Opel Astra OPC X-Treme, el Astra más extremo jamás construido 1 abril, 2023 En el taller Classic de Opel en Rüsselsheim, se guarda con mucho cariño una edición muy especial del Opel Astra. Especial, porque nada en él es normal, como sus puertas de alas de gaviota, sus discos de frenos de fibra de carbono, su motor V8 de 4.0 litros y 444 CV colocado sobre el eje trasero o su caja de cambios de carreras. Este es el Opel Astra OPC X-Treme, el Astra más extremo jamás construido. Un coche de carreras para la carretera. En 2001, Opel presentó esta maravilla sobre cuatro ruedas que, desgraciadamente, nunca más volveremos a ver. Aunque, por otra parte, lo convierte en una joya irrepetible de la automoción, fruto de una época en la que los fabricantes se atrevían a hacer locuras como esta. Más o menos contemporáneo es el Renault Clio V6 y, un poco antes, el Renault Espace F1. ¡Qué tiempos aquellos!… Opel Astra OPC X-Treme, el Astra más extremo jamás construido Volker Strycek es el padre de esta criatura extrema y era jefe de Opel en aquel entonces. Sin él, el Opel Astra OPC X-Treme nunca habría existido. Bajo su dirección, el Opel Performance Center GmbH ya había creado el Astra OPC a principios de la década de 2000, así como el Zafira OPC, el monovolumen más rápido del mundo. El siguiente proyecto era el superdeportivo, la filosofía de rendimiento Opel sin filtros, el Astra OPC X-treme. «Y resultó que no éramos los únicos que habíamos imaginado un superdeportivo exactamente así», dice Strycek. Tras el estreno en el Salón del Automóvil de Ginebra, hubo diez pedidos a ciegas. Se suponía que el coche iba a costar un millón de marcos alemanes, incluido el mantenimiento de por vida. Por desgracia, el contexto mundial de la época influyó en el devenir del coche: mientras se presentaba en el Salón de Frankfurt, unos aviones se estrellaban contra las Torres Gemelas de Nueva York. El mundo cambió aquel 11 de septiembre de 2001 y el Astra OPC X-Treme desapareció de un plumazo. Inspirado en el Astra del Campeonato Alemán de Turismos La base para el proyecto del Astra OPC X-Treme fue el Astra con el que Opel compitió en el año 2000 en el Campeonato Alemán de Turismos, con el piloto Joachim ‘Jockel’ Winkelhock al volante. El equipo Opel desarrolló un Astra con puertas de alas de gaviota que inspiró tanto a Winkelhock que ganó la primera carrera, en Norisring. A partir de entonces, Volker Strycek quiso llevar la tecnología de competición a la calle. El Astra OPC X-treme que se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2001 difiere en aproximadamente la mitad de sus componentes de su hermano del DTM 2000. El motor V8 se modificó para entregar la potencia a un régimen de giro más bajo, pero sus 444 CV (una relación potencia-peso de 2,59 kg por caballo) tenían casi la misma pegada que el de carreras. También contaba con una bomba de gasolina y una batería de arranque diferentes. Sus prestaciones son más que sobresalientes: acelera de 0 a 100 km/h en cuatro segundos y es capaz de superar los 300 km/h de velocidad máxima. Registros serios para un deportivo procedente de un compacto del segmento C. En cuanto a su comportamiento en carretera, el propio Strycek lo comenta: “La dinámica de conducción es brutal. Tienes que acostumbrarte a la dirección, a los frenos de fibra de carbono”. Un coche que, por otra parte, pocas personas han tenido el privilegio de conducir: «Una docena de personas, como mucho». Opel recuerda ahora el Astra OPC X-Treme coincidiendo con el lanzamiento del Opel Astra GSe, el nuevo deportivo de la marca alemana, equipado con un sistema híbrido enchufable con 225 CV. El mismo coche, pero con almas muy diferentes: uno, radical y extremo; el otro, eficiente, adaptado a los tiempos que corren. En cualquier caso, siempre tendremos en el recuerdo el Astra más extremo jamás construido. Fuente: Opel