Si Putin no afronta la realidad y no defiende el territorio ruso de los drones – y de los rebeldes en Belgorod y Kursk – y sigue viendo solo los mapas ucranianos, corre un riesgo enorme con su estrategia de la guerra a largo plazo. Las cifras no mienten ¡Es la economía, Vladimir!



PS: el costo de cada dron de largo alcance ucraniano está como mucho en los 40.000 dólares. Una refinería como la de Novokuibyshevsk demandó una inversión de unos 1.200 millones solo para ser construida. No hago mas cálculos para no echar más nafta al fuego
 
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Guerra de Ucrania – Día 754
Mar 18, 2024

Cuando se cumplen diez años desde la anexión de Crimea por parte de Rusia se ha venido hablando del empleo que este país hace de las imágenes de los satélites comerciales para localizar objetivos en Ucrania, compensando así alguna de sus carencias. También sobre la llegada de los primeros lotes de munición adquiridos gracias a la iniciativa de la República Checa, que recalarán en el país en junio y de la intención de Bélgica de enviar 300 blindados Iveco Lince a Ucrania. Todo ello mientras Zelenski espera una decisión por parte del Congreso de los Estados Unidos sobre la ayuda militar y Alemania y Polonia han hablado tanto sobre el incremento de la producción de municiones como sobre la reactivación de la «coalición de blindados».



En varios informes hemos hablado acerca de cómo Rusia ha sabido adaptarse progresivamente a las exigencias del campo de batalla, copiando muchos de los avances y herramientas empleados por Ucrania y, en muchos casos, suministrados por sus aliados. Entre estas adaptaciones cabe contar desde el empleo creciente de drones FPV al de otros para reconocimiento y localización de objetivos al uso de municiones guiadas o, incluso, al haber logrado ponerse en situación de combatir el relato ucraniano en las redes después de unos primeros meses de guerra en los que la victoria de Kiev en este aspecto parecía absoluta.

En términos generales, tenemos que prácticamente todos aquellos elementos que jugaban a favor de Ucrania en las primeras fases de la guerra, han sido al menos en parte contrapesados por una Rusia que ha sabido entender la importancia de la sensorización del campo de batalla o el papel de la relación entre coste y efectividad; de ahí la apuesta creciente por los drones suicidas, las bombas planeadoras o incluso el recursos (aunque forzado por las circunstancias, obviamente) a las plataformas y sistemas procedentes de los depósitos soviéticos y que, en la práctica, tienen un valor contable nulo o cercano a nulo (habría que sumar el coste de la devolución al servicio, el transporte y las posibles modernizaciones).

En relación con todo este, en las últimas horas se ha venido hablando también sobre cómo Rusia habría venido utilizando imágenes por satélite comerciales para localizar objetivos dentro de Ucrania que posteriormente serían batidos con drones y misiles. Un proceso que, al parecer, llevaría en marcha meses y que tiene su lógica, pues Rusia tiene carencias en cuanto a capacidades de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR por sus siglas en inglés), en tanto su red de satélites es limitada (al menos en comparación con la estadounidense) y, además, no está en disposición de utilizar plataformas de ala fija para ciertas tareas, por el peligro que suponen las defensas antiaéreas ucranianas.

De esta forma, muy posiblemente a través de terceros países o de ciudadanos o empresas rusas en el extranjero, habría venido adquiriendo paquetes de acceso a las redes de satélites de observación comerciales en su beneficio. Copiaría así lo hecho por una Ucrania que carece absolutamente de satélites, pero que gracias entre otros a los fondos suministrados por sus aliados, ha podido beneficiarse durante toda la guerra de la posibilidad de observar la retaguardia enemiga -e incluso la profundidad rusa- casi en tiempo real.

Está por ver, dicho todo esto, si se toman medidas para evitar que Rusia pueda aprovecharse de herramientas que pertenecen en su mayoría a compañías occidentales y si implementarlas en sencillo. Al fin y al cabo, Ucrania no solo se ha aprovechado del acceso a estos satélites gracias a fondos donados por sus aliados, sino también de la existencia de una amplia comunidad OSINT que, en algunos casos financiando la compra de imágenes de su propio bolsillo, ha suministrado a las Fuerzas Armadas del país datos valiosísimos que han permitido maximizar su eficacia.

Decimos esto porque, de la misma manera, es razonable pensar que los ciudadanos rusos o los partidarios de Rusia hayan pasado a organizarse de forma similar. De ser así, su persecución sería mucho más difícil que la de los elementos dependientes, aunque sea solo tangencialmente, del Estado ruso. Y eso por no hablar de que aliados como China podrían estar ayudando también a Rusia de una forma similar, mediante el acceso a información recogida por sus satélites o el hecho de que lo que vemos sea en parte simplemente consecuencia no tanto de la disponibilidad de un número mayor de imágenes, sino de haber aprendido a aprovechar mejor los medios que siempre han obrado en poder del Ministerio de Defensa ruso.

En otro orden de cosas, ya que nos han preguntado en varias ocasiones a través del correo electrónico o en las redes sociales, nos gustaría hacer una aclaración respecto a un tema del que también hemos hablado en reiteradas ocasiones y que, además, está íntimamente relacionado con la sensorización del campo de batalla: el estancamiento estructural. Las preguntas que nos han hecho llegar giran todas en torno a una misma cuestión, esto es, si el estancamiento es o no irreversible.

Cómo sin duda nuestros lectores sabrán, hemos publicado varios artículos explicando que el campo de batalla actual, dados factores como la citada sensorización, las mejoras en mando, control y comunicaciones y la disponibilidad de un gran número de municiones guiadas y de bajo coste -como por ejemplo las armas contracarro o los drones-, entre otros, avanzar es mucho más difícil que unos años atrás, especialmente en terreno despejado. Las pruebas son abrumadoras y, de hecho, cada vez que uno de los contendientes ha intentado un avance en profundidad –quizá con la salvedad de la ofensiva de Járkov, que se produjo en condiciones muy particulares-, el resultado ha sido igual de dramático.

Pero esto es solo una verdad a medias. En primer lugar, porque como también hemos insistido, lo que vemos en el campo de batalla ucraniano obedece a ciertas particularidades derivadas de las carencias de las dos fuerzas enfrentadas, tanto materiales como doctrinales. En segundo lugar, porque aunque la tecnología que permite la sensorización o la democratización de las armas guiadas, impone una tendencia que sí es general y afecta a todos, en otras circunstancias fuerzas dotadas de los medios adecuados no sufrirían el mismo destino en sus intentos de avance. Israel, en su sangrienta campaña de Gaza, es un ejemplo (parcial) de ello. De hecho, lo que allí se ve es como, al menos en parte, ha digerido las lecciones de la guerra de Líbano de 2006, en la que ya se enfrentó a algunos de los elementos que ahora hemos visto maximizados en Ucrania, como el empleo intensivo de armas contracarro.

En términos más generales, cualquier fuerza con las herramientas adecuadas (capacidades SEAD, C4ISTAR, ataque de precisión sobre la logística enemiga en toda su profundidad, guerra electrónica y cibernética…) podría ser capaz de romper el ciclo de decisión enemigo y su capacidad de abastecer a sus tropas sobre el terreno, convirtiendo su despliegue en un todo inerme. No es una tarea sencilla y es tanto más difícil cuanto más pares sean las fuerzas enfrentadas, pero tampoco es un imposible como tampoco el estancamiento es, al margen de las circunstancias, un final predeterminado. De hecho, podría decirse que ante un escenario como el de 1916, las soluciones pasan por recuperar nuevamente el arte operacional, eso sí, adaptando las premisas de los teóricos clásicos del periodo de entreguerras a las tecnologías actuales. Un esfuerzo en el que muchos están implicados, aunque todavía no haya terminado de dar sus frutos.

Cambiando de tercio un día más para pasar a las novedades sobre el terreno, comenzamos por la última oleada de drones y misiles rusos lanzados sobre Ucrania. Según este último país, habrían sido 5 misiles S-300, 2 misiles Kh-59 y 22 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) los empleados por Rusia, de los que las defensas antiaéreas habrína logrado abatir 17 de los drones antes de su llegada a destino. En cuanto a los vectores restantes, habrían alcanzado puntos como Járkov.

Del lado contrario, Rusia ha denunciado el lanzamiento de distintos drones sobre la región de Bélgorod (donde habrían fallecido cuatro personas), asegurando haber derribado hasta ocho de ellos, así como sobre la más lejana Voronezh. Precisamente en Bélgorod, al igual que en la región de Kursk, continúan con su aventura las organizaciones de voluntarios rusos opositoras al Kremlin, que afirman haber infligido «enormes pérdidas humanas y materiales» en ambas regiones, ofreciendo a través de Telegram su particular recuento de estas.

Más allá de lo anterior, las novedades en cuanto a movimientos son una jornada más muy escasas. Los combates, dejando de lado la actividad de la Legión de la Libertad de Rusia y el resto de organizaciones milicianas, se han reducido básicamente a dos sectores del frente. Por una parte, en la zona más septentrional, tenemos un nuevo intento ruso en la zona de Tabaivka, al sureste de Kupiansk, sin consecuencias.

Por otra, en el sector de Avdiívka, el Ejército ruso continúa intentando romper la línea que va de Berdychi a Semenivka, Orlivka, Tonenke y Pervomaiske atacando desde diferentes direcciones. Sin embargo, tras los últimos avances en Orlivka (ya reseñados ayer) no se han registrado cambios, jugando los ucranianos tanto con el terreno como con los contraataques y el empleo de drones para mantener la situación estable mientras Rusia continúa con su acumulación de fuerzas de cara a futuros y renovados ataques.



Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, cabe comenzar por las celebraciones que se han llevado a cabo dado el décimo aniversario de la anexión ilegal de la península de Crimea por parte de Rusia, en una acción por otra parte llevada a cabo en la Zona Gris que ha pasado a los libros de texto. Dicho esto, y con motivo de dicho aniversario, se ha celebrado un concierto en la Plaza Roja de Moscú, antes del cual un exultante Putin ha ofrecido un discurso en el que ha vuelto a incidir en buena parte de su retórica habitual y que ha servido a la vez para conmemorar la invasión de Crimea y para celebrar su victoria electoral.

Una victoria que sigue siendo cuestionada desde diversas instancias y latitudes, lo que ha provocado un nuevo encontronazo diplomático por ejemplo entre Rusia y un Japón que califica de «absolutamente inaceptables» las elecciones presidenciales rusas en Donbás y Crimea. En cualquier caso, en Rusia parece preocupar poco el asunto, toda vez que su portavoz oficial, Dmitry Peskov, ha calificado las críticas por ejemplo procedentes de los Estados Unidos, como «gimnasia verbal».

Volviendo sobre Putin y su discurso, hay que decir que, además de referirse a los territorios ucranianos ocupados y de hablar del deseo de los ciudadanos de dichas regiones de «regresar con su familia» en referencia a Rusia, anunció el restablecimiento del ferrocarril que va de Rostov a Donetsk, Mariúpol y Berdyansk, hablando del mismo como una ruta alternativa al Puente de Crimea.

Pasando de Rusia a Ucrania, nos encontramos con un Zelenski que se ha reunido, entre otros, con el senador Lindsey Graham, de visita en el país. Durante el encuentro, al que también ha asistido el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, han podido hablar sobre la situación en el Congreso estadounidense y las posibilidades de que se desbloquee el paquete de fondos que permitiría a lo EE. UU. continuar suministrando ayuda militar a Ucrania. Zelenski ha afirmado que espera que se produzca una decisión «rápida».

Hablando de Yermak, se ha reunido también con la ministra de Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, a quien ha agradecido que el país norteamericano se haya involucrado en la creación de una coalición internacional que tendrá como objetivo trabajar en la devolución de los niños ucranianos deportados ilegalmente a Rusia. Por el momento son 33 los estados que han pasado a formar parte de la misma.

El ministro de Exteriores ucraniano, por su parte, ha intervenido en la reunión del Consejo, en la que ha tomado también parte por videoconferencia el secretario de Estado nortemaericano, Blinken. Kuleba quien ha agradecido la provisión de 5.000 millones de euros adicionales para el European Peace Facility. También ha pedido que se aumente y acelere la entrega de ayuda a Ucrania, así como también la producción industrial militar en los Veintisiete

Borrell, por su parte, además de apoyar el empleo de los activos rusos congelados para apoyar a Ucrania, a hablado sobre las nuevas sanciones aprobadas por los Estados miembros contra los responsables de la muerte del opositor ruso Navalny. Sanciones que afectarán en total a una treintena de personas físicas y entidades rusas y que consisten en la congelación de sus activos en los países que las han adoptado y en la prohibición de viajar al territorio de la Unión.

La ayuda internacional es otro de los elementos que hoy ha dejado interesantes noticias. Por una parte, desde Bélgica se han comprometido a enviar tanto tres buques de guerra de minas como hasta 300 blindados Iveco Lince, similares a los que el Ejército de tierra de España ha venido utilizando, por ejemplo, en Afganistán. Todo como parte de un paquete de asistencia militar valorado en 412 millones de euros que es, a su vez, parte de un esfuerzo mayor, de hasta 611 millones, que es la cantidad que Bruselas ha prometido para el presente año en ayuda militar.

No ha sido el único anuncio en este sentido, pues por ejemplo, dentro de Ucrania, el magnate Petró Poroshenko junto a voluntarios de la ONG Sparva Hromad ha entregado a la Fuerza Aérea ucraniana un complejo móvil dotado con seis puestos de trabajo para el planeamiento de las misiones, pero también para el descanso de los pilotos ucranianos, cuya adquisición ha supuesto un desembolso de alrededor de 1,3 millones de grivnas (unos 30.580 euros).

Además de lo anterior, se está a la espera de que, en cuestión de horas, de inicio la 20ª reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania (formato Ramnstein), que tendrá lugar precisamente en esta base aérea que los Estados Unidos poseen en territorio alemán. El discurso de apertura, que se podrá seguir en directo, lo ofrecerá el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin III, ya recuperado tras su convalecencia.

Por último, para terminar con el tema de la ayuda militar a Ucrania y con el informe de hoy, dos noticias. La primera, que el presidente de la República Checa ha afirmado que la munición adquirida bajo su liderazgo será entregada «lo antes posible», aunque es difícil que esto se produzca antes de junio. Por otra, que los ministros de defensa alemán y polaco se han reunido para hablar sobre la forma de aumentar la producción de municiones, así como para tocar otros temas relacionados con la ayuda militar a Ucrania, incluyendo la formación del personal de este país. Más importante si cabe, han anunciado que reactivarán la «coalición de capacidades blindadas para apoyar a Ucrania», ya que es «una de las coaliciones internacionales más importantes que se han formado», en palabras de Wladyslaw Kosiniak-Kamysz.
 

ZIBOR

Forista Legendario
9000 civiles han pedido ser evacuados de la región de Belgorod ante los ataques de la Legión de La Libertad y 1200 niños serán trasladados.
Ataque con un enjambre de drones a la base aérea de bombarderos estratégicos de Engels en Rusia donde se han reportado explosiones.



Interesante el sistema de IA que en caso de perdida de comunicación fija el objetivo.

 

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Forista Senior
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Guerra de Ucrania – Día 755
Mar 19, 2024

Durante la última jornada de guerra en Ucrania han sido noticia tanto la reunión del Grupo de Contacto de Apoyo a Ucrania en Ramstein, Alemania, como los nuevos anuncios de ayuda militar a este país como, también, las últimas declaraciones del candidato a presidente por el partido Republicano de los Estados Unidos, Donald J. Trump. El polémico político ha querido aclarar, templando gaitas con los europeos, que sus declaraciones pasadas acerca de la OTAN solo era «una forma de negociar». Además, también ha hablado sobre Rusia y sobre la guerra, asegurando que con él en el poder, esta nunca hubiese comenzado. Sobre el terreno, mientras tanto, continúa la incursión de los grupos contrarios al Kremlin en las regiones de Bélgorod y Kursk, a los que Putin ha prometido castigar.


Donald J. Trump es un personaje polémico, que despierta odios y pasiones por igual y al que le gusta hacer declaraciones altisonantes buscando eco mediático. De hecho, podría decirse precisamente que hay mucho de personaje en sus acciones, de un papel que interpreta a la perfección y que le sirve, por una parte, para mantener la atención de la prensa y del electorado de forma constante y, por otra, para confundir a propios y extraños al ser difícil de adivinar cuál será su postura final sobre determinado tema. Hasta qué punto esta actitud es algo calculado, una herramienta, o un fin en sí mismo es, en cualquier caso, un tema abierto al debate.

Durante su presidencia, entre 2016 y 2020, esta actitud le provocó no pocos problemas, pero también le dio réditos. Por una parte, mientras unos y otros comentaban sus «desvaríos» y salidas de tono, podía desarrollar una política por lo demás bastante convencional, con cierto margen de libertad y, además, en muchos casos desde una postura de fuerza. Por ejemplo, respecto a la República Popular de China, inició un giro proteccionista y un viraje que ha sido mantenido prácticamente punto por punto por la siguiente administración, de signo político totalmente contrario. Una forma de enfocar las relaciones que utilizaba por igual las amenazas y los aspavientos que las muestras de afecto.

En el caso de la OTAN, uno de los más sonados, amenazó a los aliados europeos, a los que considera unos gorrones (free riders) con la salida de las tropas norteamericanas del Viejo Continente y con no defenderlos frente a un ataque ruso, si estos no se hacían cargo de su parte de las facturas. Hay que tener en cuenta que, por entonces, el diferencial de gasto entre los Estados Unidos y las naciones europeas había alcanzado cifras de máximos, algo que se traducía en una enorme disparidad en cuanto a capacidades no solo entre socios, sino también entre los Estados europeos y Rusia. Todo lo cual, por cierto, está íntimamente ligado con la apertura de la famosa «ventana de vulnerabilidad» que permitió a Moscú lanzar la invasión, pues la disuasión hacía aguas.

Desde entonces, y más ahora que está en lo que no es sino una larguísima campaña electoral, su aproximación a este y otros temas ha cambiado bien poco. Las últimas declaraciones relativas a los aliados europeos de la OTAN han vuelto a levantar ampollas y a provocar reacciones en las capitales del Viejo Continente, hasta el punto de que hace unas horas, algo poco común en él, ha rectificado o, al menos, ha admitido que este tipo de afirmaciones no son sino «una forma de negociar». Al menos, así lo ha reconocido en una entrevista en el Reino Unido con el ultraderechista Nigel Farage. De esta forma, Trump ha asegurado estar comprometido con la OTAN siempre que Europa aporte dinero.

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Lo que no está en absoluto claro es hasta qué punto Trump es consciente de cómo están cambiando algunos escenarios y, sobre todo, mentalidades, así como la forma en que sus palabras contribuyen al desacople entre los Estados Unidos y la Unión Europea y los problemas que esto podría generar. Trump, que se muestra convencido de que con él en el cargo Putin nunca se hubiese atrevido a lanzar la invasión de Ucrania, parece olvidar que precisamente sus palabras pasadas motivaron, junto con el Brexit, el lanzamiento de la Estrategia Global de la UE y la puesta en marcha de iniciativas como la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). También que contribuyó, más que nadie, a convencer a buena parte de la «EU Bubble» de que la única salida para garantizar la seguridad europea, pero también su papel de actor estratégico, pasaba y pasa por dotarse de medios creíbles.

La guerra de Ucrania, que ha demostrado precisamente cuán frágiles eran las costuras de las fuerzas armadas y la industria continentales, ha provocado en este sentido una interesante paradoja. Por una parte, a día de hoy los europeos somos más dependientes que nunca de los Estados Unidos para todo lo que tenga que ver con disuasión. Por otra, parece haber más voluntad que nunca, al menos entre los principales Estados miembros, de cara a dotarse de las herramientas necesarias para asumir la propia defensa. Por supuesto no queremos decir que esto sea o no posible, pues ese es otro debate que necesitaría de varios artículos. Solo constatamos el hecho de que en Bruselas y en las capitales continentales, son cada vez más quienes parecen apostar -e incluso ver con muy buenos ojos- ese desacople entre los Estados Unidos y la Unión Europea.

De hecho, se diría que incluso son muchos los que desean que Trump acceda a la presidencia de aquí a unos meses, pues así estaría asegurado el clima adecuado -el famoso «momento político»- para que las últimas propuestas y herramientas presentadas, como la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS), recientemente hecha pública, sean aprobadas sin demasiadas pegas por parte de los Estados, en tanto todavía deben superar diversos trámites antes de entrar en vigor, lo que podría conllevar numerosos cambios en su redacción. De hecho, técnicamente es incluso posible que el papel presentado por la Comisión y el Alto Representante (tanto von der Leyen como Borrell caben ser situados entre los más favorables a partir piñas con unos Estados Unidos en persecución de la tan ansiada como difícil de definir «Autonomía Estratégica»).

Está por ver, obviamente y en primer lugar, si Trump logra imponerse en las próximas elecciones, en las que algunos sondeos hablan, ahora mismo, de prácticamente un empate técnico con un Biden que ha ido recuperando posiciones. En segundo lugar, de llegar al cargo, si su política en la práctica vuelve a ser mucho más convencional que sus declaraciones y logra evitar el desacople. En tercer lugar, cuál es su postura respecto a Ucrania, pues si bien ha hablado en reiteradas ocasiones sobre cómo forzaría un acuerdo de paz negando el apoyo a Kiev (algo que hace en el Congreso por motivos electorales), pocos de sus aliados europeos parecen favorables a este tipo de salida a la guerra. De hecho, cada vez más en la UE hay una mayoría partidaria de seguir en la guerra asumiendo su coste e incluso el riesgo de escalada, aunque todavía no se cuente con el respaldo estratégico suficiente, como hemos visto estos días a propósito de las declaraciones de Macron.

En cualquier caso, es posible que ni siquiera un segundo mandato de Biden pudiese revertir un fenómeno -el de una UE decidida a ser un actor estratégico- que es cada vez más fuerte y cuenta con más adeptos pero que, al mismo tiempo y en razón de los numerosos factores estructurales que juegan en su contra, podrían llevarse por delante a la propia Unión, al menos tal y como la conocemos ahora mismo. Algo que, por cierto, no pretende ser un mensaje catastrofista, ni mucho menos. Simplemente sucede que estamos en un momento en el que se están redibujando las fronteras europeas, se están terminando de definir algunos alineamientos -ni más ni menos lo que ocurre en Ucrania- y que esto implica la posibilidad de que el bloque resultante no sea exactamente el mismo que en la actualidad.

Como quiera que lo que ocurra a estos niveles vendrá marcado también por cómo se desarrollen las cosas sobre el terreno, toca pasar a relatar lo ocurrido sobre este en las últimas horas. Horas en las cuales no se han registrado nuevos ataques rusos con misiles y drones, aunque sí los bombardeos habituales, que afectan a buena parte de la línea de frente y a las localidades cercanas a este. Así, por ejemplo, una persona ha fallecido en Billopillia, en la región de Sumy, por un bombardeo ruso.

En cuanto a Rusia, se ha producido un apagón en la región de Kursk debido a un ataque con un dron contra una subestación eléctrica. Las autoridades del país hablan de hasta once ingenios abatidos en el aire en las últimas horas. Además, aseguran haber neutralizado también misiles antiaéreos S-200 y Patriot sobre la región de Bélgorod.

Por otra parte, el gobernador de esta región ha anunciado que a partir del 20 de marzo se limitará la entrada a diversas zonas de su territorio –de donde serán evacuados hasta 9.000 niños-, incluyendo localidades como Kozinka, Glotovo o Graivoron, que están bajo el ataque de los voluntarios contrarios al Kremlin, quienes han logrado incrementar la zona que tienen bajo su control en torno precisamente a Kozinka. Respecto a estos, por cierto, Putin ha pedido al Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) que los castigue, tras calificarlos de «basura» y de «traidores».

Más allá de esto, son pocas las novedades, al menos en cuanto a movimientos. Al norte del frente, han vuelto a registrarse ataques rusos en el área de Kupiansk, sin que hayan logrado avances significativos.

En el área de Siverk, nuevas imágenes han permitido clarificar en dónde se sitúa la línea de contacto entre las fuerzas ucranianas y rusas, confirmando que no hay novedades importantes.

En cuanto al área de Avdiívka, al oeste de la ciudad de Donetsk, prosiguen los enfrentamientos, con Rusia intentando romper las defensas ucranianas en la línea Berdychi-Semenivka-Orlivka-Tonenke, por ahora sin resultados a pesar de que ya controlan –o así lo ha reclamado en un comunicado el Ministerio de Defensa ruso– la tercera de estas localidades, a poniente de la cual hay humedales que deberían complicar y encauzar el avance ruso.

Por cierto, que antes de pasar a la parte internacional, cabe decir que Rusia cuenta con un nuevo comandante «en funciones» para su Marina de guerra. Se trata de Alexander Moiseyev, quien ha sido presentado oficialmente en una ceremonia en la base naval de Kronstadt y quien releva así a Nikolai Yevmenov.




Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, son dos los focos principales de atención. En primer lugar, como ya adelantamos ayer, la 20ª reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania (formato Ramstein), que ha tenido lugar en la base alemana. De la misma, han salido diversas noticias de nuevo apoyo a Ucrania. En primer lugar, Alemania ha anunciado que desbloqueará un nuevo tramo de 500 millones de euros en ayuda a este país. Además, el país teutón donará 10.000 disparos adicionales para la artillería ucraniana -sin especificar los calibres exactos-, todos ellos procedentes de los inventarios de sus fuerzas armadas, con lo que es de esperar que lleguen a Ucrania con cierta premura.

Además de esto, Canadá ha anunciado que donará 40 millones de dólares como contribución a la iniciativa por parte de la República Checa de adquirir fuera de la Unión Europea hasta 800.000 disparos de artillería de 155 y 105mm para las Fuerzas Armadas ucranianas.

Lo mismo que Finlandia, que contribuirá al esfuerzo con 30 de los 1.800 millones de euros necesarios para llevarlo a buen puerto. Anuncio que, al igual que en el caso de Canadá, ha sido agradecido por el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov.

Respecto a la iniciativa checa, por cierto, aunque se hablaba de la llegada de la munición para junio, los ucranianos se han mostrado esperanzados en que pueda ser recibida a partir de abril, al menos los primeros lotes. Así lo ha declarado el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien está de visita en Luxemburgo y se ha reunido, entre otros, con Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones, del que hablaremos más tarde.

Desde Ucrania, el presidente Zelenski ha querido agradecer los nuevos paquetes de ayuda de Alemania y Canadá, así como la iniciativa checa mediante un vídeo, en el que ha calificado la reunión de Ramstein, a la que ha acudido el ministro de defensa Rustem Umerov, como de «productiva».

Ha faltado, sin embargo, el apoyo estadounidense, que sigue siendo quien organiza estas reuniones y coordina el grupo y sigue ofreciendo un importante respaldo diplomático actuando a través de su influencia en otros socios, pero que sigue sin poder desbloquear la ayuda a Ucrania. Dicho esto, desde el Pentágono han querido aclarar una vez más que los Estados Unidos no darán marcha atrás en su apoyo a Ucrania.

El segundo punto focal tiene que ver con la próxima reunión del Consejo Europeo (EUCO), que se celebrará los días 21 y 22 de marzo y de cuyas conclusiones ya se ha filtrado el borrador, que se puede ver a continuación. Entre lo más importante, en relación con Ucrania, el punto 12, en relación con el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Hay que tener en cuenta, que hace unas horas, catorce de los veintisiete Estados miembros de la UE firmaron una declaración a favor de que el BEI comience a financiar la inversión en defensa con la ausencia, significativa, de España. Curiosamente, además, en un momento en el que la industria está necesitada de financiación y en el mismo día en el que el presidente del Gobierno se reunía con los principales directivos del sector.

Dicho esto, lo que se pide en el texto que deberán negociar en las próximas horas, es precisamente que el BEI se abra a financiar temas relacionados con la defensa, algo a lo que la institución, al menos hasta ahora, se ha negado.

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En otro orden de cosas, aunque también en relación con la reunión del Consejo, el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha propuesto que se dediquen a financiar las ayuda militar a Ucrania el 90% de los rendimientos que ofrezcan los activos rusos congelados en la UE, mientras que el 10% restante podría devolverse al presupuesto comunitario y utilizarse para desarrollar la defensa ucraniana, aunque no ha aclarado cómo exactamente. Cabe recordar que únicamente los intereses de los activos bloqueados podría suponer hasta 3.000 millones de euros al año. En cualquier caso, esta es una propuesta que será presentada también a los Estados miembros en unas horas para su estudio.

Además de esto, la Unión Europea, a menos de tres meses de las elecciones, ha tomado nuevas medidas contra los productos agrícolas ucranianos. Así, los Veintisiete y el Parlamento Europeo han firmado un acuerdo que endurece las condiciones de acceso de las aves de corral, los huevos, el azúcar, la avena, el maíz y la miel. Al mismo tiempo, además, se espera que la Comisión proponga introducir derechos de aduana sobre los cereales rusos.

Cerramos hoy con el Comité Olímpico Internacional, pues esta institución ha acusado a Rusia de politizar el deporte» al lanzar a partir de septiembre los «Juegos de la Amistad» , una competición que compite con los Juegos Olímpicos, que también incluye una edición de invierno. El COI, que sólo autoriza la participación de atletas rusos en los Juegos Olímpicos de París 2024 bajo bandera neutral y con la condición de que no hayan apoyado la invasión rusa de Ucrania, ha pedido al mundo del deporte y a los gobiernos invitados por Moscú «que rechacen cualquier participación y apoyo” en este evento, en un comunicado.
 
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