Sobre los recortes de fomento y sus consecuencias, ¿Solución? Mas radares

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El otro día os traje la situación que se vive en un tramo de carretera de unos 30 Km que tras la paralización de las obras de la autovía por los recortes de fomento los accidentes están ahora a la orden del día.

Sigue el tema, y la solución pues la de siempre, en vez de finalizar las obras pues mas radares.


CANTABRIA


Tráfico extrema los controles: 16 radares en 28 kilómetros



13.02.11 - 00:52 -


La Dirección General de Tráfico ha decidido extremar la vigilancia de la N-634, entre Solares y Torrelavega, para acabar con la alta concentración de accidentes que se registra en este tramo, que en 2010 aportó la cuarta parte de las víctimas de accidentes en toda la región (cinco de 19, sin contar los ocurridos en travesías, porque sólo se contabilizan los de carreteras interurbanas). Durante este mes de febrero se establecerán 16 puntos de control de velocidad en los 28 kilómetros del trazado y habrá una vigilancia permanente de los agentes de siete de la mañana a nueve de la noche. Además, en los próximos días Fomento pintará líneas rugosas en las cunetas y en el centro de la calzada. Con los datos que se obtengan de los controles establecidos este mes, «analizaremos los resultados y comprobaremos sus efectos», dijo el jefe Provincial de Tráfico, Serafín Sánchez.


CANTABRIA


N-634: El tramo negro

13.02.11 - 00:54 - Mariña Álvarez | Penagos

Núcleos como Pámanes, Penagos y Pomaluengo acumulan un triste historial de atropellos: «No hay nadie en la comarca que no le haya tocado de cerca un caso»



Con una docena de muertos en tres años, la de Solares-Torrelavega es la carretera más peligrosa de la región, en la que «no hay cien metros libres de accidentes en los 28 kilómetros», según el alcalde de Penagos

Viernes, mediodía. Coche, coche, coche, camión. Por las noches la serie cambia a camión, camión, coche, camión. Densidad: 12.000 vehículos diarios, la cuarta parte pesados. Concentración de accidentes: la más alta de Cantabria en menos de 30 kilómetros.


Pueblo, vía rápida, pueblo. Sin pasos de cebra, ni rotondas ni semáforos. Es la Nacional 634 entre Solares y Torrelavega, el 'punto negro', el que iba a ser autovía y no fue, en el que murieron 12 personas desde el año 2008, en el que dicen que no hay cien metros en el que no haya habido un accidente.


El 1 de febrero se cobró la última víctima, otra vez en el fatídico kilómetro 226, en Zurita de Piélagos. Pero la muerte de aquella conductora de Camijanes no ha caído en saco roto porque la estadística se descalabró. Solares-Torrelavega es ahora el objetivo de control, vigilancia y actuación de la Jefatura Provincial de Tráfico. Mucho cartel fluorescente, controles de velocidad, más presencia de Guardia Civil y dedos cruzados.


Vecinos acostumbrados
Este trozo de la N-634 atraviesa una comarca en la que no hay habitante que no conozca una familia truncada o la siniestralidad no le haya tocado de cerca. Se saben cada curva y cambio de rasante, controlan los cruces donde se han estampado camiones y los núcleos proclives al atropello. «Si hasta los hay que esperan dos o tres días para sacar la basura porque ir al contenedor supone atravesar la Nacional». Lo cuenta uno de ellos, el alcalde de Penagos, José Carlos Lavín, que nació en el municipio hace 42 años, que recorre a diario esta carretera y que no se cansa de pedir que se retomen las obras de la A-8. La comarca sufrió el bajón económico por la paralización de la autovía el verano pasado, pero sus consecuencias van mucho más allá: «necesitamos seguridad».


La 'excursión' arranca en la salida de la A-8 a Solares. El kilómetro 200 de la N-634 es el principio de la pesadilla. Estamos e n Sobremazas (Medio Cudeyo). Un enorme cartel avisa de lo que hay por delante: 'Elevada intensidad de vehículos pesados. Mantenga la distancia de seguridad'. Al volante de su Golf, Lavín señala a un lado y a otro el sueño roto de la autovía, restos de desmontes, tierra removida aplastada por la lluvia y el tiempo, amagos de tramos que acompañan el viaje en paralelo.


Kilómetro 203. Entramos en Pámanes (Liérganes), un núcleo con un triste historial de atropellos. «Hace año y pico murió una vecina», narra. El semáforo de precausión y la señalización luminosa que limita la velocidad a 50 no funcionan. Primera curva peligrosa. «Cada pocos meses chocan dos camiones aquí, y se estampan contra ese muro», señala Lavín hacia el bar El Rojo, al lado del puente del río Pámanes. Casas a un lado, contenedores de basura al otro. «Si es que podía ponerse una cruz en cada lugar. Recuerdo que hace 25 años murieron tres personas aquí...».


Llegada al barrio de Casas del Monte (Liérganes), extraño núcleo de población que carece del más mínimo medio para que un peatón pueda cruzar. «Sólo esperar a que no pasen coches». Después, El Condado, más de lo mismo. Coche, coche, coche, camión.


La curva de Penagos
Kilómetro 207. Llegada a Penagos. La primera curva recuerda otras tragedias: «Un motorista chocó contra esa casa. Murió. Aquí hubo varios accidentes, atropellos, choques de camiones...», relata.


A la derecha, un cruce hacia Cabárceno y Los Llanos. Pasan peatones. No hay señalización ni semáforos. Suerte de farolas, «las colocó el Ayuntamiento, desde entonces hay menos accidentes por las noches».
En La Helguera se concentran los servicios de Penagos. Ahí está el Consistorio, la farmacia, el centro de salud... Por las mañanas, los peatones cruzan a uno y otro lado constantemente, en pleno cambio de rasante. Los conductores que vienen de a saber dónde se encuentran con un núcleo urbano sin señalizar, con paradas del autobús escolar y gente en los arcenes.


Continúa una recta diáfana, pero peligrosa en días de niebla. Enseguida aparece el kilómetro 210, punto complicado donde confluye un tercer carril para que se desvíen los que van a Sarón. Otra vez tres en uno: cambio de rasante, curva y semáforos de precaución que no funcionan.


Al fin, un tramo de vía rápida. Kilómetro 211. Pocas casas, carriles parapetados entre quitamiedos. «Pero hay muchísimos accidentes también», dice, y señala un punto que encierra la historia más triste: «Allá murió una hija y un padre, en el mismo sitio pero en años distintos». Lavín dice que es una zona en la que se han registrado «accidentes en las mismas familias».


El drama de La Penilla
Las bandas de quitamientos presentan, de vez en cuando, trozos nuevos. Parece que se han reparado los deterioros causados por impactos. «Y no cumplen las recomendaciones de los motoristas», añade.


Entramos en uno de los puntos más oscuros del negro tramo de la N-634: La Penilla de Cayón. El pasado 16 de septiembre murió una mujer de 64 años que iba con su hija -ésta sobrevivió-. El 29 de octubre pasaban por el mismo lugar una madre de 31 años con su hijo de ocho. Murieron los dos. Hay atados al quitamiedos dos pequeños ramos de flores. Aquí y allá, marcas de frenadas de camiones. La causa de los accidentes de La Penilla se escapa a la razón. La visibilidad es buena, el asfalto es rugoso, las curvas son abiertas... «pero se hacen adelantamientos indebidos», razona Lavín. El cuentakilómetros de su Golf marca entre 80 y 90 km/h, y todos los coches que vienen detrás nos adelantan.


Kilómetro 216. A la derecha, núcleo de La Cueva (Castañeda), favorecido por la construcción de esta vía rápida, que retiró el tráfico de la Nacional de sus calles, donde todos los vecinos recuerdan su triste historial de atropellos mortales.


Fin de la vía rápida y entrada a otra travesía, similar a la de Pámanes y Penagos, igual de peligrosa. Pomaluengo (Castañeda) aparece con sus casas a pie de carretera, peatones, ciclistas y cruces. Hay arcén a la derecha, a la izquierda no. Cuando pasa un camión, el peatón debe apartarse.


Kilómetro 219. Otra vez vía rápida, justo tras el desvío a Puente Viesgo y Vargas. De pronto, la línea discontínua permite adelantar y todos rebasan a los camiones.
Kilómetro 223, concurrida entrada desde Renedo, con un trozo de tercer carril que permite adelantar con cierta seguridad.


El fatídico 226
Llegada a Zurita de Piélagos, al fatídico 226, donde en ocho meses murieron tres personas. Adelantamientos imprudentes y despistes, las causas más probables. «Es que vienes de travesías y aprovechas para adelantar en estas vías rápidas, es lo que pasa», cuenta Lavín. En el kilómetro 227 todo acaba. El término municipal de Torrelavega descubre otra realidad, un bucle ancho, con sus cuatro carriles devuelve al conductor a la autovía. Pero Lavín regresa a su cruel realidad. Vuelta a Penagos por la N-634. Como cada día, como hacen todos los que viven en los pueblos atravesados por el punto negro, para ir al médico, coger el autobús del colegio o hacer la compra de cada día. No hay conductor de la comarca sin multa, ni nadie que desconozca cómo duele un accidente. Coche, coche, coche, camión...
 
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