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El día que BMW le robó Rolls-Royce a Volkswagen y ésta acabó pagando un pastizal por una marca que no podía usar
Volkswagen tuvo que pagar 430 millones por Bentley, mientras que BMW se llevó Rolls-Royce por menos de 100 millones
9 agosto 2025
Volkswagen, con el nieto de Ferdinand Porsche al frente, Ferdinand Piëch, intentó jugársela a BMW en los años 90. Salvo que la trampa se volvió en su contra y Volkswagen. En 1997, Volkswagen y BMW se enzarzaron en una guerra para comprar Rolls-Royce y Bentley cuando su propietario, el grupo Vickers decidió vender las marcas de lujo.
BMW ya colabora entonces con Rolls-Royce y Bentley como motorista. La firma alemana suministra los V12 de los Rolls-Royce Silver Seraph y Bentley Arnage. Todo apunta a que BMW se quedará con las dos prestigiosas marcas. Era sin contar con el apetito de Ferdinand Piëch por las marcas de lujo europeas.
BMW y Volkswagen en guerra
BMW tenía el acuerdo casi cerrado con el grupo Vickers cuando Volkswagen entró en escena y puso sobre la mesa 300 millones de libras esterlinas. Era una oferta muy superior a la de BMW. A Bernd Pischetsrieder, el entonces CEO de BMW, sólo le quedaba hacer una oferta superior. Subió la puja a 340 millones de libras esterlinas.Ferdinand Piëch llevaba tiempo queriendo comprar una marca de gran lujo para poder dar un envoltorio apropiado a una de sus ideas: un motor con cilindros dispuestos en W, tras juntar dos bloques VR6. Todo ello para crear un monstruo de más de 600 CV con el objetivo de lanzar al mercado un coche capaz de superar los 400 km/h sin pestañear y con la comodidad de una limusina.

Era la época en la que Piëch, genial ingeniero, quería demostrar en todos los frentes la superioridad técnica del Grupo Volkswagen. Qué mejores marcas que Rolls-Royce y Bentley para acoger ese motor. Y obviamente, Piëch no se iba a dejar pisar por esos bávaros que la prensa ya daba por ganadores.
Así que Volkswagen subió la apuesta a 430 millones de libras esterlinas. Y de regalo metió otros 49 millones de libras esterlinas para quedarse con Cosworth vía Audi. Eso debería quitarle las ganas a BMW y a cualquier otro fabricante de seguir pujando y arrebatarle las marcas.
BMW no pudo reaccionar y Volkswagen se llevó para casa Rolls-Royce, Bentley y Cosworth. O eso creía Ferdinand Piëch. Y es que Volkswagen compró la fábrica de Crewe, la marca y los derechos de Bentley, los diseños de los coches y las patentes, los derechos del Spirit of Ecstasy y de la calandra en forma de templo griego de Rolls-Royce. A Piëch sólo le faltan un par de cosas, bastante importantes: los derechos sobre el nombre Rolls-Royce y sobre su logotipo.

No es que Vickers se la jugará a Ferdinand Piëch, es que esos derechos no eran suyos y en Volkswagen nadie se dio cuenta de que no estaban en el contrato. Los derechos del nombre comercial y de su logotipo son propiedad de Rolls-Royce PLC, el fabricante de motores de avión.
Bernd Pischetsrieder lo sabía y como en BMW tenían previsto hacerse con las dos marcas, ya habían llegado a un acuerdo con Rolls-Royce PLC para hacerse con los derechos comerciales de la marca y el nombre para automóviles por sólo 40 millones de libras esterlinas.
Así, por una parte, Volkswagen podría fabricar todos los Rolls-Royce que quisiese, pero no los podía llamar Rolls-Royce, y por otra parte, BMW podría vender todos los coches con el nombre de Rolls-Royce que quisiese salvo que se parecerían a todo menos a un Rolls-Royce (recuerda, Volkswagen tenía los derechos sobre la calandra y la Flying Lady).
Vamos, que nadie puede hacer nada con la histórica marca inglesa. Al menos, Volkswagen podría seguir con Bentley. Pues tampoco. El motor del Bentley Arnage es un V12 de origen BMW, el M73 de 5.4 litros de los BMW Serie 7 y Serie 8 de la época. Y BMW avisó que cancelaría en menos de un año el suministro de motores a Bentley si caía en manos de Volkswagen. Piëch estaba pillado.
Hay que ser pragmáticos

La guerra entre Volkswagen y BMW es, también, un conflicto entre Ferdinand Piëch y Bernd Pischetsrieder. Ferdinand es entonces el amo absoluto de Volkswagen, un jefe temido e imponente. Bernd es más joven, pero igual de feroz y astuto. Ambos son también muy inteligentes y pragmáticos.
Esta situación no tiene sentido, pues están los dos bloqueados y ninguno de los dos puede sacar el mercado coches con esas marcas. Sobre todo que las ventas de Rolls-Royce cayeron un 30% en los seis primeros meses después de que se hiciera pública la pelea entre los dos fabricantes alemanes. Tenían que negociar.
Seis meses después, ambos fabricantes llegaron a un acuerdo. Volkswagen utilizaría la marca y los logotipos de Rolls-Royce, propiedad de BMW, para fabricar coches de la marca Rolls-Royce entre 1998 y 2002.

Por otra parte, BMW seguiría suministrando motores y componentes a los Rolls-Royce producidos por Volkswagen hasta finales de 2002, tras lo cual BMW adquiriría los derechos de las marcas registradas Spirit of Ecstasy y los derechos de la calandra Rolls-Royce por tan sólo 65 millones de dólares.
Desde un punto de vista de desembolso inicial, BMW se la jugó a Ferdinand Piëch. Con menos de 100 millones de libras esterlinas, BMW compró Rolls-Royce, mientras que Piëch pagó 430 millones por Bentley. Y aunque en el acuerdo se llevase la fábrica, tuvo que actualizarla casi al completo para el Continental GT.

Todo ello daría tiempo a BMW a levantar una nueva fábrica y una nueva sede, así como lanzar el primer Rolls-Royce totalmente nuevo tras varias décadas con el mismo diseño. Para la anécdota, la factoría de Goodwood está en los terrenos del duque de Richmond, organizador del famoso Goodwood Festival of Speed y del Goodwood Revival y dueño del circuito de Goodwood.
Mientras tanto, Volkswagen levantó una nueva factoría en Crewe e inició el renacimiento de Bentley con el Continental GT de 2003, el superventas de la marca. Se han fabricado desde 2003 cerca de 100.000 unidades del Continental GT, tanto en coupé como descapotable.

En cuanto a la marca de prestigio para su motor en W, Piëch se hará finalmente con Bugatti, que renacerá de sus cenizas con el éxito que todos conocemos hoy.

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