La C-15 es uno de los coches más feos que he visto en mi vida. Pero era cómodo, duro, fiable, barato, práctico, ágil... Daba igual llevarlo por carretera, por ciudad o por un pedregal. Lo mismo le daba. Decía lo de cómodo porque una vez subí en las plazas traseras de uno (imagino que no todos tenían segunda fila de asientos) y la forma de la parte trasera, así como abombada, dejaba un espacio enorme. Maravilloso, de verdad. No me hubiera importado hacer un viaje largo en una C-15.
Me quedo con la C15 pero con el 1.4 gasolina o los primeros diésel (1.8d) Más duras que las otras aunque la express diría que tenía un punto más de “turismo”.
Aquí en la Sierra hay cientos de C-15. Parece que las regalaban con los Corn Flakes de Kellogs. Es increíble lo duras que son, jubilan a su dueño, pasan por generaciones, hijos, tios.... y ahí siguen dando guerra.
Por motivos de trabajo en aquellos años en casa hubo que prescindir del Ibiza SXI con apenas dos o tres años y comprar una C15, era una Club. La C15 se usaba para trabajo y como vehículo particular. No se maltrataba con cargas pesadas, sino que hacía falta un coche con cierto volumen de carga, por lo demás se cuidaba como el mejor de los coches. Pues con esa, que recuerde nos hicimos tres viajes Barcelona/Salamanca ida y vuelta en vacaciones de verano y navidades, sino alguno más. Y bueno, no era un misil pero permitía ir a 120, con puntas en adelantamientos de 140 aprovechando inercias o largas rectas por la N-122 para adelantar camiones Era cómoda recuerdo, yo me las pasaba tirado todo lo largo que era durmiendo en el asiento de atrás. No sé que motor tenía, pero mi padre la hacía caminar.