El día que Lauda me retó, y le gané
El actor que interpretó al piloto austríaco en la película 'Rush: pasión y gloria', recuerda sus encuentros con el mito de la F1 para preparar el personaje
No olvidaré lo que me dijo cuando me vio presionado por tener que interpretarle: "Tío, sé que estás acojonado porque tienes que encarnarme a mí. Sé que eres alemán, que tienes esa presión por mí, por los austríacos, por el mundo de la Fórmula 1... Pero no pienses tanto en la opinión de la gente, solo hazlo". Tuvimos muchas conversaciones largas y muy emotivas, en las que hablamos de la muerte, del dolor, de todos los dramas existenciales que pueda haber, del miedo, de cómo superarlo, de la vanidad, de vivir con sentido del humor para superar los problemas... Su actitud me impresionó en muchísimos casos. Cuando estaba con él pensaba, ¡guau, mira cómo anda por la vida este tío!
Me habló mucho de su accidente y de todo el tiempo que pasó recuperándose. Esa parte de la película le obligaba a mirar otra vez a esa etapa, y entrar de nuevo en aquella emoción. Me dijo que su regreso en Monza fue tan rápido porque no quería vivir en un agujero negro emocional, y superar el trauma que le había ocasionado. No pude evitar sentirme mal haciéndole recordar todo aquello, pero necesitaba entenderle más. Ahí me di cuenta de que no era una persona corriente. Yo lo soy. Soy un hombre con miedos, y él era una bestia, un tío que no se derrumbaba.
Viví el estreno de la película a su lado. No podía dejar de mirarle, especialmente en la secuencias más duras. Acabó contentísimo con el resultado. Desde el principio del proyecto demostró mucho interés, era amigo del guionista, Peter Morgan, e incluso vino varias veces al rodaje. Pasamos mucho tiempo de promoción y yo no podía parar de reírme. En una ocasión, durante una entrevista con una periodista americana se dio una de las situaciones más divertidas, y al mismo tiempo, que mejor definen cómo era Niki. La mujer le preguntó: "Señor Lauda, ¿usted qué ha hecho en esta película?". Y el respondió: "Nada, solo he organizado la barbacoa final".
Las definiciones que la gente normal tiene para describir la felicidad eran diferentes a las de Niki. Él la encontraba en estar activo, en moverse, en enfrentarse a grandes problemas y superarlos, seguir en marcha... Siempre fue un gladiador. Debajo de todas esas capas de hielo había un corazón humano latiendo.
Por si todavía no ha quedado claro cómo es el humor austríaco que le definía, basta con que recuerde aquí lo que me dijo cuando acabó de ver la película: "Tío, muy bien hecha la peli, y te doy las gracias por hacerme más simpático de lo que soy".
Descansa en paz, Niki.