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Volkswagen Polo Sprint, el 'culo gordo' alemán con motor trasero que cayó en el olvido
20 julio, 2024
A pesar del tiempo transcurrido, el Grupo B permanece en el recuerdo de muchos aficionados al motor, concretamente, de los rallyes. A principios de los 80, esta competición experimentó una notable evolución tecnológico que desembocó en coches espectaculares, extremos y muy rápidos, hasta que llegó la tragedia y la FIA acabó con ellos en 1986. Muchos coches pasaron a la historia, como el Renault 5 Turbo (esta es su historia), el Lancia Delta S4 o el Audi Sport Quattro S1 (prueba). Otros cayeron en el olvido, como el Volkswagen Polo Sprint.
Si al R5 Turbo se le llamó en España el ‘culo gordo’, este Polo Sprint fue su homólogo alemán. En aquella época, el Campeonato del Mundo de Rallyes era un gran escaparate en el que muchas marcas querían estar. Eran los tiempos del motor central-trasero y Volkswagen intentó tener su parte de protagonismo con un prototipo que, desgraciadamente, nunca pasó de eso. Sólo se construyó una unidad que hoy se conserva en el museo de la marca en Wolfsburgo.
Volkswagen Polo Sprint, el coche de rally que no pasó de prototipo
A finales de 1983, Volkswagen aprovechó la conferencia de su balance anual para presentar el Polo Sprint, un prototipo con motor trasero que abría una puerta a entrar en los rallyes. No en vano, era un coche que guardaba similitudes con otros que ya competían, como el Renault 5 Turbo y el Peugeot 305 T16. En el comunicado de prensa original que puedes ver arriba, la marca alemana dejó claro que no tenía intención de llevarlo a la venta masiva, lo cual era lógico, ya que la FIA sólo exigía a los fabricantes producir 400 unidades para conseguir la homologación.
Sin embargo, Volkswagen nunca estuvo realmente interesada en hacer un coche de rally. En realidad, se trató de un ejercicio por parte de la marca para experimentar con los límites del chasis y algunos problemas de tracción derivados del reparto de pesos. A esto hay que añadir que el Audi Quattro fue la apuesta de Ferdinand Piëch para el Mundial de Rally.
Un coche experimental
El Volkswagen Polo Sprint fue un prototipo que sirvió a los ingenieros alemanes para solucionar los problemas de tracción que se producen en los coches con mucho par, peso ligero y tracción delantera. Para remediarlo, probaron una configuración con motor colocado en posición trasero, ya conocido en la marca con el Beetle. Además, realizaron algunas mejoras para conseguir una aceleración más fuerte.
Instalaron un motor de cuatro cilindros bóxer de 1.9 litros, procedente de la furgoneta Caravelle, pero mejorado con inyección electrónica y un compresor G-Lader G40, el sistema de sobrealimentación que Volkswagen utilizó en varios deportivos entre finales de los 80 y principios d ellos 90, que comprimía el aire a través a través de una espiral concéntrica accionada por el cigüeñal.
De esta forma, aumentaba la potencia hasta los 155 CV a 5.750 rpm, un 300% más que las versiones de calle del Polo. El compresor G-Lader G40 proporcionaba un importante incremento de potencia, pero, al mismo tiempo, la respuesta era progresiva y suave desde bajas vueltas. No obstante, los caballos adicionales eran tantos que Volkswagen aumentó también la rigidez estructural, con barras estabilizadoras.
Eso, unido a un reparto de pesos muy bien trabajado para que fuera equilibrado, hizo que el Polo sprint tuviese un aplomo extraordinario. Con todo, era capaz de alcanzar los 207 km/h. Por desgracia, jamás llegó a producción el 'culo gordo' alemán, no ya para calle, sino tampoco para los rallyes.
20 julio, 2024
A pesar del tiempo transcurrido, el Grupo B permanece en el recuerdo de muchos aficionados al motor, concretamente, de los rallyes. A principios de los 80, esta competición experimentó una notable evolución tecnológico que desembocó en coches espectaculares, extremos y muy rápidos, hasta que llegó la tragedia y la FIA acabó con ellos en 1986. Muchos coches pasaron a la historia, como el Renault 5 Turbo (esta es su historia), el Lancia Delta S4 o el Audi Sport Quattro S1 (prueba). Otros cayeron en el olvido, como el Volkswagen Polo Sprint.
Si al R5 Turbo se le llamó en España el ‘culo gordo’, este Polo Sprint fue su homólogo alemán. En aquella época, el Campeonato del Mundo de Rallyes era un gran escaparate en el que muchas marcas querían estar. Eran los tiempos del motor central-trasero y Volkswagen intentó tener su parte de protagonismo con un prototipo que, desgraciadamente, nunca pasó de eso. Sólo se construyó una unidad que hoy se conserva en el museo de la marca en Wolfsburgo.
Volkswagen Polo Sprint, el coche de rally que no pasó de prototipo
A finales de 1983, Volkswagen aprovechó la conferencia de su balance anual para presentar el Polo Sprint, un prototipo con motor trasero que abría una puerta a entrar en los rallyes. No en vano, era un coche que guardaba similitudes con otros que ya competían, como el Renault 5 Turbo y el Peugeot 305 T16. En el comunicado de prensa original que puedes ver arriba, la marca alemana dejó claro que no tenía intención de llevarlo a la venta masiva, lo cual era lógico, ya que la FIA sólo exigía a los fabricantes producir 400 unidades para conseguir la homologación.
Sin embargo, Volkswagen nunca estuvo realmente interesada en hacer un coche de rally. En realidad, se trató de un ejercicio por parte de la marca para experimentar con los límites del chasis y algunos problemas de tracción derivados del reparto de pesos. A esto hay que añadir que el Audi Quattro fue la apuesta de Ferdinand Piëch para el Mundial de Rally.
Un coche experimental
El Volkswagen Polo Sprint fue un prototipo que sirvió a los ingenieros alemanes para solucionar los problemas de tracción que se producen en los coches con mucho par, peso ligero y tracción delantera. Para remediarlo, probaron una configuración con motor colocado en posición trasero, ya conocido en la marca con el Beetle. Además, realizaron algunas mejoras para conseguir una aceleración más fuerte.
Instalaron un motor de cuatro cilindros bóxer de 1.9 litros, procedente de la furgoneta Caravelle, pero mejorado con inyección electrónica y un compresor G-Lader G40, el sistema de sobrealimentación que Volkswagen utilizó en varios deportivos entre finales de los 80 y principios d ellos 90, que comprimía el aire a través a través de una espiral concéntrica accionada por el cigüeñal.
De esta forma, aumentaba la potencia hasta los 155 CV a 5.750 rpm, un 300% más que las versiones de calle del Polo. El compresor G-Lader G40 proporcionaba un importante incremento de potencia, pero, al mismo tiempo, la respuesta era progresiva y suave desde bajas vueltas. No obstante, los caballos adicionales eran tantos que Volkswagen aumentó también la rigidez estructural, con barras estabilizadoras.
Eso, unido a un reparto de pesos muy bien trabajado para que fuera equilibrado, hizo que el Polo sprint tuviese un aplomo extraordinario. Con todo, era capaz de alcanzar los 207 km/h. Por desgracia, jamás llegó a producción el 'culo gordo' alemán, no ya para calle, sino tampoco para los rallyes.
