Recordando al excéntrico Maserati Boomerang en sus bodas de oro ¿Quién no ha soñado nunca con tener un coche un extremo, casi irracional, y definitivamente bello, capaz de mantenerse en la memoria de cada apasionado del motor? Si en tu infancia los coches ya eran gran parte de tu vida, seguro que alguna vez lo has imaginado. Y eso es gracias a diseños tan extravagantes como el del Maserati Boomerang. El Boomerang fue un prototipo presentado por primera vez en el Salón del Automóvil de Turín de 1971. En ese momento, era más una carcasa vacía que un coche, pero Maserati lo convirtió en un vehículo completamente funcional para el Salón del Automóvil de Ginebra de 1972. Fue diseñado por Giorgetto Giugiaro, quien no necesita presentación, y trabajó en otros modelos de la casa italiana, como el Ghibli (1966), el Bora (1971) o el Merak (1972). No hay duda alguna de que sabe cómo hacer diseños que perduren en el imaginario colectivo. Sin embargo, quién sabe si la forma de cuña tan típica de los deportivos de los 70 y 80 hubiera despegado alguna vez si Giugiaro no hubiera creado un competidor directo para los prototipos de Lamborghini, Alfa Romeo y Lancia presentados poco antes, con el Marzal (1967), el Carabo (1968) y el Stratos Zero (1970), respectivamente, todos ellos salidos de las manos de Marcelo Gandini bajo la tutela de Bertone. Cuando se le preguntó acerca de su diseño de Boomerang, Giugiaro dijo que fue “dibujado casi por completo con una regla”. Ghibli Bora Merak Lamborghini Marzal Alfa Romeo Carabo Lancia Stratos Zero La originalidad del Maserati Boomerang, desde el punto de vista estético, quedó reflejada en su forma de cuña, y sus líneas claras y atrevidas, que transmitían una imagen de “potencia y velocidad”. El modelo fue diseñado a través de una línea horizontal que dividía el coche en dos volúmenes, con el parabrisas inclinado y el techo panorámico. Las ventanillas de las dos piezas eran muy originales y venían intercaladas con una tira de metal. Los faros cuadrados retráctiles destacaban en la parte delantera, junto con las luces horizontales de la zaga. Eso fue un giro de 180 grados desde el punto de cista del diseño automotriz hasta la fecha. El motor suministrado para el prototipo se tomó prestado del Masarati Bora, un V8 de 4.7 litros que se montaba justo tras los asientos. Con una pareja de válvulas por cilindro y una relación de compresión 8,5: 1, el motor era lo suficientemente bueno como para entregar algo más de 300 CV (y una línea roja situada a 6.000 rpm). Asociado con una transmisión manual de cinco relaciones, el Boomerang tenía una velocidad máxima estimada de 300 km/h. Sin embargo, a pesar de que el diseño era rompedor y el motor cumplía con las expectativas de la época, uno de sus rasgos más llamativos lo encontramos a bordo. Dado que la idea era crear el que podría ser el deportivo del futuro, Maserati aunó toda la instrumentación y diales del salpicadero en un volante sin radios. Todo estaba a mano del piloto sin tener que aparta la vista apenas de la carretera. Sin duda, unos de los cuadros de instrumentos y volantes más extraños en un vehículo donde todos ellos son completamente funcionales. Sabemos a dónde fue el diseño automotriz a partir de aquí, lo cual se puede ver en deportivos como el Lotus Esprit y el Lamborghini Countach. Solo hubo –y hay– un Maserati Boomerang, y es completamente funcional. De hecho, de vez en cuando se deja ver por las calles, e incluso ha servido para campañas publicitarias de moda. Y es que eso es lo que ocurre con los coches bonitos: siempre llamarán tu atención, tanto si te gustan las máquinas asentadas sobre cuatro ruedas como si no. Es indudable que Maserati nunca ha hecho coches feos. Fuente: Maserati
De entre todas las historias sobre deportivos únicos que han pasado por España, la de este prototipo es quizá la más sorprendente. ¿Qué pensaría la gente al ver rodar por la calle este coche? El alemán Berthold Ollmann lo relató así en la revista Viale Ciro Menotti, para entusiastas de Maserati: “Cuando hace muchos años viajé un mes de febrero a Benidorm no podía imaginar que esa estancia en España cambiaría completamente mi vida. El trabajo se acabó rápido y esperaba pasar una semana allí, pero en realidad comenzaron los días más excitantes de mi existencia. De camino a visitar a unos amigos en una villa cercana, vi de pronto una sombra (nunca olvidaré ese momento) adelantándome que, en un primer vistazo, parecía un platillo volante. Cuando me superó no podía creer lo que estaba viendo. Era exactamente el coche del que, durante años, había tenido una maqueta en mi mesa. Aunque no tenía opción de alcanzarlo en mi pequeño coche de alquiler comencé a perseguirlo lo más rápido que pude, y pocos minutos después vi el Maserati Boomerang aparcado frente a un supermercado. Hablé con el conductor, que resultó ser un hombre joven, y me dijo que el dueño del Boomerang pasaba por problemas económicos y que estaba pensando en venderlo. Mis negociaciones con el propietario me llevaron medio año Finalmente llegué a un acuerdo, y en otoño de 1981 el Boomerang viajó a Essen (Alemania)”. Cuenta la leyenda que su propietario en Benidorm era dueño de bares y night-clubs, pero lo único seguro es que así fue como salió de España el coche más increíble que ha rodado por nuestras carreteras. El Maserati Boomerang había llegado en 1973 para ser expuesto en el Salón de Barcelona. Este Maserati fue desvelado en el Salón de Turín de 1971 como un modelo estático, sin motor y de color rojo. Empleaba la base mecánica de un Maserati Bora y en el Salón de Ginebra de 1972 se mostró ya con el motor 4.7 V8 de 310 CV y pintado de gris plata. Al pedir un informe en Tráfico sobre la matrícula “V 3090 N” aparece como fecha de matriculación el 23 de mayo de 1975, y como titular Noches Blancas S.A. En la revista “Clásicos Exclusivos” se publicó en 2012 un reportaje sobre el Maserati Boomerang firmado por Antonio Palacín, un periodista con buena reputación en cuanto a profesionalidad y respeto a las fuentes. Según sus datos, al acabar el Salón de la Ciudad Condal el Boomerang fue a parar a la exposición de Alfonso Amato en Madrid, y semanas después fue adquirido “por un industrial bilbaíno”. De ello daba fe una noticia aparecida en ABC en junio de aquel año. Luego el coche apareció en la Subida a la Bien Aparecida en Cantabria, y hay fotos donde aparece con las placas verdes provisionales. El siguiente dueño habría sido el músico Waldo de los Ríos, y en diciembre de 1974 el coche apareció a la venta en Herranz, compraventa de Madrid. Entonces fue adquirido por su tercer propietario, quien lo matriculó en Valencia en mayo de 1975. Pero después debió haber otro, teniendo en cuenta la transferencia de agosto de 1976 recogida por Tráfico. Cinco años más tarde fue cuando lo compró Ollman, con cuyas vivencias abríamos este reportaje. Después tuvo otros propietarios y ha estado matriculado en Francia, hasta ser subastado en Chantilly (Francia) el pasado 5 de septiembre por 3,3 millones de euros. Hoy el Boomerang es una escultura conservada entre algodones, pero algunos en Benidorm aun recuerdan aquel platillo volante que salía por las noches para lucirse bajo los neones.
Ese alfa Romeo carabo se parece sospechosamente a un detomaso pantera que hizo el padre de chip foose.
Por aquí hay algo https://www.bmwfaq.org/threads/el-afilado-tridente-de-giugiaro-maserati-boomerang.996006/