SEAT 124 2000 (FL-90), el sentido comercial de las sensaciones al volante Durante los años setenta SEAT Competición fue hegemónica en los rallyes españoles gracias a la eficacia de sus 124 y 1430; reflejo de ello en los concesionarios fue el 124 2000 (FL-90). por Miguel Sánchez Para hablar de la fabricación en serie del SEAT 124 2000 hay que remontarse a la competición. Y es que, en 1971, el panorama de carreras en España contempló la creación de la categoría Fabricación Nacional. Pensada para igualar las condiciones de pilotaje vistas en los rallyes, ésta fue rápidamente dominada por unidades SEAT gracias al brío italiano de los motores incorporados en los 124 y 1430. Es más, en mayo del año siguiente la casa barcelonesa vivió el estreno de su equipo oficial bajo el ahora icónico nombre de SEAT Competición. En pugna con la escuadra oficial de FASA así como con aquellas equipadas por SIMCA, la nueva apuesta deportiva de SEAT vivió un auge espectacular gracias a la acción combinada de pilotos como Salvador Cañellas o Antonio Zanini junto a José Juan Pérez de Vargas desde la dirección deportiva e ingenieros como el barcelonés Coll afinando las máquinas. En definitiva, un equipo excelente a la hora de hacer magnífico lo cotidiano, logrando hacerse durante el mismo año de su estreno con el Rallye RACE. Todo un logro pues, al fin, un piloto nacional se hacía con una prueba del Campeonato Europeo usando un vehículo de fabricación española. Posiblemente, el punto de partida definitivo para la hegemonía interpretada por SEAT Competición en el panorama peninsular durante la década de los setenta. SEAT Competición en el Montecarlo, donde logró importantes éxitos frente a modelos mucho más preparados Así las cosas, la marca no sólo logró un más que notorio palmarés deportivo sino también una ansiada imagen prestacional más allá de su gama utilitaria. De hecho, el 1430 ya había aparecido en 1969 a fin de conquistar el segmento más brioso de la producción nacional. Y es que, a pesar de su sobria y cartesiana carrocería con tres cuerpos, bajo su capó escondía un motor con 1.438 cc capaz de entregar 70 CV a 5.400 rpm. Más que suficiente para, junto a su bajo peso y propulsión trasera, hacer las delicias de los conductores locales con aspiraciones entregadas a la velocidad. Llegados a este punto, mientras FASA lanzaba el R12 con un toque más cómodo y habitable, el 1430 seguía siendo una opción perfecta para quienes buscasen deportividad e, incluso, una eventual preparación para entrar a carreras. SEAT 124 2º SERIE, DESAPARECE EL 1430 En 1975 SEAT al fin lanzó una renovación completa en la gama del 124. Renovación en la que, queriendo dar más coherencia a la oferta comercial, se decidió unificar las versiones más prestacionales junto al resto de los 124. Operación por la cual desaparecieron los 1430 aunque no por ello, más bien todo lo contrario, se viera mermada la evolución deportiva del modelo. Además, la producción de los 124 fue trasladada desde la Zona Franca hasta las instalaciones de la antigua Authi en Navarra. En cierta medida, una forma de indicar cómo este modelo iba cayendo en desgracia por el sino de los tiempos. Algo confirmado por el lanzamiento, durante aquel mismo 1975, del SEAT 131. Fin en Italia de los antiguos 124 aunque aquí, curiosa y afortunadamente, convivieran durante unos cinco años debido al menor poder adquisitivo de éste nuestro mercado. Una paradoja, una situación, en la que la gama del 124 apostó por un incremento realmente sorprendente en las prestaciones. Y es que, veamos. Por un lado, las versiones más escuetas del ya señero tres volúmenes cubrían los segmentos comerciales en los que se buscaba un automóvil familiar pero sencillo y, por tanto, barato en la factura. SEAT 124 2º SERIE, DESAPARECE EL 1430 En 1975 SEAT al fin lanzó una renovación completa en la gama del 124. Renovación en la que, queriendo dar más coherencia a la oferta comercial, se decidió unificar las versiones más prestacionales junto al resto de los 124. Operación por la cual desaparecieron los 1430 aunque no por ello, más bien todo lo contrario, se viera mermada la evolución deportiva del modelo. Además, la producción de los 124 fue trasladada desde la Zona Franca hasta las instalaciones de la antigua Authi en Navarra. En cierta medida, una forma de indicar cómo este modelo iba cayendo en desgracia por el sino de los tiempos. Algo confirmado por el lanzamiento, durante aquel mismo 1975, del SEAT 131. Fin en Italia de los antiguos 124 aunque aquí, curiosa y afortunadamente, convivieran durante unos cinco años debido al menor poder adquisitivo de éste nuestro mercado. Una paradoja, una situación, en la que la gama del 124 apostó por un incremento realmente sorprendente en las prestaciones. Y es que, veamos. Por un lado, las versiones más escuetas del ya señero tres volúmenes cubrían los segmentos comerciales en los que se buscaba un automóvil familiar pero sencillo y, por tanto, barato en la factura. La gama de 1975 al completo Punto éste en el cual se forjó la leyenda de los 124 1800 (FL-80) y 124 2000 (FL-90). Superados en habitabilidad, equipamiento y confort de marcha tanto por modelos de FASA como de la propia SEAT aunque, al mismo tiempo, capaces de mostrar la cara más enérgica de la producción nacional gracias a potenciar la fórmula ya experimentada con el antiguo 1430. SEAT 124 2000 (FL-90), UN DEPORTIVO POR DERECHO PROPIO A mediados de los años setenta SEAT decidió descontinuar tanto al FU-10 como al 124 Sport. Una situación comprometida para su orientación comercial hacia el sector más deportivo pues, no en vano, privaba al mercado nacional de su motor con 1.756 cc y doble árbol de levas con alta compresión con casi 120 CV. Sin embargo, gracias a la actividad de SEAT Competición -la siempre recurrente importancia de las carreras- aquella mecánica no sólo no cayó en desgracia sino que siguió su desarrollo. Es más, gracias a ello en 1977 se recuperó para los concesionarios montándola en el nuevo 124 1800 (FL-80). Equipado con una nueva caja de cambios con cinco velocidades y relaciones muy cerradas, éste se ideó para la homologación en el Grupo 1. En fin, todo un deportivo para el contexto local del momento. El FL-90 supuso la máxima evolución del 124 si no tenemos en cuenta aventuras externas a fábrica como la de DDAuto Asimismo, en 1978 llegó una mejora evidente en la forma del 124 2000 (FL-90). Esta vez más pensado como una verdadera apuesta comercial que como una necesidad de homologación, en él se adoptó la dirección de cremallera del 131 así como nuevos ajustes y componentes en las suspensiones. De hecho, las pruebas del momento indicaban cómo la zaga se hundía al tiempo que se elevaba el eje delantero al igual que en las unidades de competición. Respecto al motor, la cilindrada ascendía hasta los 1.920 cc con una culata de aluminio y un cigüeñal de cinco apoyos para rendir 114 CV con una compresión de 9,3:1. Todo ello alimentado por un carburador vertical de doble cuerpo para mover tan sólo 970 kilos en total. Es decir, un automóvil ya superado en estilo, equipamiento y habitabilidad. Sin duda, Pero, al mismo tiempo, capaz de entregar unas excitantes sensaciones al volante. Por cierto, todo ello por menos precio del marcado por un 131 1600. Y es que, aquel canto de cisne que fuera el 124 200 (FL-90) priorizó ante todo la pureza de la conducción y la entrega de potencia con unas aceleraciones de órdago. Motivos más que sobrados para que, al poco tiempo, ya se hubiera convertido en una verdadera leyenda entre los aficionados a SEAT y su lado más deportivo.
Fue el canto del cisne de la saga SEAT 124 y estuvo alrededor de tres años en producción (1978-1980). Cuando se lanzó ya estaba desfasado, pero me hubiera gustado probarlo porque debía resultar muy estimulante. Por cierto el coche de 1979 de las fotos que tiene SEAT HISTORICOS, es el del padre de Dani Cuadrado:
Yo tuve uno, lo que pude disfrutar con aquella máquina. Hoy en día sigue vivo en manos de un club de clásicos.
Los FL82 y los FL90… les pasa lo que a los Simca 1000 Rallye, hay más hoy día que los que fueron fabricados
Yo lo tuve en cuenta , para sustituir al 127, pero en 1979 el Supermirafiori que era ya una berlina media, me convenció más. En el segmento de los compactos, su sucesor el SEAT Ritmo, lanzado en 1980, era modernísimo, pero desde luego yo me quedo con el 124 a igualdad de motor.
Las diferencias venían dadas porque originalmente el 124 se diseñó a mediados de los 60 y el 131 a mediados de los 70. Y el primero era un compacto (C) y el segundo una berlina media (D). Los 131 contaban con una de las primeras carrocerías deformables con triple anillo de seguridad, dirección de cremallera con la columna de dirección colapsable, que podia ser asistida y regulable, el depósito de combustible tras el respaldo trasero, frenos con circuito independiente por cada tren, compensador de frenada en función de la carga y asistencia. Los esquemas de suspensión también mejoraron mucho. Las mecánicas no se tocaron porque los motores biarbol seguían estando muy por encima de los que ofrecía la competencia a igualdad de cilindrada.
Pues eso, que aparte de la dirección de cremallera la base mecánica era similar aunque con seguridad pasiva mejorada.