La ruta de los embalses Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. O eso dicen... Así que, si la pandemia impide viajar, es el momento de conocer lo que tenemos más a mano. Y Galicia tiene más carreteras y paisajes de postal de los que puedan recogerse en un libro, me digo mientras empiezo a trazar un plan: coche, carretera, conducir, gasolina, pasión, 6 cilindros, roadster... Sabía que el interior gallego tiene mucho que ofrecer de lo que yo buscaba: carreteras con muchas curvas, alejadas de las autovías, que me permitan regreso en el mismo día y tomar muchas fotos (a pesar de que es algo que nunca se me dio bien, como veréis). Tras unas horas con el Google Maps, lo tengo decidido para cuando llegue el momento. Empezaré en Arbo (Pontevedra) y acabaré en Portomarín (Lugo). Según la aplicación, son unas 4:30 h y 200 km. Era el último fin de semana de un largo y lluvioso invierno. Por fin, las previsiones auguraban un buen fin de semana en lo meterológico. Así que aprovecho el viernes festivo para preparar el Zeta y tengo claro que había llegado el momento. La ilusión me hace madrugar tanto el sábado que, tras un buen desayuno, ya estaba en la carretera a eso de las 9:30 h. El día está soleado pero frío y creo ir bien preparado: protector solar, guantes, gafas de sol, bufanda y buena compañía. Finalmente, supe que había olvidado un protector de labios y el cubrecapotas (por la falta de costumbre). Tras tomar las primeras fotos, con las montañas del Peneda-Gerês de Portugal al fondo, enfilamos un paseo a unos tranquilos 80 km/h por una carretera cómoda y amplia. Poco después de pasar Arbo, me adelanta un grupo de moteros y me cruzo con un Honda S2000, que va capotado. Pienso: bueno, cada uno a su manera, pero todos estamos disfrutando de este día... Paso por una señal que indica la Central Hidráulica de Frieira, que se me había escapado de la que vine a llamar "La ruta de los embalses". Pero doy vuelta para bajar, conocerlo y quitar unas fotos. En este punto, el río Miño deja de marcar la frontera con Portugal. Continuamos disfrutando del camino y a eso de las 11:00 h decidimos parar a tomar un café en Ribadavia, sin apartarnos de la carretera. Nos cruzamos con un grupo de motos que deben ser los que antes habían adelantado. Si el objetivo fuese llegar cuanto antes, el camino debería seguir hacia Ourense, por autovía o por nacional. Pero esto va de otra cosa, así que vamos por el sur del Miño, por el camino más largo y divertido: Castrelo de Miño y su correspondiente embalse (o encoro en gallego). Pasamos el tramo más bonito, hasta el momento, y entramos en Ourense ciudad. Cogemos un poquito de tráfico, que superamos sin problemas. Ya es mediodía y vamos con la idea de tomar un vermut, pero no encontramos ningún sitio apetecible en el que parar. Avanzamos y salimos de la N-120, superamos la desembocadura del Sil en el Miño, por la orilla sur, y llegamos a Os Peares. Este pueblo es un diminuto núcleo de población que me sorprende por su encanto. La Wikipedia lo describe así: El núcleo se encuentra junto a un gran viaducto de la carretera N-120 que une Orense y Ponferrada y es paralela al río Miño por su margen izquierdo. A una cota considerablemente inferior y en paralelo a la anterior se encuentra su antecesora, la N-120a. Un enlace entre ambas carreteras constituye el principal acceso a Los Peares. También pasa por Los Peares la línea ferroviaria Monforte de Lemos-Redondela, que salva el río Miño con un puente de hierro realizado por la escuela de Eiffel. Los Peares tiene una estación en dicha línea, pero el tráfico actual de trenes con parada en ella es limitado. El sol del mediodía aleja cualquier sensación de frío, así que aparcamos y nos decidimos a tomar el vermut. Nos llevamos los vasos a una mesa-mirador, desde donde admiro las impresionantes obras de ingeniería: un altísimo viaducto (que tenemos justo encima), un bonito puente para el tren (que tenemos enfrente) y un moderno puente peatonal al fondo. Aprovecho para hacer más fotos: Son cerca de las 14 h y nos vamos a comer. Aunque el día está tan agradable que echamos de menos no habernos traído un picoteo para comer sin movernos del sitio. Parece mentira lo que se puede llegar a disfrutar de las cosas más simples. Después de la (evitable) pausa, retomamos la ruta y pasamos la Central Hidroeléctrica de Os Peares, avanzando hacia el norte por la carretera más pegada al embalse: Reconozco que me arrepentí poco después. Aunque la carretera dejó buenas postales, al transcurrir pegada al embalse, no la disfrutamos tanto como pensábamos. Hubo tramos en los que el asfalto no estaba en buenas condiciones y la carretera se hizo lenta de más, tardando una eternidad. Como no hay prisa, aprovechamos para hacer más fotos: Más adelante, el paisaje cambia y el camino transcurre entre viñedos. La orientación de laderas completas de estas montañas permite aprovechar la luz solar, que ya empieza a caer. Este enclave y condiciones únicas convierten a esta zona vinícola (sur de Lugo - norte de Ourense) en una de las más conocidas de Galicia. Como se hizo tarde al transcurrir el último tramo más lento de lo esperado, asumimos que no completaremos el recorrido previsto. Pero todavía son las 19 h y nos queda una visita ineludible: el Embalse de Belesar, el más grande del Miño. Simplemente, una obra de ingeniería extraordinaria construida en los años 60. Ni las fotos ni las palabras llegan para describir lo sobrecogedor y alucinante que resulta contemplar la presa desde lo alto, a unos imponentes 100 y muchos metros de altura. Entre el viento y la fuerza que tiene la salida de agua en su parte más baja, el ruido es ensordecedor y el frío es casi insoportable. Para haceros una idea, estamos en el interior de Lugo a unos 7º. Cuando a última hora del día estábamos de vuelta en el sur de Pontevedra, teníamos más de 12º. A pesar de todo, aprovechamos para quitar las últimas y más impresionantes fotos del camino: Desde aquí, y tras una parada para volver a entrar en calor con un cafecito, iniciamos el camino de vuelta (ya capotados). A la llegada, habremos pasado más de ocho horas sentados en un coche, pero no hay cansancio ni pesadez. Al contrario: el viaje ha sido placentero, interesante y tan agradable como bonito. Espero que os haya gustado y que sea la primera de muchas rutas por el Noroeste.
¡Buenísimo David! Hacia ya muchos años que no se abria un hilo con este tipo de rutas/viajes individuales recorriendo distintas zonas y explicando la experiencia y el disfrute. Gracias. Gran parte de esa zona la hicimos muchos Zeteros juntos en la Nacional de hace unos años. Entramos por Allariz a Peneda-Geres, y volvimos de nuevo por Vila, hasta Orense y vuelta a Allariz. El día anterior nos hicimos los cañones del Sil.....espectacular. Así que muchos de por aquí se sentirán muy identificados con toda tu redacción. Felicidades por la vivencia.
¡Así sí! ¡Ole! Viendo las fotos y tu relato, casi podía oir la banda sonora: Milladoiro, Carlos Núñez, La Banda, Luar na Lubre... y un poquito de Gwendall y de Mago de Oz... y descapotao, como debe ser, para oler la tierra y el bosque. Envidia verde y cochina...
Me confieso fervientemente enamorado de Galicia. Cada año la visito y la recorro motorizado (cuando voy acompañao) y también a pie (cuando me voy solico, de viaje interior), disfrazao de peregrino. Viendo ese precioso Zeta, me han entrado ganas de volver a recorrerme ese cañón del Sil tan espectacular y de volver a mojar ese pan que tenéis -que debería ser patrimonio de la humanidad- con el aceitillo que queda en el plato después de bañarse en el pulpo, aún saladito y con chispas de pimentón. De Ourense nos sorprendió bastante el balneario, por cierto. Y algún día os contaré lo cerca que estuve de saludar a San Pedro cuando fuimos al "Circo de los muchachos". Gracias por compartirlo. Casi se podían escuchar esos 6 cilindros.
Muy bueno, David!!!!.... Ese es el espíritu!!!... Ya estamos preparando una nueva xuntanza zetera por aquí, si las restricciones no cambian; así que ya nos contarás con más detalle... mientras tanto, a disfrutar de las pequeñas cosas, que son las más grandes!!!
Bonita ruta. Me encantan estos post con rutas, fotos y detalles (sobretodo si se añaden restaurantes, jajaja). Excelente. Esto es lo bonito de los coches, la experiencia. Como decía el comercial de Harley, lo importante no es el destino, es la ruta.
Oiga que yo estas navidades he abierto no un hilo de rutas, sino 2!!!! te animo a que los veas, son por el Norte de Burgos y Rioja Alavesa. Y coincido que es una gozada leer este tipo de hilos con informacion y fotos!
Gracias por compartir ese día de placer, me has hecho vivirlo , y disfrutado leyéndote, Que se muera ya el virus y nos deje vivir ,
Maravilloso David !!! Ma-ra-vi-llo-so... Que buen post.. Todo bien contado e ilustrado. Espíritu roadster. Me lo guardo como ejemplo. Vamos que será sin duda mi paradigma de post rutero. .....Yo me voy a comprar mapas de papel para darle a los viajes un toque vintage y cintas magnéticas en el BMW Reverse rds del Z. Es coña.. pero no estaría mal... COMO MOLA VIAJAR.
Me alegro de que os haya gustado y haya tenido tan buena acogida. ¡Esto anima a hacer más rutas y compartirlas! Sólo aclarar que el que se ve en las fotos es el cañón del Miño. El del Sil es más espectacular y, precisamente, espero que sea una de las próximas visitas. Por último, sobre restaurantes y bares, se pueden mencionar aunque no fueron nada de otro mundo. Esto no estaba planificado, pues dejamos que nos llevase la carretera sin saber dónde estaríamos a la hora de comer. Los cafés en Ribadavia y Chantada fueron sitios de paso, sin desviarse de la carretera. Para comer, improvisamos. Fuimos desde Os Peares hasta Ferreira de Pantón (quince minutos en coche) y, siguiendo recomendaciones de internet, comimos en el Topic's. Mi ración de empanada y un secreto de cerdo fueron muy abundantes y con calidad suficiente para ser un menú del día. Cumplía los mínimos de menú tradicional y casero, en contraste con las fotos de platos combinados que se veían en otros sitios cercanos. Para terminar, explicaba que veníamos desde Ourense con ganas de tomar el vermú. Como no encontramos un sitio apetecible, continuamos hasta llegar a Os Peares. ¡Todo un acierto! El encanto y la sencillez de este pueblecito me maravilló. Nos pedimos un vermú en Café Bar Os Tres Ríos y cruzamos la calle para tomarlo en un mirador cercano (desde donde controlaba el coche aparcado ) https://goo.gl/maps/Fxk2Ewor9wVSt2zQ6 Mientras una buena conversación acompañaba a un vermú rojo, el sol agradable de marzo me acariciaba y mis ojos retenían aquellas vistas dignas de foto, una familia se acercaba caminando y el niño gritaba "¡quiero ese coche!", por el Zetilla. Lo que pude gozar de un momento tan simple... Me arrepentí de no ser más previsor, para desplegar allí mismo una tortilla y una empanada, en vez de irnos a comer de restaurante. Pero esto fue experiencia para otra ocasión.
La ruta de los acantilados Retomo este tema con una nueva ruta, esta vez por el norte de Galicia. Me sorprendo a mí mismo afrontando una "kilometrada" con tanta ilusión, pero reconozco que esto crea adicción y me considero afortunado. No todos pueden (ni valoran) tener el mejor coche rutero, una compañía inmejorable y estos paisajes a unas horas de casa. Y haciéndolo así, esto se disfruta varias veces: cuando se planifica, cuando se vive y cuando se recuerda, como ahora. Llevaba mucho tiempo con ganas de conocer esta zona, de la que sólo había oído y leído comentarios positivos. Parece mentira que, estando en la misma Comunidad, tan cerca, no conozca algo tan diferente a las Rías Baixas. Así que, viendo que el invierno se avecina, nos lanzamos a la aventura sin tener todos los aspectos claros. Dan lluvia algo intensa para el primer día y chubascos esporádicos después, pero ya no hay vuelta atrás. Esa libertad, flexibilidad y algo de improvisación, sobre una base muy bien preparada, me encanta. Alguien decía (y lo adoptamos como lema) que "lo importante no es el destino, sino el camino". Y, como veréis en el mapa, el camino fue largo pero divertido. Una escapada ideal para prolongar un fin de semana. Arrancamos desde el sur de Pontevedra a las 9:30 h, con el objetivo de estar a las 13:30 h en la Playa de las Catedrales, coincidiendo con la bajamar. Este horario condicionó un poquito el recorrido. Tras sacrificar la primera parte del recorrido por autovía, para ganar tiempo, en Ourense empieza lo divertido: las carreteras nacionales y descapotamos por primera vez. Primera parada, a media mañana, en Os Peares. Hace frío, está nublado y la lluvia amenaza con aparecer. Apetece un café y una magdalena artesana. Os hablé de este pueblo en mi primera ruta y, aunque hay que desviarse de la carretera nacional moderna para hacer un tramo por la antigua, merece la pena. ¡Qué sitio tan bonito y especial! ¡Tiene encanto y calma! Poquitos trenes al día deben pasar ya por aquí, pero tuve la suerte de escuchar y llegar a tiempo de fotografiar uno... Poco después de arrancar, empieza a llover. Nos resistimos a renunciar a nuestros planes y seguimos descapotados por nacionales en dirección noreste, bordeando Monforte de Lemos y Sarria. Dejamos Lugo a pocos kilómetros, donde la lluvia ya es fuerte y nos obliga a capotar, hasta llegar por fin a Fonsagrada. Aquí considero que empieza oficialmente esta ruta. Era ya casi el mediodía y no había tiempo que perder si queríamos llegar con la marea baja a la Playa de las Catedrales, así que no hubo pausas. Hacía un rato que no llovía y la capota estaba seca, ¡así que volvemos a descapotar! Menos mal. Pensaba que este tramo era lo menos bonito de la ruta y estaba tan equivocado... No hubo foto ni parada, pero como los comentarios son buenos, os dejo el nombre: Complejo O Piñeiral, restaurante y pensión. Para haceros una idea de los paisajes que se empiezan a ver, os dejo captura de Google Maps... y prometo que no es Canadá. La carretera se va volviendo tan revirada como divertida... ...y más adelante nos adentra en Asturias. Con más prisa de la deseable, vamos devorando emocionantes tramos de montaña con muy buen firme. Dejamos atrás una entrada que anunciaba Taramundi a unos 10 km, atravesamos un pueblo que se llama La Garganta (os imaginaréis el porqué) y otros muchos paisajes montañosos... Aunque vamos pensando en la hora de la bajamar, que se ha echado encima, ya nos damos cuenta de que esto no puede quedar así. Atravesamos Ribadeo con rapidez y en unos minutos llegamos a la Playa de las Catedrales, donde no hay mucha gente y aparcamos fácil. Por momentos asoma el sol y parece que las previsiones de lluvia sólo pretendían asustar a los indecisos. En verano y hasta octubre, el aforo está controlado y hay que reservar con antelación la visita a la playa. Y, aunque llegamos un poco más tarde de la bajamar, hay un margen de unas dos horas antes y después de la bajamar para poder visitar el arenal y ver lo que el mar ha conseguido tras muchos años de lucha con las rocas. Como la marea está subiendo, hay alguna ola traviesa que moja algunos pies antes de morir, por lo que hacemos fotos pero con un ojo atento al agua. Pasan de las 15 h, tenemos hambre y el sitio es inmejorable, así que toca reponer fuerzas. Tal y como contaba en la primera ruta, coordinar una aventura como ésta con comer de restaurante puede resultar inoportuno, incómodo o difícil. Así que, con mucho orgullo, sacamos del coche nuestra cesta de picnic y disfrutamos de un tranquilo banquete en un merendero casi vacío. Mientras, hablamos de algunos pueblos que hemos dejado atrás por la prisa y decidimos volver unos kilómetros. Así que conocemos un poquito el centro de Ribadeo, con sus "casonas indianas", y bordeamos su ría, que marca la frontera natural entre Galicia y Asturias. Desde aquí, deshacemos lo andado por carreteras de montaña hasta Taramundi. Como el camino nos lleva un rato, aprovechamos para tomar un café por allí y disfrutar de sus paisajes. Conocida por sus navajas, la visita vale la pena y merecería más tiempo. Pero es media tarde y estamos a casi una hora de la costa, desde donde continúa nuestro recorrido original. Algunos kilómetros más por carreteras de montaña y retomamos la fachada de la Mariña Lucense por Foz, Burela (uno de los puertos pesqueros más importantes del Cantábrico) y un tramo interior hasta llegar a Viveiro, donde haremos noche tras conocer su casco histórico. Aquí, en las afueras, os puedo recomendar el hostal As Viñas: una casita rural con excelentes desayunos caseros. Tras descansar, recuperamos la insipiración por las fotos, aunque no el talento: Hoy es el día principal de ruta y el tramo más bonito. La costa se hace más impresionante, los faros y acantilados son más altos y abruptos, y los pueblecitos marineros aparecen indefensos en los escasos abrigos del mar. Saliendo de Viveiro por la costa, vamos dejando atrás paisajes impresionantes como Estaca de Bares y llegamos a la ría de Ortigueira (con preciosas vistas desde Loiba y Cariño): Tras una parada para tomar un café y comprar una deliciosa empanada, que será nuestra comida en el picnic de hoy, toca ascender en altura sin perder el mar de vista hasta llegar al punto más imponente: Cabo Ortegal. Aquí se unen el Océano Atlántico y el Mar Cantábrico, con fuertes corrientes que golpean los acantilados más escarpados de Europa. Punto de interés desde el punto de vista paisajístico, geológico, morfológico y ornitológico. Los geólogos indican que aquí se encuentran las rocas más antiguas de la Península Ibérica. Wikipedia describe este sitio así: "Cerca del cabo, las laderas ganan en verticalidad y altura para configurar un lugar majestuoso, desde el cual puede divisarse: De frente, los Aguillóns, tres peñascos afilados constantemente erosionados por la acción del mar, donde los percebeiros arriesgan su vida para conseguir percebes. Al este, se asoma el cabo de Estaca de Bares, el punto más al norte de España, a menudo difuminado por la bruma. Al oeste, poco a poco los acantilados van ganando en altura sobre el Atlántico. Se divisa en primer término la sobrecogedora Punta Do Limo. Tras ella, Vixía Herbeira, con 613 m sobre el mar, es el acantilado costero más alto de España y de la Europa continental y el cuarto de mayor altura de Europa incluyendo las islas (...)." Tras algunas de las vistas más impresionantes del viaje, la ruta atraviesa un tramo de montaña junto a vacas, caballos salvajes, molinos eólicos y alguna que otra impresionante vista del mar al fondo. Llegamos a San Andrés de Teixido, pequeña aldea conocido por la peregrinación desde la Edad de Hierro, donde aprovechamos su merendero para comer. Tras visitar la aldea y la capilla, continuamos. Estas carreteras secundarias son caminos, estrechos, por zonas de bosque y montaña... pero merecen la pena. Conseguimos algunas buenas postales: Por fin, llegamos a Ferrol, donde pasamos una lluviosa noche. Menos mal que el tiempo acompañó durante el día y volverá a hacerlo al día siguiente con una mañana soleada y calurosa. Aprovechamos la mañana para conocer los alrededores e inmortalizamos (sin mucha calidad) la Ermita de Santa Comba, que se asoma desde el acantilado a una playa abierta al océano en la que había los surferos difrutaban del viento y la soledad. No deja de sorprender la extraña mezcla y combinación de paisajes: Continuamos tranquilamente bordeando la Ría de Ferrol, con fortalezas defensivas y una belleza natural no muy conocida. Llegando a la Ría de Betanzos, merecen la pena sitios como Pontedeume o Sada, aunque no llegamos a visitarlos. Tras comer una rica empanada de merluza y gambas en una playa, debemos pensar en el regreso. Pero será un regreso con la misma filosofía que el resto del viaje. La autopista no es una opción. Pero incluso preferimos apartarnos de la saturada N-550 y, desde Santiago, nos dejamos sorprender por la N-640 y EP-0501 del interior, más divertidas y con menos tráfico. Como no hay prisa, tardamos el doble de tiempo del que tardaríamos por autopista, pero no nos supone ningún disgusto. Sí pudo ser un disgusto el hecho de que me cayesen las llaves del coche dentro de un sumidero. Han sido más de 800 km y tres días casi completos de carretera. El cansancio se nota, aunque se lleve con alegría. Menos mal que cabía la mano entre las rejillas y recuperamos las llaves sin problema... Toca volver a casa, dar un lavado necesario al coche en cuanto se pueda, empezar a preparar un buen post y pensar la siguiente ruta...
No me deja postear con más de 30 imágenes, así que incluyo por aquí algunas fotos de la ruta: Como véis, le tengo un gusto especial a Os Peares y ya lo he fotografiado en ocasiones anteriores. Creo que también sobran motivos: Ruta de montaña desde Taramundi a Foz: Junto al Pabellón de Deportes de Taramundi: Segundo día, en las afueras de Viveiro: Vistas a la ría de Ortigueira: Llegando a Cabo Ortegal: Carreteras desde San Andrés de Teixido a Ferrol:
. Precioso publireportaje (patrocinado por la Xunta de Galicia ) bonitas fotos y precioso Zeta... dan ganas de ir p'allá y repetirla exactamente igual.... Envidia sana !!!! .
Haber avisao hombre y me acercaba que vivo a 30 kms de ribadeo . Me declaro enamorado de San Andres de Teixido. He ido un par de veces y es un sitio de meigas, superespecial... San andres de Teixido, si nun vas de vivo vas de morto. O san andres de teixido vei de morto quien nun foi de vivo ...
