Buen y certero resumen.Con vuestro permiso voy a hacer un comentario totalmente off-topic.
El submarino Peral simboliza en lo peor que pudo convertirse España en el siglo XIX situación de la cual, mal que me pese, todavía continúan demasiados posos presentes.
Sin entrar en explicaciones profundas que, si queréis podéis buscar en google y os recomiendo que lo hagáis, a Peral le trataron como suele tratarse en España a aquel que es brillante y además quiere a su país: con desprecio y jugando muy sucio. Empezando por sus propios compañeros de armas.
Evidentemente ni el poder político de entonces ni la cúpula militar vieron las posibilidades tácticas que brindaba el submarino. Con esa ventaja tecnológica en nuestro poder, ahora podríamos visitar los pecios de la escuadra norteamericana del Almirante Sampson en las playas de Santiago de Cuba donde estarían ahora criando corales todos los navíos que no hubieran podido huir.
Pero la historia es muy distinta, como ya sabemos.
Los alemanes, en la II Guerra Mundial estuvieron cerca de inclinar a su favor la batalla del Atlántico gracias a su flota submarina.
Y que duda cabe que los submarinos nucleares de las grandes potencias tienen un peso incalculable a la hora de definir los equilibrios geoestratégicos y las políticas de disuasión, ahora más de actualidad que nunca.
Y, bueno, ahora han tenido que venir los norteamericanos a ayudarnos a rediseñar nuestros nuevos submarinos porque, como bien decís, hacia abajo iban muy bien pero hacia arriba no estaba muy claro que lo lograran con el diseño inicial. En fin, luego nos sorprendemos de que en Cantabria los trenes no entren por los túneles.
Así que, bienvenida sea esa réplica del Submarino Peral, y no olvidemos tampoco al Sr. Monturiol, ni a Juan de la Cierva, otro que pudo darnos el helicóptero, heredero del autogiro que él puso en marcha.
Aprendamos del pasado y ¡caramba! aprovechemos las oportunidades que se nos brindan.
Con vuestro permiso voy a hacer un comentario totalmente off-topic.
El submarino Peral simboliza en lo peor que pudo convertirse España en el siglo XIX situación de la cual, mal que me pese, todavía continúan demasiados posos presentes.
Sin entrar en explicaciones profundas que, si queréis podéis buscar en google y os recomiendo que lo hagáis, a Peral le trataron como suele tratarse en España a aquel que es brillante y además quiere a su país: con desprecio y jugando muy sucio. Empezando por sus propios compañeros de armas.
Evidentemente ni el poder político de entonces ni la cúpula militar vieron las posibilidades tácticas que brindaba el submarino. Con esa ventaja tecnológica en nuestro poder, ahora podríamos visitar los pecios de la escuadra norteamericana del Almirante Sampson en las playas de Santiago de Cuba donde estarían ahora criando corales todos los navíos que no hubieran podido huir.
Pero la historia es muy distinta, como ya sabemos.
Los alemanes, en la II Guerra Mundial estuvieron cerca de inclinar a su favor la batalla del Atlántico gracias a su flota submarina.
Y que duda cabe que los submarinos nucleares de las grandes potencias tienen un peso incalculable a la hora de definir los equilibrios geoestratégicos y las políticas de disuasión, ahora más de actualidad que nunca.
Y, bueno, ahora han tenido que venir los norteamericanos a ayudarnos a rediseñar nuestros nuevos submarinos porque, como bien decís, hacia abajo iban muy bien pero hacia arriba no estaba muy claro que lo lograran con el diseño inicial. En fin, luego nos sorprendemos de que en Cantabria los trenes no entren por los túneles.
Así que, bienvenida sea esa réplica del Submarino Peral, y no olvidemos tampoco al Sr. Monturiol, ni a Juan de la Cierva, otro que pudo darnos el helicóptero, heredero del autogiro que él puso en marcha.
Aprendamos del pasado y ¡caramba! aprovechemos las oportunidades que se nos brindan.
Juan de la cierva era murciano también si no me equivoco…aunque el mismo no creía mucho en el proyecto del helicóptero…las aspas del autogiro lo impulsaban …servían para su avance …allá por 1907…Con vuestro permiso voy a hacer un comentario totalmente off-topic.
El submarino Peral simboliza en lo peor que pudo convertirse España en el siglo XIX situación de la cual, mal que me pese, todavía continúan demasiados posos presentes.
Sin entrar en explicaciones profundas que, si queréis podéis buscar en google y os recomiendo que lo hagáis, a Peral le trataron como suele tratarse en España a aquel que es brillante y además quiere a su país: con desprecio y jugando muy sucio. Empezando por sus propios compañeros de armas.
Evidentemente ni el poder político de entonces ni la cúpula militar vieron las posibilidades tácticas que brindaba el submarino. Con esa ventaja tecnológica en nuestro poder, ahora podríamos visitar los pecios de la escuadra norteamericana del Almirante Sampson en las playas de Santiago de Cuba donde estarían ahora criando corales todos los navíos que no hubieran podido huir.
Pero la historia es muy distinta, como ya sabemos.
Los alemanes, en la II Guerra Mundial estuvieron cerca de inclinar a su favor la batalla del Atlántico gracias a su flota submarina.
Y que duda cabe que los submarinos nucleares de las grandes potencias tienen un peso incalculable a la hora de definir los equilibrios geoestratégicos y las políticas de disuasión, ahora más de actualidad que nunca.
Y, bueno, ahora han tenido que venir los norteamericanos a ayudarnos a rediseñar nuestros nuevos submarinos porque, como bien decís, hacia abajo iban muy bien pero hacia arriba no estaba muy claro que lo lograran con el diseño inicial. En fin, luego nos sorprendemos de que en Cantabria los trenes no entren por los túneles.
Así que, bienvenida sea esa réplica del Submarino Peral, y no olvidemos tampoco al Sr. Monturiol, ni a Juan de la Cierva, otro que pudo darnos el helicóptero, heredero del autogiro que él puso en marcha.
Aprendamos del pasado y ¡caramba! aprovechemos las oportunidades que se nos brindan.